Preludio

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"El mayor, con ansias contenidas durante mucho tiempo, comenzó a besar suavemente los labios de su amante. Al mismo tiempo, tomó con delicadeza sus manos mientras se adentraba lentamente en él..."

Jimin sonreía ampliamente mientras redactaba cada palabra del último capítulo de su próxima novela. Había dedicado tanto tiempo y esfuerzo a este proyecto que no podía creer que ya estaba llegando a su fin.

Levantarse temprano cada día durante seis meses había sido todo un desafío. Hoseok, su editor, se había cansado de presionarlo para que terminara el libro, hostigándolo en cada momento en el que parecía querer procrastinar. No lo culpaba, por supuesto. Jimin estaba consciente de lo difícil que podría volverse trabajar con él cuando pasaba por sus cuadros de "bloqueo del escritor".

"En un mundo lleno de prejuicios y barreras, ellos superaron todos los desafíos. Su amor era tan puro y genuino que no había obstáculo capaz de detenerlo. Juntos, demostraron que el verdadero amor siempre prevalece, sin importar las adversidades que se presenten en el camino".

—¡LO HICE! —Jimin gritó, saltando en su pequeña silla de escritorio.

Eran aproximadamente las dos de la mañana, sus manos dolían como el infierno y estaba a nada de quedarse dormido encima del teclado de su computador; pero al menos, Jimin había terminado el capítulo. Antes de que ocurriera una tragedia, guardó rápidamente el archivo para enviárselo a Hoseok, quien seguramente seguía despierto, impaciente por el trabajo de su colega.

Transcurrió otra hora, Hoseok varias veces pareció querer enviarle un mensaje, pero se detenía después de unos minutos. Jimin se encontraba mordiéndose las uñas, esperando por su respuesta. Claramente no podría dormir sin tener su aprobación.

Su teléfono vibró:

Hoseok ☀️
Dios, Minnie, esto es increíble.

Jimin suspiró con alivio, sentía un peso menos sobre sus hombros.

Jimin
Gracias.
Por favor asegúrate de llevarlo a primera hora a la editorial, no quiero hacer esperar a mis fans.

Hoseok ☀️
Descuida, lo haré.
Pero, Jimin, ¿estás seguro de que no quieres cambiarle algo más?

Jimin frunció el entrecejo al leer ese mensaje, ¿cambiarle algo a su historia perfecta? No, por supuesto que no. Estos meses ya se había encargado de revisar con Hoseok cualquier detalle importante, hasta el más insignificante. Para Jimin, su editor solo estaba siendo paranoico.

Jimin
No, así está bien.
Iré a dormir, este genio está agotado.
Nos vemos al rato.

Hoseok ☀️
De acuerdo...
Descansa, genio. 💤

Jimin se adentró en su habitación, sintiendo el suave roce de las sábanas en su piel cansada. Después de meses de levantarse temprano y dedicar horas interminables a su escritura, finalmente había llegado el día en que podría permitirse dormir hasta tarde.

***

El edificio estaba lleno de un inquietante murmullo que parecía seguir al imponente CEO, Min Yoongi.

No era el típico ruido estruendoso que uno podría imaginar, pero había algo en el ambiente que no dejaba de zumbear en sus oídos. Los empleados susurraban entre ellos mientras le veían pasar, pero todos eran lo suficientemente inteligentes como para desviar la mirada en cuanto Min les prestaba atención.

Cuando entró a su oficina, su asistente, Kim Yongsun, ya se encontraba esperándolo en silencio con una mirada nerviosa en sus ojos. Ella se mantenía de pie junto a su escritorio, con las manos entrelazadas y una expresión de preocupación.

Min observó a Yongsun por un momento, captando su nerviosismo. Sabía que algo no estaba bien. Se acercó lentamente a ella, con pasos firmes pero cautelosos.

—¿Qué sucedió? —exclamó con voz suave pero firme.

—Señor Min... no sé cómo decirle esto —la chica esperó pacientemente a que su jefe se sentara en su imponente silla antes de dejar una carpeta azul sobre el escritorio.

Con una ceja alzada, Min sacó el contenido de la carpeta, encontrándose con un extracto de algún libro impreso.

¿Qué es esto? —frunció el entrecejo al leer el nombre de la historia, tan ridículo.

Yongsun tragó pesado.

Es el nuevo lanzamiento de la Editorial Hangeul, señor —suspirando pausadamente, Yongsun continuó: —. Es importante que lo lea porque...

—Yongsun, sabes perfectamente que tengo bastante trabajo que hacer —dijo, mirando severamente a su asistente—. No tengo tiempo para perderlo en estas ridiculeces.

—P-pero señor...

—He dicho, no. Si es tan importante, lo leeré después, ¿de acuerdo? —tragándose su bufido exasperado, la asistente asintió, limitándose a obedecer a su jefe—. Bien, ahora llama a Kim Namjoon, dile que necesito confirmar nuestra reunión de la tarde.

—Sí, señor Min.

Yongsun salió de la oficina, cerrando la puerta detrás de ella. Se quedó en silencio durante unos segundos, sintiendo el sudor frío deslizarse por su frente. Estaba nerviosa, y con justa razón.

No podía evitar pensar en el desastre que se desataría cuando el señor Min leyera ese libro y descubriera su contenido...

***

Agust se encontraba en el set de fotografía, ajustando cuidadosamente las luces. La próxima sesión de fotos estaba a punto de comenzar y él quería asegurarse de que todo estuviera perfectamente acomodado antes de empezar a trabajar.

