Beautiful Stranger

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Jenny pasaba las hojas de una revista de moda con desgano, mientras fumaba un cigarrillo. Eva la miraba desde su escritorio. Era lunes, y si bien eso podía justificar la cara que tenia Jenny, le pareció que algo mas debía haber, sobre todo porque ella era muy alegre, y era raro verla así. Se acercó y se paró frente a ella, Jenny apenas levantó la vista.
-¿Que hay?
-Nada. Quería saber, si se puede, qué te pasa.
-No, no se puede. –respondió indiferente mientras le daba una calada a su cigarrillo–Son cosas mías.

***********

John estaba literalmente tirado sobre la mesa, con una tostada en la mano. George lo miraba, no sabía si reírse o pegarle.
-Dale George, ponele algo a esta tostada, untala con algo. –suplicaba mientras la sostenía en alto, aunque seguía con la cabeza clavada en la mesa
-Hacelo vos.
-Estoy cansado ¿no ves? Quiero dormir....-bajó la mano y siguió recostado, mientras George hacía caso omiso y se tomaba un café servido por Ringo.
-Tengo sueño...dale George, ¡no seas malo!
-A ver, corré tu cabezota -Ringo lo empujó para poder apoyar su taza en la mesa. John sólo lanzó un gruñido.
-¡Buenos días! –Paul se desperezaba alegremente en la puerta de la cocina
-Buenos días maldito cerdo –respondió John.
-Dejá de refregarnos tu alegría en la cara –agregó George.
-Ya sé que me odian –dijo Paul mientras se servía café- pero no tengo la culpa.
-No te odiamos, sólo te detestamos –dijo Ringo entre risas.
-Callate vos, que no sé porqué andás tan contento también, algo ocultás –dijo George.
Los interrumpió el timbre, era Brian, como siempre apurado.
-¿Qué tal chicos? Acá traigo lo que tendrán para hoy. –sacó una agenda, los cuatro resoplaron- Paul, esta noche cena con la señora del programa de la BBC.
-¡No! ¡Esa vieja es aburridísima!
-George –continuó Brian sin hacer caso a las protestas- una entrevista en la radio y posterior banquete....mas vale que no tomes de más.
George hizo un gesto de fastidio y siguió tomando su café, era inútil protestar.
-John, fiesta de celebridades, estarán Mick, Bob, los Who...
-¡¡¡Bien!!!
-Pero también estará lleno de periodistas, así que no quiero problemas. –a John se le borró la sonrisa al escuchar esto último.
-Y Ringo, noche libre. Los veo en dos horas en el estudio, recuerden que hay mucho que hacer, el disco debe salir pronto, no se retrasen. –Brian se marchó y todos miraron amenazantes a Ringo.
-Borrate esa sonrisa de pavo. –dijo John- Ya sabemos qué estás planeando para tu noche libre.
-No planeo nada. –respondió haciéndose el inocente y poniendo su mejor cara de chico abandonado.

-No mientas porque ya lo hiciste. –continuó George– La otra vez también todos tuvimos compromisos menos vos y trajiste a Eva. Asi que no digas que no vas a hacer lo mismo.

-Bueno, está bien. ¿Y? ¿Acaso no es mi novia?
-También es NUESTRA novia –dijo Paul. John y George lo miraron con ganas de matarlo.
-El sábado a la noche no pensaste lo mismo.
-Oigan...–dijo Ringo– si cada vez que alguno planee algo con ella estaremos así, lo mejor será que acabemos con esto.
-Tiene razón –afirmó Paul–Esta bien. Vos divertite con ella, yo me aguantaré a la vieja aburrida sin chistar y todos cumpliremos con nuestros deberes.¿Estamos de acuerdo?

-Sí...-afirmaron de mala gana.

*******************



-¿No pensás decirme nada? –Eva continuaba tratando de sacarle algo a Jenny, que se negaba a hablar o simplemente contestaba con evasivas o insultos.
-Ya te dije que no. –cerró la revista y el teléfono sonó, salvándola de más preguntas– ¿Hola? Si...ya te paso...–le dio el auricular del teléfono a Eva con una sonrisita–Es para vos.
-Hola ¿quién habla?
-Hola Evy, soy Rich.
-Ey, ¿cómo estás lindo?
-Bien, linda. –rió– Ehh...quería invitarte a cenar esta noche, ¿podés?
-Si, si puedo.
-Ok, a las ocho paso a buscarte
Eva colgó con una amplia sonrisa pintada en los labios y Jenny comenzó a mirarla inquisitivamente.
-Era Ringo, ¿no?
-¡Si, me invitó a cenar!
-Ahora le llaman cenar...
-Ay Jenny como sos.
-Escuchame....¿ya pasó algo con...alguno? Vos me entendés a lo que me refiero. ¿O no? Me refiero a que si ya...
-Si.–la interrumpió, antes de que siguiera hablando y alguien escuchara– Con Paul.
La cara de Jenny cambió totalmente, ahora los ojos se le habían iluminado y estaba boquiarbierta
-¡AAAAHHH! ¡¡¡CON PAUL!!! ¡¡¡MI PREFERIDO!!!
-¡Jenny por favor callate! –le tapó la boca.
-Está bien...–dijo calmada, pero luego continuó- ¡¡¡Quiero detalles!!!
-¿Detalles? ¡Sos una degenerada!
-Bueno, no me cuentes entonces, tendré que imaginármelo ...Oh Paul, haceme de todo nene...
-Jenny...

