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Después de aquel almuerzo, Yoongi se sorprendió por la hora, pues ya pasaban de las dos de la tarde, en otras circunstancias se sentiría totalmente perdido y desmoronado, pues su empleo ya lo hubiera dado por muerto, posiblemente el señor Wood en cuanto lo viera lo mandaría a la mierda diciéndole que mejor dejase de trabajar en el casino, pero ahora no pensaba mucho en ello, le sorprendió el hecho de que se haya dispuesto a dormir más de ocho horas pero eso era todo, ahora se encontraba con aquel pelirrubio, quien definitivamente no quería que se fuera a trabajar. Ahora mismo se encontraban caminando por la acera, dejando de lado aquellas edificaciones más insípidas para ir directamente a las que más llamaban la atención de los turistas, muchas personas se encontraban caminando, algunas con cámaras disfrutando de diversos lugares en donde podían tomarse fotografías, y otros simplemente se la pasaban yendo y viniendo como si fuera un día normal.

Yoongi trago grueso para tratar de disipar el nerviosismo en su cuerpo, pero era imposible, la mano del hombre a su lado lo rodeaba por detrás de su espalda y tomaba su cintura en un agarre firme para acercarlo a su cuerpo, Yoongi no podía decir que se sentía incomodo, aquella cercanía le permitía percibir la fragancia cítrica de aquel hombre, además de que también le permitía tener una corta distancia entre sus cuerpos, sus pasos casi iban a la par mientras caminaban, abriéndose paso en la acera bajo la luz del radiante sol que estaba encima de ellos.

—Estás temblando —la suave voz del pelirrubio saco de sus pensamientos al doncel, quien sintió su respiración cortarse, aquel hombre había acercado su rostro hacia su cuello solamente para susurrar aquello, sintió como le daba una leve caricia a su cintura—, relájate, minino.

—S-sí —el doncel quiso darse una bofetada por haber tartamudeado, pero es que no podía tan siquiera quitar los nervios de su ser, pues aquel hombre lo mantenía prácticamente aprisionado contra su cuerpo y aquella caricia y por supuesto su aliento chocando despacio sobre su piel no le estaba ayudando en nada a relajarse, pero lo intentaría.

—Dime —Jimin alejo su rostro de él—, ¿has pensado en mi propuesta? —Yoongi le miro de soslayo, percatándose de que Jimin mantenía la vista al frente mientras hablaba.

En realidad el doncel no había pensado mucho en aquella propuesta, le parecía inclusive ridícula, ¿irse con ese hombre? Por supuesto que no, Park Jimin tenía escrita en la frente la palabra 'peligro' en letras totalmente remarcadas, por supuesto que no estaba dispuesto a irse con ese hombre, aunque... algo muy dentro suyo pedía a gritos ser escuchado debido a que si quería irse con él, quizás la idea de no perder a ese hombre lo mantenía totalmente aturdido, o posiblemente se estaba malacostumbrando a él.

—En realidad no lo he pensado mucho —respondió Yoongi mientras continuaban su camino, el hombre a su lado no evito soltar una risa.

—Es muy curioso, en verdad —miro a Yoongi—, te ofrezco todo lo que desees en está vida y no lo quieres, ¿por qué? —sonrió ladino y volvió a mirar al frente—. Prometo que no te faltará nada, minino, si otro estuviera en tu lugar, ya habría aceptado sin dudarlo tanto.

—Puede que así sea, pero —soltó un resoplido—, en verdad necesito pensarlo... —tener la idea de estar con aquel hombre le daba escalofríos, porque sabe que lo único que ese hombre quiere de él es sexo—, aunque me dieras todo como dices, algún día terminarás cansándote de mí... —la mirada de Jimin volvió a dar sobre el doncel—, puede que al principio quieras que esté contigo, que sigamos teniendo esos encuentros sexuales... pero eso puede terminar, con el tiempo te aburrirás y me desecharás cuando encuentres a alguien más, y...

El hombre de cabellera dorada le interrumpió.

—Jamás me cansaría de tu cuerpo, minino —el agarre en su cintura se afianzo más—, como dije... eres todo lo que he estado buscando en todos estos años —relamió sus labios—, tienes unas caderas levemente anchas que me encantan, una cintura pequeña y delgada que te hace ver exquisito, la piel más fina que mis manos hayan tocado nunca, esos labios finos tuyos me transportan al deleite con un sólo beso, y —el doncel lo miro a los ojos—, debo admitir que no puedo dejar de ver esos ojos tuyos... gatunos, analíticos, frescos, llenos de vida y dulzura... me encantas en todos los sentidos, minino.

