🧸 s ᴇ ɪ s 🧸

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Una semana después de anunciar su boda oficialmente comenzaron a hablar sobre la fecha de su ceremonia. Aunque estaban atareados con sus respectivos trabajos utilizaban sus tiempos libres para hablar del tema y ponerse de acuerdo en algunas cosas que iban anotando en un pequeño cuaderno que guardaban en su mesa de noche.

Ese día YoonGi no había llegado y eran pasadas las dos de la mañana, se mantenía despierto aunque intentaba dormir al saber que su prometido estaba trabajando, pero no lograba conciliar el sueño sin sentir el aroma suave de su pareja junto a él y su calidez.

Reviso una vez más la hora en su teléfono y al ver que marcaba quince minutos para las tres comenzó a preocuparse ya que nunca llegaba tan tarde. Se refugio en la cocina con una taza de leche fría y galletas para esperar por YoonGi, últimamente se veía más ocupado con los detalles finales para concluir sus estudios y así comenzar a trabajar en el hospital que estaba cerca de su departamento.

El sabor dulce de la galleta junto a la cremosidad de la leche en su boca le hicieron olvidarse por unos segundos de la situación y lentamente se perdió en su mundo, pensando en tantas cosas que al final olvidaría y se arrepentiría por no anotar las ideas que llegaban a él para algún diseño de ropa.

—¿Qué haces despierto, Mimi? —Su cuerpo saltó repentinamente al oír a su prometido tan cerca y sentir su tacto sobre sus hombros dando un leve masaje. Escucho la risita ronca de YoonGi y dejó lo que estaba comiendo para sonreírle y estirar sus brazos pasándolos por su cuello y atraerlo firmemente hacía él para un dulce beso en los labios.

—Te estaba esperando, eso es obvio.

JiMin nuevamente se quedó mirando sus ojos negros, tan profundos que en ellos veía una galaxia y siempre los veía con más adoración que la anterior pues no sabía cuándo podría ser la última vez que pudiera verlos así de cerca. Le gustaba admirar a YoonGi tanto como fuera posible y por el tiempo que tuvieran permitido.

—Es tarde, ¿quieres ir a dormir o terminarás de comer? —Los besos que eran esparcidos por sus mejillas le hacían sonreír y que una calidez en su pecho creciera tanto que solo podía liberarla con risas adorables y enredando sus pequeños dedos entre la melena de su prometido.

—Vamos a la cama, te esperaba porque no puedo dormir sin ti.

Muchas veces no lograba comprender el amor que sentía por el alfa, podría vivir mil años junto a él y en todo ese tiempo seguiría enamorado. Si en sus vidas futuras pudiera elegir de quién enamorarse sin duda siempre sería el nombre de Min YoonGi lo que saldría de sus labios.

Su conexión con él era tan especial que era imposible no sentirse orgulloso de presumir ante otros lo maravilloso que era YoonGi, siempre tan considerado y con una responsabilidad afectiva que lograba sorprenderlo en cada momento.

—Gigi...

—¿Uh?

—Eres mi serendipia.

Yo también quiero mi serendipia.

Los amo bebés. 💜

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