Sawyer

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Alicia caminaba descalza de un lado a otro frente a su ventana, su mano apretando su celular, dando por finalizada la reciente llamada.

Deseaba tener frente a su hermano, por el solo placer de gritarle un poco en su cara. Hacer una rabieta seguro no funcionaría para disuadirlo de la situación, pero liberaría su rabia al menos un diez por ciento.

El sonido de un mensaje entrante la hizo saltar. Christian.

Llegamos en 15.

Gracias, hermanito. Simplemente gracias. Pensó con total sarcasmo.

Le tomó apenas diez minutos estar completamente lista para la intrusión de su hermano. Llegando con tiempo de sobra, oyó el ascensor detenerse en su apartamento.

Sus tacones resonaron al pisar fuertemente camino hacia la entrada, directa a confrontar a Christian.

Entró calmadamente, descansando sus manos en sus bolsillos.

—Alicia.

Saludó con un asentimiento.

—Christian. Quieres por favor explicarme... ¿por qué no puedo salir de mi apartamento? Hay gente en esta ciudad que aun trabaja, ¿sabes? Tengo cosas que hacer en mi empresa, Si quiero gente responsable, yo debo ser igual de responsable, ¿comprendes?

Tomó una respiración, preparada para seguir escupiendo su enfado, pero su ascensor volvió a abrir sus puertas dejando entrar a un alto hombre en traje negro. Alicia lo analizó de pies a cabeza sin decoro. Cabello bien recortado y oscuro, ojos azules, corbata a rayas a juego con sus ojos. Lucia igual a cualquier guardaespaldas común. Supuso que era el de Christian.

Christian hizo un gesto con su mano hacia atrás, indicando que se acercara.

—Alicia, este es Sawyer, Sawyer, mi hermana Alicia.

—Muy sutil, Christian.

Alicia tomó su mano, sintiendo su apretón de vuelta.

—Un gusto conocerla, señorita Grey.

Él no la examinó como ella tuvo el descaro de hacerlo, pero no quitaba sus azules ojos de los suyos.

—Igualmente—murmuró—Bien... ¿me explicarás de una vez que está sucediendo, Christian?

Suspirando Christian tomó por los hombros a su hermana y la empujó hacia la cocina, mirando sobre su hombro Alicia vio a Sawyer quedarse exactamente donde lo dejaron, sin moverse ni un poco.

Alicia miró expectante a los ojos preocupados de su hermano.

— ¿Y bien? — lo incitó— ¿a qué se debe todo esto, y a la presentación de tu nuevo amigo?

Lo miró apenas sobre el hombro de Christian, para no resultar tan obvia.

—Él no está aquí para ser mi amigo, está aquí para tu protección.

Alicia jadeó una risa y luego soltó una carcajada más audible. Pero Christian no cambió su seria expresión.

—Hablas en serio, ¿verdad?

Alicia podía sentir la tensión en él, deseó reírse de la situación, pero no lo logró.

Cruzó los brazos sobre su pecho, de pronto sintiéndose fría.

— ¿Es grave? —susurró.

Christian la abrazó y dejó un cálido beso en su sien. Dando por finalizada la conversación.

Sabía que su hermano se haría cargo de lo que fuera, así que decidió solo dejarlo pasar.

Quedándose donde estaba, vio a Christian susurrarle algo a Sawyer, quien solo asintió y volvió su vista a Alicia.

Ambos solo permanecieron en silencio mirándose mutuamente.

—Bien—inició ella— Así que Sawyer... ¿Serás mi guardaespaldas?

—A si es, señorita Grey—asintió.

— ¿También mi chofer?

—Sí, señorita Grey—volvió a asentir.

—A sí que... si quiero ir de compras con mis amigas... ¿tú nos llevaras?

—Sí, señorita Grey—otro asentimiento.

— Si quiero comer helado de vainilla a las tres de la mañana, ¿tú te levantarías e irías por el?

—Mi trabajo es velar por usted señorita Grey, no puedo perderla de vista en ningún momento.

La respuesta más larga hasta el momento, pensó ella.

— ¿Qué te dijo mi hermano antes de irse?

—Que no la perdiera de vista.


...


Alicia enseñó a Sawyer la habitación donde se quedaría, era libre de ir y venir cuando se le plazca, especificaciones de Christian, no de ellas, lo que la dejó bastante perpleja, su intimidad era algo importante, así como su espacio personal, aquel que solo compartía con ella misma, desde cumplió la mayoría de edad. Gritaba su independencia a gritos.