El doncel pronto sintió como la timidez y la vergüenza se apoderaban de todo su ser, aparto la mirada dejándola en el suelo, sintiendo como su corazón comenzaba a latir en desenfreno por aquellas palabras, una suave risa levemente burlona se escucho de parte del hombre a su lado y no pudo evitar querer esconderse en algún rincón lejos de aquel hombre y de la humanidad completa, quería escapar, lo necesitaba para que nadie más y en especial aquel hombre le vieran sonrojado, porque lo estaba, aquellas palabras le habían cortado el aliento, le habían hecho sentir una espantosa calidez en su pecho y sobre todo la espantosa necesidad de querer irse con aquel hombre que tanto lo desea.

—Vamos, minino —la voz de aquel hombre se escuchaba animada—, no te cohíbas y mírame a los ojos, me encanta tener tu mirada sobre mí.

—S-sólo deja de decir eso —dijo Yoongi tratando de alejarse, pero el agarre sobre su cintura era firme—, es vergonzoso...

—Veo que no muchos están dispuestos a lisonjearte —Jimin relimo sus labios—, pero descuida, estoy aquí para decirte y recordarte a cada momento lo hermoso que eres, Yoongi...

El doncel miro por breves segundos a aquel hombre, encontrándolo sonriéndole, no pudo ni siquiera mirarlo a los ojos por más de dos segundos, así que decidió que lo mejor era apartar la mirada. Jimin no evito burlarse de aquella timidez.

Siguieron su camino, Yoongi evitaba mirar al frente, dejándose guiar por Jimin quien le ayudaba con el camino, el doncel permanecía con la mirada hacia el suelo, sobre sus pies, de vez en cuando elevaba la mirada para saber en que calles se encontraban, pero evitaba mirar más allá, porque todavía sentía su rostro caliente y estaba seguro de que se encontraría totalmente rojo al igual que una fresa madura.

El camino fue silencioso, de vez en cuando era acompañado por leves tarareos de Jimin que se encontraba a su lado y se la pasaba cantando en voz baja canciones en inglés que si no mal recordaba se trataban de algunas letras de canciones de jazz. Yoongi no supo siquiera cuanto tardaron en llegar, pero el camino no se le hizo eterno, no cuando estaba pensando mucho en como podría esconderse para evitar que las personas mirasen lo sonrojado de su rostro. Pero dejo de lado aquello cuando los pasos de Jimin se detuvieron, él por inercia también se detuvo.

—Llegamos —anuncio el pelirrubio y esta vez Yoongi decidió levantar la mirada, frente a ellos se encontraba un edificio pequeño que solo contaba con la planta baja y un piso más, el sonido de la música podía escucharse retumbar en los cristales de las ventanas que se encontraban en la planta alta del edificio además de algunas conversaciones, el edificio era de un color gris claro, no tenía ventanales en la planta baja, y solamente se podía ver la entrada al lugar, una sola puerta custodiada por un hombre de tez oscura que portaba lentes oscuros y se mantenía sereno ante la llegada de las pocas personas que se disponían a entrar al lugar—, bienvenido al Latin Club, minino.

Volvieron a caminar para dirigirse a la entrada del lugar, y mientras seguían caminando la música podía escucharse cada vez más, el doncel prestaba atención a las letras de las canciones, el sonido de las trompetas era magnifico, casi no podía identificar muy bien cada uno de los instrumentos, pero la música se escuchaba animada, no pudo evitar sonreír al escucharla, y sentir ese leve cosquilleo en la planta de sus pies, pidiéndole que si podían bailar alguna de esas canciones que se escuchaban, las voces de los cantantes eran melódicas y llenas de vida. Ambos no tardaron en ingresar, la planta baja estaba casi por completo a oscuras, había algunas mesas repartidas a las orillas del lugar, y mostraban pequeñas linternas con luz además de un pequeño jarrón que contenía un clavel de color rojo, en medio del lugar se encontraba una islita en la que las vitrinas que se encontraban allí se podía distinguir los cientos y cientos de botellas de diferentes bebidas alcohólicas, había tres barman detrás de la barra que se encontraba rodeando la vitrina con las botellas, y servían tragos a algunas personas que se encontraban allí, mientras que Yoongi pudo percatarse de que alrededor por diversas partes se podían ver a varias personas bailando.

—¿Quieres algo de tomar, minino? —Jimin alzo la voz un poco para que su doncel le escuchará, Yoongi no tardo en mirarlo—. Puedes pedir lo que quieras.

El doncel apretó ligeramente sus labios antes de contestar, se coloco de puntitas para alcanzar el perfil de Jimin y así susurrarle a su oído su respuesta.

—Quiero un paradise —dijo Yoongi, en cuanto volvió a colocar perfectamente sus pies sobre el suelo, Jimin dio un asentimiento.

—Ve a tomar asiento, en un momento traigo tu bebida, minino —y por fin aquel hombre lo liberaba de aquel aprisionante abrazo en su cintura, aunque Yoongi todavía podía sentir aquella mano sobre su cintura.

