Bucky Barnes

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Yelena Vasíliev; Teniente, agente, esclava, arma letal, heroína, Khaleesi, Baba yaga, la Dama de Plata, o simplemente... Yelena. Donde quiera que fuera, había un nuevo sobrenombre para la conocida joven de cabellos platinados. 

Se encontraba de pie en la comisaría de Maryland, había recibido un mensaje urgente de Sam, referente a Bucky. La palabra "arrestado"  daba paso a un sin numero de ideas, supuso que se había descontrolado o causado problemas, lo cual no la habría sorprendido. Por lo que hizo acto de presencia en el lugar para encargarse de la situación.

¡Khaleesi!—oyó a sus espaldas.

Yelena puso los ojos en blanco y suspiró ante el apodo.

—No me obligues a golpearte y que terminen buscándote del otro lado del estado, Wilson.

—Encantadora como siempre—le dio una enorme sonrisa que ella correspondió inmediatamente.

La estrechó en un abrazo. 

—Mírate—silbó—. Reluces. 

—Cállate, Wilson—lo empujó—.¿Qué hizo ahora?

—Justo iba a ... ¿No fuiste tú quién ordenó la liberación?

Ella negó.

—Creí que tú...

Bullicio los puso a ambos al tanto de la situación, con la vista puesta en la entrada, a paso decidido y confiado se dirigía hacia ellos el aclamado John Walker. El nuevo Capitán América.

—¡Yelena!—alzó la mano hacia ella—. Me da gusto volver a verte.

—Tiene que ser una broma—bufó Sam—. ¿Lo conoces?

—Por desgracia.

Se acercó deslumbrándolos con una enorme sonrisa.

—Yelena, mírate, luces encantadora, como siempre.

Le dio una mirada de cuerpo completo muy lenta y descarada, lo cual hizo fruncir el ceño de Sam, también el de ella.

—Teniente Vasíliev para ti, Walker. Ojos aquí—hizo un ademán a la altura de su vista.

—Auch—llevó la mano a su pecho—. Solo me alegro de verte. 

 —¿Qué estás haciendo tú aquí?—quiso saber ella.

—Oí acerca del caso de Bucky, no lo necesitamos más observando desde la banca.

—Él está en terapia aún—mencionó Yelena, volteó a mirar a Sam—.¿Lo está?—él asintió—. ¿Quién lo autorizó?

Walker realizó un ademán hacia él mismo, dándose crédito.

La puerta trasera se abrió y salió Bucky escoltado por dos policías.

—Ambos sabemos que es muy valioso para tenerlo inactivo. 

—Eso no depende de ti, es trabajo de la doctora Raynor...

—Ya me encargué de eso—interrumpió, guiñando un ojo en su dirección—. Estaré afuera, tenemos... asuntos pendientes—tocó su brazo levemente—.Igual tú, Wilson.

—¿Te acostaste con él?—susurró Sam, apenas se fue la nueva cara de América. 

Reprimió una risa ante las acciones de Walker y la actitud exasperada de Vasíliev.

—¿Y tú?—contraatacó Yelena con una sonrisa burlesca. 

Yelena volteó y Bucky la miraba fijamente, lucía molesto, quizá con ella. La doctora Raynor hizo presencia en la entrada, cortando la tensión. 

—Teniente Vasíliev—saludó—.Me alegra que esté aquí.

Ella se limitó a asentir. Se sentía expuesta bajo su intenso escrutinio.

—James—se dirigió a él—. La condición para que salgas es una sesión. Y tú también estarás en ella, Yelena.

—¿Qué?—saltó Yelena—.No, no, no, gracias, yo esperaré aquí...

—Es una orden, Teniente, no una sugerencia.

Yelena boqueó totalmente asombrada.

Ella no recibía ordenes, las daba.

Sam soltó una pequeña carcajada y procedió a tomar asiento.

Siguió a la doctora y a Bucky dentro del complejo, ninguno dijo nada, hasta llegar a una pequeña sala de interrogatorios. Acogedor. Pensó.

Ambos se sentaron frente a ella, mientras sacaba de su bolso la dichosa libreta acusatoria.

—Entonces...—comenzó—. ¿Quién quiere ir primero?

—Yo no entiendo que hago aquí. Es su terapeuta, no la mía.

La voz de Yelena hizo eco entre las paredes. 

—No estamos aquí por ti, estamos aquí por él.

Yelena volteó a darle una rápida a Bucky, quién hasta ahora, se mantenía, al parecer, lejano a la situación actual.

—La única forma de que logre superar ésta etapa de su vida y avanzar, es que tú estés presente.

—Esto es ridículo—vociferó Bucky.

—Concuerdo—le siguió Vasíliev.

—¿Ven?... esto es progreso. Ya se hablan.

 Más silencio.

—Podemos estar aquí todo el día, de ser necesario.

Solo más silencio.

Yelena se acomodó un poco en su silla, chirriando en el intento.

—Público difícil—suspiró—.No me sorprende, haremos un ejercicio, ¿les parece? es algo que comúnmente hago con las parejas en este tipo de situaciones donde no se llega a ningún lado—los miró a ambos—, y ninguno quiere cooperar—los observó acusatoriamente. 

Ellos no se voltearon a ver. 

—No me dejan alternativa, giren sus sillas, ahora. Haremos la llamada "contemplación del alma"

—Poético—se burló Yelena sarcásticamente, James rio—. ¿Esto te parece gracioso? 

—Lo estoy gozando, sí.

—Muy bien, acérquense... más cerca.

Voltearon las sillas lado a lado, quedando ambos de frente. Yelena podía ver que era lo que James esperaba.  

—Estás... estás demasiado cerca, quieres mover tu pierna, me pateaste—Yelena le dio un empujón con el pie—. Estás demasiado cerca...

—He estado más cerca—se burló.

—¡Basta!—los detuvo Raynor—. Mírense el uno al otro. Deben mirarse a los ojos.

A regañadientes, ambos obedecieron. Yelena le mantuvo la mirada y él a ella. Azul contra azul, sus piernas entre las suyas, el calor del cuerpo del otro.

—¿Están...? ¿Es un duelo de miradas?—chasqueó los dedos frente a ellos—. Por el amor de Dios, Quien diría que alguno tiene más de cien años, se comportan como dos niños de cinco.

La doctora Raynor suspiró sonoramente. 

—Bien, James—comenzó—.El nombre de la Teniente Yelena Vasíliev ha sido algo recurrente en tu vida, ¿Por qué su presencia te enfurece? Y quiero una respuesta sincera y digna de un adulto, no de un niño. Obsérvala, y dilo en voz alta.

Yelena vió la indecisión en Bucky, él mordisqueaba su mejilla tratando de ordenar las palabras. Pero sabía exactamente lo que diría.

—¿Por qué te fuiste?

Vasíliev contuvo el aire un momento, Bucky le dio aquella mirada acusatoria que usaba siempre cuando sabía que algo andaba mal, le corrompía por dentro su acción, y ambos lo sabían. 

—¿Por qué?—volvió a repetir con mayor dureza.

—Irrelevante su señoría...

—Yelena...—advirtió Raynor.

Ella volvió a posar la mirada en él. Continuaba esperando su respuesta. Abrió la boca pero Bucky se adelantó.

—Estuvimos juntos cuando HYDRA nos capturó, cuando Zola nos torturó y nos hizo sus mascotas, el mismo suero que me hizo a mi, está en ti, mientras yo era el Soldado del Invierno tú eras la Dama de Plata, durante cincuenta años estuvimos entrando y saliendo de nuestras propias mentes, lo único recurrente en el despertar era la cara del otro... la voz, el tacto. Fuiste en contra de todo lo que creías correcto por mi, te encerraron... por mi causa. Volví a despertar y aún estabas ahí... me hice cenizas junto a la mitad del mundo y al regresar, luchamos lado a lado. Luchamos, y ganamos, pero te perdí. Primero perdí a mi mejor amigo, mi, hermano, y luego... la única persona en quien más confiaba desapareció... así nada más, te largaste y te dio igual.

—¿Terminaste?

El suspiró profundamente, cerrando los ojos por un momento. Liberando la tensión de su cuerpo.

—Sí.

Yelena sentía la culpa en cada fibra latente de su ser, y no lo culpaba realmente, tenía derecho a estar enfadado, a odiarla.
Apretó con fuerza ambos posa brazos de la fría silla. Recapituló en su mente todos los hechos ocurridos y ya nombrados por Bucky.

—¿Me odias por eso?

—Solo necesito... necesito saber, ¿fue algo que hice? ¿Algo que no hice?

El corazón de Yelena se saltó un par de latidos ante esa mirada, estaba herido, ella lo había herido. Se odiaba por eso. Y lo hizo cada día desde que se fue de su lado. Lo que menos merecía era más dolor. Y ella se había vuelto la principal causante.

—No hablaremos de eso aquí.

Se levantó, chirriando fuertemente la silla y dejándola en su lugar

—Teniente...—Raynor la detuvo.

—Excelente sesión, doc—Volteó hacia él—. Te espero afuera.

Bucky inmediatamente se puso de pie, pero no la siguió.

Yelena se apresuró a la salida, sus botas haciendo eco en el pasillo, Sam al verla se acercó y la siguió en silencio hasta la acera.

—¿Qué tal la terapia de pareja?—Rompió el silencio.

—¿Sabías de esto?

Él levantó las manos en señal de rendición.

—Me sorprendió tanto como a ti.

—Yelena.

Bucky la llamó. Lo ignoró

—Volteate—Ordenó a Wilson.

—¿Disculpa?

Ella tomó su hombro y lo giró, no opuso resistencia. Sacó un papel de su bolsillo y con un bolígrafo tomado de la comisaria garabateó una dirección y números, usando la espalda de Sam como soporte. Se volteó estampando el papel en el pecho de Bucky.

—Búscame y hablaremos.

—Pero...

—No aquí, no ahora, Barnes.

Él tomó el papel y lo guardó inmediatamente en su chaqueta. Ya se preparaba mentalmente para la visita que le haría a la tan afamada Dama de Plata.



AAAAAAAAAH!
Me entusiasmé con tf&tws, ya
quitenme el internet.

¿Alguien dijo segunda parte? 7u7
Aun quedó pendiente la charla Walker/Vasíliev

voten, comenten, así sé que les agrada c:
(Aún siguen abiertos los pedidos)

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