Independencia, elegancia, feminidad. Es lo primero que pensó Sawyer al conocerla por primera vez. La famosa Alicia Grey. Las fotos no le hacían justicia, tampoco los comentarios de farándula. No muchos sabían cosas privadas de ella, era bastante hermética, justo como su hermano adoptivo, Christian. Es más, en las galas de beneficencia solo solía verse del brazo de algunos de sus hermanos, lo cual no era significado de que no compartía ciertos momentos con algún amante ocasional aquí y allá. Los informes de Christian eran exhaustivos, pero nada mejor que conocerla y verla con sus propios ojos.

Sawyer condujo por la mañana hacia su trabajo, donde hizo guardia fuera de su oficina por casi diez horas, ella era meticulosa, gustosa de hacer todo por ella misma, con tal de obtener resultados perfectos, la industria de la moda era exigente, pero ella lo era aun más. Al medio día tomaba su almuerzo en su oficina y rara vez salía. Estaba en su elemento.

Modelos iban y venían, desfilando frente a Sawyer, alguna que otra risita de parte de ellas y murmullos. Era un lugar que exudaba elegancia, mezclado con lo natural de las mujeres. Ropa sencilla, bonita, pero a la vez apasionada, encantadora. El equilibrio perfecto. Compartían charlas habituales, que se volvieron costumbre, día a día, además de a donde quería dirigirse.

Sawyer cumplió y no le quitaba la vista de encima, caminaba muy cerca de ella, y colocaba su mano en su espalda para escoltarle. Alicia disfrutaba de cada gesto, era como un hombre protegiendo un tesoro. Sabía que mantenía informado a Christian de todos los detalles de su rutina diaria, cuando ella comía en su apartamento lo encontraba viéndola, lo que hacía más difícil concentrarse en no soltar los cubiertos. Su presencia se hacía más y más difícil de tolerar. Aunque no en el mal sentido.

Alicia se tomó un par de días de su trabajo para hacerlo desde casa, donde pudiera estar más relajada, no había visto a Sawyer en el desayuno, pero sabía que estaba en la casa, de eso no había duda, decidió tomarse aquel tiempo para entrenar en su gimnasio, donde podía descargar sus frustraciones. Después de una hora, sudada y agotada, aun no había señales de Sawyer.


...


Sawyer terminó de escribir su informe de final de semana, y lo envió a Christian Grey, sin novedades de su parte, todo continuó tranquilo durante el mes, ningún incidente. Había dejado sola a Alicia durante toda la mañana, lo cual lamentó. Lo mejor de sus mañanas, era poder verla, se había hecho costumbre verla salir temprano, ya arreglada y lista para el mundo, pero dentro de sus cuatro paredes, solía levantarse tarde, preparaba su propio desayuno y trabajaba desde su sala de estar, toda desaliñada.

Saliendo de la habitación, caminó por el pasillo hacia la de ella para asegurarse que todo estuviera bien, lo más seguro era que siguiera en el gimnasio haciendo su rutina de ejercicios, al doblar el pasillo se detuvo abruptamente.

Había encontrado a Alicia. Bajo la ducha. El sonido del agua llenó sus oídos. Ella había olvidado cerrar la puerta, supuso que creyó estar sola en la casa, como lo hacía a estas horas. Era su casa después de todo. Y el pasillo solo daba a su habitación.

El agua seguía fluyendo, tenía una vista completa de ella. Su largo cabello negro, el cual peinaba hacia atrás, ahora húmedo y brillante, sus manos vagaban por su delgado cuello y sus pechos, Sawyer tragó duramente. La estaba viendo en todo su esplendor, y no debería hacerlo, no debería estar parado cual estatua al final del pasillo observándola fijamente. Pero lo hizo, se quedó donde estaba. Respirando pesadamente. Alicia sin medir nada esparció la espuma sobre sus pechos, deliberadamente lento, frotando, apretando, sus manos vagaron aun más abajo sobre su pálido vientre, una mano permaneció sobre su pecho mientras que la otra, escurridiza continuó más abajo, Sawyer tardó un minuto en asimilarlo. Ella se estaba tocando. Más precisamente hablando, se estaba auto complaciendo. O el modo más coloquial, se estaba masturbando. Sus jadeos se podían oír por sobre el goteo del agua, su respiración salía trabajosamente, Sawyer no pudo luchar contra el impulso de mirar, su mano, sus largos y delicados dedos trabajaban su abertura, los vio desaparecer dentro de ella, y contuvo la respiración, resbalaban de adentro hacia afuera con gran facilidad, cada vez más rápido, pudo notar que estaba cerca de llegar cuando tanteó la pared frente a ella en busca de apoyo y apuró el movimiento de su mano. Él aun no podía creer que la estaba viendo desnuda, bajo la ducha, y tocándose a sí misma. No había manera de explicar cómo se sentía en ese preciso momento y en como aquella imagen quedaría grabada en sus retinas por el resto de vida.

Sus gemidos eran cada vez más fuertes, sus ojos estaban cerrados, su espalda arqueada y se encontraba muy cerca del borde.

