Capítulo 17

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Lisa apenas terminó de bañarse cuando sonó el timbre de la puerta, así que Jennie la dejó en su cuarto mientras iba hacia la puerta y la omega se vestía.

Al abrir, esperaba que fuera Jisoo, en cambio, se encontró a una castaña que se veía irritada y una peligris que parecía más estresada, y Jennie se preguntó por qué eran tan bajas.

—¿Y tú quién eres? —preguntó la castaña, de forma acusadora, entró a la casa haciéndola a un lado, fulminándola con la mirada.

—¿Debería preguntar lo mismo? Soy Jennie Kim, enfermera, estoy cuidando a Lalisa Manoban, quien no me informó de su visita. ¿Puedo saber sus nombres?

—Oh, ahora tengo que mandar una invitación para visitar a mi propia hija —bufó la de cabellos cafés.

—Wen, ¿te calmas? Ella no hizo nada, tranquilízate.

—¿Dónde está Lisa?

—Está en su cuarto, termina de bañarse —informó, suspirando sin que se notara demasiado, odiaba lidiar con el tipo de persona pesada y tan demandante como notaba de aquella tipa quien ni siquiera había respondido a su pregunta.

Fue hacia el cuarto de Lisa, y ésta seguía cubriéndose con la toalla, temblando, sentada en la cama.

—Lisa, tienes visitas... —comenzó Jennie, pero al verla temblar y algo decaída se acercó con cierta preocupación—. Lisa, ¿qué tienes?

La rubia negó.

—N-No sé —dijo—. Siento que voy a desmayarme de nuevo, Jennie...

—Ya, tranquila, estoy aquí para ayudarte, pequeña —la consoló y Lisa asintió—. Vamos, acuéstate, quédate en la cama, acuéstate de lado, tranquila —comienza a arroparla, mientras la menor se sentía débil.

—¿Y así la dejas? ¿Y así eres enfermera? Oh, no, mi cielo —se acercó a la omega, apartando a Jennie de un empujón, con lo que se sintió mal—. Lisa, boca arriba, alza las piernas —habló, mientras la movía ella misma, pasando las palabras a acciones—. Taeyeon, tráele una Coca-Cola a tu hija. ¿Qué haces ahí parada?

—S-Seungwan —musitó Lisa, con molestia, su madre la había girado muy de golpe y movido demasiado rápido y ahora se sentía mareada.

—Cállate, echa la cabeza para atrás.

—Eso no es necesario —dijo Jennie, acercándose mínimamente a Seungwan, y hablando bastante bajo.

—Seungwan, déjala —la peligris se acercó a ella para tomarla del brazo y apartarla, hasta que dejó de sostener las piernas de la menor en alto y se apartó dos pasos, con lo que la beta volvió a acercarse a Lisa, la arropó, dejó que se acomodara y dejó caricias en su cabello, mientras ésta se quejaba por lo bajo con pequeños ruiditos como si fuera un bebé.

—Jen... ¿Por qué las dejaste entrar?

—¿No tenía que hacerlo? —preguntó, exagerado su sorpresa, porque nunca había escuchado nada al respecto.

—Son muy molestas... Son mis madres.

—Eso lo noté, pequeña —dijo la enfermera, sin dejar de hacerle mimos en su cabello.

Fue la peligris quien se acercó a ambas.

—Hola, Liz.

—Hola, Tae —murmuró su hija, tenía sus ojitos cerrados y parecía que iba a dormirse, pero sólo seguía mareada.

—¿Podrías dejarnos un momento con ella? —preguntó la misma mujer, mirando a Jennie, aunque sintió a Lisa tomar su mano y apretarla ligeramente.

—No, Jennie, quédate —pidió, a lo que la beta no se iba a oponer.

Kim se sentó junto a Lisa, quién seguía tomando su mano, las otras dos se acomodaron en el otro lado de la amplia cama.

—¿Cómo está? —preguntó Taeyeon, mirando a Jennie.

La muchacha dudó un momento si decirlo frente a Lisa o no.

—Hasta ahora está bastante bien, pero está comenzando a decaer —usó el tono más sutil que pudo encontrar, aunque parecía que la sutileza no iba con aquellas dos, o quizás específicamente con la castaña, quién no entendió el mensaje que para Jennie era muy claro.

—¿Cómo que a decaer?

Bajó la vista con algo de dolor, esperando que las palabras no afectarán a Lisa más de lo que ya estaba.

—Es el tercer día, y como es normal en estos casos es cuando pasa de la fase depresiva a la moribunda —murmuró—. La transición empieza con desmayos y bajas de presión, como ahora.

Lisa dejó escapar un par de lágrimas en silencio, que nadie notó.

La pareja quedó en un triste silencio con aquello, y Jennie sólo pudo dejar caricias en la mano que Lisa mantenía apretada con firmeza sobre la suya, sentía a la loba de la rubia llorar por afecto, porque la abrazara o la consolara, pero sentía que era indebido actuar así frente a los padres de la chica.

Sabía que se lo podían tomar a mal, que podrían decir que ella estaba acosando a sus pacientes o incluso tratar a Lisa como una "puta" por buscar ese contacto que había perdido, cosa que era natural en omegas en su situación.

Aunque Lisa sí lo llevaba un poco al extremo y era algo raro que la hubiera elegido a ella, una completa extraña, para pedir y recibir amor.

Y era más extraño que Jennie pudiera escuchar y sentir esas cosas de la loba de Lisa, eso sí que nunca le había pasado, con nadie.

—¿Cuánto le queda? —volvió a preguntar Seungwan, quien no parecía tener intención de hablar de esas cosas en privado.

—N-No sé si deba hablar de esto frente a Lisa, podría afectarla y-y...

—No... —interrumpió la mencionada, su voz sonaba algo rota—. Yo también quiero saber.

Jen la miró con cierto pánico de lastimarla, al ver las lágrimas en sus mejillas tomó la manga de su remera para limpiarlas con cuidado.

—Diría que una semana, o un poco menos —murmuró y notó algo romperse en los ojitos de la tailandesa.

***

¡Salí de vacaciones! Disculpen el hiatus de esta historia, pero ya estoy de vuelta, juju.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro