Capítulo 12

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Capítulo dedicado a Haruki_Seizaki
¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES POR TU CUMPLEAÑOS! 💜
Este año no pude escribirte un shot, pero no quería que la fecha pasara por alto sin dedicarte nada. Me pasé unos minutos por la hora de España, y ya allá el día terminó, pero que conste que lo intenté vdbdkdjdbfkd. Te quiero mucho, mi chica de los desmadres, jajajaja. 🙈✨❤️

La figura de un majestuoso edificio se apoderaba del campo de visión de Jimin y Taehyung. Era la primera vez de Jimin visitando el hotel The Plaza, no tenía muchos asuntos que resolver, por no decir ninguno, en el distrito Gangnam-gu. No sabía cuántos pisos tenía, pero sí se veían como demasiados para contarlos. No tenía una vida de pobre, ni mucho menos; a pesar de todo, sus padres le enviaban algo de dinero de vez en cuando, y sus ingresos como escritor eran bastante aceptables. Simplemente, no había tenido el tiempo ni el interés de visitar el lugar.

Jimin se había sorprendido ante la propuesta de Jungkook de una salida juntos, hasta llegó a pensar que se trataba de algo similar a una cita; aunque desechó la teoría de inmediato. Jeon le había ofrecido que llevara a sus amigos también, le había dicho que quería que se conocieran mejor, y que pasaran algo de tiempo juntos. Al escritor le pareció algo extraño ser el invitado a compartir su día libre, seguramente tendría muchos otros amigos más cercanos con los que pasar el rato. Sin embargo, no preguntó los motivos,ni le dio demasiadas vueltas al asunto, sería un mentiroso si dijese que no le interesaba la propuesta. Solo era un día para relajarse en la piscina del hotel y divertirse con algo de privacidad, aprovechando la temporada baja en cuanto al uso de hospedaje para recreación.

El sitio de encuentro era la habitación mil ciento ocho. Jungkook y sus acompañantes llegarían más temprano, para mantener a los ojos curiosos alejados de la presencia de su persona en el hotel. Lo que menos querían era tener de música de fondo, el sonido de los flashes de los paparazzi.

—Gracias por aceptar acompañarme, Tae. —Miró a su amigo mientras salían del estacionamiento al ascensor.

—No me estás llevando a una sala de tortura, o a una ejecución pública, me estás invitando a pasar un día en un hotel. ¿Por qué tendrías que agradecerme?

—¿Tal vez por interrumpir tu domingo de Shingeki no Kyojin?

Taehyung pareció meditar seriamente las palabras de Jimin, y contestó:

—¡Tienes razón! Es más, agradecerme no es suficiente, ¡deberás ver conmigo el estreno de la nueva película de Makoto Shinkai! Y pagarás tanto las entradas, como las palomitas.

—¡Eso no es un castigo!

—Entonces estamos a mano. —Sonrió con obviedad—. Además, tengo mis propios motivos para estar aquí.

—¿Ah, sí? ¿Y cuáles serían? —cuestionó Jimin, genuinamente curioso.

—Tengo que asegurarme de que el International playboy es alguien de fiar y que no te lastimará. Haberte fallado una vez es suficiente.

Al escuchar esas palabras, Jimin colocó sus manos en las mejillas de su mejor amigo, y enfrentó sus miradas.

—¡No digas eso! ¡No me fallaste, yo fui el imbécil! Has sido el mejor amigo que el mundo pudo haberme dado, y aunque llegaras a fallar una y mil veces, te perdonaría; porque eres mucho más de lo que merezco.

—No hables así de ti, te mereces todo en esta vida. —Puso sus manos sobre las de Jimin.

—Eres tú quien lo merece, Tae.

«Pero eres lo mejor de mi vida... y no puedo tenerte». Los pensamientos de Taehyung lo apuñalaron.

—Dejemos esta conversación, lo que menos quiero es que Jaewo venga a mi mente hoy. Vamos a divertirnos, ¿sí?

—Está bien, yo tampoco quiero hablar de él. Vamos a pasarla bien.

Jimin pensó, por un momento, hacerle un comentario bromista a su amigo sobre cómo su look sensual atraería las miradas de varias chicas que podrían interesarse en él, pero decidió no hacerlo. Ya no podía seguir fingiendo para alimentar una mentira que ni el propio Taehyung parecía continuar siendo capaz de mantener, pues parecía tener cierta determinación en mente.

El escritor se dio un par de palmadas en sus mejillas para aclarar sus ideas y apartar pensamientos innecesarios. Tenía que dejar de llenar su cabeza con esas ideas. Solo se concentraría en disfrutar al lado de su mejor amigo de toda la vida. No volvería a llevar a colación a su mente ninguna de esas cuestiones, ya no más.

Todo en el hotel era hermoso, desde la recepción hasta los pasillos, cada detalle estaba estéticamente colocado; las pinturas eran sencillas y hermosas, y las plantas ornamentales daban un toque natural y fresco, a pesar de ser artificiales.

Una vez frente a la puerta de la habitación indicada, el interior de Jimin había dado un incómodo vuelco después de que la puerta fuese abierta, un creciente enojo se alojaba el él, sin aparente justificación. Una mujer hermosa y delicada había sido quien les abrió la puerta, pasando su mirada por él y su amigo, para luego sonreír con cortesía e invitarlos a entrar. Parecía estar alrededor de los treinta, pero para nada los aparentaba, las facciones de su rostro eran preciosas y su figura, muy estilizada; aun siendo gay, reconocía que esa era, sin dudas, una mujer majestuosa a la vista. ¿Qué era esa chica de Jungkook? Y... ¿por qué le importaba?

—¡Hola, buenos días! Muchas gracias por venir —los recibió Jungkook, saliendo de una de las habitaciones—, los estábamos esperando.

—Hola —saludó de vuelta—. Disculpa la demora, había algo de tráfico.

—No te preocupes por eso, soy yo quien propuso esta reunión algo inusual. Nos hubiera restado privacidad hacerlo de otra manera.

Los ojos de Jungkook se habían perdido en la silueta de Jimin, desde el preciso momento en que sus miradas se cruzaron. Se veía demasiado hermoso, hasta el punto de sentirse como un desperdicio apartar la mirada; llevaba solo un conjunto sencillo de camisa blanca y shorts azules, pero esa propia sencillez era inesperadamente atrayente. Un leve sonrojo apareció en las mejillas del escritor al sentirse escaneado, haciendo a Jungkook pensar que quizás estaba observándolo con demasiada intensidad y poco disimulo, pero parecía que sus ojos no le obedecían cuando su mente les ordenaba apartarse a otro sitio. Fue el sonido de un carraspeo de garganta y una voz desconocida, lo que le hizo cambiar el objetivo de su mirada.

—Un gusto poder conocerlo, Jeon. Jimin me ha hablado mucho de usted. —Un hombre demasiado apuesto lo saludó cordialmente con una amable sonrisa cuadrada.

—No me trate de usted, por lo que tengo entendido, soy menor. Taehyung, supongo. También es un gusto conocerlo. Jimin también me ha hablado mucho de usted.

Compartieron una reverencia.

—También puedes tutearme, no es que haya mucha diferencia en nuestras edades.

Justo en ese instante, un hombre de estatura bastante similar a la de Jimin, con expresión parecida a la de un felino tierno y agresivo a la vez, salió de otra de las habitaciones y se acercó a ellos en el centro del salón.

—Ya que estamos en las presentaciones —agregó Jungkook—, les presentaré también a mis acompañantes. El es Min Yoongi, mi representante, pero más que nada, mi gran amigo; Jimin lo conoció hace ya unas semanas. —Yoongi hizo una reverencia—. Y ella es Eunha, su esposa —concluyó.

—Un gusto verlo de nuevo, señor Min. Y un placer conocerla, señora Min. Mi nombre es Park Jimin, y él es mi mejor amigo, Kim Taehyung. —Yoongi respondió al saludo con cortesía, al igual que su esposa, quien de momento pareció detener su mirada por un par de segundos innecesarios en Taehyung.

Tras las presentaciones, y mientras terminaban de organizar todo, Jimin paseó los ojos por la habitación. Todo era hermoso y muy estilizado. Los muebles y las paredes eran blancos, así como las camas y las cortinas. Pulcritud podía ser una buena palabra para describir el sitio, emanaba tranquilidad y limpieza. Cuando salieron hacia la piscina, los ojos del escritor se desviaron a algo distinto a las instalaciones: Jungkook; era, sin lugar a dudas, un hombre hermoso y sensual, cada una de sus facciones y movimientos eran suficientes para hacer babear a cualquiera.

—¿Cómo has estado? —La voz del objetivo de su mirada llegó a sus oídos—. Espero no haber interrumpido algún plan que tuvieses pendiente.

—Para nada —contestó con una sonrisa—, en realidad no tenía nada que hacer, salvo escribir el siguiente capítulo. Pero va bastante adelantado, así que no hay problema.

—Estuve a punto de sentirme culpable de retrasar la actualización, me alegra que no sea el caso. Espero te diviertas.

—Gracias por invitarme, un cambio de aires nunca viene mal. Me ayuda a inspirarme.

—Y hablando de inspiración... ¿No hay algún spoiler para mí? Me quede muy intrigado después del último capítulo. Y, de hecho..., me recordó bastante a la noche en que nos conocimos.

Las mejillas de Jimin se colorearon un poco. ¿Tan obvia había sido su recreación de las escenas de esa noche? ¿Sería muy obvia la aparente idolatría por Jeon?

—¿Q-Qué te... pareció? —preguntó, algo avergonzado.

—Me parece que quizás sea un poco exagerado de mi parte creer que el comportamiento del protagonista está inspirado en mi conducta de esa noche; pero, si fuera el caso, no podría sentirme más feliz y halagado por ello.

El sonrojo de Jimin se intensificó y bajó un poco su tono de voz para decir:

—Lo está... —Alzó su rostro, reuniendo toda su disposición, para encontrar sus miradas—. Me inspiraste a crear esa escena —admitió, con una pizca de orgullo mezclada con su timidez.

La sonrisa que apareció en los labios de Jungkook ante sus palabras, lo hizo derretir de ternura, era tan hermosa y sincera, que podía hacer a cualquiera perderse en la perfección de sus rasgos y el brillo emocionado y de admiración en sus ojos. ¿Qué era este cúmulo de sensaciones que provocaba Jeon en él?

Llegar a la piscina no cambió el panorama, ni las interacciones entre ambos; en lugar de eso, las acentuó. El sitio era bastante privado, estaba casi vacío a excepción de ellos, era un área techada y climatizada, con amplios ventanales de cristal que brindaban una hermosa vista de la urbanización. Se recostaron en la tumbonas y conversaron entre todos un rato, para conocerse un poco mejor y compartir una que otra experiencia, pero poco tiempo demoró para que entraran al agua y, sin siquiera percatarse de cuándo, una pequeña burbuja que encerraba a él y a Jungkook en su propio mundo, apareciera.

Jimin se sentía sorprendido y algo abrumado por la cantidad de sentimientos que afloraban estando alrededor de Jungkook, y la manera en que su corazón se aceleraba. No podía negar la química entre ambos. Pasaron de conversar, nadar y jugar pasándose una pelota, a estar sobre una balsa haciendo encuentros de lucha a ver quién caía primero; pero donde ninguno se atrevía a lanzar al otro, por tal de evitar lastimarlo. Terminaron perdiendo juntos el equilibrio, y con Jeon abrazándolo antes de sumergirse para que el agua no le golpeara la espalda. Ambos subieron a la superficie riendo y aún abrazados, sus rostros lo suficientemente cerca como para que sus narices casi se rozaran, sus miradas fijas en el otro, llenas de un brillo que contenía un sentimiento indescriptible.

—Gracias... —dijo Jimin, rompiendo el contacto—. ¿Tu espalda está bien?

—Sí, solo pica un poco. —Jungkook estaba sonrojado. ¡¿Quién lo diría?! El International playboy avergonzado por un cruce de miradas.

Todo era confuso para Jimin, nunca había experimentado esta clase de atracción, tan intensa e imperiosa, tan magnética que le quitaba todo autocontrol y raciocinio. Parecía que se conocían de años, el actor era muy intuitivo y lograba hacerlo sentir completo y tranquilo. La atracción iba más allá de una buena amistad forjando sus cimientos, eso lo había experimentado con Taehyung, y había sido diferente. Era algo sexual lo que se ocultaba tras esta inusual química, tenía que ser imbécil para no notar cómo su corazón se encogía ante el lazo emocional, y cómo su miembro reaccionaba ante el poder visual y el carácter tan voluble, pero cautivador. Una conexión como la que en apenas semanas había logrado con Jeon Jungkook, siendo un total desconocido recién llegado a su vida, solo la había tenido con una persona anteriormente: Nochu.

«Nochu...», pensó.

¿Significaba entonces que esos sentimientos inexplicables hasta ahora, que Nochu despertaba en él, eran atracción? ¿Podía asumir acaso que el chico le gustaba? Y entonces... ¡¿también Jeon le gustaba?! La sola idea lo hizo sonrojarse con intensidad y sin razón aparente a ojos de los demás.

—Jimin, ¿estás bien? —le habló Jungkook en tono preocupado—. Te has sonrojado de la nada.

—¿Eh? Ah, yo... Sí, estoy bien, no pasa nada —replicó nervioso—. ¿Me decías algo?

—Te preguntaba que si querías algo para comer, llevamos un buen tiempo en el agua, seguro tienes hambre.

Entonces Jimin puso sus brazos sobre su estómago, y solo bastó concentrarse en la pregunta que le habían hecho, para sentir a su órgano gruñir bajo, obviamente por falta de comida. Miró a su alrededor y sus ojos se enfocaron en la orilla, en Taehyung, que conversaba animadamente con Yoongi mientras la esposa del manager se distraía en su teléfono. ¡Santo Cielo! El tiempo con Jungkook había sido tan divertido, que había acabado olvidando el paso de las horas, sus rugidos estomacales y a su mejor amigo. ¡A su mejor amigo! La capa de la burbuja de felicidad que los envolvió desde plena mañana, había sido lo suficientemente hermosa como para sentir que era Jeon la única persona que tenía atención ante sus ojos. Por suerte, al ver las interacciones de Tae con Min, podía suponer que la mañana no le había resultado aburrida, parecían bastante cómodos compartiendo. Después tendría que disculparse por, literalmente, haberlo dejado de lado a pesar de ser quien lo invitase.

—¿Jimin? —volvió a preguntar Jeon.

—Sí, tienes razón, tengo algo de hambre, y de seguro los demás también.

Ambos nadaron a la escalerilla y salieron del agua, dirigiéndose a sus acompañantes.

—Hyung, voy a comprar el almuerzo —dijo Jungkook una vez frente a ellos—. ¿Algo en específico que deseen?

—¡Para el carro, Jeon, ¿cómo que a comprar el almuerzo?! —rebatió Yoongi, con tono de incredulidad—. Vinimos todos temprano y por separado para no llamar la atención, y ahora quieres echar todo por la borda, yendo a comprar el almuerzo como si gritaras: ¡hola, Jeon Jungkook está aquí!

—Tienes un punto —admitió el actor.

—Y tú no pareces tener percepción del riesgo. —Negó con la cabeza—. Yo iré por la comida, pidan lo que quieren.

Todos observaron las opciones del menú e hicieron sus pedidos. Para mantener la privacidad, lo mejor era regresar a la habitación a comer, pero sería una pérdida de tiempo; tampoco podían ir al restaurante. Jungkook no había querido hacer nada demasiado ostentoso, como solicitar un espacio privado en el ala VIP del restaurante, eso podría hacer sentir incómodos a los dos estudiantes universitarios, y podría llamar aún más la atención.

—Bien... Si esto es todo, me voy —dijo Min, ya con una lista de los pedidos.

—Te acompaño —ofreció Jimin—, parece mucho para que lo traiga una sola persona, si añadimos las bebidas. —Su comentario tenía cierto grado de razón, además de que sentía que le debía una disculpa también a Yoongi por robarse a Jeon y aislarse de ellos toda la mañana.

—Gracias. Vamos, entonces.

Una vez se alejaron, la atención de Jungkook se dirigió a Taehyung y habló:

—Creo que te debo una disculpa.

—¿A mí? —cuestionó Tae, genuinamente sorprendido.

—Por robarme a Jimin todas estas horas. 

—No te preocupes, lo he visto pasándola bien. Necesitaba un cambio de aires, ha estado ocupado estas últimas semanas. No está acostumbrado a ser alguien famoso, por decirlo de alguna manera.

—Imagino que hay algunos de sus lectores en el campus de la universidad.

—Es una facultad de Filosofía y Letras, y estudiamos Literatura; así que podrás imaginarte —dijo Tae, y Jungkook no pudo evitar mostrar una sonrisa ante la imagen mental—. Veo que son parecidos —agregó—. De seguro fue con Yoongi para también pedirle disculpas por no pasar tiempo con todos.

—Pareces conocerlo bastante bien.

—Más de diez años no son poca cosa, créeme... Y tú te disculpas, pero yo siento que debo agradecerte.

—¿Agradecerme?

—Hace mucho que no veía a Jimin sonreír como lo ha hecho hoy, así que te agradezco por haber traído esa sonrisa a la luz. Solo espero que eso no cambie y vaya a salir lastimado.

—Eso no pasará —aseguró.

—Eso espero —contestó, con un tono de advertencia implícito, pero evidente—. Solo cuídalo, ¿sí?

Jungkook asintió en silencio, percatándose del significado tras las palabras del mejor amigo de Jimin. Incluso él mismo se daba cuenta de que estaba siendo bastante obvio en su interés por el escritor, no solamente como un amigo. Si bien antes de conocerlo personalmente, no había logrado poner un nombre a sus sentimientos, ahora que habían compartido juntos de varias maneras, le iba quedando más que claro lo que sentía. Luego de algunos segundos de silencio en el que ninguno de los dos sabía qué decir tras ese intercambio de palabras, Jeon se excusó un segundo para ir al baño, antes de que sus acompañantes regresaran.

Una vez solos, Eunha despegó la mirada de su celular, con interés en su mirada por primera vez en el día, y le habló a Taehyung:

—Así que eres universitario. Es una etapa difícil. —Un brillo extraño se percibía en su mirada.

Kim se sorprendió, la mujer había permanecido callada todo el tiempo, cual si no le hubiera interesado en lo más mínimo todo lo que él y Yoongi habían conversado por horas. Min había sido sumamente educado y considerado en todo momento, tratando de incluirla en la conversación para que no se sintiera apartada o dejada de lado; hablaba de ella como si la amara desde lo más profundo de su alma, y cada vez que la miraba, sus ojos destellaban devoción y cariño, varias veces le había tomado la mano, entrelazando sus dedos y dejando suaves besos en su dorso. En el poco lapso que lo había conocido, Yoongi le había dejado a Taehyung la impresión de ser un hombre devoto y enamorado, comprometido y sincero con sus sentimientos. En cambio, ella parecía todo lo contrario, solo sonreía por cortesía cuando su esposo le hablaba, sin realmente prestar atención a sus palabras o detalles románticos, de esos que no muchos hombres brindaban en público. Sin embargo, no podía sacar conclusiones apresuradas, no solo porque no le correspondía, sino porque podía tratarse de otra cosa.

—Es nuestro último año, hay mucho que pensar y que estudiar.

—Ciertamente. Todavía recuerdo esa etapa —acotó la mujer, levantándose las gafas y mirándolo fijamente de arriba abajo, hasta el punto de cohibirlo un poco—. Eres un chico hermoso, supongo que debes ser muy popular.

—Nunca he pensado sobre eso, realmente.

—Oh, ¿novia celosa?

—No estoy en una relación, no tengo intenciones de comenzar una por ahora —respondió con simpleza.

—Pero eres un chico joven, de seguro tienes varias necesidades que suplir. —Cruzó sus piernas y acomodó su cuerpo en la tumbona, en una muestra evidente de sus hermosas curvas y el revelador traje de baño que había escogido.

—Nada con lo que no pueda lidiar —dijo, algo reacio ante el curso que estaba tomando la conversación.

«¡¿Qué carajos?!», pensó Taehyung. ¿Acaso esa mujer estaba... coqueteando con él?

—¿Te gustaría que te ayude a lidiar con ello? —dejó claras sus intenciones. Lo que había podido intuir del muchacho mientras había estado ahí, le daba a entender que no hablaría de más con nadie. No perdía nada con intentar.

—¡¿Qué?! —Su cuerpo se puso rígido.

—Eres joven y apuesto. Para ser sincera, totalmente mi tipo. —Se relamió y mordió su labio inferior—. Sé ser discreta. Si tú también sabes serlo, yo podría...

La mano de Taehyung se elevó en el aire, señal para hacerla callar.

—Será mejor que detengas tus palabras ahí, antes de que digas algo que no deberías y yo escuche algo que no deseo —dijo, con enojo contenido, y se puso de pie, con más brusquedad de la que hubiese deseado—. Deberías mostrar más respeto por tu esposo.

Taehyung estaba molesto, más por Yoongi que por lo que acababa de suceder. No sabía si el hombre tenía idea de la clase de mujer que tenía por esposa, pero alguien tan amable, educado y enamorado, no merecía que lo intentaran traicionar frente a sus narices. Min le había agradado mucho, y como hombre, le enojaba saberlo en esa posición, ignorante a todo; porque si esa había sido la actitud de ella hacia alguien que acababa de conocer, y prácticamente frente a su marido, no quería imaginar cómo sería cuando estaba sola.

—¿Ocurre algo? —Jungkook se acercaba de regreso, con expresión algo confundida.

—Nada —contestó Taehyung con sequedad, sin apartar aún sus ojos de Eunha—, solo unas imperiosas ganas de ir al baño. Por favor, acompaña a la señora Min hasta que regrese. —Hizo un evidente hincapié en el apelativo.

—Claro, no hay problema. —Jeon frunció el ceño al ver cómo Kim se alejó sin cruzar otra palabra, destilando molestia en cada pisada—. ¿Pasó algo? —Miró a la esposa de su amigo esta vez, con clara desconfianza.

Ella solo negó con la cabeza, incómoda, se bajó las gafas para cubrir sus ojos y regresó a su celular.

A Jungkook no le gustó para nada el ambiente tenso a su llegada, que casi se podía palpar, como tampoco le agradó su teoría mental sobre el motivo. Conocía a Eunha hacía años, desde que había comenzado su noviazgo con Yoongi. Había visto la evolución ascendente de su relación y del amor de Yoongi hacia ella; pero también había sido testigo silencioso del modo en que los sentimientos de la mujer se habían ido deteriorando a velocidades vertiginosas en los últimos años, hasta el punto de parecer que no quedaba nada de amor hacia su esposo en su corazón. Jeon no podía afirmar nada, eran muy pocas las veces que la veía, y notar a Yoongi queriendo recuperar el tiempo perdido con tanto ahínco, le había hecho pensar que quizás su intuición estaba errada. Sin embargo, la reacción de Taehyung no le daba cabida a otras teorías.

«Mierda... Yoongi no se merece esto».

¡Holiwis! Tres siglos después, pero volví. Capitulito largo para compensar un poco mi ausencia. Sigo sin tiempo de editar, perdón si hay errores, luego los corregiré. 💜

¿Qué creen del capítulo? ¿Les gustó? ¿Se esperaban esto? Los leo. 👀

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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