De inmediato Jimin se alejo para ir hacia la barra, mientras que Yoongi busco con la mirada una mesa, la gran parte de estás se encontraban disponibles, así que no dudo en ir hacia una que se encontraba alejaba de la entrada pero cercana a un par de parejas que se encontraban bailando allí, tomo asiento en la silla de madera mientras seguía siendo aturdido por aquel sonido vibrante de las trompetas, movió ligeramente su cabeza de un lado a otro mientras miraba a las parejas que se encontraban sacándole brillo a la pista de baile, pero le interesaba más la pareja que se encontraba a dos metros de su mesa, la mujer movía sus caderas a un ritmo sensual y a la vez lleno de animación, procuraba mover sus pies en lo que parecían ser pequeños pasos, sus manos eran sostenidas por las del hombre que se encontraba frente a ella, y cuando era el momento preciso le tomaba para darle algunas vueltas.

—¿Te gusta como bailan? —aquella voz lo saco de sus pensamientos, Jimin llego con una copa colocándola justo frente a él, mientras él llevaba un pequeño vaso de cristal a sus labios y le daba un corto sorbo a su bebida, el sabor del ginebra y la naranja inundo sus papilas gustativas, relamió sus labios y dejo el vaso con el negroni sobre la mesa—. Bailan muy bien.

—Sí —dijo Yoongi y miro su bebida, no tardo en tomar la copa en sus manos para acercarla más hacia él, dejándola aún en la mesa, no tardo en quitar la rebanada de aquel gajo de naranja que adornaba la copa para llevarla sus labios, el aroma cítrico y dulce del brandy de chabacano llego a sus fosas nasales—, creo que quedaré en ridículo a su lado —el doncel soltó una suave risa ante sus propias palabras.

—Más bien ellos quedarán en ridículo, pequeño —Yoongi volvió a reír ante el comentario de Jimin.

—Te dije que tengo dos pies izquierdos —llevo la bebida a sus labios para darle un sorbo, frunció ligeramente la boca al sentir el sabor embriagador del alcohol sobre su lengua—, terminaré siendo la burla, Jimin.

—Bueno, ¿y sí probamos? —Jimin le extendió su mano, invitándolo a tomarla, Yoongi miro aquella mano que estaba dispuesta a tomar la suya solamente para sacarlo a hacer el ridículo.

—Prefiero seguir bebiendo alcohol...

—Vamos, minino —dijo Jimin—, aquí no recibirás malas criticas, todos empezaron como tú, con un gran maestro, y aquí me tienes para enseñarte —le regalo una sonrisa—, toma mi mano y vamos a bailar.

El doncel volvió a dudar, miro al hombre pelirrubio frente a él, esos ojos suyos llenos de confianza le decían que podía confiar plenamente en él, que él sería su maestro para adiestrarlo en el arte del baile, trago en seco antes de volver a llevar la copa a sus labios, fingiendo darle un sorbo, sólo sintiendo la leve frialdad del liquido en su labio superior y en cuanto alejo la copa, apretó sus labios esparciendo los restos del cóctel sobre sus labios y percibiendo el ligero dulzor del mismo en su lengua, miro a la pareja detrás de Jimin quienes se sonreían mutuamente mientras disfrutaban del baile, parecía ni siquiera importarles la presencia de los demás, dejo de mirarlos y volvió toda su atención al pelirrubio.

—Esta bien —dijo Yoongi para después sonreírle al pelirrubio, dejo la copa sobre la mesa y sin dudar más, acerco su mano hacia la de Jimin para que la tomará—, vamos.

—Me encanta el entusiasmo —y sin más Jimin afianzo su mano con la de Yoongi y se dispuso a colocarse de pie, Yoongi no tardo en hacer lo mismo y así se alejaron de la mesa, importándoles poco las bebidas para dirigirse a la pista de baile.

Una vez allí, Jimin coloco a Yoongi frente a él, tomando ambas manos del chico al principio, sosteniéndolas con suavidad.

—Empecemos con algo básico —menciono Jimin, el doncel dio un asentimiento—, relaja tu cuerpo, minino, la salsa no es algo que deba bailarse con prisa o con nervios, así que relájate.

—Sí —dijo Yoongi.

—Bien, ahora, mira mis pies —y así lo hizo—, paso al frente y regresas, mueve tu cuerpo como una onda, de un lado a otro, paso atrás y regresas, eso le dará espacio a tu pareja para que pueda realizar el paso, ¿bien?

—Esta bien —dio un asentimiento.

—Ahora sígueme —Jimin comenzó a mover los pies—, paso atrás —Yoongi lo hizo—, muy bien, paso adelante —Jimin hizo su pierna hacia atrás para darle espacio—, excelente, minino —ahora los hombros, muévelos levemente, los brazos tienen que moverse igual adelante atrás, mantén los codos doblados, y relájate, ¿vamos de nuevo?

