Capítulo XXXIII

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Me estaba preparando para mí "cita" con Pedri,cuando mi móvil sonó y vibró sobre la mesa.

Alguien me estaba llamando.

-Hola mamá- saludé.

-Hola mi amor, cómo estás?- preguntó con su dulce voz,tan característica de ella.

-Mejor,preparándome para salir a cenar con Pedri. Querías algo?- pregunté mientras buscaba lo que ponerme.

-Estás en casa con los mellizos verdad?

-Si,por qué?

-Verás mi amor... Es que... He conocido a un hombre y,me ha invitado a cenar con él... Ya sabes,como amigos y eso- explicó algo nerviosa a través de la línea.

-Me alegro de que hayas conocido a alguien que te valore mamá- dije con una sonrisa en el rostro tras escucharla.

-Yo también me alegro hija mía,pero no creo que llegue para cuidar a los mellizos antes de que tú te vayas con Pedri. Siento tener que pedirte esto,yo...

-Mamá,está bien. Estoy segura de que a Pedri no le importará venir a cenar aquí en vez de hacerlo fuera,seguro que lo entenderá. Además,los mellizos lo echan de menos,nos lo pasaremos bien- dije, interrumpiéndola.

-Gracias cariño! De verdad que no sé cómo agradecertelo...

-Si quieres agradecermelo pásatelo bien en esa cena,te lo mereces mamá. Eres la mejor madre del mundo- hablé sin borrar la sonrisa de mi rostro.

Aunque no la estuviese viendo en esos momentos,supe que ella también estaría sonriendo.

-Te quiero Antonella.

-Te quiero mamá- dije antes de colgar la llamada.

Sonreí por última vez y llamé a Pedri para explicarle la situación.

-Qué pasó enana? Habíamos quedado dentro de media hora- habló al otro lado de la línea.

-Lo sé,es que... Ha habido un cambio de planes- dije algo vergonzosa.

-Antonella,si no quieres tener esta cita lo entiendo,yo...- iba a seguir lamentándose,pero lo detuve.

-Pedri,claro que quiero cenar contigo idiota!- rodé los ojos- mi madre se ha ido a cenar con un hombre que ha conocido y no puedo dejar a los mellizos solos. Te vienes y hacemos una cena en casa? Un plan familiar, digamos- reí por lo bajo.

-Por mí perfecto. Estoy deseando volver a ver a Mateo y a Gia,los echo de menos- confesó finalmente el canario.

-Ellos a ti también Pepi... Te veo aquí en veinte minutos. Ah y trae pizzas,que como cocinemos tú y yo,alguno de los cuatro termina con gastroenteritis o anisakis- bromeé.

-Hecho. Te veo en un rato enana- se despidió entre risas.

-Nos vemos ahora platanito- dije con restos de risa en la voz.

-Quieres dejar de llam- iba a rechistar pero me adelanté a sus movimientos y le colgué.

Chúpate esa Pedri González.

Para qué aprendas a dejar de llamarme enana.

Posé mi teléfono sobre el escritorio y busqué algo cómodo que ponerme.

Si no íbamos a salir de casa... No había necesidad de arreglarse.

Cogí un pantalón gris de chándal y lo acompañé con una camiseta que se encontraba en el fondo del armario.

No era cualquier camiseta.

En la espalda llevaba puesto "Pedri 8".

Sonreí al verme con esa camiseta de nuevo. Lo cierto,es que solo me la había puesto una vez.

Supongo que tampoco tuve más oportunidades de ponérmela.

Pero todo eso cambió y estoy segura de que me la pondré muchas más veces.

-Mis 5 monedas de chocolate!- escuché gritar a Mateo tras la puerta de mi habitación.

Fruncí el ceño y me acerqué a la entrada de mi habitación,de donde provenían los gritos de los mellizos.

-Qué os pasa? Por qué peleais ahora?- pregunté confundida.

-Gia me debe 5 monedas de chocolate- aseguró el pequeño Mateo, cruzándose de brazos.

-Y eso por qué?- pregunté yo,una vez más.

-Porque apostamos 5 monedas de chocolate a que el tío Pedri y tú volverías a daros besitos y llevas su camiseta- explicó Mateo en un tono de obviedad que hasta me hizo quedar de tonta.

-Pero no sabes si se han dado besitos!- exclamó Gia algo enfadada por haber perdido la apuesta.

-Anto,el tío Pedri y tú... Os habéis vuelto a dar besitos?- preguntó Mateo mirándome, directamente,a los ojos.

Sentía ambos pares de ojos mirándome fijamente,hasta tal punto que me hicieron sentir intimidada.

Estaba abriendo la boca para responder cuando,de repente,el timbre de la puerta sonó.

-Vaya por dios! Debo ir a abrir la puerta- dije escapando de los mellizos a toda prisa.

Salvada por la campana!

Llegué hasta la puerta principal y la abrí, dejándome ver a cierto canario esperando muy pacientemente.