–Ay perdón, es tu novio. Pero no puedo evitarlo.

-Bueno, ahora que te dije esto, espero que me cuentes aunque sea qué te pasó para que estés así, tan triste, o rara, o no sé cómo estás, pero no te veo bien.

Jenny largó un bufido y se mordió los labios. Cerró de un golpe la revista de modas.
-Está bien....Otra vez tuve una discusión con Joseph. Y creo que será la última.
-Jenny....¿por qué? –preguntó tratando de ser suave.
-Es que...ay, en realidad, no sé qué hacer...Estoy cansada de ser "la otra" y me dice que ya comenzó con los trámites para el divorcio, que son cosas que lleva tiempo hacerlas, pero nunca pasa nada. Pero es obvio....por más que su matrimonio sea un fiasco y que ni hijos tengan, que no se vean en todo el día, sólo a la noche y a veces, su mujer tiene dinero y gracias a ese dinero él tiene esta revista. En cambio yo....yo no puedo ofrecerle nada.
-Te voy a decir lo que pienso –dijo mientras tomaba las manos de su amiga–Creo que te merecés algo mejor que esto, no tenés porqué vivir así, angustiada.
-Eva...yo no soy una santa y lo sabés bien...
-¿Y con eso qué? Sos una buena persona, y te merecés que alguien te quiera bien...Pensalo mejor, pero creo que estás en lo correcto: ésta tiene que ser la última discusión. Tenés que cortar con esto, te está haciendo mal.
-Gracias amiga....voy a pensarlo bien.

***********************

Eva abrió la puerta de su casa, apurada, tenia que bañarse y cambiarse, ya eran más de las siete.
-¡Anne! ¡Ya llegué! –gritó hacia adentro.
Anne salió de su habitación con un plumero en las manos.
-¡Hola! ¿Cómo va todo?
-¡Muy bien! ¿Y Dante?
-En la casa de la nueva vecina, tiene un niño de su edad y lo invitó a jugar.
-Ahh...qué bueno. Anne te aviso que esta noche no cenaré acá.
-Ajá. ¿Vas a salir con el beatle George? –preguntó más que picara. Eva se sonrojó y largó una risita.
-No exactamente...
-Mmm...¿con el beatle Paul?
-Tampoco.
-¿John?
-No...
Última opción: Ringo.
-¡Si, ganaste!
Las dos rieron aunque Anne no podía ocultar su sorpresa.
-No quiero ser entrometida pero...¿salís con alguno?
-Ehh...algo así –respondió un poco nerviosa
-Por curiosidad, ¿con cuál?
Tomó aire. Se lo diría, Anne le despertaba muchísima confianza y no parecía una conservadora que la echaría de su casa por puta.
-Mirá Anne...sé que lo que te voy a decir es raro, y quizás te escandalices....si considerás que soy un mal para la moral de tu familia, podés echarme, la casa es tuya.
-Ay Eva ¿qué decís? ¡Ni que fueras una criminal!
-No, no...es que....no estoy saliendo con uno...estoy con los cuatro.
La expresión de Anne cambió. De extrañada, muy extrañada, pasó a alegre, incluso con una sonrisa.
-Mujer....¡eso quisiera cualquiera! Aunque no entiendo cómo hacés para que entre ellos no se enteren...
-Lo saben. Me dijeron que los cuatro están enamorados de mi y yo la verdad no puedo elegir a uno...así que estamos así.
-No sabés cuanto te envidio, nena. –dijo riendo, Eva no creía por nada que Anne tuviera esas aspiraciones– ¡Todos los beatles, enamorados de vos!
-¿No te molesta?
-¡Ay claro que no! ¿Sos feliz asi?
-¡Si!
-¿Y ellos son felices?
-Si, creo que si.
-Y bueno ¿qué mal hay en eso? Son felices y no le hacen ningún mal al mundo, no veo qué es lo incorrecto. Cada uno hace con su vida lo que quiere y lo que puede.
-¡Gracias Anne! –se abrazó a ella –¡Gracias por entenderme! Eso si, por favor, no le cuentes a nadie
-No hace falta que lo digas. Pero...mi silencio tiene un precio.
-Lo que quieras, pedime cualquier cosa.
-¡Un póster firmado por los cuatro!

********************

Media hora después, Anne golpeaba la puerta de la habitación de Eva, informándole que había un auto esperándola. Se miró una vez más en el espejo, se acomodó la vincha roja que se había puesto y planchó con sus manos la blusa blanca con florcitas rojas y su falda blanca. Bajó apresurada, saludó a Anne que le deseó suerte, y subió al auto antes de que alguien del barrio la viera.
-Hola...Dios, estás hermosa. –dijo Ringo con una sonrisa, para luego darle un tierno beso.
-Gracias...no sabía qué ponerme, no sé cómo es el restaurant.
Ringo sólo arqueó las cejas y sonrió, y puso en marcha el auto. Viajaron en silencio, hasta que estacionó.
-Bien, ya llegamos. –informó con una sonrisa. Eva lo miró, poniendo cara de enojada.
-Veo que otra vez me engañaste. La otra vez dijiste que la cena era con todos y no habia nadie y que la comida la habías hecho vos, y era comprada. Ahora que íbamos a un restaurant y resulta que es tu casa.
-¿Perdón? Que yo sepa la única que dijo la palabra "restaurant" fuiste vos. Yo sólo te invité a cenar, no dije dónde.
-¡Qué astuto! Tenés razón, por esta vez me ganaste. –bajó del auto riéndose y entró junto a él a la casa.
-Voy a calentar la comida. Porque la compré, pero se enfrió. Espero que no te importe comer comida recalentada.
-No Rich, de hecho es aún más rica. Te encontraste una mujer a la que esas cosas no le importan.
Ringo fue a la cocina y Eva caminó hacia el comedor, donde vio la mesa arreglada con velas. Sonrió y volvió a la sala. Comenzó a mirar las estanterías, llenas de discos.
-Mmm...¿Elvis o Jerry Lee Lewis? Tengo ganas de mover los pies. –riendo para sí misma puso un disco, con el máximo volumen. De inmediato comenzó a bailar "Great Balls of Fire". Era imposible resistirse a esa canción.
-¡Vení Rich! ¡Vamos a bailar!
Ringo apareció enseguida, no le costaba nada dejar todo para ponerse a bailar. Rieron y bailaron, hasta que el tema finalizó, pero Ringo quería más.
-Sigamos con el disco de Elvis –sugirió Eva– Ese tiene "Hound Dog"
-Pavada de tema pediste –comenzaron a bailar, haciendo coreografías locas y partiéndose de risa, pero el tema finalizó para continuar con "Hearthbreak Hotel". Ringo la acercó a él y la abrazó, para bailar mas que pegados mientras le daba pequeños besos en el cuello.
-¿Sabes qué, Evy? Me encanta estar así con vos. Te amo. –se abrazó mas a ella, ocultando su rostro en su pelo.
-Yo también te amo, Rich y quisiera estar así siempre.
-Todavía me cuesta creerlo. Que cuatro tipos amen a una mujer, bueno, puede ser común, pero....¿una mujer de cuatro tipos? No sé...
-¡Rich! –dijo separándose un poco- ¿No me creés? ¿No creés que te ame?
-Si, te creo. Es mas, siento que me amás como nadie me amó. Pero me cuesta creer que también quieras a los otros tres....
-Es así, por más raro que parezca. Pero te pido que no dudes por un momento de lo que siento por vos. Es auténtico, no te miento.
Ringo sólo sonrió, era lo que necesitaba oír de su boca y con su mirada clavada en sus ojos. Le dio un beso largo y dulce. Eva se dejó llevar, aunque notaba cómo ese beso estaba tomando temperatura. Pero ¿qué más le daba? Lo que le había dicho era la pura verdad, lo amaba y también amaba a los otros. Pero en ese momento se olvidaría de la rara situación que vivía, sólo pensaría en él, porque en ese instante estaba con él y nadie más.
Se separó, solo para mirarlo, y él le tomó la mano y la llevó hasta la escalera, donde subieron, rumbo a su habitación.

Y se había olvidado de los otros porque Ringo la obligaba a pensar nada más que en él. Cada beso que le daba era demasiado intenso como para pensar en otra cosa, ni siquiera pensar en vivir. Con la poquísima experiencia que tenía encima, ya podía darse cuenta lo distinto que era un hombre de otro. Ringo era totalmente diferente a Paul, y pese a que parecía el más dulce y tierno, en ese momento era todo lo contrario, era fuerte y decidido. Como era su segunda vez, todavía sentía dolor y en eso, pudo comprobar que tanto Paul como Ringo eran iguales: dulces y suaves, preocupados nada más en que ella no sintiera ninguna incomodidad y sólo disfrutara. En un momento se sintió algo mal: hacía muy poco se había acostado con uno, ahora con otro. Técnicamente no estaba bien visto, y no sabia cómo sentirse al respecto. Su duda desapareció porque Ringo se encargó de disiparla, regalándole un placer demasiado intenso que la hizo gritar y sentirse media muerta hasta que recuperó el aliento. Cuando lo recuperó, poco le importaba ya lo bien o mal visto. Estaba decidida a seguir con aquello, porque le gustaba demasiado.



Hola ricurassss, qué tal? Este capitulo va dedicado a las ringofans (yo, por ejemplo) y aunque no lo crean, en este capitulo empieza a aparecer un sentimiento que arruina todo: la culpaaaa.

Sólo les digo eso, jé. 

Besitos para todos y todas (si hay chicos, digan hola soy un chico)

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