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Una rosa encerrada en una caja de cristal.

Debía protegerla a toda costa.

Cubrió con su cuerpo la valiosa caja de cristal que debía resguardar mientras los grandes ventanales de la mansión Kim explotaban convirtiéndose en cristales y astillas afiladas que volaban sobre su cabeza. Los escombros cayendo sobre su espalda dolían, más no importaba siempre y cuando la flor estuviese a salvo.

Pero nunca tenía éxito porque cuando la explosión terminaba la rosa siempre se desvanecía.

Ahora, solo sostenía una caja de cristal agrietada llena de arena. A lo lejos podía escuchar una voz que le hablaba, estaba pidiéndole algo pero jamás era capaz de recordar que le decía.


Seokjin se despertó ahogando un grito.

De nuevo la misma pesadilla. La misma angustiosa escena que se repetía noche tras noches sin falta. Desde hace unos meses, comenzó a tener la pesadilla recurrente que no lo dejaba descansar. ¿En que momento empezó a ser atormentado? No lo recordaba, pero ahora no había noche que no tuviera pesadillas.

Le costó unos minutos recobrar los sentidos y distinguir en donde estaba. Pero con lo maravillosa que era la mente humana en segundos recordó el ajetreo de la tarde anterior. Ahora mismo se había quedado dormido en la sala privada de espera de un prestigioso hospital de Seúl, aguardando por noticias. Seokjin tenía que supervisar la salud de dos pacientes esa vez. El primero, un Omega consentido que había dado a luz un cachorro hermoso y saludable hace unas horas, nada de que preocuparse; el otro, un alfa de mediana edad que tuvo una inesperada recaída luego de conocer a su nieto.

Seokjin tuvo un día difícil.

Y comenzó con la labor de parto de Jimin.

—¡QUIERO LA EPIDURAL!

Hace unas horas ese fue el chillido angustioso del pequeño Kim. Se escuchó por todo el hospital, las venas de su cuello estaban saltadas, su bonito rostro cubierto de sudor y completamente enrojecido, Seokjin solo podía describir la imagen como la viva esencia del dolor.

El primer nieto de la familia Kim estaba naciendo y se lo estaba dejando saber al mundo.

—¿Dónde está mi Jungkookie? —Jimin lloraba mientras se aferraba a las barras laterales de la cama del hospital.

En el último trimestre de su embarazo los compromisos del Grupo Kim y del Grupo Min aumentaron a tal grado en que toda la familia se encontraba ocupada en sus propios asuntos, aunque jamás dejaron de lado los cuidados del embarazo de Jimin, llegó un punto en el que tuvo que defenderse solo. El más molesto por esta situación era Jungkook, su pareja destinada y el padre del cachorro. El alfa creció en un ambiente amorosamente familiar y despreciaba cada compromiso y reunión a la que debía acudir si esto le implicaba estar lejos de su omega.

El mayor miedo de Jungkook se cumplió al no ser capaz de estar junto a Jimin en este momento. Desafortunadamente, la labor de parto del omega comenzó con la ausencia de su familia, su alfa estaba en un viaje de negocios, Taehyung y Hoseok de luna de miel, Namjoon en Japón y el Presidente Kim con graves quebrantos de salud. Cuando la fuente del omega se rompió el único a su lado fue Sunying, quién lo llevo al hospital de inmediato y se comunicó con el único familiar disponible.

Seokjinie.

Cuando su cuñado se enteró de lo que sucedía se movilizó para comunicárselo a toda la familia.

—¡Jiminie ya estoy aquí!

Jimin lloro aún más cuando llegó a su lado.

—Jinnie... se suponía que daría a luz la próxima semana... Jungkookie ni siquiera está aquí...

—Todo estará bien. Ya me comuniqué con él hace una hora, debe estar tomando el Jet en este preciso momento. Estará aquí, no lo dudes ni por un segundo.

—Tengo miedo...

—Tu cachorro y tú van a salir bien de la cirugía.—Jin intentó animarlo un poco.—¿Ya se decidieron por un nombre? ¿Qué tienes en mente?

Quería que Jimin se enfocara en la emoción de que pronto tendría a su bebé con él, así amortiguaría el sufrimiento de la labor de parto.

—Jungmin... mi Jungkookie lo escuchó en un sueño.

Una enfermera terminó de ajustar el flujo del suero y le sonrió con empatía.

—El doctor vendrá en un momento vamos a empezar a prepararte para la cirugía.

El llanto de Jimin era desgarrador pero también causaba pena en el personal médico, solo un estúpido no se daría cuenta de que estaba reducido a ser un omega asustado debido a que era primerizo. Lo mejor era tranquilizarlo mientras su pareja aparecía. Afortunadamente, Jungkook llegó rápidamente y lo primero que hizo fue irrumpir en la habitación, muerto de angustia.

—¡Minnie!—Jungkook entró y en dos zancadas estuvo al lado de su omega para besar su frente y sostener su mano.—Ya estoy aquí, amor.

—Me duele...—Jimin lloro aún más cuando sintió las feromonas de su alfa llenando la habitación, una reacción natural e inconsciente de parte de Jungkook para calmar a su pareja.—Tengo miedo...

—Todo estará bien, no debes preocuparte por nada. Eres muy valiente y fuerte, solo resiste un poco mas, Minnie.

La enfermera le dio un paño húmedo a Jungkook para que limpiara el sudor de la frente del omega. Con sus años de experiencia sabía que la pareja tenía todos los factores a su favor, la salud del omega y del bebé estaba en perfectas condiciones.—Todo estará bien. En unas horas tendrán a su precioso bebé en brazos.

—¡¿En unas horas?!—Eso fue lo único que el pequeño Omega logró escuchar.

Jungkook se dedicó a masajear el vientre de su pareja mientras le daba besos en el rostro, el aroma de sus feromonas y la voz tranquila que le daba ánimos a Jimin lograron calmarlo muchísimo.

La escena frente a Seokjin era demasiado conmovedora y tierna, era un momento que la pareja debía compartir a solas, así que le dio un beso en la frente a Jiminie y decidió que lo mejor era esperar afuera.

—Voy a estar en la sala de espera, cuando salgas del quirófano todos estarán aquí listos para conocer a Jungminie. ¿De acuerdo?

—Si...—Jimin asintió armándose de valor.—Gracias, Jinnie.

En los siguientes sesenta minutos la sala de espera, reservada especialmente para la familia Kim, albergó a toda la familia que esperaba ansiosa porque todo terminara. Todos estaban presentes a excepción de Taehyung y Hoseok quienes seguirán de Luna de miel pero que ya habían hecho miles de video llamadas. El abuelo Min apareció acompañado de sus dos nietos alfas, parecía un niño emocionado con la llegada de su nuevo bisnieto.

—¿Ya entró a cirugía? ¿Has sabido algo?—Fue lo primero que pregunto el viejo alfa al llegar.

—La cirugía empezó hace una hora, seguramente están a punto de darnos noticias.

—Nunca había visto al abuelo sonreír tan feliz en toda mi vida.—Junghyun sintió escalofríos.—Ni siquiera sabía que eras capaz de hacerlo. Que no se te vuelva costumbre, abuelo. Asusta más que la cara de molestia que tienes siempre, justo como la que tienes ahora.

—Pedazo de animal...—La tentación de darle un bastonazo a su nieto era fuerte, pero resistió— Olvídalo, este día es demasiado especial como para desperdiciarlo regañándote.

Yoongi se mantuvo tranquilo en una esquina, mientras revisaba sus correos electrónicos.—Abuelo, tu presión.

—Con tu hermano aquí, mi presión siempre estará por las nubes.

Junghyun se indignó.—Culpa a la vejez, no a mí.

Antes de que el alfa joven recibiera un golpe contundente,  Jungkook entró a la sala de espera, el atuendo de quirófano completamente arrugado. La sonrisa del alfa y sus ojos brillantes de pura felicidad les dejaron saber que todo resultó de maravilla.

—Minnie esta bien. —No pudo contener las lágrimas que siguieron a continuación.—Nuestro Jungminie nació sano y hermoso.


Cuando la noticia del nacimiento de Jungmin se filtró a los medios de comunicación el hospital se volvió un caos. La noticia era grande y todos querían ser los que revelaran en primera plana el rostro del bebé. Fue un caos, los reporteros trataban de infiltrarse a como de lugar en el hospital, usaron cualquier táctica que pudieron encontrar. Algunos ya habían sido expulsados del hospital por hacerse pasar por médicos y enfermeros. Era la primera vez, en el par de años que Seokjin llevaba con la familia, que presenciaba semejante locura.

—Esta vez sacaron a un supuesto paciente de emergencias.—Seokjin sacudió la cabeza con incredulidad.—Encontraron una cámara en su gorra y un micrófono entre sus cosas personales.

En cuanto Jimin fue capaz de recibir visitas toda la familia entró a la habitación para comprobar el estado de ambos, omega y bebé, afortunadamente la cirugía transcurrió con normalidad y lo único de lo que debían preocuparse era por la pronta recuperación de Jimin. Pero el caos en el exterior crecía por cada hora que pasaba. Al omega no podía importarle menos, estaba rodeado de su familia, con su bebé en brazos y su alfa a su lado, el escandalo que siempre rodeaba a su familia no era para preocuparse.

—Mi Jungminie es precioso.—Jimin lloraba de felicidad mientras llenaba de besos el rostro de su pequeño hijo.—No sabes cuanto te esperábamos. ¡Gracias a la Sagrada Luna que llegaste al fin!

Fue entonces que Seokjin se percató de que el único preocupado por la seguridad y el caos era él. Era de esperar que los Kim supieran manejar la situación, durante tantos años envueltos en escándalos, que quisieran averiguar de sus vidas privadas no es algo que les quite el sueño. Estaban en un ambiente seguro y los guardaespaldas custodiaban el lugar.

Se sintió terriblemente mal y fuera de lugar.

Jungmin acababa de nacer y era lo único que importaba.

Toda la familia estaba reunida alrededor de la camilla, muriendo por sostener y mimar al pequeño cachorro.

—Mi bisnieto es digno de ser un Min.—El Abuelo Min era el más orgulloso de todos, incluso más que el propio Jungkook.—¡Será mi nuevo sucesor!

Junghyun hizo un gesto de negación.—Al menos espera un poco, no sé, pienso que sería mejor que aprendiera a caminar primero, ¿no crees?

Yoongi le dio una palmada en la espalda a Jungkook a modo de felicitaciones. Fue un poco más rudo de lo normal.

—Felicidades, nuevo papá.

—Gracias.

—Felicidades a ti también por traer a Jungminie a este mundo, cariño.—Yoongi sacó de su bolsillo un pequeño estuche y lo abrió para mostrarle a Jimin que adentro contenía un precioso zafiro morado, la piedra de incalculable valor estaba tallada y lista para ser incrustada en una pieza de joyería.—Cuando Jia llegó a mi vida también le obsequié una piedra preciosa, el de ella es un diamante rosa. Quiero que la primera joya de Jungminie sea este zafiro.

—¡Es precioso!—Jimin estaba conmovido con la muestra de cariño del alfa. Yoongi siempre fue así, tranquilo pero detallista. —Estoy seguro de que cuando Jungminie crezca un poquito más estará encantado con esto.

Junghyung estaba incrédulo. 

—¿Es una tradición de familia regalar piedras preciosas por tu nacimiento? ¿Dónde rayos esta la mía?

—No existe.—Bromeó Jungkook.—Aún creemos que eres adoptado.

Por un rato más la familia siguió celebrando y dándole la bienvenida al nuevo integrante de la familia. Taehyung y Hoseok llamaron unas horas después y conocieron a su sobrino por medio de una videollamada, el otro omega Kim lloró de felicidad al ver que su sobrino heredó el cabello rubio de su hermano.

—¡Se parece tanto a tí!—Lloró Tae mientras sufría por no poder abrazar al bebé.—Vamos a regresar ahora mismo. ¡Quiero darle un beso a Jungminie!

—¡Ya hablamos de esto!—Jimin lo regañó.—No debes cancelar tu luna de miel por nosotros. Toma todo el tiempo que necesites, Hoseok y tú han esperado muchísimo por esto y no quiero que lo interrumpas por mí. Además, Jungmin te estará esperando ansioso para conocerte y no irá a ningún lado.

—¡De acuerdo!—Refunfuñó Tae.—¡Pero quiero que me envíes muchísimos videos suyos hasta que regresemos!

Era la primera vez que los dos hermanos no discutían entre sí. Seokjin se sintió un poco orgulloso de sus niños y de lo mucho que estaban tratando de mejorar día con día. 

 El resto de la tarde fue un caos adorable. Entre las lagrimas de Jimin y el rostro orgulloso de Jungkook por cada pequeña cosa que hacia su hijo, la felicidad era palpable en el ambiente. 

Este día no podía ser más que perfecto.

Cuando se hizo evidente que Jimin necesitaba descansar y el bebé también, las enfermeras sacaron casi a rastras a la familia de la habitación, y tras que todos quedaran satisfechos con la seguridad de la pareja y el recién nacido, se fueron a descansar. No había gran cosa que hacer ahora, Jimin pasaría uno o dos días más en observación y luego la nueva familia se iría a casa. 

Era hora de descansar para Seokjin.

Pero estaba molesto.

Habían dos personas que no estaban presentes ese día.

El Presidente Kim.

Y Namjoon.

La condición de salud del Presidente era delicada estos días y por eso se le dejaba pasar que no fuera capaz de visitar a su nieto recién nacido y que esperaran a que se encontrar mejor. 

Pero Namjoon no tenía excusa para no estar aquí. En un día tan importante para su hermanito, a pesar de que Jin le llamó de urgencia, ¿no podía hacer a un lado sus reuniones para estar con ellos y conocer a su sobrino? 

—Mi hermano debe tener sus razones, Jinnie.—La voz calmada de Jimin exteriorizó sus pensamientos. Y eso fue lo que más dolió. Jimin eran consiente de la ausencia de su hermano mayor y más que aceptarlo o excusarlo, solo estaba resignado al modo en que siempre eran las cosas.—Estoy seguro de que está ansioso de conocer a Jungminie también pero no es tan fácil para él estar aquí. No te enojes, yo no lo estoy.

—Vendré mañana, descansen.—Le dió un beso en la frente a Jimin y salió de la habitación.

Antes de irse a casa decidió pasar a la sala de recién nacidos para comprobar una vez más a Jungmin e irse a casa. 

Se detuvo al encontrar al Presidente Kim observando fijamente a su nieto a través del cristal de la habitación. El alfa estaba inmóvil, atento a todos los pequeños gestos del bebé. Seokjin no quiso perturbarlo pero el Presidente notó su presencia y se dio la vuelta con una expresión de vergüenza, como la de un niño que fue capturado haciendo una travesura.

—Estaba... yo...

Seokjin lo sacó del apuro y camino hacia él.

—Ambos están bien.—Le regaló una sonrisa llena de empatía. Aunque ambos no estaban en los mejores términos el respeto debía prevalecer.—Jungminie es más pequeño de lo normal pero los doctores dicen que su salud es perfecta. Jimin también está muy bien y más feliz que nunca.

El alfa regresó su mirada hacia la cuna en la que dormía su nieto y puso una mano sobre el cristal que los aislaba. 

El silencio se prolongó por muchísimo tiempo e hizo que Seokjin dudara si debía quedarse o no. Cuando estuvo seguro de que lo mejor era dejar al alfa solo, el Presidente habló.

—Tiene el cabello dorado...—Su voz quebrada estaba llena de dolor.—Se parece muchísimo a Jimin cuando nació. Yannie y Taehyung hacían apuestas constantemente por cual sería el color de su cabello. Me alegra que tengan al menos algo de ella.

Fue entonces cuando el Presidente comenzó a llorar.

—Yannie no llego a conocer a Jimin, jamás lo sostuvo y ahora... nunca sabrá que su nieto es igual a ella.

Seokjin no se atrevió a moverse, ni siquiera quería respirar. Esto era algo nuevo para él. Ese alfa intimidante que abiertamente lo rechazó y no lo quería como parte de su familia, lloraba amargamente dejando salir todo el dolor en su corazón. 

No pasó mucho para que las rodillas del alfa cedieran y se desplomara al suelo, la angustia en su alma finalmente lo hizo colapsar.

—¡Presidente Kim!

Así fue como Seokjin terminó cuidando de dos pacientes en el hospital. 

El Presidente fue atendido de inmediato por los médicos quienes lo estabilizaron y lo internaron en una habitación para monitorear su salud. El esfuerzo de llegar al hospital para conocer a su nieto junto a la carga de emociones lo debilitó gravemente. La condición del alfa parecía empeorar con cada día y sin esperanzas de mejorar.

Seokjin permaneció en la habitación mientras estabilizaban al alfa, cuando el médico estuvo satisfecho con los signos vitales del paciente dio instrucciones para su cuidado.

—¿Eres el representante legal del Presidente Kim o su nuevo secretario? Sería mejor hablar con los miembros de su familia pero esta no es la primera vez que sucede y, por petición del Presidente, estamos tenemos la orden de no informarle a sus hijos si la situación no es de gravedad.

—¿Le ha sucedido esto con anterioridad?

El médico estaba receloso de hablar con Seokjin. 

—No eres parte de la familia. ¿Tienes alguna identificación que ampare que estás a su cuidado?

Seokjin se sintió un poco ofendido por el tono altanero del médico pero prefirió no responder de mala manera. Sin embargo, antes de que pudiera decir más, una figura imponente entró en la habitación y dejó en silencio al médico arrogante.

—Es el omega del Heredero del Presidente—La voz sumamente molesta de Sunying resonó por toda la habitación.—Es una persona de absoluta confianza y, por lo tanto, tiene derecho de ser informado de los asuntos personales de la familia.

Era increíble como esa pequeña muestra de poder dejó en silencio al médico, quien agacho inmediatamente la cabeza y se disculpó.

—Por el momento lo mantendremos en observación.—Les informó, no quedaba nada del tono arrogante en su voz. —Imaginamos que, por asuntos de seguridad, preferirían que mantengamos en secreto que el Presidente recayó, la prensa y los reporteros no necesitan saberlo.

Cuando el médico se marchó, Sunying se inclinó en forma de saludo.

—Nunca deje que las personas cuestionen su lugar, amo Seokjin.

—¿Mi lugar? No tengo tal cosa, Sunying.

—Es la pareja del amo Namjoon.—Sunying estaba mortalmente serio.—Como el futuro omega Kim debe aprender a imponerse ante los demás.

—¿Futuro omega Kim?—Eso sonaba tan ridículo.—No, olvídalo, no quiero saber nada más.—Seokjin se dejó caer en el sofá que estaba junto a la camilla.—Ahora que estas aquí, ¿te molesta que duerma un poco? Fue un día muy pesado.

—Por supuesto, descanse, yo me encargo.

Durmió al menos una hora hasta que la pesadilla recurrente lo despertó.

Rosas que se convertían en arena... ¿Qué significado tenía?

Ahora estaba aquí, sentado afuera de la habitación del Presidente.

Poco después de las tres de la mañana, Seokjin se levantó porque ya no pudo conciliar el sueño. El Presidente estaba siendo cuidado por Sunying así que estaría bien si salía a buscar un café.

Justo a tiempo, Namjoon iba llegando.

—Seokjin...

Namjoon lo alcanzo de inmediato, rodeándolo entre sus brazos y le dio un beso en la frente.

—Llegas tarde.

—Lo sé.—Namjoon suspiró.—Perdóname. 

Seokjin estaba tan cansado que cerró los ojos apoyándose en el pecho del alfa.

—Jimin dijo que no estaba enojado contigo y que yo tampoco debería estarlo. 

—Corrí directamente hacía acá después de recibir tu llamada pero no pude llegar antes. 

—Jimin y el bebé están muy bien. Todos estamos encantados con Jungmin.

—Mañana los veré a primera hora.—Namjoon lo abrazó con fuerza. —Gracias por cuidar de ellos. Debes estar agotado, le diré a Sunying que te lleve a casa. Yo me quedaré con mi padre.

Seokjin levantó la vista hacia el rostro de Namjoon luego de notar algo extraño en el alfa.

—¿Qué tal te fue en la reunión con los socios Japoneses?

—Creo que dejé las cosas en claro, así que salió bien.

Quizás era el cansancio el cual lo estaba haciendo delirar pero Seokjin creyó sentir un aroma extraño en Namjoon.

Eran feromonas de alguien dominante, y no de alfas precisamente, era algo más sutil.

—Estás agotado, te llevaré a casa. Hablaremos mañana.

Si, estaba agotado.

Pero, ¿porqué tenía el presentimiento de que esto a penas comenzaba?






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