❥︎ꨄ︎ C. 003 ☀︎︎

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Tres días intensos habían pasado para Kim TaeHyung, donde apenas y pudo tener tiempo libre para dejarle a su omega una florecita junto a una nota.

La pasantía lo había dejado muerto durante dos días, sumado a eso la visita de su hermanito menor que había irrumpido en su hogar en busca de que lo alojara por unos días en lo que presentaba su examen de admisión a la universidad.

Tenía un omega berrinchudo en su casa, su jefa lo tenía en la mira luego de un pequeño error en su trabajo, la universidad estaba por colgarlo frente a la entrada principal... todo era un desastre.

No podía quejarse ni pedirle a su hermano que regresara de inmediato a casa o de lo contrario no pararía de molestarlo hasta que fueran ancianos.

NamJoon ya había presentado su examen, pero no regresaba con sus padres a Daegu simplemente porque era el soplón de lo que Kim se la pasaba haciendo, y mientras su hermano viera por otro día más que su rutina era aburrida, regresaría a su casa voluntariamente.

No había visitado a sus padres como debería, la última vez fue en su cumpleaños y regresó a los tres días cuando su progenitor le había conseguido una cita a ciegas. No volvió a visitarlos luego de aquello.

Su padre le llamaba cada tanto para preguntarle sobre sí, pero luego cambiaba la conversación y terminaba dándole un sermón sobre necesitar de un yerno y cachorros.

No quería enfrentarse al insoportable interrogatorio que le harían, ya tenía suficiente estrés encima, no necesitaba un omega persiguiéndolo cuando él ya había fijado su vista en su precioso JungKookie. Su omeguita predestinado.

No había podido verlo como tal, sus planes de presentarse ante él se habían ido por la borda cuando el estrés lo superó.

Sus notitas siempre iban acompañadas de un tulipán blanco con uno rosita, JiMin le había ayudado el primer día, ayer fue él y hoy también. Pero necesitaba despejar más su agenda para prepararle algo adecuado a su Koo para, finalmente, pedirle verse.

Sus ideas estaban planeándose con ayuda de su tableta donde tenía el diseño que había pedido su jefa, tenía dividida la pantalla para poder avanzar, pero por supuesto, el trabajo ya estaba por finalizarlo.

Si todo salía bien, no haría falta buscar trabajo apenas se titulara, solo había tenido un error el cual fue mínimo, pero suficiente para que la alfa Min estuviera al pendiente de un segundo error.

Luego de veinte minutos, dio por finalizado el modelo que había ideado a base de los planos que Min HiKari le había dado.

Así que, descartando el proyecto terminado en una carpeta, prosiguió con la organización de lo que podría hacerle al omeguita de aroma a cedro con manzanilla y notas de miel ocultas.

Con una sonrisa, el lápiz digital se movió con gran destreza, haciendo y creando combinaciones perfectas de colores para su dibujo.

—¡¿Qué estás haciendo?! —Su hermano medio preguntó medio gritó, haciendo a Kim soltar su tableta y golpearse el pecho con la misma, tratando de cubrir el dibujo.

—Carajo, NamJoon —masculló, suspirando mientras se componía del jodido susto que su hermanito le había dado estando detrás del sofá en su salita de estar.

—Vi algo por ahí... ¿De qué se trata? —Preguntó, saltando y tomando asiento a su lado, sus ojos entrecerrándose interrogadoramente.

—Nada que te incumba, Nam —espetó, frustrado porque probablemente haya arruinado un poco de su avance por culpa del impertinente de su hermano.

El omega resopló, alejándose de su mayor, analizándolo detenidamente.

El castaño de orbes esmeralda estaba un poco nervioso por lo que su astuto hermano haya visto, esperaba que no demasiado, pero el hecho de que tuviera su mirada encima y él no hiciera ningún movimiento o amago por levantarse para irse a su habitación lo dejaba en mayor evidencia.

Kim menor chasqueó la lengua.

—Vamos, no le diré a papá —alentó, animadamente mientras subía sus pies al sofá y abrazaba sus piernas.

