Me despierto luego de... no quiero ni nombrarlo, no me da ni la cara para decir lo que acabo de hacer con Crista. Bueno sí, humillarme. Esa sería la palabra correcta.

Miro el suelo y busco mis bóxers. Cuándo me estoy a punto de levantar, ella me abraza por detrás.

—¿Qué quieres Crista? —digo molesto —ya te di lo que querías.

—Cierto, sólo de recordarlo, me pongo cachonda otra vez —besa mi espalda y sus manos recorren mi torso. Las quito y me levanto —ay que arisco —se ríe.

Agarro mi ropa interior y me la pongo, mientras veo como ella se acerca a la mesita de luz y saca su chequera de allí. Me siento pésimo, pero es por lo que vine. Se pone a escribir en la chequera, continuando estando desnuda en la cama. Me pone nervioso, no quiero saber qué está escribiendo, es lo que vale mi humillación y me hace sentir peor.

Sólo quiero irme.