Capítulo II

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Los tres nos abrimos paso por el sendero mientras hablábamos y reíamos.

Tengo que admitir que volver a aquí fue lo correcto. Incluso si hay recuerdos por todas partes. Sonreí levemente para mí misma, sabiendo que Hannah y Beth están en un lugar mejor.

Volví a la realidad cuando Sam me habló.

— ¿En qué estás pensando?

— En todo, supongo.

— Parecías estar pensando profundamente — dijo Chris cuando nos acercamos al refugio. Ashley estaba sentada en las escaleras, abrazando sus piernas por el frío, mientras que Matt estaba apoyado en el poste de la escalera, con el enfado reflejado en su cara. Sam comenzó a deambular.

— Mmm — murmuré, recogiendo un palo del suelo y sacuendiéndome la nieve con él. Por una fracción de segundo, sentí como si alguien nos estaba siguiendo. De repente, oigo que una rama se rompe detrás de nosotros — ¿Eh?

Me di la vuelta, pero detrás de nosotros no había nadie. Al menos nadie que yo pudiera ver. Di media vuelta solo para ver que Chris se había detenido para mirarme. Mis dedos fríos rozaron la punta de mi trenza lateral ya que parecía que estaba mirando algo detrás de mí.

— ¿Qué? — pregunté, dejando el palo en el suelo y poniéndome de brazos cruzados.

Chris sacudió la cabeza.

— Estás bien, relájate.

— ¿Estás... — iba a decir pero grité cuando un par de fuertes brazos me levantaron, estilo nupcial. Chris y Ashley se echaron a reír, pero a mí no me hacía ninguna gracia. Volví la cabeza hacia mi izquierda para ver al chico misterioso. Josh — ¡Oh Dios mío! ¡Josh, me has pegado un susto de muerte! No me vuelvas a hacer eso.

— ¿Lo hice? No sabría decirlo — dijo y me reí.

— Aparentemente, Chris asustó a Sam, luego yo asusté a Sam, y ahora tú me has asustado a mí.

— Parece que las chicas aquí son unas gatitas muy miedosas — declaró Josh y yo juguetonamente le empujé. Me alegra saber que Josh está mejor.

— Esta montaña me parece más alta cada vez que la escalo — dijo Chris.

— ¿En serio? — preguntó Josh, cruzando los brazos mientras miraba a Chris — A mí me parece siempre igual.

Chris se burló.

— Claro. Te has críado aquí. Para ti será cada vez más pequeña.

— Supongo que sí — dijo Josh estando de acuerdo con él.

Chris sacó su teléfono, lo miró y se quejó.

— ¿Cuándo tendréis cobertura? Ya noto el sindrome de abstinencia.

Josh negó con la cabeza, desenredando los brazos.

— Si te sobra un milloncejo, te arreglo ese asunto en un santiamén.

— Pues ahora que lo dices... Ah, me lo he dejado en la otra chaqueta — bromeó Chris mientras yo seguía a los dos muchachos y a Sam hasta las escaleras.

— Eh, gente... — saludó Josh levantando el brazo — ¿Todo en orden?

— Sí... Bueno, más o menos. ¡Pero me alegro mucho de verte! — respondió Ashley. Me acerqué a ella, la abracé y me senté a su lado.

Josh miró a Matt y frunció el ceño.

— ¿Qué le pasa? — le preguntó él a nadie en particular, al no recibir ninguna respuesta, se encogió de hombros subiendo las escaleras con Chris y pasando al lado de nosotras.

Me volví para mirar a mi amiga.

— Entonces.. ¿cómo te va?

— Bien... ¿Y tú cómo estás, Jodie? — preguntó ella, aunque cuando dijo mi nombre miró hacia el cielo.

Oh, bien, solo llorando cada vez que miro mi albúm de fotos en las que salimos Sam, Chris, Josh, Hannah, Beth, tú y yo.

— Estoy bien, supongo — dije y me quedé mirando la nieve, sin hacer contacto visual con ella.

