Un nuevo día comienza en Deluxe, descargo las cajas y veo como la malvada dueña se me acerca.

—A mi oficina —dice Crista y se gira.

Ruedo los ojos y la sigo detrás, llegando hasta el ascensor, luego hasta el lugar susodicho.

—¿Qué pasa? —pregunto de manera arisca.

—Llamo tu jefe —sonríe.

—¿Y? —me entrega un papel —¿Qué es esto?

—Léelo.

Levanto la hoja y leo en voz baja.

—"Telegrama de despido".

Mis ojos se abren en grande ¡No puede ser! Está es su firma.

—Pero ¿cómo? —exclamo nervioso.

—¿Quién sabe? —responde Crista de manera triunfante y levanto la vista.

—¿Fuiste tú? ¿Verdad? —la miro con odio —¿Cómo lo convenciste?

—No sé de qué hablas —juega con su cabello y continúa sonriendo.

—Eres una...

—Parece que ahora sí estás desesperado —se ríe —. Si me disculpas, tengo que seguir trabajando y tú deberías irte, señor desempleado —se va meneando las caderas.

¡¿Pero qué clase de mujer es esta?!