Capítulo 30

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—¡Taehyung! —gritó Jungkook exaltado al observar cómo el joven que estaba ingresando al auto recibía un balazo.

Taehyung con el intenso dolor que le había provocado aquella bala, ingresó al auto cerrando la puerta como pudo.

Yeseo no detuvo el vehículo.

Los balazos por parte de los hombres no terminaban, solamente desesperaban.

—Agáchense, cúbranse —dijo Yeseo bajando su cuerpo como pudo, debido a que estaba al volante.

Hosek obedeció y agachó su cuerpo, Taehyung al ver que Jungkook estaba inmóvil, tomó su cabeza entre sus brazos para lograr que su cuerpo bajase.

Lo envolvió en su cuerpo como pudo.

Bastaron segundos para que Yeseo lograra sacarlos de allí, por fin los ruidos se detuvieron.

—¿Todos bien? —preguntó la chica

Taehyung soltó a Jungkook por el dolor que se estaba intensificando.

—No, Taehyung no está bien —dijo Jungkook afligido y ganándose la mirada de Hoseok.

Taehyung cerraba los ojos con fuerza mientras sus manos señalaban la zona lastimada.

Justo en el hombro, la sangre no paraba de salir.

—¡Coloca tus manos sobre el disparo, Taehyung! Rápido —gritó Hoseok haciendo que Jungkook reaccionara.

Jungkook asintió y colocó sus manos temblorosas sobre la herida haciendo que Taehyung soltara un grito de dolor.

—Lo siento —dijo retirando sus manos rápidamente.

—Jungkook no te detengas, presiona fuerte o Taehyung muere —dijo Yeseo mirando todo desde el retrovisor.

—Pero le duele —respondió el menor alterado.

—Está bien, hazlo —pidió Taehyung abriendo los ojos con dificultad para poder observar a Jungkook.

Asintió un par de veces dando el permiso que necesitaba el menor.

Jungkook colocó sus manos de nuevo sobre la herida de Taehyung presionándola con fuerza.

La mandíbula de Taehyung se tensó, trató de no emitir ningún sonido para no asustar a su menor.

Tan solo lo miró a los ojos asintiendo para que no dejara de presionar.

—A dónde... —Yeseo miró a los demás— ¿A dónde se supone que iremos?

—Taehyung necesita atención médica, de vuelta con el señor Lee. Es urgente, Yeseo acelera por favor —Hoseok se encontraba angustiado por su amigo.

La chica asintió y sin decir más para no aumentar la tensión, tan solo aceleró.

Para Taehyung estaban siendo de los minutos más dolorosos, físicamente, que había experimentado.

Sin embargo, había algo diferente.

Estaba observando los grandes ojos de Jungkook.

Por un momento sintió como si todo a su alrededor se detuviese, que sus jadeos de dolor y respiración agitada desaparecieron.

Como si solo fuesen aquellos ojos inocentes y él.

Era un sentimiento inexplicable y a la vez especial que podría sonar como una tontería para cualquier persona.

Pero ese era el punto, no cualquier persona sería tan afortunada de encontrar aquello que la calmara en medio de la agonía.

No todos tendrían la suerte de toparse con un Jungkook o con su linda y tierna mirada en los peores momentos.

Así que explicar o entender lo que sentía Taehyung en esos momentos sería imposible.

Tan solo era algo, mágico.

[...]

—Me alegra que Seok Jin haya despertado, Namjoon lucía muy feliz —habló Jimin mientras guiaba la silla de ruedas de Yoongi hacia su habitación.

El mayor aún seguía pensando en lo que le había dicho Seok Jin. Tenía razón cuando decía que cada segundo sin poder expresarle su amor a Jimin, lo mataba.

Yoongi no sabía qué hacer.

No, sí sabía.

Pero lo que debía hacer, lo que venía haciendo, iba en contra de sus sentimientos.

—¿Me estás escuchando? —cuestionó el rubio bajando su mirada— ¿estás bien?

Yoongi no lo sabía, sin embargo... Jimin había escuchado aquella conversación que tuvo con Seok Jin.

