—¿Una beta puede marcar a una omega? —preguntó Jisoo, curiosa.

—Por lo que leí en un libro, hace unos años, un beta podría marcar a un omega con el lazo roto, hipotéticamente, si este se encuentra muy débil, al punto de moribundo, porque hay un plazo donde el lazo aceptaría a cualquiera, sin buscar a un alfa fuerte, con tal de salvarse a sí mismo —explico Jennie, había tenido que releer aquello esa mañana, cuando había decido finalmente marcar a la omega de sus ojos—. Pero fue una teoría rara más que nada, no se han hecho experimentos al respecto por obvias razones —esperaba que funcionara, por lo que había vivido en vidas pasadas, era cierto.

Creía que la habían sacado de ella misma en alguna vida anterior, ella siempre había sido una beta que se unía a una hermosa omega.

—¿Y cuando vas a marcarla? —preguntó, de forma directa, mirándola.

La castaña parpadeó con confusión, Lisa la miró porque quería saber lo mismo, pero ella no tenía idea de la respuesta.

—¿A-Ahora? No... Cuando sea... —preguntó Jennie, frunciendo el ceño—. N-No lo sé, no sé cómo se hace eso tampoco, tengo que investigar más...

Jisoo abrió sus ojos con sorpresa, hizo una mueca y asintió ligeramente.

—Bueno, yo no soy una experta, pero mi loba siempre supo cómo hacerlo, es natural —se encogió de hombros—. Ya sabes, las alfas sabemos cómo hacerlo aunque no nos lo expliquen. ¿Quieres que te enseñe? —ofreció.

—¿Tú dices? No debe ser muy difícil —miró a Lisa, quien tenía un puchero pensantivo, la omega negó—. Y Lisa ya tiene su marca, sólo tengo que marcar en el mismo lugar.

—Debes llegar a una profundidad determinada y mantenerte así un momento, dicen que mientras más tiempo se hace más fuerte, pero no está comprobado —se encogió de hombros—. Ven, acércate, te lo explico mejor.

La azabache se levantó del sillón de la ventana, y Jennie de la cama.

—Supongamos que usarás la misma marca que tiene Lis... —se acercó a ella y bajó el cuello de su remera, la marca estaba de un rodeada de un rojo oscuro y donde se posicionan los dientes ya estaban negros, tragó saliva al verlo—. Está hecha desde el frente, así que también tendrás que hacerlo desde allí —dijo, ignorando el malestar en su estómago, mirando a Jennie, quien asintió, se mantuvo de pié, de espaldas a Lisa y la alfa se acercó a ella, desabotonó los primeros dos botones de su camisa negra, y abrió su cuello dejando a la vista sus clavículas—. La mordida debe ser en el músculo de aquí.

—Se llama trapecio.

—Gracias, Doc —dijo la mayor, haciendo a Lisa reír—. Continuando... Debe ser lo más cerca de la base del cuello posible. ¿Sabes por qué no se hace más arriba? —Jen negó—. En la antigüedad había una moda donde solían hacerlo en el cuello porque creían que se unirían más, pero era muy común que terminaran cortándole la yugular a quien marcaran, eso quedó en la memoria de los lobos y por eso lo hacen más bajo, inteligente, ¿no?

—Qué bonito —comentó Lisa con ironía.

Jisoo dejó a sus dedos pasear por el cuello de la beta, acariciando con suavidad hasta conseguir el punto donde estaría la marca, su mano libre fue a sostener la nuca de la castaña, para mantenerla en el lugar.

Jennie la sentía muy cerca y su rostro se volvió un tomate, pero no se animó a apartarla.

Lisa frunció el ceño pero intentó contenerse, mordió su labio.

—Primero tienes que estar segura dónde morder, no puedes abentarte así como así —acarició su cuello ligeramente con sus labios—, tranquila, no morderé, igual no pasará nada si lo hago —murmuró—, y cuando estés segura, tienes que apoyar los canino, y luego... —sus ojos brillaron de un fuerte amarillo, no eran los de ella, mirando a Lisa directo a sus ojos, sus caminos relucieron y la omega sintió un fuego recorrerla por dentro—, muerdes.

Jennie soltó un quejido al sentir la presión de los dientes en su piel, pero un ladrido la hizo saltar hacia atrás y junto con un empujón de parte de Jisoo, trastabillo al chocar con algo bastante grande, se sostuvo del borde de la cama, para ver una loba casi blanca sobre la alfa, quien más que asustada por el animal que gruñía sobre ella, no podía parar de reír.

—¡Lisa! ¡Lisa, suéltala!

—Jennie, no me hará nada —habló Jisoo, quien
estaba en el suelo.

La loba ladró de forma amenazante haciendo llamar su atención.

—Wow, tranquila... Vaya ataque de celos los tuyos, Lis.

Jennie suspiró con cansancio, la omega la estaba ignorando completamente todo por estar enojado con quien se había acercado demasiado a su pareja.

La beta fue hacia ella y rodeo su cuello con su brazo y la tiró hacia atrás, alejándola, aunque seguía enojada.

—Ya, Lisa, ya... —tiró de ella hasta abrazarla contra su pecho—. Estoy aquí, tonta —aún lejos, Lisa continuaba amenazando a Jisoo, quien logró ponerse de pie y miraba con gracia las orejas bajas y los dientes que su mejor amiga le mostraba; Jennie tiró de su oreja y la loba lloriqueo—. A ver, Lisa pulgosa, ¿me das atención a mí? ¿Por favor? Y de paso, ¿cambias a mi linda Lisa o quieres que revise si tienes garrapatas?

La loba soltó un corto y bajo aullido que sonó como un "No me molestes".

—Pequeña~, vamos, estás ahí —tomó su hocico para dejar un beso en su mejilla, que hizo a la loba alzar sus orejas—. Lisa, Lili, bonita, hermosa, mi pequeña... —Jen la movió a cada lado, sonriendo como una niña, mientras la loba lloriqueaba para que dejara de molestarla—. Oh, ¿tengo que hacerte pucheros?

Jisoo se volvió a sentar en el sillón de la ventana, totalmente divertida por el show.

—Nunca la había visto así antes —dijo, con una risa—. Y eso que he sido muy toquetona con Jungkookie.

La loba le gruñó de nuevo, Jennie le dio un golpe para que callara.

—Dame a mi Lisa, ahora —demandó, con el ceño fruncido, y la loba se tomó un momento—. Vamos~

El animal soltó un suspiro y terminó cambiando a la chica rubia que Jennie quería, quien se cubría su parte baja y pechos con vergüenza, estaba roja de furia aún, la beta la recibió con un beso en su mejilla, haciendo que la menor alzara sus cejas.

Jisoo estalló en risas y Lisa quería golpearla.

—No es divertido —dijo la rubia—. Podría haberte matado.

—Es tan lindo que seas tan sobreprotectora, Lili —dijo Jennie a su lado, haciendo que Lisa se ruborizara.

—Sabes que me encanta molestarte —dijo Jisoo, y revolvió su cabello, Lisa no le do importancia—. Lo siento, nena, me salió sólo.

—A veces te odio —habló en un suspiro.

—Ya, yo también, Limario, yo también.