Cita doble

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Capítulo .•°•.•°•♡•°•.•°•. 23

—¡Mi ojo! ¡Mi ojo! —gritaba el pobre Taehyung con una de sus manos cubriendo la víctima de la torpeza de Jimin.

—¿¡No te lo saqué verdad!? —cuestionó histérico y sin poder mirar a su amigo.

—¿¡Cómo se te ocurre maquillarme con los ojos cerrados, Park Tonto Jimin!?

—¡No fue mi intención! ¡Te dije que no sé maquillar! —se disculpó el rubio moviendo repetidas veces el aplicador de rímel que era sostenido por su mano toda temblorosa e inexperta la cual se había atrevido a intentar definir las pestañas de Taehyung.

El jovencito menor parpadeó incontables veces antes de decidir verse al espejo. Sintió su cuerpo tambalear al notar su ojito rojo y lloroso por el tacto intruso, eso sin contar el líquido negro que resaltaba al rededor de todo el contorno.

Sin duda era injusto que Park Jimin fuera maquillado con habilidad por Taehyung y que Taehyung no pudiera recibir el mismo trato de parte de su mejor amigo con nulas nociones de maquillaje.

—Parezco un cyborg —soltó espantado, sin dejar de mirarse con horror.

—Lo siento, lo siento mucho, no soy nada bueno con estas cosas —se volvió a disculpar el más bajo, dejando sobre el tocador el instrumento que había empleado mal.

—No, descuida, solo a mí se me ocurre dejar que me maquilles faltando minutos para la cita —replicó tomando una toallita húmeda y pasándola sobre su rostro.

—¿Te... te vas a maquillar todo el rostro de nuevo? —cuestionó Jimin incrédulo— Yoongi y Jungkook ya deben estar en la puerta.

Taehyung soltó unas risas burlescas mientras seguía limpiando los restos de producto en su rostro. 

—Querido amigo, no iré a una cita con un maquillaje todo estropeado. Además, tengo cien veces más vida social que tú, tu novio y mi novio juntos. Eso quiere decir que posiblemente me encontraré con diez conocidos míos en el camino y no dejaré que me vean así.

—Pero Taehyung... los chicos —Jimin fue interrumpido por el sonido del timbre cosa que lo tensó.

Hicieron silencio esperando que no fueran sus respectivas parejas, pero fue en vano porque al cabo de unos segundos su madre gritaba lo contrario. Jungkook y Yoongi habían llegado.

Jimin miró desesperado a Taehyung quien aún no terminaba de pasar la toallita por su cara. El mayor movió su mano con despreocupación antes de hablar.

—Ve a recibirlos, bajo en dos minutos. Ni un segundo más.

—Taehyung, tardé como una hora tratando de maquillarte —replicó Jimin, pero fue callado por la mano de su amigo, que lo empujo para darle a entender que tenía que obedecerle.

Sin más opción, el rubio salió de su habitación y se encaminó a la sala de estar, donde lo esperaban los dos jovencitos recién llegados y su padre apuntándole con una escopeta a uno de ellos.

O al menos eso es lo que hubiera querido hacer Park Changho de no ser por su esposa, la madre de Jimin, que se lo impedía.

—Jimin —emitió Yoongi feliz al divisar a su enamorado y dando un par de pasos para darle el encuentro, además de librarse de la cercanía atemorizante de su suegro.

Bajo la mirada amenazante del padre de Jimin, Yoongi decidió abrazar a Jimin en forma de saludo y depositar un sutil beso sobre su cabello. 

—Hola Yoonie —emitió Jimin correspondiendo el abrazo y luego apartando un poco su rostro para observar a Jungkook quien aún tenía las puntas de sus cabellos mojadas por el baño que al parecer había tomado— hola Jungkook, vinieron puntuales.

—No tenía opción, Taehyung me amenazó y Yoongi prácticamente me sacó de la ducha, pero aquí estoy, —respondió con los brazos cruzados, buscando algo con la mirada— al que no veo es al susodicho que dice ser mi novio.

—Oh, sí, bueno Taehyung...

—¡Aquí estoy! —dijo acelerando su paso hacia el lugar de encuentro.