— ¡Ve tú delante, colega! — dijo Josh desde arriba de nosotras. Los dos empezaron a bajar y pasaron otra vez al lado nuestro.

Chris se detuvo y se volvió hacia Ash.

— Hola, Ash.

— ¡Hola, Chris! — dijo Ashley sonriendo.

— Dime... ¿Qué tal estás?

— Mm.. ¡Bien! Aunque estoy congelada... — comenzó Ash, manteniendo sus ojos sobre los de Chris — No me vendría mal acurrucarme junto al fuego...

— Sí... Eso suena muy bien, la verdad — terminó Chris, luego los dos chicos se dirigieron hacia el sendero que llevaba a la parte de atrás del refugio.

— ¿A dónde crees que van? — pregunté.

— No sé, pero espero que pronto abran la puerta — dijo ella y asentí.

— ¡Jodie! ¡Ven a ayudarnos a abrir esta puerta! — dijo la voz de Josh desde el sendero. Me reí y me levanté.

— Hablamos después, Ash — salté los pocos escalones que quedaban, aliviada de calentarme un poco. Me aventuré por el sendero, donde estaban Josh y Chris.

— Entonces, ¿cómo pretendemos colarnos en el refugio de mis padres? — preguntó Josh. Mis ojos se ensancharon.

— ¡¿Qué?!

— Bueno, no he dicho que tuviese un plan-- — comenzó Chris, pero Josh lo interrumpió.

— Pues parecía que tenías un plan. Más te vale inventarte algo, colega. Sino, a nuestras cinco bellas damiselas — Josh me miró y me guiñó un ojo. Yo juguetonamente rodé los ojos — se les va a congelar el trasero y, por experiencia, sé que si eso pasa nadie mojará el churro.

— Buen punto. A nadie le gusta los traseros congelados — bromeó Chris con una voz graciosa.

— Todo se trata de tener sexo con ustedes, ¿no es así? — bromeé.

Josh, Chris y yo nos dirigimos a un gabinete de metal, de color verde opaco. Y vi como los dos chicos se pararon en ambos lados del objeto grande.

— Oh, joder... Me quedo sin bateria. Aggh, ¡he tenido que desactivar el GPS! — exclamó Chris mientras guardaba su móvil y empujaba su espalda contra un lado del gabinete. Josh estaba dispuesto a tirar del otro lado.

— Vaya, vaya, pero si tenemos  a alguien con cerebro. Muy buena — dijo Josh. Tiraron del pesado objeto y lo pusieron bajo la ventana. Josh puso sus manos en sus caderas mientras yo subía por la superficie de metal, que estaba cubierta de nieve. Justo cuando comencé a resbalarme, los chicos extendieron sus manos para atraparme si era necesario. Mentalmente palmeé mi cara. Qué torpe soy. Pensé mientras abría la ventana. Salté por el otro lado de la ventana y aterricé a salvo en una mesa de madera. Me bajé de la mesa y me di la vuelta justo a tiempo para ver a Chris caer por la ventana, aterrizando junto a mis pies, en el suelo. Hice una mueca. Ay, eso debió de doler, y mucho más ya que el suelo es de hormigón.

— Ugh... — Chris gimió e hizo una mueca de dolor — ¡Estoy bien!

— ¿Estás seguro? — pregunté, mirando hacia abajo a sus ojos cerrados.

— Sí. Debería haber atendido en clase de escalada... — dijo él y se calló, entrecerrando mientras dirigía su mirada hacia mí.

— ¿En gimnasia? — preguntó Josh, apareciendo en la ventana. Me reí mientras ayudaba a mi amigo rubio y nerd a levantarse.

— Sí, la clase de subir por la cuerda-- — explicó Chris.

De repente, la bombilla que estaba alumbrándonos la sala se rompió, perforando mi brazo con uno de los cristales.

— ¡Ay, mierda!

— Whoa. ¿Estás bien, Jodie? — preguntó Josh, apoyándose más en el alféizar de la ventana. Sin dudarlo, saqué el pequeño trozo de cristal de mi brazo. Pero algo me sorprendió cuando lo hice.

