Capítulo XXII

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Con el ánimo por los suelos, volví a casa y pasé un día entero encerrada en mi habitación.

No quería hablar con nadie,no quería comer,tan solo me dedicaba a llorar durante el día y me mantenía despierta en largas noches de insomnio.

Todas esas situaciones me habían generado graves ataques de ansiedad. Me odiaba a mi misma por todo lo que estaba pasando y no sabía que más hacer para arreglarlo.

Pedri ignoró mis mensajes hasta que decidió bloquearme,quitándome el único medio de comunicación directa que tenía con él.

Mi mente seguía pensando en todo y en nada a la vez cuando alguien tocó la puerta de mi habitación,como cada día.

-Antonella,mi amor... Debes salir de tu habitación- escuché a mi madre al otro lado de la puerta.

Obvié su presencia y cerré los ojos mientras las lágrimas vagaban por mis mejillas a su antojo.

Escuché como bufaba desesperada y volvía a hablar con la boca pegada a la puerta, intentado que la escuchase.

-Escuchame cariño... Sé que todo esto es complicado. Lo de Pedri,lo de Italia...- escuchar ese nombre hizo que un nudo se formase en mi garganta,casi pude notar una punzada en el corazón al escuchar como mencionaba al canario- tienes que comer y salir de aquí. De nada te vale encerrarte en tu habitación,solo te estás torturando más y no deberías afrontar todo esto sola.

De nuevo,sus palabras fueron ignoradas por mi propia persona.

-En ese caso... Deberías preparar la maleta,mañana nos vamos- dijo dándose por vencida mientras sentía como se alejaba de mi habitación.

Una vez sentí sus pasos lo suficientemente lejos, volví a respirar aunque eso no duró mucho ya que todas las imágenes de lo sucedido durante los últimos dos días,se estaban repitiendo en mi cabeza una y otra vez, torturandome.

El aire volvía a faltarme en los pulmones y sentí como me ahogaba. Me incorporé en la cama y me llevé mi mano al pecho tratando de medir las descontroladas pulsaciones de mi corazón,el cual se aceleraba cada vez más.

Mi cuerpo empezó a temblar,mis manos y piernas fallaban y,cuando me quise levantar del todo,mis piernas flaquearon y caí de rodillas al suelo,haciendo ruido con el impacto.

-Antonella?- escuché como alguien hablaba mientras subía por las escaleras.

Cómo malamente podía,me fui acercando hasta la puerta y estiré mi brazo lo máximo que pude hasta que mi mano rozó el pestillo de la puerta y lo quitó con intención de pedir ayuda.

Mi boca se abría para pronunciar palabra pero no tenía aliento,sentía que, a cada segundo que pasaba, me faltaba más aire e,incluso,como me faltaba vida en el cuerpo.

Me dí por vencida cuando vi como mis temblorosas manos eran incapaces de llegar a abrir la puerta y me arrastré por el suelo llegando a la alfombra que había al lado de mi cama.

De pronto,la puerta se abrió de repente y vi como un rostro conocido entraba en la habitación.

-Antonella- dijo viéndome con gran preocupación.

Al notar mi estado,no dudó en acercarse y colocar sus manos en mis hombros, acariciandolos.

-Vale,debes relajarte y respirar- continuó hablando mientras analizaba mi demacrado rostro.

Mis labios,mis manos y mis piernas temblaban. Mis pulmones se sentían totalmente vacíos, sin una sola pizca de aire. Mi garganta estaba cerrada y sentía que el oxígeno no fluía,ni en ella,ni en mi nariz.

-Vamos a respirar juntos vale?- propuso sentándose en el suelo, enfrente de mí- vale,coge aire lentamente.

Intentaba hacerlo,lo intentaba con todas mis fuerzas pero no podía.

-Antonella,eres fuerte. Puedes hacerlo- dijo tratando de darme un atisbo de esperanza.

Cerré los ojos y,como malamente pude, cogí algo de aire, atrapándolo en mis pulmones.

-Eso es. Ahora échalo por la boca, lentamente- dijo guiando cada una de mis acciones.