—Mjum —asintió el alfa mayor, desconfiado.

—En serio —corroboró—. Lo juro por los resultados de mi examen de la U que serán positivos —trató de convencerlo.

—Ajá —asintió.

—Está bien —asintió—. Lo juro por mis libros de erotismo alfa por alfa —aseguró.

TaeHyung sonrió, sus padres no sabían que su hermanito leía ese tipo de cosas, pero él sí y tendría una ventaja sobre él. Podía confiar.

—Es para el chico que me gusta —dijo descubriendo su tableta, mirando que tal y como había pensado, su dibujo se había arruinado un poco.

Cogió de nueva cuenta el lápiz y se aseguró de regresarlo a antes que su hermano apareciera como fantasma.

—¡¿Te gusta alguien?! —Preguntó en grito, casi rompiéndole un tímpano a TaeHyung.

—Baja la voz, estoy justo a tu lado —pidió, cubriendo su oído izquierdo con su mano zurda.

—Lo siento, la costumbre —se encogió de hombros—. ¿Y... es un alfa? —Preguntó.

Kim suspiró irritado, pasando su índice y pulgar por el puente de su nariz.

—Entiende que eso es irreal, solo es ficción fuera de la realidad, en nuestra familia. Tengo un omega predestinado —confesó finalmente, su hermanito chilló emocionado.

Ambos habían crecido con los cuentos de sus papás, que ninguno era predestinado del otro, pero si la pareja que habían elegido luego de enamorarse profundamente.

Su papá era un omega recesivo y su padre un alfa de linaje puro. No eran predestinados ni destinados, mas se habían enamorado al punto de desatenderse del saber si tenían o no una pareja mandada por la Luna. No obstante, eran felices. La plenitud, para ellos, era todo lo que importaba.

NamJoon había salido como omega dominante a causa de su padre, mientras él había obtenido por completo la presencia y linaje de su progenitor; la cual, debía mantener al margen para no causar una disputa con individuos de rango menor. También por su papá omega.

—Diosa, yo también quiero ser tu favorito —pidió Nam con un suspiro soñador.

—Don drama —se burló, su lápiz moviéndose una y otra vez. Tratando de volver a concentrarse.

Fue el turno de Kim omega en rodar los ojos por su molesto hermano.

—No lo entenderías, porque-...

—Porque yo si tengo un predestinado y tú no —recalcó altivamente. El omega le dio un golpe en el brazo—. Aaaw, ¿me agredes sabiendo que tan solo tomando el móvil puedo hablarle a papá y contarle que su amado hijo menor mira, lee porno veinticuatro siete; que probablemente, se pajeé con ello y, es el causante de un trauma de su hijo mayor? —Amenazó, sin mirarlo, siguiendo en lo suyo.

—¡No, carajo! Kim, no juegues con eso —pidió.

—¿Entonces? —Preguntó.

—Lo siento —se disculpó a regañadientes.

TaeHyung apartó su mirada de la pantalla electrónica, elevando su perfecta ceja en dirección del omega.

—¿Por qué lo sientes, mi querido hermano Kim? —Cuestionó.

El menor tensó la mandíbula. ¡TaeHyung se las iba a pagar!

—Lamento haberte agredido —murmuró, apenas audible. TaeHyung lo escuchó, pero hizo como que no, colocando su mano detrás de su oído y acercándose a él.

—Lo siento, no te he escuchado —canturreó.

—¡Dije que lamento haberte agredido! —Medio gritó, medio susurró.

—Mucho mejor. Ahora, sé un buen hermano menor, y omega con gustos románticos, diciéndome ¿Qué te parece esto? —Pidió, mostrando la pantalla cuando su trabajo estaba casi finalizado.

Joonie hizo un mohín. Se fijó detenidamente en la pantalla, analizandominuciosamente el dibujo; pero, distrayéndose por el chico plasmado allí,eclipsando con su apariencia cada detalle que lo conformaba.

—¿Es tu predestinado? —Preguntó, mirando a su hermano y a la pantalla a la vez.

TaeHyung asintió orgullosamente. Su JungKookie era aún más bello siendo retratado en un ambiente dulce y romántico. Parecía irreal a ojos de cualquiera que lo viera.

—Uf. Esta vez, la luna sí que se pasó... —se lamentó con palpable, fingidacomo dramática tristeza—. ¡Exijo que le coloquen a ese omega un mejor alfa!—Exclamó señalando la imagen.

Kim soltó un gruñido ante el comentario de su hermano. Cogió su teléfono y fue a las llamadas, estaba listo para marcarle a su papá...

—¡Digo! ¡¿Qué alfa podría superar a mi gran y guapísimo hermano mayor?!—Recitó. Kim alfa se detuvo antes de presionar el ícono de llamada—. ¡La lunarealmente eligió un gran alfa para ese omega! ¡La pareja perfecta... no, la más bellaque pudo haber formado! —Gritó, usando sus manos para hacerlo más dramático ycreíble.

—Vete antes de que me arrepienta en no marcarle a papá —exigió bloqueando el celular. Guardándolo en su bolsillo.

Namu salió corriendo, directo al cuarto de invitados.

—¡Una palabra de esto a papá y eres omega muerto, Kim NamJoon! —Gritó cuando ya se había cerrado de golpe la puerta.

—¡No te preocupes, hermanito! ¡El secreto morirá conmigo! —Contestó.

—Hijo de... —Estaba por ir detrás de su hermano, cuando el timbre de su departamento fue tocado.

Se dirigió a la puerta principal, a su paso, bloqueando su tableta para que su hermano no pudiera tomarla y sacar evidencia que lo pusiera en aprietos.

Se fijó por la mirilla, viendo a un JiMin sonriente sosteniendo algo entre manos. Rápidamente abrió la puerta, saludándolo e invitándolo, a sentarse en la salita de estar.

Lo cierto es que luego del día en que le había mandado la cajita alomega, recibió una mini cartita de agradecimiento por parte de este; solicitando,indirectamente, conocerlo. Cosa que lo derritió por completo. Anhelando confervor mostrarse ante su bonito chico de orbes plateados, bella fisonomía. Tanadorable y dulce que lo enamoraba junto a ese exquisito aroma.

—¿Qué te trae por aquí, Chim? —Preguntó, desde la cocina, sirviendo un vaso de agua a su amigo.

—Solo estoy de paso. Gigi me está esperando abajo —aclaró, sonriendo amigablemente—. Verás, un omeguita muy interesante me ha pedido que te entregara algo —contó.

Kim inmediatamente lo miró, incrédulo por lo que decía. Casi soltando el vaso de agua.

Su mirada se centró en la pequeña cajita cúbica color café en sus manos, arreglada con un bonito listón plateado y una calcomanía de dos corazoncitos juntos de color rosita.

Su lobo chilló emocionado. ¿En serio le había regalado algo?, ¿a él? ¿Suomeguita le estaba correspondiendo?

Park contuvo su risa al verlo embobado. Sus ojos brillaban como los deun pequeño niño recibiendo un montón de dulces sin pedirlos.

—TaeHyung, dime que estas respirando, por favor —pidió el alfa Park, acercándose cuando él no reaccionó.

TaeHyung se estaba muriendo. Pero de amor, adoración e inmensurable cariño.

—Lo hago —musitó. Estático, queriendo derretirse como mantequilla en sartén.

JiMin suspiró aliviado.

—Bueno, ¿lo vas abrir o no? —Cuestionó, extendiéndolo para que lo tomara entre sus manos.

—¡Sí!, digo, por supuesto —asintió animadamente, cogiendo entre sus manos la bonita caja.

—Date prisa, también quiero ver qué hay dentro —pidió, guiándolo al sofá luego de haberse deshecho del vaso de agua.

TaeHyung había soltado una gran cantidad de dulces feromonas por la alegría inundando su ser. La euforia en su sistema era demasiada que a duras apenas podía contener las ganas de tirarse en su colchón, patalear emocionado, contento, derritiéndose y, enamorándose más sin querer.

