Delivery de revistas

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-Hola, ¿sos Eva?

-Sí, ¿quién habla?

-Soy Ringo.

Eva se quedó pasmada. Abrió grande los ojos, trató de tragar saliva pero sintió la boca seca.

-¿Hola? ¿Estás ahí?

-Si, si, ¿qué tal?

-Disculpá que te llame a tu trabajo, pero la única forma de contactarte que tenía. No puedo conseguir la revista donde salió la nota que me hiciste...Sonará narcisista, pero me gusta tener todas las fotos y notas que me hacen.

-Lo que pasa es que está agotada, todos la compraron justamente por la nota a vos. –rió apenas.

-¡Quiere decir que les gustó lo que me preguntaste! Tuviste éxito en tu primer nota.

-Sí...qué sé yo. Puedo conseguirla ¿dónde te la llevo?

-Al lugar donde viniste el otro día.

-Perfecto, cuando salga del trabajo paso y la dejo allí.

-¡¡¡Genial, muchas gracias!!!

Eva cortó, todavía estaba impactada cuando Jenny apareció.

-¿Quién era?-preguntó, curiosa

A Eva se le cruzó un pensamiento por la cabeza ¿qué le importaba a Jenny? Pero enseguida recordó las dos veces que la había ayudado, aún no se acostumbraba a su "amiga".

-Era...-se acercó al oído de Jenny- ¡¡¡Ringo!!!

-¡Qué suerte tremenda tenés! –dio un saltito de pura emoción.

-Me pidió que le lleve la revista, porque no la consigue.

-No te preocupes, yo te consigo una o dos.

-¡Gracias!

Mientras, Ringo charlaba con Paul, mientras tomaban un poco de té, relajados.

-Es hermosa, me encanta.

-Ay, no será para tanto, a veces creo que necesitas gafas como John, le decís hermosa a cualquiera.

-Eso lo decís porque no la conocés, cuando la veas quedarás en shock.

-Richard, yo he visto cientos de chicas preciosas y ya comprobé que las bonitas son, aunque a la gente no le guste admitirlo, las modelos y las actrices, por algo tienen esa profesión. Una simple reportera de una revista casi desconocida no creo que sea tan impactante como decís.

-Lo que digas Paul, ya me darás la razón.

-¡Acá tenés las revistas!-dijo Jenny alcanzándoselas a Eva.

-¡Gracias Jenny! Ya te voy a pagar todo esto que haces por mí.

-Te dije que lo hago porque me caés bien, nada más. Poca gente me cae bien, así que sentite afortunada.

Eva se puso de pie para ir a tomar un café junto con Jenny, pasó frente al escritorio de Margaret, que charlaba con el "estúpido".

-Qué ganas de comer chocolate, lástima que no traje dinero-dijo Margaret, en lo que Eva alcanzó a oír de la charla con el "estúpido".

Hizo una sonrisa, y sin que nadie la vea, salió del edificio, cruzó la calle y se dirigió al kiosco que quedaba enfrente. Compró dos chocolates y volvió. Fue hasta el escritorio de Margaret, que por suerte ya no charlaba con el "estúpido", comiendo uno de los chocolates, y se acercó a ella

-Margaret ¿querés uno?-dijo mostrándole uno.

Margaret miró el chocolate y la miró a ella. Eva comprobó que Margaret sabía sonreír, ya que esbozó una gran sonrisa.

-¿Es en serio?

-Claro.

-Gracias.-dijo con timidez mientras quitaba el papel del chocolate.

-"Sistema de amansador de enemigos": Modo ON-dijo Eva para si misma, mientras regresaba sonriendo a su escritorio.

Salió del trabajo y fue rápido a llevar la revista. No tenía la esperanza de verlo, ya que sabia que no vivía allí. Tocó el timbre y el mismo hombre mayor de la otra vez la atendió.

-Vengo a dejar esta revista para Ringo, soy la entrevistadora que vino hace unos días.

-¿Credencial?

-Ehh...-justo no tenía encima su credencial, se sintió pésima.

-Dejala pasar-Eva escuchó la voz de Ringo, que se asomaba por detrás del hombre, y se quedó paralizada, no esperaba encontrarlo.

-Hola Ringo...

-Hola, gracias por traer la revista, te felicito por el éxito de tu nota.

-Bueno, eso fue gracias a vos...

-¿Me podés dar un número de teléfono tuyo que no sea del trabajo?

-Es que...no tengo teléfono, bah, hay en el lugar donde estoy viviendo, pero...

-¿Dónde vivis?

-En un lugar horroroso hasta que cobre mi sueldo y evalúe adónde puedo ir a arrastrar mis penas.

-Veo que sos poeta también. –rió.

-Ese título me queda demasiado grande, escribo cosas, nada más, y me quejo del lugar donde vivo.-se encogió de hombros, él volvió a reír.

Por alguna extraña razón, olvidaba que era un beatle super famoso y sentía una gran confianza y simpatía hacia él.

-Ok, entonces, ¿podés darme ese número?

-¿Para...?

Ringo quedó descolocado, la miró buscando alguna risita bromista de ella, pero lo miraba seriamente.

-Para... llamarte...no sé. Puedo darte alguna nota de interés sobre el grupo...

-Ok, anotá.

Le dictó el número, presentía para qué Ringo quería ese número, pero no, no iba a quedar como una chica fácil, el hecho de que fuera fan no significaba que iría con él al hotel mas cercano con que sólo levantara el tubo del teléfono.

-Bueno, ahora sí, debo irme.

-¿Al lugar horrible?

-No todos tenemos la suerte de ser un beatle...

-Chica envidiosa. Sos muy graciosa, ¿sabías?

-No, ya van dos cosas que me revelás: que soy linda, y que soy graciosa. Y ahora me voy, chau, suerte.

Se preguntó para qué le deseaba suerte si ya la tenía, pero él le contestó con lo mismo. Ella sí que la necesitaba. Por un lado se odiaba, hacerse la difícil podía resultar en contra, quizás por eso jamás la llamaría, y por otro lado se tenía tanta fe, que estaba segura que algún día recibiría esa llamada. Sí, necesitaba mucho esa suerte.




Hola!!! Muchas gracias a quienes comenzaron a seguir esta historia, gracias por sus vistas, sus votos y sus comentarios!

 

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