Capítulo 23

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—Voy a hacernos un favor a todos y decirlo en voz alta: No tenemos nada contra Raymond Steele.

Sawyer deja caer la carpeta sobre su escritorio con un sonoro golpe y se da vueltas en su silla.

—Tiene razón, jefe. —Ethan luce cansado.— Tenemos las huellas digitales de alguna persona, y asumiendo que sean las del tirador, no tenemos ningún sospechoso real.

—Solo tenemos suposiciones. —Leila se deja caer sobre la silla junto al pizarrón—. Quién lo hizo, sabía lo que hacía y cómo cubrirlo.

—Ni las llamadas, mensajes o correos electrónicos de Johnson pueden ser relacionados con Steele. Lo único que tenemos son las fotos en la computadora y algunos borradores de las noticias que estaba escribiendo. Nada sólido. —Kavanagh termina de derrumbar nuestras esperanzas.

Una semana nos ha tomado revisar la evidencia de nuevo, rehacer las entrevistas y buscar pistas que nos permitan obtener una orden de cateo para la oficina de Steele. Aún nada.

—¿Podemos usar a la chica Anastasia para obtener una orden del juez? Si ella declara...

—No. —la interrumpo—. No vamos a usar a Ana para ir tras su padre, no la pondremos en riesgo.

—¿Crees que su padre sea capaz de lastimarla? —Luke frunce el ceño—. Porque yo no lo creo.

—Me importa una mierda, nadie toca a Ana. Si no podemos hacerlo por nuestra cuenta, entonces no estamos haciendo bien nuestro trabajo.

Asienten en silencio, cansados igual que yo de leer los informes una y otra vez sin obtener ni una maldita pista útil. Y como es la hora, Ethan y Leila son los primeros en irse.

—Te conozco, sé que estás pensando en algo. ¿Qué es? —Luke se sienta en el borde de mi escritorio.

—Confrontar a Steele, hacerle saber que lo tenemos y tratar de obtener una confesión.

—Es una jodida broma, ¿Cierto? No hay forma en que ese hombre acepte su responsabilidad.

—¿Cómo lo sabes? Puedo obtener algo útil para el caso, llevar un micrófono podría ayudar.

—O terminarás con una bala en la cabeza como Johnson.

Hace una mueca de asco que me hace poner los ojos en blanco. Aunque Luke nunca se toma nada en serio y ahora luce muy preocupado, ¿Steele será una amenaza real?

—Si él me amenaza, será una confirmación de que vamos por el camino correcto.

—Aún creo que no deberías arriesgarte así, ya pensaremos en algo. Anda, vámonos porque juegan los Mariners.

Sigo a Luke hasta el estacionamiento y subo a mi auto. Su idea de diversión es ver el juego y emborracharnos, por lo que tendrá que ser en mi casa.

—Llevaré cerveza, te toca la pizza.

—Si, si. —lo ignoro para encender mi cigarrillo—. Compraré dos cajas así no te estás quejando toda la puta noche.

Me detengo en uno de esos lugares con pizzas precocidas antes de ir a mi edificio. Tomo las cajas con cuidado de no quemarme mientras busco las llaves en el bolsillo, pero mi puerta está un poco abierta.

—¿Qué mierda? —gruño empujando la puerta—. ¿Ana? ¿Eres tú?

Enciendo la luz solo para darme cuenta que mi departamento está de cabeza, los sillones volteados, la mesita en un rincón, los cuadros en el piso. Dejo las cajas de pizza en la encimera para llamar a Luke.

—Alguien entró en mi departamento y puso todo de cabeza, llama a los demás.

—Mierda, entendido.

Termino la llamada rápida de Sawyer y busco entre mis contactos el número de Ana. Dudo mucho que ella haya hecho esto, pero necesito descartar opciones.

—Hola, mi amor. —dice tan pronto como contesta.

—Hey nena. Oye, ¿Estuviste en mi departamento esta tarde?

—No, no he salido de mi casa, ¿Por qué?

—Por nada. Encontré algunos muebles movidos y creí que habías estado aquí.

—No fui yo, Christian. ¿Necesitas ayuda con algo?

—Estaré bien, voy a ordenar un poco y Luke viene en camino.

¿Por qué carajos le explico como si fuera realmente mi novia? Mierda, necesito volver a concentrarme.

—Tengo que colgar, Ana. Te llamaré después —miento.

—Okey, adiós.

Intento no tocar nada hasta que Ethan venga con su cámara a registrar evidencia, aunque no estoy seguro si servirá para algo.

—Mierda. —escucho a Luke silbar sobre mi hombro—. Un tornado pasó por aquí, viejo. ¿No vas a llamar a Welch?

—¿Debería?

—Solo para dejar el antecedente, ya sabes, en caso de que algo nos pase. —encoge los hombros como si aceptara su destino... Idiota.

—La tienda de aquella esquina tiene una cámara de vigilancia. —señalo—. Pídeles que te muestren el vídeo.

—Claro, jefe. —deja la cerveza en mis manos y se aleja, encontrándose con Ethan y Leila.

—¿Nos llamaste? —el rubio señala la mochila con su cámara.

—Si, toma fotos de todo antes de que entremos a revisar, tengo el presentimiento de que no se trata de un robo.

—¿Crees que es un mensaje? ¿Una amenaza? —cuestiona Leila.

—No lo sé, no tengo ninguna razón para pensar que esto...

—Bueno, carajo. —me interrumpe Ethan—. ¿Qué le pasó a tu departamento?

Leila golpea su brazo.

—Alguien entró y revisó todo, ¿No estás escuchando?

—Me refiero a que alguien convirtió su departamento de soltero en la casa de una anciana. —Ethan ríe más fuerte—. ¡Mira cuántas flores!

—Serás idiota igual que Luke, ¡Eso no importa! Toma las jodidas fotografías y lárgate a reír a otro lado.

—Como digas, jefe.

Presiona sus labios para dejar de reír, pero no puede y Leila termina por arrastrarlo dentro de mi departamento. Una vez que tienen todo fotografiado, inicio la revisión de mis objetos personales.

—No hay nada de mucho valor para robar, pero todo lo demás sigue ahí. — señalo la pantalla plana de 50" que cuelga de la base.

—Sabemos que no es un robo, creo que en realidad buscaban algo, —Ethan mira los gabinetes abiertos de la cocina—. Parece como si hubieran buscado hasta debajo de las piedras.

—Jefe... —Luke se asoma por la puerta—. El video muestra una Suv negra de vidrios oscuros estacionando, pero no se distingue con claridad a la persona que conduce, es el único vehículo desconocido en el estacionamiento.

—Mierda, ¿Ahora qué, jefe?

—Lo único que puedo hacer es confrontar a Welch sobre su amiguito Taylor, tengo un mal presentimiento sobre ese hombre.

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