━━ chapter O1

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ʙʀᴇᴀᴛʜᴇ ɪɴ ᴛʜᴇ ʟɪɢʜᴛ,
ɪ'ʟʟ sᴛᴀʏ ʜᴇʀᴇ ɪɴ ᴛʜᴇ sʜᴀᴅᴏᴡs
ᴡᴀɪᴛɪɴɢ ғᴏʀ ᴀ sɪɢɴ,
ᴀs ᴛʜᴇ ᴛɪᴅᴇ ɢʀᴏᴡs
ʜɪɢʜᴇʀ, ᴀɴᴅ ʜɪɢʜᴇʀ,
ᴀɴᴅ ʜɪɢʜᴇʀ
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Los rayos del Sol que se colaron a través de la ventana de la habitación dieron directamente con el rostro de Malia cuando el reloj marcó las ocho, su rostro enfurruñado se transformó en una mueca de molestia mientras que, entre ronroneos y vagos intentos por abrir sus ojos, la mujer coyote apartó las frazadas que la mantenían cubierta.

No recordaba haberse quedado dormida en aquella cama, o siendo más específica, no recordaba haberlo hecho en ningún sitio en lo absoluto. Las lagunas en su mente solo le mostraban imágenes suyas, sentada en el sofá, con las manos entrelazadas nerviosamente a la vez que escuchaba a Argent hablar sobre algo que no recordaba y la presencia inquieta de Stiles en el asiento contiguo al suyo.

Sus párpados se abrieron y cerraron repetidas veces, solo hasta que su visión logró ajustarse al entorno que la rodeaba y las figuras fueron tomando forma. Probablemente a esas horas ya Deaton la estaría esperando en la clínica, y ella se sentía tan exhausta como la noche antes.

Apoyándose sobre su codo, se reincorporó sobre sí misma y buscó la presencia del fantasma que la acompañaba en sueños, y que sin embargo, no se hallaba en el lado contrario de la cama.

Ya con ese se cumplían treinta y siete días desde que la pesadilla había comenzado, y Malia no podía encontrarse más emocionalmente descompuesta de lo que ya estaba.

Caminó por el pasillo con una mano sosteniendo su cabeza, y se detuvo frente a la mesa de la cocina donde Peter Hale preparaba el desayuno de espaldas a ella. Desde su lugar pudo notar incluso el delantal que llevaba amarrado a la cintura.

- ¿Por qué mi cabeza duele tanto? -preguntó con la voz carrasposa, arrastrando una silla hacia atrás para tomar asiento.

- Estabas tan estresada ayer que le pedí ayuda a Melissa con un relajante a base de hierbas -respondió este, dejando un plato con huevos revueltos delante de su cara- lo coloqué en tu té y al poco tiempo te quedaste dormida.

- ¿Y cómo llegué a parar en la cama?

- A los demás no le importó, así que te llevé al cuarto de invitados para que pudieras descansar cómodamente. De todas formas, no tenían nada importante que decir.

Malia rechazó el desayuno con una expresión de desagrado, posando su vista en cualquier punto invisible de la pared de la cocina mientras se mordía la cara interna de la mejilla.

Los últimos días habían sido tan monótonos como sus noches.

Se levantaba cada mañana con la esperanza de recibir alguna noticia, un anhelo que se desvanecía con la llegada del crepúsculo, y hacía de sus noches las más frías y solitarias. Era casi como regresar al eterno silencio de su vida en el bosque, cuando su única preocupación era sobrevivir a la caza y regresar a la quietud de su cálida madriguera.

Luego todo cambió cuando los chicos la encontraron, y desde que había regresado a su forma humana jamás volvió a sentirse sola otra vez. Pero en esos momentos, aquella sensación de vacío que oprimía sus costillas se le asemejaba bastante.

- No has comido bien últimamente, y eso es preocupante -comentó Peter con el entrecejo ligeramente fruncido.

- No tengo hambre.

- Vale ¿Qué te parece si hacemos esto? Yo dejo de insistir en tu alimentación y tú te tomas un jugo para evitar desmayos.

- Eso me parece bien.

- De acuerdo -asintió, pero justo cuando iba a buscar dentro del frigorífico llamaron a la puerta- ¿Esperas visitas?

A la castaña le hubiera gustado decir que sí, pero lo cierto es que no poseía ni las fuerzas ni las ganas para abrir la boca.

Lydia Martin era la persona que esperaba del otro lado de la puerta, enfundada en un vestido estampado que le llegaba a los tobillos y una chaqueta que cubría la desnudez de sus hombros para que no se enfriaran por el tupido aire de la mañana. Usualmente habría saludado con una típica sonrisa ladina, de esas que a todos lograban cautivar, pero en lugar de eso, tan solo pronunció un entrecortado "¿Está ella dentro?" y tras recibir un asentimiento pasó al interior para encontrarse a su amiga sentada, con los hombros caídos y sin aún quitarse el piyama.