El doncel dio un asentimiento.

—Hagámoslo, despacio —y empezaron, Jimin conto hasta tres en inglés antes de empezar—, eso es, minino —dijo Jimin sin dejar de ver los pies de Yoongi—, uno, dos, tres —y se detuvo, en el tres quédate allí y haciendo una pausa y puntualizándola con tus pies como si avanzaras pero en realidad no lo haces —Yoongi dio un nuevo asentimiento con la cabeza—, empecemos de nuevo, uno, dos, tres... uno, dos, tres... bien, minino.

—Me siento como un idiota —dijo Yoongi mientras seguía mirando hacia sus pies—, siento que en cualquier momento voy a equivocarme —Jimin soltó una risa.

—Mírame a los ojos, minino —dijo Jimin—, no tengas miedo, equivocarse es el inicio para un gran bailarín, ahora no bajes la mirada, siempre mantente mirándome a los ojos, y confía en tus pies.

—¿Y sí te piso?

—No lo creo.

—Puede pasar —Yoongi se encogió de hombros, Jimin le regalo una sonrisa.

—Estás conmigo, te guiaré... así que dudo mucho que me pises, minino.

El doncel se dejo guiar por Jimin, aprendiendo poco a poco los pasos más básicos para que pudiera bailar sin problemas algunas canciones, el pelirrubio se mantenía concentrado en los pasos de su doncel, y con calma y cuidado le mostraba cada uno de los pasos para que pudiera sentirse en confianza y bailarán juntos. El tiempo parecía inclusive detener en aquel lugar, o inclusive podía ser solamente por la compañía de ambos que no sentían como el tiempo pasaba, las canciones se podían escuchar y ellos seguían ensayando poco a poco para que Yoongi aprendiera mejor los pasos, la confianza en el doncel iba creciendo conforme pasaban las canciones y conforme se sentía más seguro de sí mismo para dejar de mirar hacia sus pies y soltarse para bailar con Jimin. El roce de sus cuerpos de vez en cuando, la cercanía, las miradas de ambos de vez en cuando juntándose para perderse por unos instantes en ellos mismos, a Yoongi dejo de importarle que pensarán que era un novato, ni siquiera podía prestar atención a todos los que se encontraban a su alrededor, no cuando tenía a aquel hombre pelirrubio frente a él, mostrándole pasos, bailando con él, tomando sus manos con firmeza, tomándolo de vez en cuando por la cintura, mirándolo a los ojos y sonriéndole aprobando sus pasos.

Ni siquiera Yoongi noto cuando por fin ambos estaban bailando como si no hubieran estado allí juntos practicando cada paso en dos largas horas, los pies no estaban cansados, y el tiempo parecía seguir siendo el de siempre, y cuando Jimin le dio una vuelta a Yoongi antes de que la canción terminase y logrará juntar sus cuerpos, los gritos llenos de jubilo se lograron escuchar además de los aplausos alrededor, por unos momentos Yoongi inclusive pensó que eran para ellos, pero la algarabía en el lugar era mayor y no les prestaban atención a ellos, sino que le encantaba la música que allí sonaba y seguramente los aplausos eran para el DJ, y aún así no pudo evitar pensar que eran para ellos, sus respiraciones se entremezclaban por la cercanía entre sus cuerpos, Jimin no le dejaba de sonreír al doncel y por su parte Yoongi no podía dejar de mirar a Jimin a los ojos, se sentía diferente, con aquella calidez que apenas estaba descubriendo y que creyó que jamás lograría encontrar en ninguna parte, esa que te dice que estás con la persona correcta y que no la debes abandonar nunca porque te hace sentir como en casa, abrigado y lleno de amor.

¿Amor?

Yoongi se asusto con aquella idea, y no pudo evitar apartarse de Jimin en ese momento, el de cabellera rubia frunció ligeramente su ceño al sentir como Yoongi se alejaba de su cuerpo.

—¿Qué pasa, minino? —pregunto, pero Yoongi no le hizo caso, así que de inmediato lo tomo de la mano, llamando de nuevo su atención—. ¿Qué tienes, Yoongi?

—N-nada —dijo el doncel, le regalo una media sonrisa—, tengo que ir al sanitario —dijo de inmediato y cuando sintió que el agarre de Jimin se alejo, no dudo en escapar.

Llevo sus manos al rostro restregándolas con fiereza sobre su piel, ¿en qué estaba pensando? Era ridículo, ¿amor? ¿Por qué tan siquiera pensó en eso? No era lógico, no cuando aquel hombre lo único que busca de él es...

—Mierda, Min —se dijo así mismo—, deja de pensar en estupideces.

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