Un sonido los sacó a ambos de la ilusión. Alicia giró la vista hacia donde provenía aquel y jadeó al ver a Sawyer, le tomó un segundo a que sus ojos conectaran los de ella y soltando una maldición audible en el pasillo corrió hacia las escaleras.

Ahora estaría en graves problemas.


...


Mierda. Mierda. Mierda.

Alicia maldecía en su habitación. Estaba enojada, enojada, frustrada y aun no sabía el por qué. Fue inconsciente de la puerta, agotada, y ya acostumbrada a vivir en total soledad lo había olvidado por completo, no había tenido intenciones de tocarse tampoco, pero la cara de Sawyer de pronto brilló frente a ella y no pudo evitarlo. Sawyer. Sawyer la había estado viendo, la vio tocarse y llegar al clímax en su ducha, había estado tan absorta en acabar el trabajo que no fue consciente de la presencia masculina ahí, de no haber sido por su celular, ¿habría seguido viéndola?

Alicia esperaba que tomara la iniciativa y se uniera a ella, pero sabía cómo era Sawyer, y él no cruzaría aquella línea invisible de ética. A no ser que le diera un pequeño empujón.


...


Sawyer estaba de pie en la cocina, mirando sus pies, como un niño esperando por su reprimenda. La había cagado, y cuando Christian lo supiera, sus bolas rodarían, al igual que su cabeza, por fisgonear donde no debía, su hermanita menor.

Escuchó pasos venir desde el pasillo, respiró hondo y se preparó para las consecuencias de sus actos.

La vio y se estremeció, ella aun traía su cabello húmedo y sus pies iban descalzos haciéndola parecer más pequeña, su bata de levantarse, color borgoña le iba a la perfección con su pálida piel. Sawyer carraspeó tratando de concentrarse.

Ella se detuvo frente a él. Pero él no era capaz de mirarla, creyendo que había arruinado todo.

—Sawyer...—susurró ella suavemente.

Levantó la mirada al fin hacia ella.

— ¿Si señorita Grey?

—Cierras los ojos, por favor.

Aquella petición no fue lo que esperaba, más bien algo que comenzaba con Estás y terminaba con Despedido.

— ¿Señorita...?

—Hazlo.

Su voz subió de volumen un poco.

Sawyer se demoró más de lo esperado en obedecer, así que Alicia suspiró y urgó el bolsillo de su bata. Sawyer tragó, era una de sus corbatas, recordaba cual, aquella oscura, con líneas en blanco y azul. La primera que usó cuando la conoció.

Sin preguntar procedió a colocar la suave tela sobre sus ojos, pudo olerla cerca, muy cerca mientras anudaba la corbata, podían sentir la respiración del otro, estaba perdido, muy perdido.

Sin saber con antelación lo que sucedería, sintió el tirón del nudo tras su cabeza, ella retrocedió, la sintió alejarse unos centímetros, pero aun podía sentir su calor. Ella colocó la mano sobre su pecho, su pequeña y delicada mano, subía de arriba abajo sobre su corazón, pensó que era una simple caricia, pero no notó que ella estaba desabotonando con gran habilidad su camisa, le siguió el nudo de la corbata, estaba expuesto ante su mirada. Y no hizo nada para evitar que sucediera, fue acariciado minuciosamente, sus mejillas, su cuello y pecho, incluso masajeó sus orejas, dejándolo ansioso de más contacto.

De pronto sintió algo humedo en sus labios, eran sus dedos, apenas rozándolos, inconscientemente abrió sus labios, dando paso a ellos, saboreándolos, catando un sabor que lo dejaría completamente loco. Los lamio con ansias, chupando, succionando hasta la última gota de ellos.

Sabía donde habían estado esos dedos apenas una hora atrás, y sabía por qué estaban húmedos una vez más. La muy descarada se estaba tocando, frente a él, solo que esta vez, no lo dejaría ver, una cruel venganza, cruel y deliciosa venganza.

Ella rió ligeramente, notando a donde habían ido a parar sus pensamientos.

Dio una última pasada sobre sus labios, cálida, pegajosa y salada pasada con sus dedos, lamiéndolo todo una vez más, ella rozó sus labios sobre los de él. Pero pasó de sus labios, besando su mejilla, luego su oreja. Donde susurró las más tentadoras de las ofertas.

—Si deseas más de esto, solo tienes que seguirme.

Alicia bajó la venda que cubría sus ojos, dejando una sonrisa lasciva a Sawyer, se contoneó hacia la habitación, dejando la bata hecha un charco en el piso de su cocina. 




Wow wow wow

Brant Daugherty es perfecto you can't change my mind! <3

Pedido con este hermoso hombre. Espero les guste. 

Y si, tardé un chingo en verme las pelis de Grey.

¡Se vienen más OS!

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