Nos reunimos con Helen y Katty está con cara enojada casi todo el camino. Por suerte, la belleza exótica, no parece ser afectada, por el mal humor de mi hija. Esta mujer o tiene mucha paciencia o es un bello ángel.

—Quiero este, este, este y este —exclama Katty señalando las cosas del menú del restaurante.

Helen se ríe.

—¿Y qué tal esto? —señala un postre.

Mi niña se sonroja y se queda callada, luego me mira a mí.

—¿Puedo?

—Puedes, pero después de comer —respondo.

—Papi ¿Por qué? —hace puchero.

—Porque no se come primero el postre —la reto y luego miro a Helen —no le digas eso, que luego no come.

—Lo siento, mi error —sonríe y luego gira su vista a Katty —te buscaré una comida deliciosa —le guiña el ojo y agarra el menú.

Mi princesa no queda muy conforme, pero Helen elige algo que la hace cambiar de humor.

—No eres muy responsable, ¿cierto? —le digo a Helen mientras veo como Katty se come unas papas fritas, cuando debería estar comiendo carne.

—Un día no le hará daño —responde mientras se come la ensalada.

—De acuerdo, lo dejaré pasar —sonrío y corto un pedazo de la res, para luego masticarla. Delicioso.

La hora pasa y a Katty le comienzan a cerrarse los ojitos por el sueño, ya es tarde para ella.

—Ya deberíamos irnos.

—Sí —responde Helen mientras levanto a mi niña que se duerme entre mis brazos.

Continuamos hablando en el camino y no puedo quitar la mirada de esta bella chica.

—Fue divertido —dice Helen deteniéndose y señala la vereda de enfrente —mi casa está para allá.

—Entonces nos separamos aquí.

—Exactamente —sonríe.

<< Que lástima >> Pienso.

Me hubiera gustado seguir conversando un poco más.

—Me debes tu celular —exclamo directo.

—¿Estás coqueteando conmigo? —repite lo que yo le pregunté antes.

—Respondería lo que me dijiste tú, pero sería poco original —me río.

—Entonces te debo un beso —me guiña el ojo y se gira —no vemos —mueve la mano.

—Hasta luego —digo sonrojado.

¿Me debe? Oh cielos, creo que hemos llegado a otro nivel y admito que me emociona.