Tóxico.📍

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El ruido de unos tacones recorrer con rapidez el pasillo se hacía eco en el silencio sepulcral de aquel gran edificio. La azabache estaba ya cansada de haber tenido que recorrer tantas plantas en tacones, pues no acostumbraba a llevarlos. Entró con prisa en la sala, sin importarle demasiado lo que los hombres de dentro se encontrasen haciendo. Por lo que había escuchado de Endeavor, Hawks quería hablar sobre el futuro de los héroes, pero no sabía más.

Había sido avisada hacía tal vez diez minutos por el teléfono por su jefe, Enji Todoroki. Le había preguntado si no era mucha molestia que fuese a por un ejemplar del libro 'Principios del Ejército de liberación de súper poderes'. Era la primera vez que escuchaba el nombre de aquel libro, pero no le interesó mucho. Bajó a una librería cercana a comprarlo y de nuevo volvió para entregárselo al hombre.

— Lo siento Endeavor-san. Hawks. - hizo una pequeña reverencia ante ellos, que le sirvió también para recuperar un poco el aire — Aquí está el libro que me encomendó, señor.

Se acercó hacia la mesa de madera que había en el medio donde aquellos hombres habían estado comiendo mientras, seguramente, charlaban de todo aquello. Endeavor ni si quiera se movió, mantuvo su vista fija en el gran ventanal de delante.

— ¡Hanako-chan! ¡Cuidado! - el de cabellos rubios dio medio vuelta, cubriendo con sus brazos y plumas el cuerpo de la muchacha. No podía ver bien, pues Hawks era más alto que ella y las plumas de su quirk le tapaban. No pudo reprimir un chillido, pues se había asustado casi que de muerte.

Aquello habló, haciendo al momento que supiera de que se trataba. Un Nomu. Abrió sus ojos rápidamente cuando Hawks se despegó de ella y comenzó a hablar con Endeavor. Comprendía al cien por cien lo que estaba ocurriendo, pero en realidad no quería aceptarlo.

— Hawks. Demon Pink. ¡Evacuad a todos!

La azabache solo pudo asentir, después de todo ella no era prácticamente ni considerada como una heroína, así que no tenía nada que debatir. Miró al rubio, para después ambos utilizar sus dones e ir avisando a las personas que se encontrasen en el edificio al completo.

Pero la pelea iba más rápido de lo que ellos podían. Hawks debía de estar parado, para saber donde se encontraba la gente y poder mandar a sus plumas a esos sitios para dejarlos salvos y sanos. Hanako recorría las plantas, dejando en cada sala que veía brazos, las cuales en la palma de sus manos tenían una boca. Intentaba informar de lo ocurrido y ordenarles de que fuesen a la zona de evacuación más cercana. Hasta que un ruido tosco se hizo presente.

— ¡Demon Pink! ¡El edificio se derrumba!

Con aquel grito del ahora, héroe número dos, la gente comenzó a entrar más en pánico. Lloraban, gritaban e incluso había visto o escuchado a más de uno vomitando.

— ¡Reduce tus plumas y salva a todos los de arriba! ¡Recógeme antes de que caiga!

La de orbes rosas se dirigió a la ventana más cercana. No llevaba su traje de héroe, por desgracia llevaba un simple traje de lo que parecía oficinista. No sabía ni ella misma del por qué no se había colocado aquel traje que le ayudaba en ligereza y en la resistencia de sus extremidades. Y antes de tirarse por la ventana, escuchó un grito sordo por parte de Hawks, uno que le pedía que no lo hiciera. Pero ya era tarde.

Se tiró de espaldas, calculando que no tardaría más de veinte segundos en llegar al suelo y tal vez morir si no le ayudaba. Pero no quería pensar en eso. Divisó la parte que se caía y hacia qué lado. Cruzó sus brazos delante de su pecho, mirando al pavimento donde tenía previsto caer la parte de arriba.

— Sanman Hana. Saku.

Pronunció aquellas palabras en voz baja, como si así se concentrase más. O como si con hacer aquello se asegurase el no formar parte del pavimento. Y justo donde había estado mirando antes, del suelo comenzaron a brotar miles y miles de manos, formando tres columnas de diez mil brazos cada una. Era algo fácil de ver aún estuvieras fuera de todo lo que estaba ocurriendo.

Al haberse unido todas en tres filas, al final solo se podían ver tres manos gigantescas que llegaban hasta donde el edificio comenzaba a derrumbarse, haciendo que estas lo sujetaran para que la gente de dentro no sufrieran el mismo destino que ella iba a tener. O eso pensaba. Por qué más pronto que tarde, con unas alas pequeñas, Hawks llegó hasta ella para cogerla en brazos.

Después de todo, crear treinta mil manos de esas cantidades casi que monstruosas no era bueno para ella ni su energía. Estaba siendo un punto muy fácil de atacar, y como estaba claro: si atacaban a sus manos creadas por su quirk, las reales comenzarían a sufrir daños.

— ¡No tendrías que haberlo hecho avisándome dos segundos antes de tirarte!

Hanako no tenía si quiera fuerzas para contestar, solo le sonrió débilmente. Ahora su función era mantener sus brazos cruzados y no caer rendida. Si sus manos no sufrían un gran daño, o sus brazos se descruzaban, aquellas personas seguirían ahí hasta la ayuda de más refuerzos.

Hawks la dejó en el suelo cuando llegaron a este, sentándola en la calle y volviendo hacia donde se encontraba Endeavor, desechando más plumas que seguramente serían para seguir ayudando a las personas. No quería entrometerse en esa guerra, solo quería estar pendiente de que nadie caía de aquel trozo de edificio sujeto por sus manos.

— ¡Iremos a ayudarlos! - las voces de dos héroes locales se hicieron presentes. La azabache les negó aquello, indicándoles que debían de ir a ayudar a la gente del edificio pues era la prioridad. Ambos asintieron sin mucho más que decir, pues la precedencia era la vida humana. Confiaban en la fuerza de Hawks y de Endeavor.

Los nomus comenzaban a separarse, siendo ahora en vez de aquel color más oscuro, con uno más claro. Parecían más débiles, algo de que los héroes locales y Hawks podían encargarse. Se sentía inútil ante todo aquello, quería poder sostener el edificio e ir a ayudar a la gente, no estar sentada en la acera con la movilidad totalmente reducida por su energía.

Los gritos, el estruendo, las llamas en el cielo. Todo era un auténtico caos, uno que odiaba cada vez que llegaba.

— ¿Te han dejado sola, Demon Pink?

Esa voz que conocía a la perfección se hizo eco detrás suya. Miró al rededor, sin mirarlo a él. No quería que le vieran con él, no de servicio como heroína. Con las pocas fuerzas que tuvo, dio media vuelta para poder verle, soltando un suspiro de cansancio al momento.

— Da-Dabi... ¿has sido tú? - el de cabellos oscuros se acercó a la muchacha, agachándose a su altura y colocando su mano al completo en el cuello de esta. Con fuerza le empujó hacia él, para besarla. Ella no quería seguirlo, no delante de todo el mundo. De todos los héroes y personas de a pie. De tal vez helicópteros de noticieros. Pero ahí estaba, continuando el beso de quien era su pareja.

— ¿Por qué no iba a aprovechar el momento de celebración de número uno de mi padre? - este se separó del beso, aunque mantuvo sujetando a la muchacha del cuello. Acariciaba con su dedo pulgar la pequeña nuez que tenía. — Suelta los brazos, la gente de ahí no merece la pena.

Hanako negó débilmente, haciendo que al escuchar las ideas que tenía el muchacho afianzase más sus brazos contra su cuerpo.

— Vamos. Vas a acabar debilitada y luego el que te tiene que cuidar soy yo. Y hoy no estoy para jueguecitos. - la mano del mayor continuaba con el agarre en su cuello, haciéndose mayor a cada negación que recibía por parte de la azabache. A pesar de que sabía que odiaba que le dijese que no, ahí estaba. — ¿Estás tratando de hacerte la heroína a pesar de que podría quemar todas tus manos y acabarías achicharrada?

El agarre cada vez era más fuerte. Había soportado otras veces como lo hacía en sus brazos o en sus muslos, pero en la garganta era desagradable. Con la falta de energía y con eso, notaba que podía caer rendida en cualquier momento.

— ¡Hanako-chan!

Un rápido Hawks actuó, había visto desde la altura como el hombre la sujetaba y como ella no podía defenderse por sujetar el edificio. Había ido lo más rápido posible y le había quitado de las manos de Dabi a la muchacha. Ahora era él quien la cargaba de nuevo como si fuese un bebé recién nacido.

— ¿Así que 'Hanako-chan' no? - comenzó a hablar en alto, sus orbes azules no se despegaron en ningún momento del cuerpo de Hawks, que volaba lo poco que podía con el cuerpo de esta en brazos. — ¡Hanako-chan! ¡Eh! ¡Así que quieres que te llamen así a partir de ahora! ¿No? ¡Pues vale!

A cada frase Dabi hablaba más alto. No podía contener su rabia y la gracia que le hacía la situación. Aquel héroe de pacotilla estaba sujetando a su novia como si fuese suya. Ella era de su propiedad, no ese héroe. No pudo reprimir las carcajadas que salían de sus labios al repetir en su cabeza tantas veces como aquel hombre había llamado a su novia.

Y a pesar de dar esos gritos hacia ellos dos, en ningún momento activó su quirk. Cosa que Hawks aprovechó para volar y poder llevarla a otro lado más seguro. ¿Y cómo se encontraba ella? Pendiendo de un hilo de desmayarse debido a la presión de su don y a la que estaba ejerciendo Dabi psicológicamente sobre ella.

Sabía que jamás hablaría delante de nadie sobre qué ella era su novia, no quería verse envuelto con que tenía nada que ver con los héroes. Pero también sabía que no se andaba en pequeñas cuando se trataba de aquellos asuntos. Haberle escuchado reírse de esa forma  y repetir tantas veces la forma en la que Keigo le llamaba había hecho que no quisiera volver a casa.

— Hanako-chan, no detecto ninguna persona más en el edificio tumbado. Los héroes de la calle y mis plumas han sacado a todos. Puedes descansar.

Y como si fuesen palabras susurradas por un auténtico Dios, cuando reposó su cuerpo en el suelo frío del edificio que no estaba derruido, relajó sus brazos y cayó desmayada.

No sabía cuantas horas habían pasado. Notaba su cabeza como daba vueltas al rededor de aquella sala blanca como el papel. Estaba sola en aquella sala de hospital. Supuso que, como siempre, había tenido un bajón de azúcar. Prácticamente no sabía cómo seguía pudiendo mover sus extremidades después de haberse excedido de aquella forma.

Miró al rededor, sin ver nada nuevo. Un médico entró, informándole que no sufría ninguna herida grave ni nada del estilo. Solo lo de siempre, mantener una dieta rica en azúcares y asegurarse de beber o tomar algo con mucho azúcar antes de actuar con su don.

No tenía nada que decir, simplemente asintió ante las palabras de este. Siempre le ocurría lo mismo, pero a no ser que fuese una misión predeterminada, dudosamente sabría cuando iba a tener que estar cargada con azúcar para poder actuar.

Pasó en aquella sala más de medio día. Se había recuperado fácilmente después de haber comido lo que Hawks le había traído del comedor del hospital. Le había informado sobre lo ocurrido después de que ella se hubiese desmayado y sobre que Endeavor se encontraba en aquel lugar también. No quería ser invasiva, además de conocer al pelirrojo y saber que prefería que le preguntase cuando se viesen en la agencia de héroes.

Según el médico y Takami, había dormido prácticamente doce horas. Incluso el doctor le había comentado al rubio que no sabía cómo un cuerpo tan pequeño tenía tantas energías para dormir. Después de vestirse de nuevo con algunas prendas nuevas que había traído Kamiji Moe, otra chica que trabajaba con ella para Endeavor, salió del hospital nerviosa.

Habían anunciado que seguramente seguiría falta de sueño y por eso sus piernas le tambaleaban. Pero no, no era por ello. Estaba atemorizada de lo que se podría encontrar en casa. No quería llegar y lo primero que hiciese fuera discutir con Dabi. O algo peor. No le extrañaría después de haber escuchado como gritaba su nombre.

Sin saber mucho cómo actuar o que hacer, se dirigió sin pena y sin gloria hacia su casa.

Llegó a aquel edificio de veinte plantas en el que vivía. Su casa no era muy grande, ¿Pero para qué quería más? Tenía lo importante. Cocina, baño, cuarto donde dormir y una sala de estar. No pasaba mucho tiempo tampoco en casa más que para dormir y comer. Así que estaba bien.

Saludó al portero, para después ir al ascensor y marcar el número dieciocho. Miró su aspecto en el espejo del mismo, viendo como su rostro tenía unas ojeras bastante pronunciadas. Sus brazos se veían más delgados de lo normal. Era uno de los efectos contrarios a haber utilizado todo lo que tenía.

Sacó las llaves de donde las había guardado para abrir la puerta. Estaba cerrada, pero no tenía el seguro. Dabi se encontraba allí. ¿Cómo había entrado? Con la llave que le había dado para que pudiese venir cuando quisiera.

— ¿Estás bien?

Fue lo primero que pudo escuchar. Provenía desde la cocina. Ahí se encontraba el hombre, con su camiseta blanca de mangas cortas y su pantalón holgado gris. Al parecer llevaba ya un rato ahí, pues estaba haciendo de comer.

— El médico me ha dicho que todo está bien. Así que solo necesito comer.

— Lo suponía. Ven.

Asintió sin rechistar. Cerró la puerta detrás de sí y se deshizo de su calzado. Dejó en el sofá de la entrada su chaqueta de color azul cian y se dirigió a prisa hacia donde se encontraba el hombre. A pesar de haber ido con cierto miedo sobre lo que podía decirle, ahora solo quería reunirse con él y abrazarlo. El mayor abrió sus brazos dejando a un lado lo que estaba haciendo para que ella le abrazase como solía hacer. Cerró sus ojos disfrutando del contacto de la piel de su novio. A pesar de estar en bandos diferentes y de saber que más de una cosa que ella arreglaba era por la Liga de Villanos, lo que más le reconfortaba era volver a casa y poder recostarse en sus brazos.

— Mi padre está en el hospital. ¿Lo has visto?

Hanako negó ante la pregunta. Levantó un poco el rostro de su pecho para poder verle. Incluso viéndole desde abajo, era guapísimo.

— Hawks me lo ha dicho. Pero no he querido verlo.

— Casi pierde un ojo. No te puedes hacer a la idea de lo divertido que fue verle la cara de desesperación cuando pensaba que todo estaba perdido.

A veces sonreía de una forma que daba miedo. Auténtico pánico. Pero ella ya estaba tan acostumbrada que solo podía sonreír ampliamente como una idiota a pesar de lo que estaba diciendo. Un claro signo de lo que realmente sufría a pesar de no darse cuenta.

— Hablando de Hawks. Creo que te dejé claro que no me gusta que ese pajarraco vaya contigo... - el brazo que sujetaba la cadera de Hanako se elevó por su espalda llevándola hacia su cuello para sujetarla de aquel lugar pero intentando no hacerle daño. — Comprendo que seas una heroína y que te guste toda esa parafernalia. ¿Pero de verdad hace falta que te hable como si fueses suya?

Y de nuevo, la misma disputa de siempre. Hanako sabía desde hacía meses que los celos posesivos de Dabi no eran buenos. Pero su mentalidad no le dejaban ver lo dañinos y malos que eran realmente. Ella pensaba que, si la celaba, era por que realmente le quería, ¿no?

— Solo me ha puesto un apelativo. A todos se los pone.

— Pero tú no eres todos, mi vida. Tú eres mía. - volvió a acariciar la nuez de su novia para después elevar su pulgar y acariciar sus labios. Adelantó su rostro para dejar un beso en el mismo sitio donde había estado acariciando. — La próxima vez le dirás que no te llame así, o será la última vez que lo haga.

Y sin más, asintió ante las palabras de este. Hizo un leve puchero con sus labios, indicándole al mayor que volviese a besarla. Y así hizo lo hizo. Después de haberla avisado sin tener que llegar a más le dio lo que ella quería. Besaba sus labios suavemente, dejando leves picos y después pasando a mayores. Aunque ahí quedaron, pues ella tenía que comer y recuperar su forma normal de cuerpo.

El problema de Hanako era que nadie conocía su relación. Nadie sabía que ella estaba saliendo con un villano y que mantenía una relación auténticamente tóxica con él. Ella solo asentía y acataba las órdenes que él le daba. Ella le quería ciegamente y sin poner oposiciones. Y él utilizaba aquello de cualquier forma para poder acabar manipulándola a su voluntad. Dabi no tenía que gritar mucho ni salirse de sus casillas. Al principio sí, sus discusiones acababan en enfados horribles. Pero había llegado a un punto donde Hanako no ponía en duda nada de lo que decía. Solo asentía y pedía sus besos como una niña pequeña pedía dulces. Si alguien supiese de aquello, las cosas cambiarían.


;; ¡Aló! Aquí subo este One Shot que me gustó bastante de escribir, más aún con mi Haki demostrando sus poderes.

Creo que en general se ha hecho un poco corto, o al menos a mi me da esa sensación jsjsj. Así que, quien sabe si tal vez haya una segunda parte de una discusión entre Hanako y Dabi por sus celos. Ya me dirán que opinan ustedes al respecto.

No creo que haga falta recalcarlo, pero todo esto es ficción y por eso Hanako se demuestra de una forma tan sumisa ante la actitud tan nefasta de Dabi. Obviamente no trato de romantizar en ningún momento este tipo de acciones, y si sufres o crees que alguien de tu entorno sufre algún tipo de este abuso, no dudes en buscar ayuda o ayudar.

Sin más, gracias por leer. Nos vemos en una próxima.💖

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