Andrew DeLuca

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

pa llorar reproduzcan la canción cuando vean el   ( * )



—¡Doctora Russo!

Taryn corrió apresuradamente hacia ella.

—¡Hey! detente ahí, asustas a mis pacientes, respira.

Tomó una larga respiración antes de tomarla del brazo.

—Venga conmigo.

—Taryn, ¿Qué..?—se soltó de su fuerte agarre.

—Hay un trauma que acaba de llegar...

—¿Hunt ya se hizo cargo?

—Sí... pero...

—¿Pidió mi asistencia?—ella negó—. Entonces no veo cual es la prisa...

—Es DeLuca—inhaló hondo—.Entró a urgencias hace unos minutos, lo apuñalaron.

Hielo corrió por su columna vertebral al oír eso. Había recibido un mensaje apenas unas horas atrás por parte de él. Maldijo en voz baja, una loca idea que bien puede ser la causa de su ahora estado vino a su cabeza. La psicópata traficante de personas.

Corrió, adelantando a la joven residente. Entró apresuradamente al ascensor. Si Hunt se hiso cargo, se encontraría camino al quinto piso, presionó el botón. Tamborileaba nerviosamente los dedos en el bolsillo de su bata mientras veía los números pasar.

Las puertas del ascensor apenas se abrieron y salió cual bala corriendo por el pasillo, por poco chocando con algunos internos y enfermeras. 

Los interceptó a tiempo a la vuelta de la esquina del pabellón de trauma. Directo al quirófano.

—¡Andrew!

Owen giró su mirada hacia ella, no se detuvieron, pero ralentizaron la marcha, ella se acercó y tomó su mano, su abdomen tenía cantidades inmensurables de sangre, las gasas estaban empapadas, la hemorragia no se detenía.

Bellisima...

Il mio amore, estoy aquí.

Sus ojos la buscaban, la respiración era dificultosa, su mano estaba fría y temblaba. No sabría distinguir si las de él o las de ella.

Su voz fue apenas un susurró entre el caos. En ningún momento abandonaba su mirada.

—Owen...

Lo instó a darle los detalles.

—Tiene hemotórax, tuve que introducir un catéter torácico, pierde sangre rápidamente, y su presión baja, necesitamos operarlo de inmediato.  

—Me prepararé para asistirte...

—No.

—Owen...

—Jill—elevó su mirada hacia él.—No te necesito en mi quirófano, no ahora. Carina está sola y asustada, se encuentra abajo, te necesita.

—Ve... por favor.

Fue la leve suplica de Andrew, junto a un suave apretón en su mano.

ti amo, Bellisima.

Anche io amore mio¹.

Soltó su mano y vio como se lo llevaban. Le dio una ultima mirada a Hunt, quien le devolvió un asentimiento con su cabeza. Siempre protegiéndola, hoy no iba a ser la excepción, y en parte se lo agradeció. Minutos antes de entrar a un quirófano no se les permitía hacer promesas. Muchas cosas podían salir mal en un solo movimiento. Pero Owen hizo silenciosamente esa promesa.

Suspiró y fue en busca de Carina, debía estar asustada, desesperada. Al igual que ella.

En la planta baja lo primero que vio fue la mirada asustada y llorosa de Carina, quién solo corrió y se echó a sus brazos. Sollozaba ruidosamente en su hombro, se limitó a darle palabras de aliento y acariciar su cabello. Entendía su dolor. Lo compartían. 

Ambas nerviosamente se dirigieron a la capilla, Jillian nunca fue una mujer de fe, pero en aquel momento quiso rezarle a quién fuera con tal de lograr algún cambio favorecedor en Andrew.

Carina volvió y se sentó a su lado, tomó su mano y le dio una leve sonrisa. Sus ojos estaban rojos al igual que su nariz.

—Él estará bien—alentó Carina.

—Jamás conocí a alguien más testarudo que él, por supuesto que estará bien. 

Logró sacarle un par de risas antes de ver a Hunt y Altman entrar. Rápidamente se colocaron de pie y Carina apretó su mano con nerviosismo. 