La rubia fresa suspiró de forma profunda cuando se detuvo delante suyo, puede que solo juzgando su aspecto demacrado, aunque no tenía ningún motivo para hacerlo debido a que ella poseía la misma expresión triste y las ojeras de anciana. Solo que a diferencia de Malia, ella solía usar maquillaje para ocultarlo.

- ¿Descansaste?

- Todo lo que se puede últimamente -dijo, al tiempo que se restregaba los ojos- ¿Stiles te mandó?

- No, lo hice yo sola. Alguien tenía que llevarte al trabajo ahora que tu auto pasó a ser propiedad de Liam Dunbar -contestó con obviedad- Además, creo que hice bien, mírate nada más lo horrorosa que estás.

- Tengo que pasar por casa primero. Necesito saber cómo amaneció Melissa y darme un baño antes de ir.

- Tienes razón, con ese olor pareces un zorrillo más que una coyote.

Y por primera vez en días, Malia se permitió sonreír por lo que parecieron ser unos cortos segundos, antes de excusarse para ir a buscar su abrigo a la habitación.

Peter, por su parte, se mantuvo entretenido limpiando el desastre que había dejado en el lavaplatos, acordando que se reuniría con ellos en cuanto terminara, a pesar de que ya se había acostumbrado a mantener su persona al margen de los asuntos con los que trataba la manada. Pero desde que el joven alfa desapareció sin dejar rastro, el estado de ánimo de su hija biológica se convirtió en su principal preocupación. Sobretodo porque ella no era de mostrarse así de débil.

Pero tal parecía ser que sin Scott, todos estaban perdidos.

En un principio intentó aparentar indiferencia en cuanto al asunto, pero lo cierto es que después de tanto tiempo viéndolo ir de aquí para allá, luchando contra medio mundo sobrenatural, terminó teniéndole solo un poco de aprecio.

Solo esperaba que, donde quiera que estuviese, aún continuara vivo.

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En medio de la quietud del salón, Melissa McCall fue caminando silenciosamente hacia el sillón ubicado cerca de la mesa ratona, y con sumo cuidado colocó el nórdico por encima de los hombros del chico que dormía acurrucado al espaldar.

Liam se removió al igual que un cachorro en busca del calor que le proporcionaba la tela, arrugando su pequeña nariz entre sueños, un gesto que le causó cierta ternura a la mujer cuyo corazón se sentía cada día más pesado.

En la noche anterior, cuando Chris y los demás chicos se marcharon al piso de Peter, el joven beta se brindó voluntario para, una vez más, quedarse montando guardia en la casa. Melissa ni siquiera notó cuando el sueño terminó venciéndolo hasta que esa mañana lo había encontrado temblando de frío sobre los cojines.

Él, al igual que todos, estaba haciendo su mayor esfuerzo. Aunque este consistiera solo en quedarse despierto noches enteras mientras sus ausencias en la Universidad de Standford se iban acumulando.

Mientras se preparaba algo de café, Melissa pensó de forma esperanzadora que ese día sería distinto a los demás. Una actitud poco realista para una situación tan oscura, pero algo en su instinto de madre la impulsaba a no perder la fe.

Cuando le dió los primeros sorbos a su bebida humeante, dos figuras delgadas aparecieron en el umbral de la cocina y dejaron sus abrigos encima de la mesa. No podía decir a esas alturas que no le importaba en lo absoluto que su casa se hubiera convertido en el principal centro de reuniones, pero sus ventajas tenía si por cada visita lograba obtener una muestra de apoyo que la reconfortase, al igual que el abrazo que recibió por parte de Malia apenas la vió entrar.

- ¿Argent ya regresó? -preguntó, y el pequeño atisbo de emoción en su voz logró entristecerla al pensar que no tenía nada que pudiera sanar su sufrimiento.

Malia se había convertido en una parte esencial de su familia, y no poder mostrarse fuerte para ella era algo de lo cual se avergonzaba grandemente. Pero no podía, especialmente no así.

- No aún, querida. Pero ha pasado toda la noche fuera, así que no debe tardar mucho -dijo y acarició su cabeza de forma tranquilizadora- ¿Quieres que te prepare algo antes de irte a la clínica? ¿Y tú, Lydia?

- Estamos bien así -contestó la tercera, haciendo un gesto de agradecimiento con la mano.

Mientras la apellidada Tate tomaba una ducha caliente en el piso de arriba, la joven banshee se dedicaba a darle algo de conversación a la señora McCall, ya que, a partes iguales, ambas necesitaban distraer sus mentes con cualquier otra cosa.

