[Capítulo 17]

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CAPÍTULO 17

Cuando abrió la puerta de su mansión y pasó por el vestíbulo, su mirada quedó fija en Gulf Kanawut, su adorado esclavo del cual probablemente se había enamorado. Y cómo no hacerlo, bastaba ver su maravilloso rostro para caer rendido a sus pies. Tenía la cara de un ángel... dulce, delicado, suave, hermoso... y sus ojos, preciosos iris color avellana que desde que tenía a los benditos gatos brillaban con un resplandor tan cálido y cautivador.

Gulf estaba sentado sobre el posa brazos del sillón de una pieza con las manos cerca de sus mejillas imitando las garras de un gato. ¡Dios! él ya parecía un gatito asustado, no necesitaba hacer nada más, sin embargo, ahí estaba, posando para el ridículo de su hermano que seguramente le cobraría y muy caro las fotos de su sumiso.

Se sentía tan estresado que no pudo resistirse, caminó hasta Gulf e hizo que se pusiera de pie para abrazarlo. No obstante, en lugar de acurrucarlo entre sus brazos y protegerlo, Mew escondió su rostro en el cuello de su sumiso y buscó reconfortarse con su olor y su calor. Era él el que necesitaba sentirse abrigado y confortado en ese momento.

Gulf supo reconocer de inmediato que su amo necesitaba consuelo. Él siempre había querido tener a alguien que lo refugiara en sus brazos y le dijera que todo estaría bien. Sabía lo que era sentirse afligido, triste y sin esperanza, por lo que sin dudarlo lo abrazó muy fuerte para transmitirle su apoyo y compañía aunque no pudiera darle nada más.

Mew suspiró ante el abrazo de su sumiso. Era increíble como alguien tan dañado como Gulf podía ser su soporte y apoyo en esos momentos, ese chico que necesitaba amor, cariño, protección y cuidado más que nadie en el mundo lo estaba envolviendo en un cálido abrazo tranquilizándolo casi de inmediato y haciéndolo desear jamás apartarse de su lado.

- ¿Qué pasa Mew? – preguntó Saint preocupado ante la actitud tan inusual de su hermano. Éste solo se limitó a pasarle el sobre que había recibido minutos antes – analízalo y dime qué puedo hacer – dijo Mew sin salir el cuello de Gulf – regresa mañana por favor, ahora solo quiero descansar –

- De acuerdo, dejaré aquí mis cosas – respondió Saint serio mientras veía el citatorio – nos vemos mañana Gulf –

- Hasta mañana – dijo el menor sin soltar a su amo.

Saint se dio la vuelta para salir de la mansión y estudiar el caso en el que estaba metido su hermano. Si lo estaban citando a declarar era porque probablemente tenían pruebas en su contra y eso no era nada bueno. Iba a ayudar a Mew en todo lo que pudiera, y pensó que quizás ya había llegado el momento de cobrar muchos favores que le debían porque la situación de su hermano mayor era muy complicada.

Aun así, decidió dejar solo a Mew con Gulf para que pudieran pasar la tarde juntos y que Mew pudiera relajarse. Jamás había visto a su hermano tan necesitado de amor y afecto, y se alegró mucho cuando el joven sumiso abrazó a Mew sin dudarlo, quizás ese chico sentía algo por su atolondrado hermano mayor. Quizás... 

- Ven amor – Mew guío a Gulf hasta quedar frente a la chimenea donde sus gatos jugaban con unos muñecos que les habían comprado.

Para el menor no pasó desapercibido que Mew le había dicho "amor". Tenía una vaga idea de lo que era el amor por lo poco que había escuchado de el. Pero no entendía porque su dueño le había dicho de esa manera cuando se suponía que se decía así a alguien especial, y él obviamente no lo era.

Ambos se sentaron en la alfombra y Mew se recostó en las piernas de Gulf, éste se sorprendió porque nunca había tenido a alguno de sus dueños en esa posición, así que simplemente empezó a acariciar el cabello del señor Suppasit, pues había descubierto que eso era algo que a su dueño le gustaba.

- Gulf – lo llamó con suavidad – quiero que a partir de ahora solo me digas Mew – soltó de pronto – nada de señor, nada de amo, nada de dueño, nada de eso ¿Entiendes? –

- Si Mew – respondió sin cuestionar.

- Buen chico – Mew levantó su brazo hasta tocar su pequeña oreja – si alguien te pregunta que somos, responderás que eres mi prometido, igual que lo hiciste con Mame y Dorothy –

- Si Mew –

- Necesito descansar un poco ¿Podemos quedarnos así un momento? –

- Como tú digas Mew –

Mew se giró un poco y abrazó a Gulf quedando de frente al estómago de su sumiso. Nunca nadie le había dado tanta paz con su sola presencia. Cerró los ojos imaginando que solo estaban ellos dos en el mundo... sí, debía reconocer que ese pensamiento era de una colegiala enamorada pero aún le costaba creer que podría estar enamorado de ese muchacho. ¡Santo cielo! tenía días de conocerlo, hablar de amor a esas alturas era demasiado precipitado.

Sin embargo, era consciente que nunca se había sentido así con ninguna persona. Gulf rompía todos sus esquemas sin proponérselo, ponía su mundo de cabeza con una sola mirada, fue capaz de convertirlo de un poderoso y exigente "dominante" a vulnerable y endeble... "sumiso"... porque así se sentía, como un sumiso de Gulf Kanawut, capaz de hacer cualquier cosa con tal de cuidarlo y protegerlo.

Y entre esas cosas, debía evitar por todos los medios ir a la cárcel. Aunque siendo sensatos, sabía que se lo merecía, que lo que hacía no era legal, ni moral, ni bueno, ni positivo. Que su castigo, lógicamente era ir a prisión y pasar ahí una buena cantidad de años. Incluso la cadena perpetua le parecía poco castigo para lo que había hecho. Pero... no podía abandonar a Gulf, más bien no quería abandonarlo, deseaba quedarse a su lado por mucho, mucho tiempo.

- Mañana, después de que se vaya Saint iremos de viaje de fin de semana a la playa ¿Te agrada la idea? –

- Si Mew –

- Cielo, no tienes que decir mi nombre en cada oración, con que respondas lo que te pregunto está bien ¿De acuerdo? –

- Si –

- Tan buen chico – Mew besó su vientre causándole cosquillas. Gulf sonrió sin querer - ¿Qué fue eso? – se levantó de pronto Mew mirando a su sumiso con sorpresa, el menor no pudo evitar tensarse por el temor de que su amo se enojara por su risa - ¿Acaso tienes cosquillas en la panza? –

- Si – respondió temeroso.

- ¿Ah sí? – el mayor sonrió de lado – interesante... -

Y sin que Gulf lo esperara Mew se lanzó a su estómago para hacerle cosquillas con la boca. El sumiso cayó al suelo en medio de risas que quería reprimir porque no sabía si estaba bien o no hacerlo, pero su dueño habló antes de que pudiera tomar una decisión.

- No te contengas cariño, si te quieres reír, solo hazlo – decía mientras balbuceaba en la panza de Gulf provocando más cosquillas.

Bastaron solo un par de segundos para que las risas de Gulf se escucharan por toda la sala, seguidas de la palabra "no" pues no podía soportar el cosquilleo que le provocaba su dueño en la barriga.

Era un jodido privilegio escuchar aquella encantadora risa que llenaba su corazón de júbilo. Tenía que replantearse urgentemente lo que su hermano le había dicho. Quizás, si estaba enamorado de Gulf, sino, no sabía cómo explicar la infinita felicidad, dicha y satisfacción que sentía con verlo feliz. Sus ojos brillantes lo habían maravillado como nada lo había hecho antes, y ahora su sonrisa lo hipnotizaba profundamente.

Gulf se retorcía en el piso complemente inmerso en un mundo de sonrisas y diversión. Era la primera vez que alguien hacía eso en su estómago y aunque era extraño al mismo tiempo era divertido, por eso dejó que las risas salieran sin problemas de su boca, además el señor Suppasit le había dado permiso.

Era un momento mágico entre ellos, tan extraordinario y fascinante. Todos los problemas que tenían quedaron de lado, solo importaba lo bien que se estaban sintiendo en esos momentos. Toda la escena era hermosa, pues mientras que Mew no dejaba de hacerle cosquillas a Gulf en su barriga, parecía que Tharn hacía lo mismo con Type al morder juguetonamente la panza del otro gatito.

Jamás se había sentido tan feliz, nunca algo tan simple lo elevaba a un estado de euforia positiva. Su nuevo amo era "el amo perfecto"... lo cuidaba, le compraba ropa, le daba de comer, te dio una habitación para él solo, le adoptó dos gatos, y ahora, ahora lo estaba haciendo reír. Jamás imaginó que se encontraría con un amo así, y sinceramente no quería irse de su lado. Quería estar con el señor Suppasit para siempre.

- Ven acá cielo – Mew lo levantó para estampar sus labios sobre los de sumiso y besarlo con desesperación.

La ansiedad que sentía de besarlo no podía compararlo con nada, se moría por probar nuevamente aquel dulce néctar que Gulf le compartía sin protestar. Se sintió complacido cuando sintió la misma entrega por parte de su sumiso, éste correspondía su beso con la misma intensidad que él, haciendo de esa caricia algo mucho más apasionado cargado de mucho sentimiento.

- Mew... -

- Gulf... - susurró su nombre de regreso... - cariño tienes el maldito poder de desarmarme en un segundo... - le dijo mordiendo la piel de su cuello – todo el maldito tiempo quiero besarte, tocarte y hacerte mío –

- Oh Mew... -

- El color rosa te queda muy bien – sonrió mirando la camisa que usaba Gulf – pero el color de tu piel sigue siendo mi favorito –

Lentamente fue desabrochando botón por botón para después dejar al descubierto la maravillosa piel que lo volvía loco. Estaba fascinado y a un solo paso de aceptar que sí, había caído ante ese muchacho. Respiró profundo y recargó su cabeza en el pecho de Gulf a la altura de su corazón.

- ¿Te apetece ir a la playa conmigo? – preguntó desde su nueva almohada favorita.

- No sé lo que es una playa, pero iré a donde vayas tú –

Levantó la mirada y se encontró con los excepcionales ojos de su sumiso. Era la segunda ocasión en que lo veía a los ojos directamente. Y esa fue su perdición. Gulf Kanawut había conseguido lo que nunca nadie. Estaba enamorado de ese chico, de su inocencia, de su calidez, de su ternura, de su belleza e incluso de su dolor, el cual quería curar a toda costa.

- Estoy seguro que te encantará la playa – le dijo Mew sin apartar a la vista de sus ojos – y si no te gusta, al menos haré que lo pases increíble conmigo –

Se acercó para besarlo en los labios con calma y tranquilidad. Quería ser capaz de transmitirle sus sentimientos, aunque sería una tarea complicada, Gulf no estaba acostumbrado a ese tipo de trato, quizás ni siquiera sabía lo que era el amor, así que debía mostrarle poco a poco día con día lo que era ese bello sentimiento que ahora descubría gracias a él.

Así que no podía ir a prisión, necesitaba quedarse a lado de ese chiquillo ingenuo e inocente, cuidarlo, protegerlo, pero sobre todo amarlo infinitamente porque no había en el mundo ser humano que se mereciera tanto amor como Gulf Kanawut.

Después de besarlo, se volvió a recostar en su pecho para escuchar el corazón de su amado niño. Sonrió como idiota, nunca pasó por su mente que con la compra de un sumiso se iba a enamorar. Nunca creyó que alguien lo haría sentir tan... afortunado... tan dichoso... y sabía que podría ser aún más feliz si ese bello joven que yacía debajo de él correspondiera sus sentimientos.

Tenía dos misiones en ese momento, la primera era no pisar prisión y la segunda conquistar y enamorar a Gulf. Deseaba que ese maravilloso muchacho sintiera amor por él, que todas y cada una de sus caricias se las diera por el placer de hacerlo, que sus palabras fueran dichas desde el fondo de su corazón con la firme convicción de que quería decírselas, que cuando tuvieran sexo hicieran el amor.

Con esos pensamientos, y con la cálida mano de Gulf sobre su cabello, se fue quedando dormido. Lo quería todo, y lo quería con Gulf. Se acomodó mejor entre los brazos de su sumiso y cayó inconsciente en un sueño con el cual buscaba recuperar fuerzas y recargar baterías. Había hecho cosas malas, pero quería compensar todo eso dándole absoluta, completa y real felicidad del chico que se había ganado su corazón.

- Mew... - susurró Gulf cuando sintió la tranquila respiración de su dueño, pero éste no le respondió - ¿Por qué me has llamado "amor"?

CONTINUARÁ... 

Pues bien, Mew ya lo aceptó, está enamorado de Gulf... así que la pregunta del final del capítulo es... ¿Será que Gulf lo pueda aceptar? 

Recuerden que se aceptan cualquier tipo de comentarios, pero me reservaré de leer ofensas e insultos. 

Hasta el siguiente capítulo. 

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