Sin duda la velocidad de Taehyung con el maquillaje dejó boquiabierto a Jimin, quien juraba haber visto hace menos de dos minutos a su amigo quitarse hasta el color de los labios con la toallita húmeda.

—Eres un impuntual y aún así me pediste a mí que llegara puntual, que molesto eres —renegó Jungkook con una mueca de fastidio al ver cómo Taehyung se le acercaba.

Aunque bien sabía que su corazoncito de chico "molesto" no dejaba de acelerarse con forme su enamorado avanzaba hacia él.

—Muy bien, todos reunidos y contentos —habló el padre de Jimin— ahora escúchenme ustedes dos —emitió señalando a Yoongi y Jungkook— traen a mi hijo y a Taehyung, que es como mi casi hijo, aquí a las ocho en punto de la noche o lo último que verán será mi rostro empapado de su sangre mientras los acribillo brutalmente.

Ambos jóvenes pasaron saliva y asintieron repetidas veces. Agradecieron el ser escoltados a la puerta por la señora Park que al contrario de su esposo, los despidió con dulzura antes de cerrar la puerta de la casa.

Por fin afuera, las parejas no tardaron en soltar suspiros de alivio y saludarse como correspondía al estar a solas y sin ojos ajenos observando cada uno de sus movimientos.

Yoongi bajó su rostro hasta el de Jimin quien ladeó ligeramente su cabeza para encajar sus labios sobre los de su enamorado, dando ligeros y lentos movimientos que Yoongi no tardó en aumentar.

Junto a ellos, Jungkook le dio un corto pico a Taehyung quien negó disgustado y se prendió de los labios de su jovencito vergonzoso sin darle oportunidad de escapar.

—Pensé que ya habías aceptado tu colorida realidad, Jeon —fastidió Yoongi cuando ambas parejas terminaron de saludarse, haciendo referencia al miserable pico del inicio.

Jungkook no se quedó atrás y de inmediato replicó con algo de molestia.

—Idiota, fue por su maquillaje —renegó mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre sus labios para lograr bajar el pigmento rosáceo que seguramente Taehyung le había dejado— no quería estropearlo.

Y tenía razón, tanto Jungkook como Yoongi habían bajado la intensidad de los colores que pintaban los labios de Taehyung y Jimin.

—Oh, Jungkook es tan lindo con Taehyung —halagó el rubio— se preocupa hasta por ese pequeño detalle, yo nunca lo hubiera pensado.

—Es que la última vez casi lo mato por besarme como un animal cuando había logrado combinar los mejores colores para labios. Ese día lo odié más que a las personas que no cuentan buenos chismes.

Jungkook soltó una risa nasal al recordar el momento y asintió mirando a los demás. 

—Bien, no hablemos de lo hormonal que puede llegar a ser esa rata griega homosexual y avancemos, la playa nos espera —emitió Yoongi tomando de la mano a Jimin para comenzar a caminar.

Jungkook imitó la acción que tuvo Yoongi con Jimin y tomó la mano de Taehyung, quien comenzó a caminar sonriente.

—¿Y por qué a la playa? —cuestionó Yoongi para evitar el silencio— ¿Por qué la eligieron?

—Pregunto lo mismo, —siguió Jungkook— la última vez que fui con unos amigos, me enterraron como por tres horas, —hizo una pausa y negó al recordar lo que iba a decir la continuación— los días siguientes sentí la arena áspera salir de mí cada que iba al baño. Cada trozo fue desgarrador.

Todos miraron mal y con asco a Jungkook, su enamorado no pudo evitar darle un golpe en el codo por la información innecesaria que había soltado.

—Gracias por arruinar el lugar romántico con tus problemas intestinales —renegó Taehyung, recibiendo unas caricias en el hombro como respuesta de Jungkook que había explotado en risas desde que terminó de contar su dolorosa anécdota.

—La verdad —Jimin tomó la palabra— es que se nos hizo bonita la idea de compartir helados en pareja, viendo el atardecer, sentados sobre la arena...

—¿No escuchaste lo que dije? —Jungkook había parado sus carcajadas en seco— La arena entra a tu cuerpo sin que te des cuenta, pero no sale de la misma manera. Lo siento mucho, pero no arriesgaré mi trasero así de nuevo. 