Él también había decidido ponerse ropa cómoda, probablemente,pensando en que estaría con los niños y no lo dejarían en paz en ningún momento.

Además,llevaba un ramo de rosas rojas en su mano derecha y una amplia sonrisa adornaba su rostro.

-Hola- saludé algo nerviosa.

-Hola Antonella. Ten,esto es para ti- dijo extendiéndome el ramo.

Una sonrisa apareció en mi rostro al escucharlo,y agradecida, cogí el ramo de flores.

-Son preciosas. Gracias platanito- reí al decir su mote.

-Vale,ya me ha quedado claro que ese mote me quedará hasta el día que me muera- dijo caminando hasta quedar en frente de mí y cerrar la puerta detrás de él.

-Pues sí. Y en tu lecho de muerte,en vez de poner  "En memoria de Pedro González López" pondrá "En memoria del plátano de Canarias"- bromeé riendo a carcajadas.

-Estás muy chistosa últimamente eh?- dijo mirándome con una pequeña sonrisa.

-Ni que eso no te gustase- dije dando un paso más hacia él.

-Todo lo que tenga que ver contigo me encanta- afirmó colocando su mano en mi mejilla y acariciándola con su pulgar.

Una vez más,sonreí y,esta vez, acerqué mis labios a los suyos,dejando un dulce y cálido beso sobre ellos.

-Ves! Te lo dije! Mis 5 monedas Gia!

El grito de Mateo consiguió que Pedri y yo nos separásemos,haciendo que el canario me mirase realmente confundido tras escuchar a mi hermano pequeño.

-Apostaron si habíamos vuelto o no- dije encogiéndome de hombros.

El moreno tan solo río y se acercó a mis hermanos con los brazos abiertos.

-Dónde están mis duendecillos favoritos?- preguntó Pedri agachándose a la altura de los mellizos.

-Tío Pepi!- exclamaron ambos a la vez,tirándose a sus brazos para abrazarlo.

Sonreí ampliamente al ver esa escena y,mientras se saludaban, aproveché y dejé las flores dentro de un jarrón con agua.

-Oye Pedri,y las pizzas?- pregunté volviendo junto a ellos.

-No tardarán mucho en llegar- respondió,a lo que yo tan solo asentí.

-Ven tío Pedri,vamos al salón a ver Barbie mientras llega la cena- habló Gia tirando del brazo de Pedri hasta dejarlo en el sofá.

-No! Veamos Kung-fu Panda!- dijo Mateo dando pequeños saltitos de emoción.

-Yo estoy con Gia,veamos Barbie- dije sentandome en el sofá.

-Sí!- celebró la pequeña.

-Jope...- se quejó Mateo cruzándose de brazos,algo enfadado.

-Tranquilo Mateo,después veremos Kung-fu Panda. Te lo prometo- dijo Pedri sentándose junto a mí.

-Vale!- exclamó Mateo contento con la respuesta del canario.

Ambos nos miramos y reímos.

Gia y Mateo se sentaron en el suelo cuando la película comenzó.

Por nuestra parte,Pedri y yo nos sentamos juntos. Mientras que mi cabeza estaba apoyada en el hombro del canario,sus manos estaban acariciando mis piernas,las cuales,se encontraban encima de su regazo.

-Pedri... Cómo sigas dándome esas caricias me terminaré durmiendo- advertí cuando noté como mis párpados comenzaban a pesar.

-Bueno,pues haré otras cosas para que no te duermas- murmuró con la voz algo ronca.

Levanté mi cabeza y lo miré frunciendo el ceño sin entender a que se refería.

Sonriente,el moreno subió un poco su mano,dejándola en el interior de mis muslos.

-Pedri,los niños están delante- le recordé con los ojos abiertos como platos.

-Están demasiado centrados en la película- aseguró mientras siguió subiendo su mano,muy lentamente.

Cuando parecía que iba a llegar a zonas peligrosas,el timbre de la puerta sonó.

Y salvada por la campana por segunda vez.

Gracias por existir timbre!

-Voy yo- dije levantadome con las hormonas realmente revolucionadas.

-Cualquiera diría que huyes de mí!- dijo riendo.

Sonreí irónicamente y le saqué el dedo del medio mientras caminaba hasta la puerta.

-Antonella! Ya sabes lo que dice mamá- gritó Mateo al ver mi gesto.

-Nada de gestos ni palabras groseras!- completó Gia.

-Lo siento!- me disculpé alzando las manos en señal de paz.

-Eso, qué maleducada eh Antonella de Luca?- bromeó Pedri entre risas.

Rodé los ojos y abrí la puerta para coger las pizzas y pagarle al repartidor.

-Quédese el cambio- le dije amablemente mientras cogía nuestra cena.

-Disculpa, sé que suena algo atrevido pero... Me podrías dar tu número?- preguntó el repartidor viéndome fijamente y con una sonrisa ladina.

-Esto...- iba a hablar pero una voz apareció detrás de mí,a la par que una mano se situaba en mi cintura.

-No,no puede darte su número. Ahora coge tu propina y vete- dijo Pedri cerrándole la puerta, literalmente,en toda la cara.

-Pedri!- exclamé girandome para verlo.

-Qué? Esperabas que dejase que ligara contigo delante de mis narices?- preguntó encogiéndose de hombros.

-Igualmente,no se lo iba a dar. Idiota- dije dándole un pequeño golpe en el hombro.

-Lo sé,pero así ya le queda claro del todo que no tiene oportunidad contigo enana- dijo guiñándome un ojo de manera divertida.

Reí y caminé de nuevo hasta el salón,dejando las pizzas sobre la mesa.

-Bien chicos,la cena está lista!- exclamé animadamente, volviendo a sentarme en mi sitio de antes.

-Si!- celebraron los mellizos,comenzando a comer, hambrientos.

-Madre de Dios,que apetito tienen estos niños- dijo Pedri viendo cómo Mateo y Gia comían a toda prisa.

-Mhm?- murmuré con la boca llena de pizza.

Pedri rió al verme y negó con la cabeza de manera divertida.

-Desde luego,de tal palo,tal astilla- bromeó llevándose un trozo de pizza a la boca.

-Cállate!- dije como malamente pude.

-Nada de hablar con la boca llena Antonella. Qué pensaría tu madre de ti si te viese ahora mismo,que grosería por tu parte- dijo tratando de picarme.

-Agh,eres odioso- dije rodando los ojos.

-Solo contigo porque me encanta verte enfadada- habló dejando la pizza de lado y acercando su rostro al mío lentamente.

Sonreí y me tumbé encima de él,dejando mi cabeza apoyada en sus muslos.

-La verdad,no voy a negar que me encantan las vistas que tengo ahora mismo...- dijo viendo mi nueva posición.

-No seas guarro,los niños pueden escucharte- dije dándole un pequeño golpe.

-Vamos,son críos. No entienden nada de esto- dijo muy seguro de sí mismo.

-Tio Pedri,por qué le estás mirando las pechugas a nuestra hermana?- preguntó Mateo al vernos.

-Pechugas?- preguntó Pedri confundido,sin saber a qué se refería.

-Pedri...- dije señalando con la mirada hacia mis pechos.

-Ah!- exclamó al darse cuenta- no pequeño,estaba viendo la carita de bebé que tiene...

-Qué mala excusa- murmuré para que solo él me escuchase.

-Tú cállate- susurró colocando su mano en mi boca,sin dejar de mirar a Mateo con una sonrisa forzada.

-Yo que tú no haría eso...- advirtió Gia al ver la mano de Pedri sobre mi boca.

-Te va a morder- espetó Mateo riendo.

-Que me va a hacer qué?- preguntó el canario realmente confuso.

Sin darle tiempo a nadie a decir nada más, saqué mi dentadura y mordí la mano de Pedri.

-Auch!- se quejó el canario haciendo una mueca de dolor y agitando su mano mordida.

-Te lo dijimos!- gritaron los mellizos entre risas.

-Vaya,ya veo que os lo estáis pasando bien- dijo mamá entrando al salón con una sonrisa de lado a lado.

-Mamá!- saludaron los gemelos corriendo hasta ella.

-Hola mis amores- dijo dándoles un beso en la cabeza a cada uno- Hola Pedri.

-Hola señora de Lu- digo,hola Letty- se autocorrigió el canario rápidamente y sin que nadie le dijese nada.

Mi madre tan solo sonrió y tomó a los gemelos de la mano.

-Voy a acostar a estos dos demonios que ya es tarde. Si quieres, quédate a dormir Pedri, ya sabes que eres bienvenido en esta casa siempre que quieras- dijo amablemente mamá.

-Gracias Letty- agradeció Pedri sonriente.

Mamá tan solo asintió y se llevó a los gemelos arriba.

Mis párpados pesaban demasiado y el sueño se estaba apoderando cada vez más de mí cuando sentí unos brazos que me cogieron y me envolvieron, elevándome y cargando con mi peso.

-Qué haces?- pregunté algo adormilada.

-Te estás quedando dormida Antonella,vayamos a dormir- respondió subiendo las escaleras,cargando aún conmigo entre sus brazos.

La verdad es que no me iba a quejar,me sentía como una princesa.

-Buenas noches Pedri- dije cuando sentí como mi cuerpo se hundía en el colchón de mi cama.

-Buenas noches Antonella. Por cierto...

"Me gustaría verte más veces
con mi camiseta"

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Holaaa.

Aquí os dejo el capítulo de hoy,esta vez,uno más tranquilo y family friendly.

Si os ha gustado el capítulo ya sabéis que una estrellita, un comentario y un follow siempre ayudan mucho.

Atte: Alma<3

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