—El daño resultó ser más extenso de lo que pensábamos—Hunt las miró a ambas y sonrió—.Pero resultó bien.

Jill soltó el aliento que sin saber estaba conteniendo, Carina saltó a su lado y la abrazó efusivamente. 

Altman y Hunt sonreían a la par. Owen le dio un asentimiento de cabeza una vez más, y Jill le devolvió una enorme sonrisa de alivio.

Carina y Altman se adelantaron para que ella pudiera verlo. Hunt caminó a su lado. Jill supuso que debía darle el diagnostico en términos médicos primeramente. 

—Tuvo muchas hemorragias, Jill, pero sus signos son estables... y sabemos que las primeras veinticuatro horas son primordiales. 

—Lo sé—Jill asintió—. Gracias.

Llegando a la sala de post operatorios se encontraba Carina junto a Andrew, se veía desorientado, pero al menos había más color en sus mejillas, al verla alzó la mano hacia ella, quién con una enorme sonrisa se sentó a su lado y la tomó, en sus dedos brillaban los anillos de compromiso que ambos compartían.

—Dos hermosas damas para un enfermo, que suerte tienen algunos, ¿No crees, DeLuca?

El Dr. Webber se encontraba en la puerta observando junto a Hunt, quienes sonreían. 

Andrew asintió con dificultad.

Carina se limpió las lagrimas, se levantó dejando un largo beso en la frente de su hermano. Necesitaba un café bien cargado y relajarse luego de un día lleno de tensión, lo dejaba en excelentes manos. Se despidió de ella, dejándolos solos. 

Jill sostenía su mano y él se aferraba a ella, estuvo a punto de perderlo debido al gran corazón y sentido de la moral que él poseía.

—Eres un idiota Andrew DeLuca. Un hombre valiente, impulsivo... pero algo idiota.

Él pestañeó una vez, indicando un "Sí" claramente. Ella rio.

—Sé que Carina ya te regañó, pero amigo, no has oído lo peor aún de mi parte.

Sus ojos aun la veían directamente, quería decirle tantas cosas, pero el tubo en su garganta lo impedía. Así que solo apretó su mano y masajeo suavemente sus dedos.

—Hay algo que debo decirte—ella se acercó más a la camilla—.Aunque realmente no creo que sea el momento...

Se mordió los labios nerviosamente, había esperado toda la mañana a su llegada al hospital para poder contarle, pero las circunstancias no estaban a su favor.

—¿Interrumpo?

Hunt entró a chequear rutinariamente luego de una cirugía de ese calibre.

—Ya estás aquí.

—Recuerda que es mi paciente, Russo.

Ella rio.

Un pitido alertó a ambos, lo que espantó a Jill y los puso en movimiento.

—¿Andrew?—ella se levantó apresuradamente—.Hunt, está taquicárdico y su CVP está subiendo.

Ella activó el código azul, mientras Owen revisaba su pecho.

—Debe ser un taponamiento cardiaco, debemos volver a abrirlo. ¡Necesitamos sangre urgentemente!

Aquellas palabras la dejaron estática y el piso tembló bajo sus pies. La adrenalina comenzó su trabajo y fluyó por todo su cuerpo a gran velocidad. No podía perder el tiempo. 

 —Andrew... il mio amore, mírame.

Su cuerpo se retorcía en la cama, las lagrimas amenazaban con salir, pero necesitaba estar alerta. Dio con el pedal de la camilla y lo colocaron en posición horizontal. 

—¿DeLuca—se acercó Hunt—.Vamos a tener que abrirte otra vez, ¿está bien? 

—Andrew—Jill tomó su mano dando un gran apretón y tomando su mejilla con la otra—.Voy a estar aquí, amore, no voy a dejarte, ¿me oyes?

Esperaba que así hubiese sido, él cerró sus ojos al instante.

—Bien, necesito quitagrapas aquí. Jill, necesito que tú salgas.

Hunt se preparó ya con sus guantes e implementos en mano. Una enfermera se acercó a ella y dudó en colocar los guantes en sus manos, por lo que ella tomó la iniciativa, insertándolos como pudo.

—Alicates—pidió ella.

—Jill—advirtió Owen sin dejar de trabajar sobre el pecho del muchacho.

—Cállate y muévete Hunt.

Él suspiró y una vez quitadas las grapas ambos se prepararon.

—Bien, ¿lista?—Jill asintió—Uno... dos... tres.

Abrieron de par en par el pecho de Andrew. Jill sudaba frío al ver la gran cantidad de sangre que estaba perdiendo. Hunt y ella tomaron los coágulos y los quitaron lo más rápido que podían, pero no sería una solución, necesitaba cirugía inmediatamente. 

—¡Que alguien llame a Altman, y se dirija al quirófano, ya!—gritó Hunt al personal—.Jill mantén cerrado su pecho.

* :')

Sin tener más opción hizo lo que pudo, subiendo a la camilla sobre él, evitando que de alguna forma no perdiera más sangre, tomaron la camilla y corrieron al quirófano.

La doctora Russo estaba aterrada, su corazón latía demasiado deprisa, pensaba que en cualquier momento caería, pero se negó a ceder ante el shock.

—Ya casi estamos, DeLuca—avisó Hunt—.Jill, apenas lleguemos necesito que salgas, Altman me asistirá. 

—Owen...—suplicó.

—¡No tienes opción!—gritó—.Por favor, mantente fuera del quirófano. 

Al cruzar aquellas puertas hacia la sala esterilizada, alguien la tomó de la cintura y la bajó a toda prisa, obstaculizando la vista de su prometido.

—¡Hunt!

—¡Sáquenla de aquí!

En el momento que la sacaron y las puertas se cerraron en su cara, Altman venía corriendo y pasó a su lado.

—¿Qué fue lo que sucedió?

—Se está desangrando...—oyó a Owen decir.

El mundo de Jill se estaba derrumbando y ella yacía ahí con su ropa cubierta de sangre, sangre que escurría de sus propias manos y pertenecían al hombre que más ha amado en la vida. Cuya vida pendía de un hilo en ese instante.

Schmitt se encontraba aun sujetando su cintura, sus brazos la mantenían en pie, el piso se movía bajo suyo y las lagrimas caían descontroladamente.

—Necesito verlo... me necesita...

Schmitt la detuvo justo al final del pasillo.

—Necesitas limpiarte. Hunt y Altman saben lo que hacen.

Él la volteó y quitó los guantes sucios de sus manos, le retiró la bata antes blanca, ahora empapada en sangre y los arrojó a un rincón del pasillo. Sobre sus hombros colocó una sudadera gris y limpió su rostro de las salpicaduras.

Los minutos pasaban y se sentían como horas, sus manos continuaban temblando, el miedo la invadió. Levi estuvo a su lado todo el tiempo. Giraba impaciente el anillo sobre su dedo, tanto que ya llevaba una marca rosácea en el.

Las puertas al fin se abrieron. Ella volteó deprisa al punto de perder el equilibrio, avanzó y se detuvo abruptamente, sus ojos se toparon con los de Owen, a su espalda Teddy. 

Caminaron hasta quedar a un par de metros de Jill y Levi. Hunt se limitó a mirarla a los ojos, una lagrima caía por su mejilla. La doctora Russo sabía que habían pocas cosas que lograran romper a aquel estoico hombre. Nadie dijo nada. Ya todo estaba dicho... No lo había logrado.

Ella negó con la cabeza, lagrimas silenciosas cayeron libres por sus mejillas. Se abrazó su abdomen instintivamente. 

Sono incinta²...—Owen abrió los ojos, dando cuenta de las palabras de la chica—...Sto aspettando tuo fligio³. Y ahora nunca podrá saberlo... Jamás lo sabrá Owen.

Soltó una pequeña risa, que pasó a ser un llanto descontrolado, los brazos del Doctor Hunt la sostuvieron antes de que llegará al suelo, se desplomó sobre él y lloraron a la par.



¹ También yo mi amor.

² Estoy embarazada.

³ Estoy esperando a su hijo.



Shonda Rhimes usted es diabólica :'v

Continuaré llorando en un rincón.

-subiendo pedidos por orden, leeentamente.-

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro