Capítulo 27

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Por la tarde, la fiebre de Lisa no había bajado, los medicamentos no habían hecho efecto, y luego de la transformación a su loba, había quedado con menos energías.

Así que ahora estaba débil y en cama.

Jennie estaba siendo muy cariñosa y suave con ella, más de lo normal.

Como almuerzo, la beta le había preparado un cuenco con frutas, yogurt y cereales, pero le habían dado náuseas en los primeros cuatro bocados y permaneció acostada porque no quería vomitar, sabía que necesitaba comida y energía pero no podía más, haría un esfuerzo más tarde, para comer un poco más.

Pero por más que descansó un rato largo, dio dos bocados más y volvió a sentirse mal, así que se rindió con eso.

Por lo que a la hora de la merienda, Lisa seguía recostada, sin comer nada, tenía un trapo frío sobre su frente para calmar un poco su fiebre, lo único que parecía medianamente resultar.

Jennie se sentó a su lado, dejando mimos con una mano y con la otra cargando su café.

Jisoo tenía un chocolate caliente y se notaba mucho menos bromista que al principio, estaba muy seria y no había tomado casi nada de su bebida.

Volvía a sentir dolores físicos por toda la carga emocional, le dolía el estómago, ya tenía náuseas por todo el malestar que le provocaba la situación, no creía poder comer algo.

—Escucho a una loba llorar —murmuró Lisa.

—Soy yo —dijo Jisoo, por lo bajo.

—No, no eres tú... Es esta pulgosa.

Jennie se avergonzó, bajando la vista, sus mejillas tomaron color, se sorprendió cuando Lisa llevó una mano a su rostro y acarició su mejilla, la miró, viéndola sonreír con paz.

—Nos vas a hacer llorar a las dos —murmuró Jennie.

—A las tres —añadió Soo.

Lisa rió de forma penosa.

—Están hechas unas sentimentales —murmuró, se giró para tomar a Jen por su camisa y traerla más cerca de sí, hasta que la castaña quedó acostada en la cama y ella se acomodó sobre su hombro, abrazando su cintura.

Jisoo sonrió enternecida.

—Vamos, alégrense un poco —habló la rubia, intentando animarlas—. Hay algo por lo que estar alegres, díganle —cerró sus ojitos y frotó su nariz en el hombro de la beta.

Las dos permanecieron en silencio, no buscaron nada que sea alegre.

—Yo estaba pensando en cuando... Corríamos libres, sobre el pasto, entre los árboles... En que aullabanos hasta que nuestras gargantas dolieran, y perseguimos pájaros y ardillas y a cualquiera que se nos cruzara... —contó Lisa—. El aire era fresco, y el clima era tibio, y todo era cálido, porque estábamos juntos, estaba Jungkookie... Y Jichu... Y también Jennie, y estaba yo también.

—Limario, ¿cuándo fue eso? —Jisoo frunció el ceño, no recordaba tanto.

Había ido a correr con Lisa y Jungkook un par de veces, cuando visitaban a la familia del pelinegro, y salían a correr por los campos y bosques cercanos.

Pero no estaba Jennie.

Antes de que la omega hablara, parecía no haber escuchado la pregunta de Jisoo, sus ojitos continuaban cerrados y una sonrisa se plantaba en su rostro, la Kim menor miró a la alfa y negó, para indicarle que la dejara seguir.

—¿Qué más pasaba, pequeña? — la lento a seguir, su loba estaba emocionada en su interior, su parte humana un poco más preocupada.

Los delirios eran comunes en la fase tarminal de un lazo roto.

—Recuerdo que ese día... Nos encontramos con Rosie, la compañera de Jisoo...

La mencionada abrió sus ojos ampliamente, con genuina sorpresa.

Lisa no había visto a Rose más de tres veces en toda su vida, la alfa siempre había sido una persona ocupada, sea con trabajo o con estudio, y Jisoo prefería siempre juntarse ellas dos solas, pasaban su tiempo libre juntas, no era de citas dobles o de llevarla a las juntas de sus amigos.

Se entristeció más, y se sintió impotente y mal de que Lisa ya creyera en esas cosas, en que no habían pasado, al menos no en esta vida.

Fue con eso que se dio cuenta y sintió una tonta.

Estaba recordando sus vidas pasadas, no se estaba volviendo loca.

—¿Esos eran todos? —preguntó Jennie, con una sonrisa con algo de burla, en verdad ella no creía en nada de lo que decía, pero la dejaba ser.

—También estaban Wendy y Taeyeon... Pero eran muy buenas, y no eran mis madres... Tampoco nadie se llamaba de la misma forma, no en ese tiempo.

Jennie se mantuvo en silencio un momento.

—¿Estás hablando de Sooyoung y Joohyun?

Lisa asintió, y sonrió ampliamente.

—Sí, así eramos —murmuró, y rió con cierta alegría—. Eran buenos tiempos, eran exelentes tiempos.

—Claro que sí, pequeña —murmuró la beta, dejó un beso en su frente, y sintió más paz al reconocer también que no estaba delirando, que sólo eran recuerdos tan antiguos como su amor.

—En un momento... Estuvimos todos juntas
—murmuró Jisoo con una sonrisa, la idea de un grupo de todos ellos (con un Jungkook vivo), de una manada de verdad, de alguna vida donde pudieron correr libres juntos le encantaba.

—Claro que sí estamos juntos —dijo Lisa, sonó enojada y Jennie rió por su tono de voz—. Seguimos juntos.

Jennie sólo asintió y Lisa bostezó con gran cansancio.

—Ahora tengo sueño...

—Duerme, omega —la castaña dejó un beso en su frente—. Aún es temprano, duerme, haré unas cosas y estaré contigo y dormiré contigo, como siempre, ¿si? Puedes adelantarte.

—Te quiero, Jennie.

—También te quiero, Lisa.

La omega se separó de ella, dejándola salir de la cama y del abrazo, Jennie le hizo señas a Jisoo para que la siguiera fuera del cuarto, arropó a su pequeña y arrimó la puerta al salir, sin cerrarla del todo.

La azabache se limpiaba algunas lágrimas.

Jennie abrió sus brazos hacia ella y la alfa no dudó en corresponder, Jen dejó caricias en su cuello, sobre una marca muy vieja y ya inútil, consolándola.

—Ella está bien, Jisoo... No está sufriendo, y nada de lo que está diciendo es mentira, es mucho mejor que otros síntomas que pudiera tener.

—¿Ella está recordando? ¿Está mal? ¿Es bueno?

—Está volviendo al principio de todo, no está mal... Eso no significa que ya no pueda volver al presente, ¿sabes? Tendrá sus momentos de realidad... Ella sigue ahí, tiene altos y bajos, se sentirá bien y mal, pero no voy a dejar que sufra, debemos dejarla, no debemos ir en su contra, déjala que recuerde y cuando termine sus memorias, ella volverá.

Jisoo asintió, se separó del abrazo y limpió su rostro, Jennie la miraba con atención.

—Soo, yo no estaré aquí mañana.

—¿No? —preguntó, se preocupó de forma inmediata—. ¿Por qué? ¿La vas a dejar?

—No, no, no podría... —negó, totalmente seria al respecto—. No podría nunca dejarla, Soo —suspiró—. Mañana tengo el examen más importante de mi carrera, es el último que me queda, será rápido, apenas dos horas o poco más, le daré el desayuno, y después necesito que te quedes con ella y la cuides por ese rato, vuelvo para el mediodía. Ya lo hablé con Lisa antes, ella me ha dado permiso, pero no puede quedarse sola.

—Jennie, pero... ¿Y si pasa algo? ¿Y si... ya sabes... Se va?

Jennie de inmediato negó.

—No, no, no está tan mal, sigue consiente, por más que haya pasado esto recién, y apenas tiene algo de fiebre, le quedan unos tres días, conozco los síntomas, no pasará nada, no corre peligro. Igual, voy a dejarla que duerma, le daré el desayuno, después se va a la cama y déjala dormir hasta el mediodía, en su estado, es muy fácil que eso pase, pero te dejo una pastilla para que se duerma por si acaso.

Jisoo se mordió el labio con fuerza.

—¿Estás segura?

—Totalmente —dijo, asintiendo.

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