No quería hacerlo, pero paso lo que pasó. Y se encontraba confundido.

Hace unos días Yoongi le había dejado en claro que no pasaba nada, que solo quería compañía. Aunque debido a la conversación que tuvo con Seok Jin, estaba claro que no era así.

Esperaba que Yoongi dijera algo al respecto.

—También estoy feliz por Seok Jin, lo conozco desde que era un niño —respondió el mayor— tanto él como Namjoon trabajaban para mi familia como seguridad.

Jimin no dijo más y esperó hasta llegar a la habitación, ya estando dentro, lo sentó sobre la camilla. El rubio se sentó a su lado dejando sorprendido a Yoongi.

—¿No irás a tu habitación Jimin? Es tarde para seguir hablando.

—Yo creo que hay algo de lo que debemos hablar —reveló— ambos tenemos algo que decirnos ¿me equivoco?

Lo había dicho, Jimin ya no esperaría más.

Si quería pensar bien las cosas, primero debía entender su situación con Yoongi.

—No sé a qué te refieres.

—En ese caso ¿quieres que yo comience a hablar?

Yoongi lo miró con seriedad, tenía una idea de lo que quería decir Jimin.

No podía dejarlo hablar primero, debía ser él quien lo hiciera para hacerlo bajar de su nube y plantarlo en la realidad.

Debían seguir como estaban y para eso Yoongi debía mentir.

—Sí, tienes razón. Hay algo que quiero decirte —comentó haciendo que Jimin lo mirara atento.

El rubio se mostraba ilusionado.

A Yoongi le dolía tener que romper aquellas esperanzas.

—Pase lo que pase, te agradezco por haber estado conmigo. Aunque solo haya sido por tu trabajo o porque te encariñaste con tu paciente, te doy las gracias de todas maneras —explicó con un nudo en su garganta— eso es lo que tengo que decirte.

Jimin trató de quedarse callado.

—No tengo dudas, eres el mejor trabajador y amigo con el que me he topado.

La sonrisa del menor desapareció al instante.

—Eso no... Yoongi, ya detente.

—Es que es así, te estoy muy agradecido. Ningún otro enfermero hubiese hecho lo mismo por mí.

—Suficiente —Jimin habló con enojo por lo que decía Min.

Trabajo, trabajo, trabajo... nunca había sido así. ¿No era ya muy obvio que no era por el maldito trabajo?

—No lo hice por trabajo —le confesó— nunca fue así. Ya no digas esas cosas tan idiotas y seamos sinceros por favor —reclamó.

Yoongi tensó su mandíbula. Sabía hacia dónde iba a llegar la conversación.

Podría haber detenido a Jimin y seguir con sus mentiras, pero anhelaba afirmar lo que suponía. Quería que aquellas palabras salieran de sus labios aunque no fueran correctas.

Era humano, no podía contener más sus deseos.

—Fueron sentimientos —el rubio seguía con la mirada en frente— son sentimientos, los más fuertes que he tenido hacia alguien en toda mi vida.

Jimin soltó un suspiro pesado y entrecortado para poder continuar.

—Eres el primer hombre por el que estaría dispuesto a morir —soltó con sus ojos comenzando a humedecerse ante la impotencia. 

Min estaba escuchando esas palabras que tanto había deseado oír con lágrimas en los ojos. 

En verdad estaba pasando, estaba siendo correspondido por el rubio al que tanto amaba.

—Sin embargo, también eres el único hombre que no puedo tener —soltó el rubio con resentimiento.

La mirada del chico se nublaba cada vez más.

—Esto me enoja como no tienes idea —replicó levantando ligeramente la voz— me hizo mal cada día que pasé a tu lado sin poder expresarte lo que siento y todo por una maldita mordida en tu brazo. Una estúpida mordida que desearía con todo mi ser, que nunca hubiese estado allí. La odio con toda mi alma, maldita sea —todo el cuerpo del menor se había tensado frente a sus palabras llenas de rabia, sus ojos se cerraron fuertemente mientras hablaba— ¿¡Por qué debías dejar que te mordieran!? Todo hubiese sido diferente a como los es ahora. Siento tanto odio hacia esta enfermedad, ero a lo que más aborrezco es a tu maldito brazo mordido que te hace imposible vivir feliz ¡Lo odio!

Yoongi enserio quería consolarlo, decirle que estarían juntos y que se podrían reclamar el uno al otro. 

Su razón y sensatez le gritaban que no corresponda si quería a Jimin vivo.

Pero sus sentimientos, eran más fuertes que cualquier pizca de lógica y prudencia en él.

Jimin abrió los ojos y se dio cuenta de todo lo que había dicho, de inmediato quiso compensarlo. Se había dejado llevar.

—Yoongi yo, lo siento —el rubio ya estaba mirando al contrario, había reflexionado acerca de sus palabras— no debí...

Min posó su mano sobre los labios de Jimin, para que dejara de hablar.

—Está bien —emitió bajo y sin despegar su mano.

Examinó unos segundos los delicados rasgos del rubio. Era tan lindo que nadie podría resistirse a amarlo.

Que Yoongi hubiese tenido que resistirse tanto tiempo, solo provocó que sus ojos se empañaran. Ya no se contendría más.

Yoongi llevó sus labios contra su mano, uniéndolos en un beso interrumpido por aquella mano delgada de Yoongi.

De inmediato las lágrimas que retenía la pareja, resbalaron por sus mejillas.

Yoongi posó su mano libre en la nuca del menor comenzando a acariciarla.

El acto era conmovedor y desgarrador al mismo tiempo.

El saber que se amaban y que sus labios nunca podrían estar unidos por completo simplemente los llenaba de rabia. De ese tipo de rabia, que te genera ganas inmensas de llorar al no poder hacer nada más.

—Sentimos exactamente igual —susurró Yoongi aún sin despegar los labios de su mano— siento tanto haberte mentido.

—Ahora sé por qué lo hiciste, lo entiendo.

Jimin imitó la acción de Yoongi y llevó su manito a la nuca del mayor comenzando a dar unas caricias suaves.

Yoongi adoraba tener las pequeñas manos de Jimin mimando su piel.

—¿Sabes que si decidimos tener algo entonces no habrá ningún tipo de contacto más allá de esto? —avisó Yoongi

Fue separándose y abriendo los ojos hasta dar con los de Jimin.

—¿Estás dispuesto a soportarlo? —cuestionó de nuevo el mayor— A soportar mis impedimentos.

—Con tenerte a mi lado me basta y me sobra, Yoongi.

—No siempre me tendrás cerca, puedo morir en cualquier momento.

—Entonces me quedaré contigo todo el tiempo que pueda, no perderé ni un segundo más estando sin ti.

Ambos estaban dispuestos a amarse aún sabiendo que su amor estaría limitado.

Al menos eso creían.

Yoongi envolvió a Jimin en un abrazo y sintió cómo el menor se dejaba abrazar comenzando a esconderse entre sus brazos.

—Solo promete que cuando yo ya no esté más, buscarás felicidad en otra persona.

El rubio dio un pequeño golpe al pecho de Yoongi.

—No hables de algo tan horrible como la muerte ahora, solo déjame descansar en tus brazos.

Min asintió y no dijo más.

Aunque en el fondo sabía que tarde o temprano lo tendrían que hablar, eso sería luego.

Hasta entonces, disfrutaría al lado de Park Jimin.

Por otro lado, Jimin había tomado una decisión. No abandonaría a Yoongi y no haría lo correcto.

Amaría al joven y pasaría lo que tuviese que pasar.

Después de todo, estaban en el fin del mundo. Podrían morir al día siguiente.

Debían intentar ser felices.

—Entonces... ¿sí estamos juntos, Yoongi?

—Estaré junto a ti hasta mi último momento de vida, Jimin.

Las palabras de Yoongi hicieron que Jimin sonriera como todo un enamorado.

Era un amor puro y sincero el que los dos se tenía. Amor desinteresado y real.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro