Capítulo 40

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

— Eso fue... — Se ríe — Tan... Pero tan genial.

— Lo sé — Jadeo — Gracias.

— Qué egocéntrico, señor Grey.

Empuja mi hombro y se envuelve más en la sábana blanca. ¿Qué mierdas acaba de pasar? ¿Sexo vainilla?

— Tengo que hablar con Taylor — Me levanto para buscar mis jeans — Dijo algo que sonaba urgente.

— Oh, si, bien — Balbucea — Yo tomaré una ducha.

Ahora soy yo quien siente el pánico atorarse en su garganta. ¿Qué estoy haciendo? Necesito aire fresco y whisky.

Ana se pone la bata de baño cuando abro la puerta y salgo al pasillo. Todo está en silencio, así que bajo hasta mi estudio para servirme el trago de whisky.

Levanto el teléfono para marcar la extensión de Taylor y que acuda inmediatamente. Después de esto debo tomar un baño, apesto a sudor y sexo.

— Señor Grey.

— Pasa. ¿Qué es tan urgente que casi interrumpes una sesión en mi cuarto de juegos?

— Gail me reportó algo que observó está mañana.

Apuro el trago en mi vaso y le hago una seña para que continúe. La idea de Ana desnuda en la ducha vuelve a capturar mi atención por completo.

— Retiró todos los artículos de la señorita Witbell, revisando entre las ropas que dejó. Encontró una caja de preservativos de los mismos que se encuentran en el cuarto de juegos.

— ¿Eso qué tiene de relevancia? Camille recibía la inyección una vez al mes de parte de la doctora Greene.

— Eso es lo que resulta extraño, señor. Gail revisó los preservativos y todos se encuentran alterados.

— ¿Cómo? ¿Alterados de qué forma?

— Fueron perforados, probablemente con una aguja. El defecto es imperceptible a simple vista.

— Mierda. Las pocas ocasiones que utilicé preservativo con Camille se limitaba a aquellas en las que tenía su periodo. ¿Estás diciendo que debería preocuparme?

— Si, señor. Gail acaba de revisar los condones del cuarto de juegos y también están alterados.

Mierda... Mierda... ¡Mierda!

Ahora sí estoy sintiendo un escalofrío recorrerme por completo el cuerpo. Estúpida Camille, ¡Muy estúpida Camille! Y Ana...

Maldita sea, con Ana es con quién más he usado los jodidos condones alterados. Ahora sí estoy jodido, muy jodido.

— ¿Qué se supone...? ¿Qué hago ahora?

— Yo sugeriría que se comunicara con la señorita Witbell para que...

— ¡No! Llama a Welch, si ella me saboteó, quiero pruebas para demandarla.

— Enseguida, señor Grey.

Debería llamar a mi abogado, a la policía, debería...

— ¡Jason! — La voz de Gail se escucha en el pasillo, interrumpiendome — ¡La salida de emergencia está abierta!

Antes de que Jason pueda llegar a la puerta, el sonido de un disparo resuena por todo el departamento. ¿Disparo? La única persona aquí con un arma además de Taylor es Prescott.

— ¡Intenta escapar!

Es lo primero que se me ocurre, así que ambos salimos del estudio lo más rápido que nos es posible. Necesito llegar hasta la habitación donde dejé a Ana y asegurarme que Prescott tiene una razón para empuñar su arma.

Taylor le hace una seña a Gail para que se resguarde mientras corro hasta la puerta de la habitación, pero no es Prescott quien sostiene un revolver. Maldita hija de puta. Camille.

Ana está en el piso hecha un ovillo, aún lleva la bata blanca del baño y por un breve instante dejo de respirar. Le disparó. La mató.

— ¿Qué mierdas haces aquí? — Mis manos tiemblan de coraje — ¿Qué le hiciste?

Antes de que pueda procesarlo, levanto mi puño hacia ella y golpeo su rostro haciéndola caer contra el muro.

— Amo... Señor Grey... — Jadea adolorida — ¿Por ella me dejaste? ¿Tienes una nueva sumisa?

No puedo responderle, así que la ignoro para acercarme a dónde Ana sigue inmóvil. Mierda, mierda, mierda...

— ¡Ana! — La giro para mirarla — ¡Ana! ¿Estás bien?

Espero ver la bata teñida de rojo, pero no hay señal de heridas. ¡Gracias Dios! Solo está inconciente, ¿Se golpeó mientras caía?

— ¡Señor Grey! — Taylor apunta el arma hacia Camille — ¡Prescott! ¡Arriba!

— Ana está inconciente, pero no está herida. Sácala de aquí ahora mismo.

— ¿A dónde quiere que la lleve?

— Al hospital. Luego a su departamento.

Tengo que encargarme de una vez por todas de Camille, y haré pagar a toda su jodida familia por esto. Estaba tan distraído con Ana que no me percaté de la potencial amenaza que podría ser ella.

— Si me lo permite, señor, me llevaré a Gail también.

— Si, ve. ¿Dónde está Prescott?

— Aquí, señor.

Por primera vez, la mujer luce nerviosa. Taylor toma a Ana en brazos y sale de la habitación con pasos rápidos.

— ¿Qué pasó?

— Señor, yo estaba en la oficina monitoreando las cámaras cuando el sensor de la puerta de emergencia se activó. Fui a verificar, pesando que la señorita Steele podría haber salido. No pensé que esta mujer intentara entrar al departamento.

Su vista se fija en la mujer recargada en el muro con el gran golpe sobre su pómulo y ojo. Golpeé a Camille muy fuerte y necesito las pruebas de que ella representa un riesgo para mi vida.

— Llama a Welch en este instante, que venga aquí con todo su equipo y que venga la policía. No toques nada, no muevas nada, solo mantén tu vista en esta perra estúpida.

Camille solloza, pero no puedo dejar de pensar en la gran problema en el que me metió. De nuevo problemas con la ley, más de los que estaba esperando.

— ¿Cómo supiste de ella? — Me acerco para mirarla, pero no la toco — ¡Responde! Maldita sea, ¿Cómo llegaste a Ana?

Me estoy conteniendo de golpearla de nuevo, sobre todo cuando ella se ríe.

— Te he seguido toda la semana, llevando a tu puta por todos lados, exhibiéndola. ¿Me cambiaste por ella? ¿Una gritona y chiflada chica estúpida? ¡Soy perfecta! ¡Perfecta para ti, maldito imbécil! ¿Creíste que te dejaría botarme como si no fuera nada?

Necesito alejarme ahora, o terminaré haciendo algo más de lo que podría arrepentirme. Pero de algo estoy seguro ahora. Ana no puede seguir aquí, no cuando mi jodido mundo es un agujero negro absorbiendo toda la luz a su paso.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro