Capítulo 30

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El momento de la conferencia de prensa había llegado. Jimin caminaba de un lado a otro como un animal enjaulado, observando a los miembros del staff con recelo. Seokjin lo miraba desde una esquina, sosteniendo un vaso de café que había sacado de la máquina expendedora. Le había ofrecido a Jimin un poco, pero el escritor se había negado.

—¿Seguro que estás bien? —le preguntó su editor.

—Tanto como podría estarlo, supongo. Gracias.

Jimin no se sentía con la capacidad de almacenar algo en su estómago, sus entrañas se revolverían en su interior si cualquier cosa tratara de irrumpir. Miraba los alrededores, sintiéndose observado. A pesar de que la seguridad había sido muy exhaustiva, cabía la posibilidad de que algún periodista estuviese infiltrado en el interior.

Del otro lado del escenario, se escuchaba el eco de las conversaciones, así como algunos flashes pasajeros. Obviamente, toda la prensa estaba esperando a que él y Jungkook salieran, para hacer un montón de preguntas y responder todas las teorías y rumores que se esparcieron.

Los sentimientos se debatían en su interior. Si bien su conciencia le decía que estaba haciendo lo correcto al ocultar su relación con Jungkook, de su mente no salía el recuerdo de la expresión dolida y traicionada de este el día anterior, cuando le había hecho ver cuán doloroso era ser negado ante los demás por la persona que amas.

Justo en el momento en que los pensamientos de Jimin se arremolinaban en los recuerdos del día anterior, sintió los sonidos a su alrededor desvanecerse. Jungkook había entrado en la sala y todas las miradas se posaron en él. El actor era atractivo, con una presencia magnética e imponente. Jimin se había acostumbrado a un Jungkook diferente, a ese que no era visible por las cámaras o la farándula; el verdadero. Su novio era tan detallista, romántico y cariñoso, que Park había llegado a olvidar momentáneamente esa intensidad y sensualidad que había coronado a Jeon Jungkook como uno de los hombres más sexys y deseados a nivel internacional.

—Dios... —susurró Jin a su lado—. Este hombre podría ser capaz de enamorar a cualquiera.

—Créeme, lo sé. Estoy en ese barco, ¿recuerdas?

—Cómo olvidarlo. Del mismo modo que no puedo olvidar cómo incumplías con tu fecha límite por estar metido hasta el cuello en su fandom. —Vio a Jimin desviar la vista avergonzado—. Aunque no todo fue malo. Ahora que lo pienso, según el momento en que nos confesarte que su relación empezó, coincide con las fechas en que tus capítulos desbordaron un romanticismo que hasta me hizo sonrojarme. Y vaya que he leído de todo.

—Fue solo una coincidencia.

—Yo lo llamaría el poder del amor, querido amigo... Sin embargo, no me esperaba esa elección de tu parte.

—¿Qué quieres decir?

—Basándome en el tipo de protagonistas que escribes, siempre pensé que acabarías enamorándote de alguien similar, no de un playboy como Jeon.

—Las cosas no siempre son lo que parecen. Es diferente en privado. —Un rubor tenue apareció en las mejillas de Jimin.

—Ok... Creo que no necesito tanta información.

—No iba a dártela, no te preocupes.

—Tengo otras preocupaciones más importantes ahora, te lo garantizo.

—Lo siento... Por meterte a ti y a la editorial en este problema.

—No es la gran cosa. Eres nuestra gallina de los huevos de oro, fue fácil convencer a la junta directiva para complacer tu capricho. Además, la vida privada de nuestros escritores no suele afectar demasiado las ventas, menos con un autor de tu calibre. Y ya que nuestra versión deja a Jeon fuera, no debería haber problema. Pero... —Lo miró con expresión seria—. Sabes que no tienes por qué hacer esto, ¿cierto?

—Quiero hacerlo.

—Sé que cuando estamos enamorados hacemos locuras. Mi pequeña Hanna fue producto de una de ellas, y ha acabado siendo lo mejor de mi vida. No voy a juzgarte, ni contradecirte. A lo que me refiero es a que Jeon Jungkook no necesita que le cubras la espalda, tiene talento y fama suficientes para sobreponerse a esto, y más.

—Lo sé, pero...

—Viene hacia aquí —lo interrumpió Jin.

Jimin se congeló en su lugar por un instante, cuando sus ojos se cruzaron con los de Jungkook. La expresión del actor mostraba la usual máscara de amabilidad profesional, la que se le da a personas con las que no se ha tenido demasiado intercambio. Como se supone que estaban ambos ahora. Supuestamente, solo habían tenido pocos encuentros casuales. Podrían llamarse amigos, quizás. No más de eso, puede que sí menos. También por eso, Jeon se había dedicado a saludar a varias personas antes que a ellos, alejando lo más posible las sospechas.

—Buenas tardes, Jimin —saludó Jeon, manteniendo una distancia prudente entre ambos e intercambiando una reverencia con Seokjin—. Ha pasado algún tiempo. ¿Cómo has estado?

Lo acordado había sido tener una interacción casual, nada demasiado cariñoso que pudiera comprometer la historia previamente montada. Debían comportarse tal y como Jungkook lo estaba haciendo: cordiales, pero con una fisura de distancia creada por la situación actual.

—Hola, Jungkook. —Una respiración pesada lo abandonó—. He estado bien, gracias; espero que también tú. Lamento  mucho que nuestro primer encuentro, tras tanto tiempo, sea por un malentendido como este. —Hizo todo lo posible por que su voz no temblara, siendo una misión imposible casi al final.

Jimin podría jurar que por un instante, vio el brillo de la preocupación, mezclada con cariño, aparecer en el rostro de Jungkook; pero desapareció con un parpadeo.

—No te preocupes, en unas horas todo habrá terminado. —Un brillo de determinación brilló en los ojos de Jeon.

—Jungkook. —Yoongi se acercó a ellos a paso apresurado—. Disculpa mi retraso, la reunión con mi abogado se extendió. —Al ponerse de pie al lado de su representado, notó las otras personas con él—. ¡Oh! Hola, Jimin. Señor Kim —saludó a ambos.

—Buenas tardes, Yoongi. Ha pasado un tiempo. Me alegra verte bien y reincorporado.

—Gracias. Todo ha sido gracias a ustedes, sobre todo a Taehyung. —Una pequeña sonrisa sincera apareció en los labios del manager al mencionarlo, acompañado de un brillo de cariño en su mirada—. ¿Cómo está él, por cierto? ¿Está aquí?

—Bien. En la universidad. Es el heredero de una editorial importante, así que acordamos que lo mejor era que no estuviese hoy, para evitarnos más rumores malintencionados.

—Tienes razón. Es lo que menos necesitamos. —Min cambió su atención a su amigo—. Jungkook, lo mejor es que nosotros tampoco nos detengamos demasiado.

Jeon asintió, pero en lugar de hacer una reverencia y darse la vuelta como Yoongi, dio un paso al frente, rompiendo el límite invisible que se había establecido entre él y el escritor.

—Lo siento, Jimin. Quería disculparme antes de irme —dijo, casi en un susurro. El arrepentimiento se apoderó de su expresión—. Sé que ayer tuvimos diferentes opiniones, pero no debí hacerte sentir culpable por decidir negarme. Fue cruel. Entiendo por qué lo haces y no te culpo por ello, quería que lo supieras.

—No tienes que disculparte, entiendo cómo te sentiste. Lo que dije, y la forma en que lo hice, fue hiriente también. Soy yo quien te debe una disculpa.

Compartieron una mirada de comprensión silenciosa, cargada de amor y dolor. Cuando el momento se extendió demasiado, Jungkook se aclaró la garganta, hizo una reverencia rápida y se alejó hacia donde se había marchado Yoongi.

Una opresión familiar de dolor se instauró en el pecho de Jimin. ¿Así sería todo a partir de hoy? Distancia, secretos, disimulo, aparente indiferencia, mentiras; todo parecía demasiado ahora que lo experimentaba de primera mano. Sabía el peso de su decisión y que necesitaría gran fuerza de voluntad para mantenerse firme, pero sintió que podría derrumbarse antes de que algo siquiera comenzara. El escozor de las lágrimas apareció en sus ojos.

—Jimin... —Jin le puso una mano reconfortante en el hombro.

Su teléfono sonó en su bolsillo. Lo sacó y vio la notificación de un mensaje iluminar la pantalla.

—Vuelvo en un momento. —Se alejó, solo, rumbo a la pequeña habitación que le habían dado a modo de camerino.

Desbloqueó la pantalla para revisar.

Era Yuqi.

«Buena suerte en la conferencia. Sé que es un momento difícil y la decisión es complicada, pero sin duda todo saldrá bien. Sabes que aquí estoy, para lo que necesites. ¡Fighting!».

Sintió que el aire le faltaba y su vista comenzaba a nublarse por la humedad creciente en sus ojos. Las paredes parecían reducirse y abalanzarse sobre él.

Su teléfono volvió a sonar, esta vez con una llamada. No alcanzó a dar ni un par de timbres cuando contestó:

—Tae... —Ahogó un sollozo.

—¿Jiminie? ¿Qué pasa? ¿Todo bien? Estoy aquí. Contigo. Dime —respondió Taehyung con premura, al notar el estado de su mejor amigo.

—Yo... —Su voz se cortó de nuevo.

—¡Diablos! —gruñó Kim—. Sabía que tenía que haber ido contigo.

—¿Y buscarle problemas a tu padre y a su editorial por los rumores? Eso nunca. Y menos iba a dejarte fingir ser mi supuesto novio, no puedo involucrarse en esto más de lo que ya estás.

—Justo porque te comprendo, me quedé al margen. Pero me duele demasiado oírte así y no poder estar ahí para darte un abrazo, Chim. Al menos desahógate, déjalo salir.

Un breve silencio fue seguido por la respuesta.

—No sé si pueda hacer esto —admitió—. Una cosa fue mentalizarme a solas, pero hoy... Verlo distante, indiferente, fingiendo delante de todos. El vacío en mi pecho. El dolor. ¿Es así como voy a tener que sentirme el resto de mi vida? ¿Y si más adelante, cuando las aguas se calmen y tengamos una posición más sólida, lo anunciamos de manera oficial? Quizás la avalancha no sea tan fuerte y podamos resistirla.

—Sabes que no va a ser así, Chim, ya hablamos de esto. Mientras más alto estén, más dura será la caída. Las consecuencias siempre serán las mismas, o peores.

—¿Y qué se suponía que hiciera? Estamos contra la espada y la pared, Tae.

—Con la presión social respirándoles en la nuca, y siendo quienes son, es difícil escoger. Porque no hay una opción correcta, solo distintas perspectivas. En momentos como estos, solo nos queda repetirnos los motivos tras nuestras acciones y tener la voluntad y fortaleza de asumir los resultados de nuestras decisiones, sin dejarnos aplastar por ellas.

Jimin sabía que Taehyung solo estaba tratando de ayudarlo a no asfixiarse con sus propias decisiones. Se lo agradecía. Pero, ¿por qué no había una forma de que no implicara dolor? Todo era tan jodido.

Un par de toques sonaron en la puerta.

—Jimin, ya vamos a comenzar. Es hora de ir al escenario —llamó Seokjin desde afuera.

—Enseguida salgo —contestó y volvió a colocar el celular en su oído—. Lo siento, ya tengo que irme. No hay una salida fácil. Nunca la hay. Iré a hacerme responsable de mis decisiones. Adiós, Tae.

—Adiós, Chim. Estaré observándote desde la televisión y apoyándote.

Jimin colgó y se dirigió al escenario con el paso más firme que pudo reunir. Veía a Jungkook caminar frente a él, con paso seguro. ¿Se sentiría un poco como él?

Las orientaciones del staff y las palabras de Jin zumbaban a su alrededor, pero no era capaz de asociarlas con palabras. En su mente se arremolinaban el peso de lo que iba a suceder y trataban de organizarse las frases que tenía que decir. ¿Siempre había sido tan difícil pensar?

Los flashes llovieron sobre ellos en cuanto entraron y avanzaron para acomodarse en sus sillas.

Entonces, las preguntas comenzaron:

—¿Qué tienen para decir a sus fans ante este escándalo?

—¿Son verídicas las fotos?

—Hay un rumor de que se trata de otra persona y no Jungkook. ¿Es así, señor Park?

—Jungkook, ¿qué siente al verse envuelto en un segundo escándalo por Jimin?

El eco de las voces de Yoongi y Jin, intentando calmar a los periodistas y llamar al orden, era solo un eco a los lados de Jimin. Su respiración era cada vez más rápida; su boca se abría y cerraba, pero no era capaz de pronunciar palabra.

Justo cuando pensó que todo iba a superarle y caería en un ataque de pánico, sintió el peso de una mano en su muslo. Sus ojos se desviaron del calor y la suave presión de confort al rostro de Jungkook, quien lo observaba con una total compresión de su situación.

—Todo estará bien. Estoy aquí... Contigo.

Le creyó. Fervientemente. ¿Cuándo Jungkook le había fallado? Siempre había estado a su lado, igual que ahora.

Sintió su respiración regularizarse poco a poco y su garganta abrirse para dejar pasar las palabras. Pero, justo cuando estaba a punto de tomar aire para comenzar a hablar, escuchó un «lo siento» susurrado desde la posición del actor, que se puso de pie y tomó la palabra antes de que él pudiese siquiera reaccionar.

—Señores —llamó la atención Jeon—. Sé que todos han venido aquí en busca de respuestas. Las tendrán. Pero antes, y para que todo se comprenda, tengo que hacerles una pequeña anécdota.

Jimin miraba a Jungkook. Estaba perplejo y la capacidad de habla le había sido arrebatada de nuevo en un instante. Pasó su mirada a Yoongi y a Seokjin, quienes estaban tan o más sorprendidos que él. ¿Nadie más sabía de esto? ¿Qué planeaba hacer Jungkook? Antes de que pudiera pensar una respuesta, el actor retomó la palabra.

—Hace siete años, me encontré con algo que cambio mi vida: la lectura. Es un gusto que nunca he compartido en público; mi género de lectura no va con mi imagen, dice mi empresa. Así que lo guardé para mí. En esa época, era un adolescente en camino a cumplir sus sueños, en un mundo despiadado, lleno de apariencias, en el que era muy fácil perder el camino. Todavía no era capaz de discernir por mí mismo qué era lo que quería para mí, para mi futuro.

»Entonces, conocí a una persona que daría en mi vida un giro más grande que la lectura; pero que no estaba separada de ella. Las novelas románticas son mi preferencia más entrañable. Me hicieron desear un amor sincero, lleno de pequeños detalles y frases hermosas, alejado de los intereses materiales y la evaluación de tu valor según tu fama y dinero... —Tomó una respiración profunda—. La persona que conocí y cambió mi vida con sus historias, está sentada a mi lado. Park Jimin me ofreció sueños, enseñanzas y revelaciones. Me abrió las puertas a un nuevo mundo.

En medio del silencio, se podían comenzar a escuchar algunos murmullos. Volvieron a callar en cuanto Jeon prosiguió.

—Sin embargo, la historia de las dos personas en esta mesa no comienza como Park Jimin y Jeon Jungkook. Todo empezó, simplemente, como Mochi y Nochu, escritor y lector. Dos desconocidos que se hablaron por chat y se volvieron amigos, sin saber sus rostros, voces, o sexos. Pero llegó el momento en que los secretos se revelaron, las mentiras azotaron e intentaron hacer tambalear los sentimientos.

»No lograron hacernos caer. Porque mientras más nos conocíamos, nos dábamos cuenta de que no estábamos frente a alguien diferente, simplemente estábamos poniendo un rostro a quien había llegado a ocupar un gran espacio en nuestro corazón. Aprendí que no solo yo estaba agradecido, porque no era el único que había aprendido y había sido feliz.

—Sin darse cuenta, los dos conocidos que se volvieron amigos, se habían enamorado. O puede que lo hubieran estado desde mucho antes, pero no hubiesen sabido que era amor. —La sala estalló en murmullos menos disimulados. Jungkook alzó un poco más la voz, para asegurarse de ser escuchado—. Yo amo a Park Jimin. No hay nada en el mundo que me pueda hacer negarlo, pues estoy demasiado orgulloso de la persona que ha decidido compartir su vida conmigo.

»Espero que todos mis años de trabajo duro, hagan que mis fans me sigan apoyando, independientemente de mi orientación sexual y de la persona con quien comparto mi vida. Si no es así, pues tendré que aprender a lidiar con ello. Pero Jimin me hace feliz, y quería compartir esa felicidad con ustedes. —Se puso de pie y le ofreció la mano a su perplejo novio.

—Santo Cielo, Jungkook. —La voz de Park era temblorosa al ponerse de pie y tomar su mano, sus ojos húmedos.

—Lo lamento. Te dije que respetaba tu opinión, pero no podía compartirla. —Lo miró con sinceridad, sus ojos también cristalizados—. Espero puedas perdonarme.

Jimin negó con la cabeza, el alivio expandiéndose por todo su ser. Después de una declaración como esta de la persona más importante en su vida, ni siquiera podía recordar el supuesto motivo por el que le debían disculpas.

—No hay nada que perdonar. Ya no quería seguir viviendo en medio de mentiras.

Jungkook le acarició la mejilla

—No más mentiras. Es hora de ser plenamente felices y construir nuestro futuro juntos.

En frente de todos, en medio de flashes y comentarios diversos que no les interesaba escuchar en ese momento, se besaron. Ya habría tiempo para enfrentar y vencer tormentas. Ahora, solo deseaban amarse y ser felices, más allá de mentiras, señalamientos o dificultades. Se tenían el uno al otro, no necesitaban nada más.

¡Holiwis! Con diez siglos de retraso, aquí está el final. Perdón en serio por la demora, el tiempo de ocio me golpeó fuerte jajajaja. Otra vez los banners no me cargan y se tienen que quedar para luego. 🤦🏽‍♀️

No sé hasta qué punto habré podido plasmar todo lo que quería, y de la manera en que deseaba hacerlo. Cuando llegan los capítulos finales, es como que a pesar de saber lo que quiero poner, mi mente no quiere escribirlo. No lo llamaría bloqueo como tal, es más como que no quiero dejar ir la historia, y escribir el último capítulo es como el final de todo. Con esta me ha pegado fuerte porque ha pasado mucho desde que la empecé, tuve que pausarla varias veces y así. En fin, espero me haya quedado lo suficientemente decente. 💜

No voy a armar desmadre nostálgico todavía, ese queda para el epílogo jjjj. Trataré de subirlo pronto, dentro de lo posible.

Chao chan 😘

Hasta la próxima actualización.

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