rick grimes

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Imagina tener que ver sufrir a tu familia frente a Negan

 Amelia fue empujada con brusquedad hacia la fría humedad de la tierra, sus rodillas lamentaron la caída, junto al resto de su adolorido cuerpo, y lo que solía ser su brazo, ahora quebrado, acunándolo junto a su pecho. Un escalofrío recorrió su columna vertebral al ver a todos frente a ella, gotas de sudor y sangre corrían por su frente y mejillas, sus ojos apresuradamente buscaron los azules de Rick Grimes, quien al encontrarlos solo vio sufrimiento, miedo... mucho miedo.

Su demacrado estado lo asustó, y tembló, tanto de miedo como odio en todo su ser. Amelia mantenía su brazo ensangrentado junto a ella, realizando presión sobre una herida que él no lograba divisar, sus ojos se encontraron y se limitó a asentir,  en señal de pregunta a un, ¿estás bien?, recibió un asentimiento de vuelta.

Simon presionó el hombro de Amelia, haciéndola soltar un leve gemido, enterró sus dedos con furia en el, Rick se tensó.

—La perra rompió mi nariz— se quejó Simon— . Así que yo rompí su brazo.

Negan se balanceó a su lado y soltó una risa burlona, fijando su vista en ella.

—¡La señorita tiene bolas!— se giró hacia él— . ¿Ves, Rick?, así es como lucha un verdadero líder. 

 Una seguidilla de risas resonó a espaldas de todos, siendo la de Negan la más estruendosa. 

Rick se limitó a mirarla a los ojos, ella trataba de mantener la calma y no realizar muecas de dolor ante el pulsar de su adolorido brazo.

Las risas de pronto cesaron, y las pisadas de Negan avanzaron hacia ella. Se agachó a su lado, a la altura de su rostro y apretó sus mejillas con sus dedos, giró su rostro en dirección a él, y luego de vuelta a Rick.

—Ya veo que sucede aquí.

Rick se tensó notoriamente.

—¡Ricky! picarón, ¡te estás tirando a esta hermosa señorita!

Amelia empujó la mano de Negan con su brazo herido, el cual él rápidamente tomó, ella siseó ante la presión en su muñeca.

—No lo culparía— susurró muy cerca de su mejilla, sintiendo su aliento— .Debajo de toda esa mierda de muerto y tierra, debe haber una belleza sin igual. ¿No lo creen muchachos?— silbó—.Hijo de perra suertudo.

—Vete a la mierda.

Amelia escupió su mejilla, ante lo cual él hizo una mueca, soltando bruscamente su muñeca, se irguió en toda su altura y su mirada cambió a una de molestia. Se dirigió a Rick.

—¡Aun te falta mucho por domarla, Ricky!


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