Era cierto que la ya no tan reciente desaparición de Scott los había golpeado de forma funesta, sacándolos a todos de sus respectivas rutinas para volver a hacerlos caer en el lugar donde todo lo inimaginable venía a suceder. Algunos como ella tuvieron que dejar a un lado los deberes que les esperaban en sus facultades, solo para encontrarse con un tremendo caos a la hora de posar sus pies de vuelta en Beacon Hills.

Todos estaban desesperados, esparcidos en desorden mientras buscaban. Rafael McCall movilizó a su equipo apenas supo de la desaparición de su hijo, y es que ni siquiera ellos siendo parte del FBI, o la policía de Beacon Hills liderada por el sheriff Stilinski habían obtenido alguna pista que los hiciera llegar a él.

Pero eso no lo era todo, ella mejor que nadie lo sabía, y es que a medida que los segundos pasaban, la estabilidad de Stiles se iba afectando de tal forma que al final del día su humor acababa estallando. No comía, no dormía, no bajaba la guardia ni un solo segundo... como si el secuestro de su mejor amigo le estuviera machacando la cabeza al pensar que este lo necesitaba y él continuaba perdiendo su tiempo buscando en los lugares incorrectos.

- No ha sido nada fácil -le ctó, ambas mirando el lugar por el que la castaña se había marchado- pero ella es la más fuerte de las dos, a pesar de todo por lo que ha tenido que pasar, todavía me sorprende ver lo mucho que es capaz de aguantar.

- Para todos está siendo realmente duro, pero él nunca se habría rendido si se tratara de cualquiera de nosotros. Así que tenemos que persistir hasta que no nos quede nada más que hacer.

- Eso es algo a lo que realmente le temo -murmuró- Yo... lo siento, Lydia. Ni siquiera te he preguntado cómo te encuentras tú en medio de todo este problema.

- Al igual que los demás, demasiado preocupada de que algo realmente malo haya ocurrido.

- ¿Has tenido algún sueño o...

- No -se apresuró en decir- creí que después de saberlo las visiones volverían para mostrarme algo, pero estaba equivocada.

- Pero eso es bueno ¿No es así? Significa que mi hijo no está muerto, y eso es todo lo que importa.

«No aún» pensó internamente, justo cuando un súbito chillido las hizo pegar un brinco en el lugar.

- ¡No, Mason! ¡No! ¡No posteen mis fotos desnudo! -Liam se reincorporó de golpe, dándole una patada a la frazada que la hizo volar hasta el regazo de Lydia. El corazón le latía frenéticamente dentro del pecho, y sus mejillas se tornaron de un color rosa pálido cuando notó las dos miradas femeninas que lo observaban con extrañeza.

Tercera, si contaba con que Malia también se había asustado al oír el grito desde la habitación y bajó las escaleras a la carrera con su cuerpo envuelto en una toalla.

- Niño ¿Te encuentras bien?

- Acabo de tener la peor pesadilla del mundo.

- Nos hemos dado cuenta.

- Por todos los santos, necesito café.

De repente, alguien golpeó la puerta insistentemente, con tal fuerza que podría haberla hecho volar hasta hacerla pedazos.

- ¿Tú aquí...

- No hay tiempo para ofensas, querida. Pero si ya te aburriste de tu cazador, encantado tendré contigo esa segunda cita -interrumpió Peter, quien sin pedir permiso, atravesó la entrada para dirigirse hacia los miembros de la manada McCall que allí se encontraban- Muy bien, Archies. Tal parece que nuestras plegarias fueron respondidas.

Lydia y Malia intercambiaron una mirada, claramente confundidas.

- ¿Qué pasó?

- No hay mucho que explicar. Hubo un ataque animal a las afueras del pueblo donde el sheriff y su hijo nos están esperando ¿Y adivinen qué o quien lo provocó?

- ¿Scott?

- No, querida -bromeó- Un león de montaña.





Hola! Creo que este es el primer mensaje que dejo en esta historia 😅 y pues, a los nuevos lectores que han comenzado a leerla me presento como su fiel servidora, Deborah, y a los que ya me conocen les doy la bienvenida a otro de los resultados que traen mis locas ideas.

A decir verdad, Oblivion fue algo que surgió de la nada, y ahora mismo no puedo estar más emocionada porque tengo muchas cosas pensadas para su desarrollo. Solo espero que con cada capítulo logren enamorarse de la historia tanto como yo lo estoy en estos momentos.

Gracias por su apoyo y si les gustó el primer capítulo solo presionen en la estrellita.

Nos leemos pronto, wolfies.

Debbie 💙

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