Con una precisión meticulosa, Agust movía las luces de un lado a otro, buscando el ángulo perfecto para resaltar cada detalle de la modelo. Ajustaba los niveles de intensidad, jugando con las sombras y la iluminación para crear el ambiente adecuado.

—¿Crees que así esté bien? —dijo, mirando a su compañero de trabajo. Agust frunció el entrecejo al notar cómo este se encontraba leyendo en una esquina, ignorando lo que pasaba a su alrededor—. Sabes, cuando uno pregunta algo usualmente espera que le respondan.

El chico frunció los labios, levantando la vista de su libro.

—Lo siento, es que esta historia es... interesante —dijo, reprimiendo una risa.

Agust enarcó una ceja ante la extraña actitud de su compañero, Jeon Jungkook. Estaba completamente seguro de que el menor no era un come libros, pero parecía feliz de estarse leyendo el nuevo lanzamiento de la Editorial Hangeul.

La puerta del estudio se abrió, dando paso al representante de la modelo. Agust sonrió.

—Buenos días, joven Min.

—Buenos días, Han —ignorando la mueca incómoda del representante, Agust le estrechó la mano con cortesía—. ¿La señorita Ahn está con usted? El set está listo para comenzar con la sesión.

El representante retuvo un suspiro.

—Me temo que Hyejin ha decidido cancelar la sesión, joven Min...

El cuerpo de Agust se tensó, incluso Jungkook se levantó abruptamente de su lugar ante esa noticia.

—¿Puedo saber el motivo?

—Hyejin... se siente incómoda ante la idea de trabajar con usted, ya sabe... —alzó los hombros, claramente avergonzado—. Por supuesto, yo no lo juzgo, joven Min. Creo que cada quien es libre de... bueno...

Agust frunció el entrecejo, ¿de qué mierda estaba hablando?

—No diga más, dígale a la señorita Ahn que lamento que mi presencia le resulte incómoda —forzando una sonrisa, exclamó: —. Pero también que su falta de profesionalismo no le llevará a ningún lado. Debería dejar de ser tan malcriada.

Dando una pequeña reverencia, el representante salió despavorido del set.

—¿Puedes creerlo? —bufó Agust, mirando lentamente a Jungkook—. Y pensar que esa chica lucía tan centrada.

Jeon sonrió con nerviosismo.

—Agust... hay algo que debes saber.

—¿Qué cosa? ¿Por qué luces tan nervioso de repente?

Jungkook le entregó el libro que había estado leyendo, Agust lo aceptó con una ceja alzada.

—Que título tan más idiota —se mofó, hojeándolo rápidamente.

—Tal vez sea idiota, pero creo que es el motivo por el cual Hyejin canceló la sesión de fotos.

Agust frunció el ceño.

—¿Por qué un libro sería motivo suficiente para hacerlo?

—Debes leer un pedazo para que entiendas a lo que me refiero —Jungkook exclamó, demasiado apenado como para decirlo por su cuenta.

—Jeon, tenemos demasiado trabajo como para preocuparnos por estas cosas —dijo, entregándole el libro a su compañero—. Lo leeré más tarde.

—Pero Agust...

—Mejor ayúdame, deja de perder el tiempo con eso.

Jungkook suspiró.

Si tan solo supiera.

***

Jimin despertó con innumerables notificaciones en su celular. La mayoría eran mensajes de sus compañeros de la editorial para felicitarlo por su increíble éxito.

Sonrió ante ello, por supuesto que esperaba que su obra fuera relevante, pero no se imaginó que esta llegara a ser la más vendida entre todas sus historias, encabezando las listas de popularidad de la editorial y los "best sellers".

Cuando apenas se iba a levantar de la cama, su celular vibró. Era una llamada de Hoseok.

—¿Sí? —dijo Jimin.

—Por fin respondes —exclamó Hoseok, demasiado nervioso—. Jimin, necesitamos hablar seriamente de tu libro.

El aludido sonrió, no estaban de más unos cuantos halagos.

—Lo sé, mi obra ha sido la más popular y es espectacular que lo quieras reconocer —dijo, ignorando el bufido de Hoseok—. Te veré más tarde en la editorial, tengo que-

—Jimin, deja ese pavoneo y escúchame, esto es serio —el menor frunció el entrecejo, algo no estaba bien, podía sentirlo—. Me enviaste el archivo equivocado, Jimin.

Al escuchar eso, su garganta se cerró.

—¿Qué?

—¡El archivo que envié a la editorial para su impresión fue donde usas el nombre de los hermanos Min como protagonistas! —gritó a través de la línea—. ¡Por eso se ha vuelto tan popular!

Jimin dejó caer el celular, mirando con los ojos abiertos de par en par hacia la nada. Completamente traumado ante las palabras de Hoseok.

Siempre solía tener dos archivos. En uno de ellos, utilizaba el nombre y las características físicas de los reconocidos hermanos Min para inspirarse (el cual solamente leían él y Hoseok). En el otro, cambiaba los nombres de los protagonistas para poder publicar el libro.

No era la primera vez que hacía esto, ¿cómo pudo equivocarse en algo tan simple?

Su teléfono volvió a vibrar en el suelo. Todavía mirando hacia la nada, Jimin lo recogió para atender la llamada.

—¿Diga?

—Buenos días, señor Park. Mi nombre es Kim Yongsun, soy asistente del CEO Min Yoongi. El señor Min desea hablar con usted en su oficina lo más pronto posible.

Estaba jodido.

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