parte 6.

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•Dieciocho años•

 (PoV Patch)

 Harry estaba de color rosado.

No, no se había comido a Patricio Estrella, estaba sonrojado de hecho.

Lo tenía acostado en la cama, sin camisa y tocándolo debajo de los pantalones. Se mordía los labios sin ánimos de soltar ningún sonido fuera de lo normal, pero notaba su respiración irregular y como cerraba los ojos agarrándose de las sabanas cada vez que intentaba introducir un dedo aunque sea superficialmente, en su entrada. Me movía sobre él para provocarlo, para calentarlo, y funcionaba jodidamente bien. Metí mi mano dentro de su bóxer, buscando ese estrecho lugar caliente al que tanto le tenía ganas.

—P-patch, n-no toques ahí —Harry cerró sus ojos verdes batiendo inconscientemente las pestañas largas y voluminosas.

—Shh, te gustará… —sentencié acariciando su entrada caliente.

Harry se revolvió, no supe si de incomodidad o placer. Desde que había cumplido la mayoría de edad, a Harry le gustaba ponerse seductivo y calentarme hasta que terminábamos desnudos, lamiendo cada parte de nuestros cuerpos, pero sin ir más allá. Él tenía miedo y yo moría mor hacérselo. Él decía que se sentía pequeño y que yo tenía muchos más años que él, aunque solo eran tres de diferencia.

—Patch… —mordió sus labios y cerró sus ojos violentamente cuando introduje un dedo lentamente—. No me gusta, Patch no me gusta —abrió los ojos y me miró fijo a punto de llorar.

— ¿Duele tanto? —susurré aun con mi dedo dentro de él, moviéndose despacio y resbalando con facilidad por el lubricante de mango que tenía comprado.

—No... —Me dio un beso dulce—. Solo…solo… —suspiró—. ¿Y si no te gusta? —preguntó afligido mi precioso hermanito.

—Me encantará…me encantará Harry —lo besé profundamente metiendo mi lengua en su cavidad bucal, moviéndola lentamente, recorriéndola con ansias.

De pronto sentí como Harry se relajaba bajo mis roces, mis besos…

sonreí al separarme de él y le quité el pantalón lentamente mientras volvía a besarlo y restregarme contra él. Harry me sacó la playera lentamente y puso sus manos a la altura de mi pecho, bajando hasta mis abdominales y un poco más abajo, mordiendo sus labios.

Sonreí al ver lo divertido que era descubrirlo y lo caliente que me ponía verlo.

 En mis 21 años, había estado con un par de chicas, Harry me había perdonado por todas y cada una de ellas y juré desde los diecisiete jamás volver a lastimarlo. Cumplí mi promesa y ahora me sentía increíble.

Increíble al ver el cuerpo de la persona más importante en mi vida, el mocoso que más amaba en el mundo. Harry era mejor, MUCHO mejor, que cualquier mujer con la que hubiese estado. Los besos se intensificaron tanto que perdimos la noción del espacio y tiempo, sin darnos cuenta que yacíamos desnudos, uno encima del otro, tocándonos, besándonos, lamiéndonos, acariciándonos.

Me puse entre las piernas de Harry y acerqué mi miembro duro a su entrada dilatada previamente. Harry se agarró de las sabanas con fuerza al sentir mi pene intruducirse con lentitud en su recto. Un gruñido hosco salió de mis labios al lograr meterme entero en él. Nos miramos a los ojos un rato largo. Pudieron ser minutos, horas, días…pudieron ser meses y yo jamás lo habría notado. En ese momento estaba en mi lugar feliz, en él. Sonreí secando las lagrimas que caían por sus delicadas mejillas y agarré su cadera con ambas manos, impulsándome, embistiéndolo al principio lento, perdiéndome en él, perdiéndome en el mundo, no sabiendo ni mi nombre. Sus gemidos y jadeos entrecortados inundaron el cuarto donde nos encontrábamos. Comencé a penetrar a Harry con más fuerza, sintiendo como si me llevara al éxtasis en cada embestida.

—P-Pat-ch—jadeó mi pequeño mientras clavaba sus uñas en mi espalda.

— ¿Q-que…Harry? —gemí en su oído sintiendo como llegaba al clímax, clavé mis dedos en su cadera dejándolos marcados y gemí alto.

—F-feliz c-cumpleaños… Sentí como me derramaba en Harry, dejando aquel estrecho espacio húmedo con mi esencia. Un gemido mezclado salió de nuestros labios y me tiré encima de él sin darme cuenta si lo aplastaba o no. Saqué mí miembro de su entrada y sonreí besando su cuello y volteando la cabeza hacia el reloj de la pared: Doce de la noche, 24 de Diciembre. Veintidós años. Sonreí satisfecho y besé con delicadeza los labios de mi pequeño.

—Gracias, precioso… —susurré.

—No te he comprado un regalo —mi hermanito hizo un puchero divertido y besé sus labios de nuevo.

— ¿Bromeas? Eres el mejor regalo del mundo, no quiero nada más...solo a ti —una lagrimilla recorrió la mejilla de Harry hasta la comisura de sus labios esbozando una sonrisa.

—Te amo, bobo… —me dio un beso.

—Te amo, mi amor. Harry se acostó de costado y yo detrás de él, abrazándolo con fuerza. Juntando nuestros cuerpos de nuevo.

— ¿Me dolerá el culo mañana? —preguntó adormilado.

—Como la puta madre —respondí riéndome.

—Todo es tu culpa…

—Lo sé —besé su cuello y cerré los ojos cayendo en un profundo sueño.

Simplemente…era por siempre.

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