— Hmm. Eso no me dolió ni la mitad de las picaduras de abejas que recibimos durante el verano — recordé, pensando en esas picaduras de abejas — Recuerdo que durante nuestro segundo año de instituto, estuvimos aquí en verano y Mike tuvo una mala punzada en la nuca.

Chris y Josh se rieron distraídamente, recordando esos buenos, aunque dolorosos, momentos. Suspiré de alivio cuando dejamos de reírnos.

— Ten... usa esto — Josh sacó algo de su bolsillo y le lanzó a Chris un mechero.

Chris lo encendió y lo levantó.

— Oye, Chris, Jodie... Acaba de tener una gran idea — dijo Josh, llamando nuestra atención.

— ¿Sí?

— ¡En serio!

— Vale, ¡cuéntanoslo!

— Vale, escuchad. Estoy bastante seguro de que he dejado desodorante en alguno de los baños... Si lo usamos con el mechero... — explicó Josh.

— No te sigo. ¿De qué nos vale un roll-on de desodorante? — preguntó Chris.

— Es un spray. En lata.

— Ahh... vale... Ya lo pillo — dijo Chris.

— Lanzallamas — agregó Josh. Mi estómago se revolvió. Lanzallamas. El hombre con el lanzallamas que me salvó el año pasado. Oh, Dios...

— Lo que les hacíamos a nuestros soldaditos — exclamó Chris.

— Sí. Cuando los derretíamos. Se apunta con el spray al mechero y FUOSH — dijo Josh, usando sus manos como visual.

— Adiós cerradura helada — dijo Chris después de hacer un gesto con su cuerpo.

— Exacto — Josh miró hacia atrás en algún lugar y luego se volvió hacia nosotros — Ponganse manos a la obra. Yo voy a arreglar un par de cosas. ¿Les apetece una breve cacería en la oscuridad?

— Sí, claro — dije, mirando a mi alrededor con nerviosismo. Siempre le he tenido miedo a la oscuridad.

Chris se encogió de hombros.

— No. Pero lo haré.

— Buena suerte, peregrinos — dijo Josh en su voz de John Wayne. Chris y yo nos reímos, aunque él lo hizo entre dientes.

Canté alegremente ante la molestia de Chris mientras caminábamos por el refugio.  

— Vamos a la caza de un desodorante, ¡ooh, ah! A por un desodorante para desbloquear la puerta, ¡ooh, ah! 

Chris puso los ojos en blanco cuando cruzamos la puerta principal.

— Shh.

Asentí y me moví debajo de la ventana de la puerta. Chris se puso a un lado de ella.

— ¡WOOooooooooooOOO! — exclamó Chris con una horrible voz de fantasma. Escuche a Ash gritar afuera.

— Ah, hola, Chris, muy gracioso — dijo Sam al otro lado de la puerta. Me puse de pie y me moví para mirar por la pequeña ventana de la puerta.

— Oh, ¿cómo sabías que era yo?

— ¿No deberían estar abriendo la cerradura o algo así? — preguntó Sam, mirándonos.

Chris la miró y se puso serio.

— ¡Ya vamos!

Asentí y seguí a Chris por el refugio.

Encontramos un escritorio con una vela gastada y algunas fotos. Chris cogió la primera foto y me pusede puntillas para verla bien. Sentí como si unas dagas estuvieran perforando mi corazón.

Era una foto en la que salían Hannah, Sam, Mike y Emily, todos preparados para el baile de graduación. Sam estabaapuntando a la cámara mientras Mike tenía su brazo alrededor de las tres chicas. Tragué saliva mientrasChris daba la vuelta a la imagen.  

25-04-13

¡Listos para el baile de graduación!

Hannah / Sam / Mike / Emily

Chris dejó la foto donde estaba y me dio un abrazo de lado. Suspiré mientras él se movía alrededor del escritorio e intentaba abrir una puerta, pero estaba cerrada.

— Maldición — se quejó — Sigamos buscando.

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      El batir de las alas de una pequeña mariposa hoy puede
originar un devastador huracán dentro de unas semanas

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