NamJoon había vuelto a salir de la habitación de invitados; curioso del motivo por el drástico cambio en el aroma de su hermano mayor, mientras su progenitor estaba al teléfono, preguntando el motivo de su llamada.

TaeHyung estaba sacando sobrecitos de Ginseng; cada uno teniendo diminutas notitas a la par que sacaba algunos dulces de la misma cajita.

"¿Estás bien?"

"Lo estás haciendo genial. No te estreses demasiado por ello."

"¿Cómo fue tu día?"

"¿Te gusta el chocolate?"

"Recuerda descansar lo suficiente."

"¿Estás comiendo bien?"

"¿Te gustan los panqueques?"

"¿No te has enfermado, verdad?"

"No sé cómo referirme a ti; así que, te diré 'alfita' por lo dulce que eres."

"No necesito que hagas tantas cosas por mí. Me hace feliz el saber que tomas un poco de tiempo para dedicarme algo, es muy lindo y dulce."

"También me gustas, alfita."

"Por cierto, ¿ya llegaste al final de la caja?"

"Ops, creo que todavía no."

"Adoro los waffles con chocolate, ¿a ti te gustan, qué te gusta?"

"No soy muy bueno con las palabras, pero realmente deseo que te encuentres bien, alfita."

"Espero conocerte algún día, alfita."

"¿Te cuento un secreto?"

"Mi lobo y yo te adoramos."

Para ese punto, Kim alfa ya estaba a punto de lanzarse al llanto. Era demasiado para su pobre corazón. Estaba sufriendo con tanto amor y dedicación, los sentimientos que sentía por Jeon estaban siendo correspondidos poco a poco.

JiMin apenas había terminado de leer diez, y TaeHyung todavía no terminaba el resto en la caja. Tanto él como su lobo habían cedido a la ternura con pequeñas gotitas cristalinas en la esquina de sus cuencas.

El omega Kim veía a su hermano sufrir de un ataque de amor. Jamás lo había visto así de emocionado. Habló con su padre, diciendo que regresaría a Daegu al día siguiente y ya había comprado boletos para partir a primera hora, sin más, retirándose a la habitación.

Mientras tanto, Park estaba a nada de derretirse por ese parcito de tortolos. Diosa, es que no podía con aquellos dos. Era claro que al omega Jeon le brillaban los ojitos por el alfa que le enviaba presentes y cartas, mientras que TaeHyung era el menos enamorado.

JiMin —lloriqueó como cachorro. Soltando un pequeño suspiro encantador.

—Lo sé, Tae. Lo sé —asintió—. Ustedes son tan cursis que me derriten —soltóuna risita llena de cariño—. Por cierto, me dio su número, dijo que preguntarasi estabas enfermo o algo por el estilo —sonrió.

—¡¿Qué?! —Gritó. Preguntó. JiMin se rió por su reacción.

—Ajá. Bueno, ¿te gustaría su número? —cuestionó, encendiendo su teléfono, dispuesto a enviarle el contacto del omeguita.

—La pregunta me ofende muchísimo. Pero lo tomo —dramatizó feliz y emocionado.

El rubio se rió, guardando su móvil justo después de haberle enviado al castaño el número de JungKook.

El puro se lo agradeció, lanzándose en un abrazo al alfa rubio con una sonrisa y casi al borde del colapso por su ayuda; Chim palmeaba su espalda en consuelo con una sonrisita. Feliz de formar parte de la historia de esos dos generadores de diabetes romántica.

Algunos minutos más tarde, Park partió luego de decirle a TaeHyung sobre su novio esperándolo abajo porque iban de salida. Kim sabía que si Yoon aparecía en su departamento, probablemente, ninguno saldría debido a que la nevera de TaeHyung siempre estaba repleta de comestibles saludables y no tan saludables.

Kim ingirió dos tubitos de Ginseng, guardando las notitas en otra cajita y la caja que le había regalado dejándola al lado de su mesita de noche al percibir el exquisito aroma del omeguita. Siendo las notas de miel que predominaban, un poco más de lo que había podido identificar cuando estuvieron a escasos pasos.

Quiso enviarle un mensaje de texto, pero recordó que no sería lo adecuado para su lindo JungKookie, quizá se asustaría si un extraño al azar le hablaba.

Así que, regresando a la salita de estar, retomó su dibujo hasta culminarlo. Fue de compras con ayuda de su hermano y, alrededor de las nueve de la noche estaba de un lado a otro en la cocina.





JungKook estaba acostado en su nido. Se estaba arrepintiendo de haberle enviado todo eso al alfa.

Su omega le reclamaba el arrepentimiento. Estaba abrazado a Bam, mientras le ronroneaba bajito.

La incertidumbre del saber si al alfa le habría gustado aquello carcomíasu mente y corazón. Todas sus dudas salían a relucir con respecto al de aroma ajengibre con borraja.

Le había dado su número al alfa rubio con la intención de que se lo diera al chico que trataba de cortejarlo anónimamente, ¿había ido muy lejos?

Un suspiro salió de sus labios. Tomó el móvil para revisarlo por cuartavez en dos horas, sus belfos estaban abultaditos en un puchero.

El cachorrito en sus brazos se había quedado dormido con su aroma tan suavecito y lleno de paz armoniosa.

Su teléfono timbró, y rápidamente lo cogió para revisarlo, pero solohabía sido una notificación de Instagram.Alguien estaba reaccionando a su última publicación; así que se adentró al perfilde la persona.

Que aburrido. Tenía algunos dibujos de personajes de anime, flores y una bonita imagen que capturó su atención. Era un atardecer en un balcón con un pudín como el que el otro día el alfa le había regalado.

Era curioso, porque la publicación de tal imagen había sido hace un día. La persona le seguía pero no sabía si lo conocía o no; su nombre de usuario era inusual y su foto de perfil era un tulipán blanco.

El Doberman se removió entre sus brazos cuando lo presionó contra su pecho, instantáneamente alejándolo un poco para darle espacio y que prosiguiera su sueño, mientras él fisgoneaba en con cuidado.

No había ningún rostro o, al menos, no uno completo. Únicamente había una foto de un precioso iris esmeralda.

Restó importancia y salió de la aplicación, apagando su móvil. Su mentevolando fugazmente al alfa de aroma a jengibre con borraja. ¿Cuándo loconocería?

Pronto, los preciosos astros nocturnos adornaron el cielo, iluminando la habitación del omega dormitando en paz y silencio, con su corazón sintiendo incontables dudas sobre si debería arriesgarse a buscarlo entre los amigos del rubio, sí debería acercarse o no al grupito.

Quizás no, quizás sí. Detestaba las dudas pero no podía evitarlo. El miedo constante a que solo hirieran sus sentimientos era demasiado, mas su lobo se aferraba a ese genuino sentir que el humano se negaba a aceptar del todo.

La conciencia era demasiado pesada para las decisiones del corazón cuando no había una sintonía.

Una parte, trataba de ser racional y lógica; pero, el otro lado queríadejarse llevar por los sentimientos y emociones. El conflicto interno segeneraba automáticamente.

Las horas pasaron en un pestañeo para alguien que acostumbraba meditar con su almohada y el mundo del sueño.

El albor inició de nueva cuenta, pero no tenía los ánimos suficientes para ir a la institución, soportar los detestables aromas de alfas y omegas. No tenía ganas de prestarle atención al profesor, tampoco de tomarse la molestia de anotar técnicas o algo relacionado con historia del arte y estrategias de marketing. No deseaba nada.

Sin embargo, perderse una clase significaba perder el ciclo y no quería eso. Mandó sus desánimos por un lado, se duchó, arregló, desayunó, dejó comida para su cachorro y lo mimó tanto como pudo para que lo dejara partir.

Su vida era tan monótona. No tenía personas con las cuales relacionarse. Su única familia era su padre alfa, el cual casi siempre preguntaba por su bienestar y cuándo regresaba de visita a Busan, alegando lo mucho que le hacía falta su cachorro.

Su vida era solitaria, su único amigo, o al cual podía considerar amigo, asistía a otra universidad y tenía demasiado tiempo sin contactarse el uno con el otro.

JungKook era un omega cotizado en la facultad; no por relacionarse con todos, no por conocer a todos. Tampoco por riñas. No porque su padre fuera un docente; mucho menos porque tuviera una vida de niño riquillo.

Simplemente lo era por ser un omega nada dulce o flexible de tratar. Su compromiso con sus estudios eran muy elevados para los demás. Su entendimiento sobre las áreas de estudio que requería para graduarse era suficiente para mantener las calificaciones elevadas.

¿Era distraído? Por supuesto, como todos, solo que la música era superdición; los libros académicos fantásticos y los parques eran su más bonitolugar de descanso cuando ya no podía permanecer en casa.

Disfrutaba mucho de su tiempo a solas. Pero también necesitaba personas con quienes relacionarse, así él lo negara rotundamente.

Cuando llegó a los pasillos universitarios, notó que faltaban personas vagando en ellos, yendo y viniendo de un lugar a otro.

¿Había llegado demasiado temprano, más de lo usual?, ¿habían cancelado las clases de todos?, ¿por qué estaba en silencio?

Revisó su móvil, corroborando que era la hora en la que comúnmente llegaba, no había ningún tipo de comunicado. El silencio era inhabitual.

Restó importancia, excusando que seguramente cada persona intentaba saltarse alguna clase, se habían quedado dormidos o simplemente les dio pereza presentarse a la universidad.

Caminó directo al aula donde su primera clase daría el inicio de su estresante vida estudiantil.

Abrió la puerta, pero en cuanto lo hizo, un sobre cayó a sus pies junto a un tulipán rojo.

Se desconcertó por el repentino lugar. Revisó el aula entera, fijándose si había alguien adentro. Pero no, no había nadie.

Cogió el sobre junto a la flor entre sus manos, revisando si tenía remitente, pero no lo tenía. Analizó detenidamente, acercándolo a su nariz para saber si aquel sobre le pertenecía gracias al atisbo de aroma a jengibre.

Sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa y, sin adentrarse al salón, desenvolvió la cartita.

"No me gustan los lugares cerrados por diversos motivos; entre ellos, porque es muy poco espacio para demostrarte el amor que te tengo.

Prefiero los jardines. Siempre los visito cuando puedo, regularmente durante las mañanas. Me gusta pensar que sería un bonito lugar para presentarme.

¿Sabes el significado de los tulipanes carmín?, ¿te gustaría responderme si te digo que te estoy esperando en el jardín trasero de la facultad?"

JungKook dobló la nota nuevamente. Sus pómulos habían adquirido un bonito rosita pastel mientras regresaba la hoja a su estado original; pero se percató de la letra cursiva pequeña en el lado que quedó.

"De: Kim TaeHyung."

JungKook leyó en voz alta. Recordando que las iniciales marcadas en mayúsculas, se parecían a sus anteriores notas y cartas con obsequios.

Sus ojitos brillaron en reconocimiento. ¿Era su nombre?, ¿podría ser él?, ¿finalmente lo conocería?

Revisó la hora. Faltaba una hora para que comenzara su clase; lo meditó por un segundo; y a paso presuroso; se dirigió al patio trasero de la facultad.

Su omega revoloteaba en su interior. Feliz, ilusionado por finalmentesaber quién era ese alfa que lo había llenado de notas y cartas, dulcesobsequios con motes cariñosos.

Giró en una esquina, pero por distraído chocó con un cuerpo. Estaba listo para lanzar improperios a quién sea que se hubiera entrometido en su recorrido tan cercano al jardín, donde él también frecuentaba. Pero no tenía tiempo para ello.

Se hizo a un lado, queriendo continuar su recorrido, mas una mano envolvió su muñeca con suavidad, rápidamente giró para pedirle que lo soltara.

—Debes tener más cuidado, pudín...





Edit. No sé si me dé tiempo para publicar todo, es demasiada corrección que hago. Además de añadir otros detallitos que cuando hacía los capis se me pasaban un poco por alto.

Nos vemos mañana, si es que puedo. ^^


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