Hice caso a sus palabras y dejé que una gran bocanada de aire saliese de mi boca.

-Otra vez- dijo posando sus manos en mi rostro y acariciando mi mejilla con su pulgar.

Una vez más,le hice caso y,muy poco a poco y,tras seguidas repeticiones, conseguí calmarme y apaciguar mis temblores, controlando también la frecuencia de mis latidos.

-Ves? Lo has conseguido. Eres muy fuerte Antonella- afirmó sonriendo ligeramente.

Sin responderle, lo abracé con fuerza, agradeciéndole su presencia y su guía.

-Gracias Joāo- le agradecí al portugués honestamente.

-No me las dés- respondió dándome un pequeño beso en la frente.

Sonreí con las pocas fuerzas que me quedaban en el cuerpo.

-Oye... No quiero ser inoportuno pero... Por qué estabas así?- preguntó realmente preocupado.

-Así como?- pregunté tratando de ignorar lo que acababa de pasar.

-Antonella... Acabas de tener un ataque de ansiedad y,desde luego,no parecías estar bien- dijo bajando el tono de voz para que nadie nos escuchase.

Miré hacia otro lado nerviosa y sin saber que responderle exactamente.

-No es nada,tan solo es que estos días han pasado algunas cosas que me han hecho sentir un poco mal. No te preocupes- dije restándole importancia al asunto.

-Si me preocupo. Una persona no tiene un ataque de ansiedad como ese por nada o por algo que le haya hecho sentir un poco mal- volvió a hablar insatisfecho por mi respuesta.

Bufé y cogí aire antes de volver a hablar, preparándome para contarle todo a Joāo.

-Bueno... Mis padres me han estado ocultando durante todo el tiempo que llevo aquí que mañana debo de volver a Italia con ellos. Me escapé de casa al enterarme de eso y de que debía dejar a Pedri,de que no podría volver a verlo- hablé relajadamente,aunque nerviosa.

-Por eso estabas llorando...- dijo encajando las piezas en el tablero.

Asentí y seguí hablando.

-Cuando me encontraste y pusiste la película te quedaste dormido así que,para no molestar,te dejé una nota y salí de la casa con tu ropa,ya que la mía seguía manchada. Cuando salí tuve la mala suerte de que Pedri estaba allí,había estado buscándome casa por casa después de que mi madre le dijese que me había escapado,y justo había llegado a la tuya en ese momento.

-Y te vió con mi ropa- dijo a lo que yo solo volví a asentir- pensó cosas que no eran reales verdad?

-Si y no es sólo eso,lo que dijo después y la manera en la que lo dijo fue tan fría...- añadí mientras agachaba la cabeza.

-Que te destrozó- completó la frase por mi el portugués.

Apoyé mi cabeza en el borde de la cama y suspiré triste.

-Ni siquiera me dejó explicárselo Joāo, fue como si todo lo que construimos en este tiempo desapareciese en segundos y todo por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado- dije mientras miraba a un punto fijo del techo.

-Joder,lo siento... No quería nada de esto- dijo mostrando una, innecesaria,culpabilidad en sus palabras.

-No Joāo,esto no es culpa tuya. Tu me ayudaste,me acogiste en tu casa y me hiciste sentir mejor,no mereces que te perdone por nada,mereces que te dé las gracias por todo lo que hiciste- dije levantando la cabeza para volver a mirarlo,esta vez,a los ojos.

Asintió y sonrió ligeramente antes de volver a hablar.

-Quizás pueda hablar con Pedri y contarle lo que pasó realmente,así tal vez podáis...- el portugués iba a seguir hablando pero mi voz lo interrumpió.

-No Joāo,tal vez todo sea mejor así,al fin y al cabo... Yo me voy mañana y es mejor que me olvide,así no sufrirá tontamente- me apresuré a decir.

-Espera. Él no sabe que volverás a Italia mañana?- preguntó con el ceño fruncido, a lo que yo tan solo negué con la cabeza- y por qué no se lo has dicho?

-Por que si me voy después de lo de tu casa sin que lo sepa no pensará en mí,me odiará un par de días,semanas quizá, pero terminará olvidándome. De la otra manera solo le causaría más sufrimiento y lo unico que conseguiría sería hacerle más daño y no quiero,ni eso,ni que pierda la dirección de su carrera por esta tontería.

-Lo que sentís el uno por el otro no es ninguna tontería Antonella,es algo real y bonito. Si haces eso,tal vez sea cierto lo que tú dices pero tú... Tú nunca lo olvidarás y sufrirás por él día tras día durante mucho tiempo.

-Lo sé- dije siendo consciente de que,mis acciones,me afectarían más a mí misma que a cualquier otra persona.

-Se nota que lo quieres- dijo mirándome fijamente.

-Lo amo- corregí haciendo todos mis esfuerzos para no volver a llorar.

Joāo me acercó a él y me abrazó con fuerza,algo que agradecí con gusto.

Tras unos minutos en esa posición,me separé y me senté sobre la cama.

-Oye,por qué estabas aquí principalmente?- pregunté confusa,la verdad es que no entendía que pintaba Joāo en mi casa.

-Ohhh,eso...- dijo mientras se levantaba y se dirigía a la puerta,cogiendo una pequeña pila de ropa que había dejado apoyada en el suelo al ver que,antes, precisaba de ayuda- venía a traerte tu ropa. La dejaste en mi casa así que me he tomado la libertad de lavartela y como en tu nota ponía que vivías a cuatro casas de la mía pues... Aquí estoy.

Extendió sus brazos,dándome mi ropa,y no pude evitar sonreír dulcemente al saber el porqué de su, inesperada,visita.

-Gracias- dije realmente agradecida.

-No me las dés,ya me voy pero antes... Prométeme que bajarás ahí con tu madre y comerás algo- pidió cogiéndome de las manos y levantadome de la cama con suavidad.

-Mi madre te lo ha dicho?- pregunté rodando los ojos.

-Está muy preocupada por ti Antonella... Sé que ahora mismo no quieres verla pero todo el mundo es humano y comete errores y tus padres no son para menos- dijo dándome una pequeña sonrisa.

-Está bien,te lo prometo- dije sonriendo de la misma manera.

Su sonrisa se ensanchó y se separó de mi, dándose la vuelta para irse.

-João- dije llamándolo de nuevo,una última vez.

El portugués se dió la vuelta y me miró con el ceño fruncido.

-Gracias por todo,te estoy realmente agradecida- dije con una sonrisa,esta vez, más amplia.

-No me las dés. Además,tengo casa en Italia,tal vez vaya a molestarte algún día- dijo guiñándome el ojo antes de irse y desaparecer de mi campo de visión.

Reí y me vestí.

Una vez llevaba ropa limpia puesta y estaba algo más arreglada, bajé por las escaleras de la casa y caminé hasta la cocina,donde se encontraban mi padre y mi madre,ambos sentados en la mesa,con los brazos apoyados sobre ésta.

Parecían realmente preocupados y agotados,como si estuviesen buscando una manera de enmendar su error.

-Antonella...- dijo mi padre sorprendido al verme.

La mirada de mi madre se dirigió a mí y noté como un brillo de felicidad aparecía en sus ojos al verme allí.

-Lo siento...- dije con la voz entrecortada, admitiendo mis errores y tratando de disculparme por ellos.

Ambos se lanzaron a abrazarme y me envolvieron entre sus brazos, dejándome en un cálido abrazo entre ellos.

-Nosotros también lo sentimos mi amor- dijo mi madre dándome pequeños besos en la cabeza mientras lloraba desconsoladamente.

Simplemente, dejé que sus brazos me envolviesen,al fin y al cabo, todo el mundo comete errores y ellos... Ellos son mis padres

"Ellos me han dado la vida y todo
lo que tengo"

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PEDRI

Bagaba con el coche por las calles,sin saber a dónde dirigirme.

Las lágrimas brotaban de mis ojos sin control alguno y mis puños se aferraban al volante tratando de controlar mi ira.

No sé si estaba decepcionado con Antonella por haber visto lo que vi o si estaba decepcionado conmigo mismo por no haberla querido lo suficiente.

Si tan solo hubiese estado a su lado cuando peleó con sus padres y me hubiese enterado porqué discutieron... Nada de esto habría pasado.

-Joder! Joder!- dije dándole un golpe al volante cuando el coche se quedó sin gasolina, dejándome totalmente solo en lo que parecía ser un camino en el bosque.

Me bajé del interior del coche y suspiré desesperado.

Todo me estaba saliendo tan mal...

Comencé a dar vueltas sobre mí mismo. Cogí mi móvil y,cuando quise llamar a Fer para que viniese a por mí,me di cuenta de que no tenía nada de batería.

-Mierda!- dije tirando el móvil por algún lado,descargando gran parte de mi ira en esa acción.

-Oye! Un iPhone no se tira así,sabes lo que vale eso?- escuché una voz femenina detrás de mí.

La verdad es que esa voz y esa cara me sonaban de algo...

-Lo siento...- dije avergonzado.

-No te preocupes,parecía que necesitabas hacerlo- dijo dándome una pequeña sonrisa.

-Oye... Tu teléfono tiene más de tres rayas de cobertura? Necesito hacer una llamada- pregunté tan amablemente como me permitía el cuerpo en esos momentos.

-Si- respondió cordialmente mientras me lo extendía.

-Gracias- agradecí marcando el número de mi hermano en la pantalla.

-Si?- escuché a mi hermano al otro lado de la línea.

-Fer, necesito que vengas a buscarme. El coche me ha dejado tirado y mi móvil... Bueno,digamos que se ha perdido- informé lo más rápido posible.

-Joder Pedri,ya estaba preocupandome. Mándame la ubicación y voy a por ti- dijo algo alterado.

Sin más tiempo que perder,asentí y colgué la llamada para mandarle la ubicación del lugar donde me encontraba a mi hermano mayor.

-Gracias- dije devolviéndole el teléfono a su dueña tras usarlo.

-No hay de que, además, puedes ayudarme tu a mí. Yo también me he perdido y necesito volver a mí hotel- dijo sonriente.

-Por supuesto,faltaría más- respondí sonriendo de la misma manera.

La chica rubia asintió y apartó la mirada,esperando pacientemente.

-Oye,siento que es muy atrevido pero me suenas demasiado. Cómo te llamas?- pregunté con mucha curiosidad.

-Esto...- la chica bufó y miró al suelo antes de volver a mirarme a mi- soy Ginevra,Ginevra Ferrara,la antigua amiga de Antonella.

El mundo se me cayó encima al escuchar su nombre de nuevo y solo podía pensar en una cosa.

"En ella,en la que fué mi chica.
En Antonella"

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Holaaaa.

Bueno,como habéis podido leer,el capítulo de hoy es un poquito más largo pero, también,mucho más intenso.

Con este capítulo también he querido concienciar sobre un tema al que siento que no se le dá todo el valor y la importancia que merece, la salud mental.
Sé que esto es un mero libro pero,lo que habéis leído sobre el ataque de ansiedad de nuestra protagonista,de Antonella,no es más que la realidad que,por desgracia,sufren muchas personas al día,quizás no por esto,pero si por otros muchos temas importantes.

Lo que quiero decir con este capítulo es que,aunque a veces pensemos que estamos solos... Eso no es cierto y siempre va a haber una persona que se preocupe por nosotros y vele por nuestro bien,incluso aunque esa persona no sea la que nosotros mismos esperamos.

A veces el destino nos sorprende y nos pone a prueba para que nos enfrentemos a diferentes adversidades de la vida,no para hacernos sufrir sino para hacernos más fuertes.

En resumen,solo quiero que sepáis que,si padecéis de esta clase de situaciones en algún momento de vuestras vidas... No estáis solos y no debéis sentiros como bichos raros cuando querais hablar de vuestros sentimientos.

Si lo necesitáis,yo misma estaré para escucharos❤️❤️

Para terminar,ya sabéis que si os ha gustado el capítulo,una estrellita,un comentario y un follow siempre ayudan mucho.

Atte y con muchísimo cariño: Alma<3


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