—Si no te gusta la playa por qué aceptaste la idea? —cuestionó el rubio mirando extrañado a Jungkook.

Yoongi no perdió la oportunidad y colocó bruscamente la palma de su mano sobre el hombro de Jungkook.

—Pues porque es un pisado, desde luego—emitió sonriente.

—Taehyung, cariño, ¿estás seguro que antes de ir a llenar nuestras nalgas de arena, no podemos dejar al novio de tu mejor amigo en su maldita casa? —cuestionó al instante, quitando la mano de Yoongi quien le regaló una sonrisa.

Sin duda ambos jóvenes parecían odiarse, sin embargo, el convivir desde que eran infantes les había permitido desarrollar una amistad realmente fuerte y un trato singular hacia el otro.

—Ya, no seas así con Yoongi, Kook —advirtió Taehyung subiendo al asiento de copiloto del auto de Jungkook.

—Min Mandarinas sabe que soy un gracioso, ¿no es así? —cuestionó mirando a Yoongi, quien estaba subiendo, por el retrovisor.

—Oh, sí, todo un cómico —comentó con sarcasmo, cerrando la puerta al haberse sentado.

Jungkook sonrió mientras encendía el auto, comenzando a manejar casi de inmediato.

—La verdad pensé que nadaríamos —respondió la pregunta de hace un rato— solo por eso acepté, me encanta ver a Taehyung en traje de baño —confesó posicionando una de sus manos sobre el muslo de Taehyung, como solía hacerlo.

—Oh, no, no me voy a meter al agua, no arruinaré mi maquillaje —replicó mientras se miraba al espejo, rectificando el color de sus labios con un labial que había guardado en su bolso.

—¿Nadar?  Si ni bañarte puedes, rata mugrosa —Yoongi volvió a molestar.

—Oh, a los que no les gusta el agua es a los gatos, Min —se defendió Jungkook— o debería llamarte "Yoonie boo" —agregó imitando la vocecita aguda de Jimin.

—Como quieras —Yoongi aclaró su garganta antes de imitar la voz de Taehyung— "Kookie"

—Maldita sea Yoongi, una más y te tiro por la ventana.

Jimin tan solo se limitaba a reír por las peleas que tenían Jungkook y Yoongi, que ya podía escuchar en vivo y en directo, sin necesidad de pedirle a Taehyung que se las contara como lo hacía antes. Cuando estaba enamorado de Yoongi sin saber que era correspondido.

El rubio no podía creer lo bonita que se había vuelto su vida desde que Yoongi tuvo ese accidente con el micrófono. 

Sus recuerdos fueron interrumpidos cuando sintió el tacto de la mano de Yoongi sobre la suya, su respiración se aceleró cuando los dedos del más grande comenzaron a jugar con el anillo que compartían.

—Hay algo que Jimin y yo no les hemos contado —confesó Yoongi de repente, cuando todos hicieron silencio.

Jimin sintió sus mejillas enrojecer al recordar el tema que conversaron la noche anterior, los dos abrazados y dándose mimos sobre la cama de Yoongi, con el pequeño Holly en medio.

—¿Ya tuvieron sexo? —preguntó Jungkook esta vez recibiendo un palmazo sobre su mano que seguía sobre el muslo de su enamorado, quien resultaba ser el autor del golpe.

—No llevamos ni un mes juntos —replicó Yoongi achinando sus ojos.

—Que lentos, Taehyung y yo no perdimos el tiempo, al segundo día... —su boca fue cubierta por el joven a su lado.

—¿Qué quieren decirnos? —cuestionó Taehyung.

Yoongi tomó un poco de aire antes de contarles a sus amigos de lo que se trataba.

—Probaremos cómo sería vivir juntos, solo por un mes —informó sorprendiendo a los dos de adelante.

Jungkook no tardó en apartar la mano de su enamorado para poder responder.

—¿Ni siquiera han practicado el coito y ya quieren vivir juntos?

—¿Qué pasará con Hoseok? —cuestionó Taehyung, ignorando el comentario de su desubicado novio— ¿No estabas compartiendo depa con él?

—Sí bueno, —Yoongi rascó varias veces su nuca— resulta que no me soporta, o mejor dicho, no soporta mi desorden. Y yo tampoco tolero su adicción a la limpieza —realizó una pausa— quedamos en buenos términos, pero decidimos que lo mejor será vivir separados si no queremos comenzar la tercera guerra mundial.

Entendieron al instante, Hoseok se veía a kilómetros que era un limpiador compulsivo. De Yoongi solo con ver sus camisetas sin planchar se deducía que era lo opuesto.

—¿Y qué dice tu suegrito? —Jungkook volvió a tomar la palabra— Park Changho nunca dejará a su hijo en tus manos, no antes del matrimonio.

—Mi mamá lo convencerá, —interrumpió Jimin— eso es seguro.

Yoongi sonrió al darse cuenta de cuanta suerte había tenido de recibir a alguien tan dulce como suegra.

—¿Y qué pasará luego de ese mes de vida común? —Taehyung giró a ver a la pareja.

—Luego de ese mes, si todo sale bien, vendrá otro mes, luego un año y así hasta siempre.

Taehyung asintió varias veces y regresó su vista al frente.

—Debes amar mucho a Jimin como para imaginarte desde ahora una vida con él.

—Es que la cosa va enserio —dijo Yoongi.

Taehyung pensó un poco, luego giró a ver a Jungkook quien tensó sus labios al percibir la mirada ajena, pero siguió con su vista fija al frente. 

—Jungkook —llamó Taehyung a lo que el jovencito contrario respondió todo inocente al mirarlo rápidamente, fingiendo no saber de qué iría el comentario.

Su enamorado no fue sutil al preguntar.

—¿Por qué no vivimos juntos también?

—Oh, cariño, sabes que soy muy desordenado...

—Mentira, tus cajones de ropa están acomodados a la perfección.

Jungkook al ser descubierto, soltó un suspiro antes de sincerarse.

—No Taehyung, no viviremos juntos.

Sin duda sus palabras rompieron el corazón de su enamorado, que bajó la mirada avergonzado por no ser correspondido.

—No hasta que yo tenga trabajo —continuó sonriente, ganándose la mirada emocionada de Taehyung.

—¿Estás jugando?

—No —dijo de inmediato— cuando tenga mi propio dinero, te vienes a vivir conmigo. 

La respuesta dejó sorprendidos a Yoongi y a Jimin, pero mucho más a Taehyung quien no había tenido esperanzas cuando sugirió lo de vivir juntos.

—¿Tú? ¿Sentando cabeza, Jeon RataKook? —soltó Yoongi mientras levantaba una ceja.

—¿De qué te sorprendes? —replicó observando por el retrovisor— El lento eres tú, no te equivoques, virgen.

—Oh, Jeon, te puedo ahorcar justo ahora y me importa poco que estés manejando.

—Veamos si eres capaz de arriesgar la vida de Park Jimin, —replicó burlesco— si es así entonces demuéstrame que tan bueno eres ahorcando.

—Jódete 

—No digas malas palabras, Yoonie —pidió Jimin entrelazando su mano izquierda con la de Yoongi para lograr calmarlo.

—Que pisado —comentó Jungkook

—Cierra el hocico, Jungkook que tú no te quedas atrás —reclamó al instante el rubio, defendiendo a Yoongi.

—Tú no me dices qué hacer —replicó altanero el joven al volante y provocando que Jimin frunciera su ceño.

Lo que Jungkook no sabía era que Jimin estaba por usar sus propias palabras en su contra, se había sentenciado solito.

—Es cierto, no soy yo quien te dice qué hacer, —admitió para después golpear e hombro de su amigo en el asiento del copiloto— Taehyung, cállalo.

Yoongi casi se atragantó con sus risas al no poder contenerlas. 

—No, Park Jimin, ¿tú también? —dijo Jungkook simulando angustia—  Oh, y cuando tengan hijos, ¡no quiero ni pensarlo! ¿Toda una familia de mandarinos y mandarinitas odiándome? Sería demasiado.

—En ese caso nosotros tendríamos una familia de ratitas chismosas odiándonos de vuelta —respondió Yoongi.

Ambas parejas se miraron mal, sin embargo, sabían que era un buen plan.

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