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Conforme el tiempo transcurría, el sudor en su frente se seguía acumulando, se mantenía sentado detrás de su escritorio, alerta ante cualquier movimiento que se presentase detrás de la puerta la cual se mantenía cerrada y detrás de la misma se encontraban los guardias de seguridad, quienes custodiaban, la orden había sido directa, no quería que ninguna persona invadiera su privacidad, pero lo que quería en ese momento era no recibir visitas indeseadas como la de Park Jimin, la orden era que si lo veían debían matarlo, y claro esperaba que lo hicieran, mantenía su dedo pulgar en medio de sus dientes, mordiéndolo levemente sin causarse daño, los nervios estaban a más no poder en su cuerpo.

York es consciente de que Park no es alguien a quien convenzas de olvidarse de un convenio, es igual a su padre, así que debía tener cuidado porque todo podía pasar en un dos por tres, sabe que aquel desquiciado ya tiene seguramente un plan muy elaborado con el cual le dará fin a sus problemas, y con eso se refiere a matarlo, por supuesto York no estaba dispuesto a morir en manos de aquel pelirrubio, oh... por supuesto que no, él jamás dejaría que ese imbécil le diera fin a sus ganas de vivir, ¿quién se haría cargo del casino? ¡Nadie podría hacer un buen trabajo!

El hombre dejo de morder su pulgar y soltó un largo resoplido, sintiéndose cada vez más abrumado por el nerviosismo sobre su cuerpo, debía tranquilizarse, pero la idea de morir lo mantenía con todos sus sentidos alertas, pues sabe perfectamente que un doncel no iba a ser suficiente para hacer que Park Jimin cambiase de planes de un momento a otro, claro que había dicho que estaba de acuerdo en llevarse a ese tal Min Yoongi para complacer sus deseos carnales a cambio de olvidar por completo el convenio, pero sabe perfectamente que seguramente el padre de aquel pelirrubio le había dado ordenes especificas, sabe que en cualquier momento Jimin estará dispuesto a terminar con el mandato de su padre, tarde o temprano aquella puerta se abrirá y ese pelirrubio aparecerá, pero esperaba que al momento de que la puerta se abra, lo único que aparezca fuera el cuerpo destrozado por las heridas de bala de Park Jimin, ansiaba que eso sucediera, pues sus hombres estarían listos para dispararle en cuanto lo vieran acercarse.

Mientras tanto se dedicaría a disfrutar del amargo sabor de aquel vodka seco que se había servido hace ya un par de horas, ni siquiera había podido seguir dándole un trago más, tenía miedo que en cualquier momento algo sucediera y él estuviera lo suficientemente distraído para no reaccionar de forma inmediata, York trago con pesadez sintiendo el nudo de garganta enorme siendo apenas dispersado por la calidez del alcohol.

Dejo el vaso sobre el escritorio, totalmente vacío. Cerro sus ojos y dejo caer su cabeza hacia atrás, pasando saliva un par de veces mientras soltaba una sonora y larga exhalación por la nariz, casi podía escuchar los latidos de su corazón en sus oídos, tan claros como si tuviera su propio órgano vital en sus manos y lo acercará a su oreja para escuchar cada uno de esos latidos, pudo haberse concentrado más en eso, de no ser porque un par de toquidos fueron dados a la puerta.

—¿Quién es? —pregunto alzando la voz, pero no hubo una respuesta, mordió su lengua en el interior de su boca, ¿estaría alucinando? Quizás había sido una mala idea ingerir alcohol—. ¡Quién es!

Su voz se pudo escuchar por toda la oficina, pero de nueva cuenta no hubo respuesta, espero unos segundos los cuales poco a poco se estaban convirtiendo en un minuto, cuando de nueva cuenta la puerta fue tocada esta vez con más insistencia. York apretó los dientes con fuerza, chasqueo la lengua con fastidio y no dudo en abrir el primer cajón a su derecha del escritorio, tomo el revolver que se encontraba allí, el sonido del clic del seguro siendo quitado se hizo presente y de inmediato estiro su brazo derecho al frente, apuntando hacia la puerta.

—¡Quién carajos es! —volvió a exclamar, su respiración era pesada, podía escuchar sus propias exhalaciones casi saliendo como sonoros suspiros largos y pesados, su ceño se frunció y el pulso en su mano tembló ligeramente, mantenía sus dedos firmes en el gatillo esperando a que apareciera alguien abriendo esa puerta.

Espero de nuevo, contando en su mente cada uno de los segundos e inclusive yendo más rápido que el mismo segundero, y cuando menos lo espero, el sonido de la manija siendo abierta lo alerto, un suave zumbido se instalo en sus oídos y su mano tembló ligeramente mientras seguía apuntando con decisión hacia la puerta, el chirrido largo de las bisagras se hizo presente, para dar paso a la puerta siendo abierta de par en par y dándole vista al pasillo, no había nadie allí, o eso creyó, por unos instantes su mano dejo aquella firmeza, doblo el codo al percatarse de que no había nadie parado detrás de la puerta, pero su aliento se corto al ver a dos hombre en el suelo, uno al final del pasillo cerca del ascensor, y otro en medio del mismo, ambos tirados en posiciones extrañas, abriendo las piernas y doblando extremidades, era como si hubieran tirado al suelo un par de muñecos de trapo, de nuevo estiro el brazo.

—Maldición —murmuro por lo bajo al ver aquellos cadáveres, porque eso es lo que eran, estaban muertos, sus guardias de seguridad, los que velarían por su vida ya no estaban más en ese mundo terrenal y eso le hizo sentir escalofríos en su cuerpo, la sangre abandono sus manos y sus pies dejándolos fríos debido al miedo que sintió al ver aquellos dos hombres allí, muertos—, ¿quién carajos está allí afuera?

Volvió a preguntar, pero al parecer nadie estaba dispuesto a dar la cara, y eso le estaba desesperando, frunció más su ceño, molesto por tener que seguir esperando, estaba dispuesto a disparar a la nada para amedrentar a los o él responsable de la muerte de aquellos guardias, peor no tuvo que hacerlo, no cuando dos hombres, uno de cada lado, aparecían por el pasillo, cerca de la entrada, no tardo en reconocer quienes eran.

—¡Woooa! —menciono el hombre con tatuajes visibles en el dorso de una de sus manos mientras sonreía con sorna—. Que bienvenida —soltó una risa mientras seguía caminando adentrándose a la oficina, York no tardo en apuntarle con el arma, mientras que Jungkook alzaba ambas manos y las sacudía ligeramente mientras no dejaba de reírse—, que miedo, un arma... —soltó una risa suave—, ¡sálvame mamá!

—Déjate de payasadas, Jeon —dijo Namjoon mientras soltaba un resoplido, York no tardo en apuntar con el arma hacia el otro hombre—, te ves estúpido cada que haces eso.

—No me culpes, Nam —dijo Jungkook mientras sonreía ladino—, y deja de ser un aguafiestas, te hace falta follar para que que quites esa cara de aburrimiento.

—Más bien a quien le falta follar es a otro —menciono Namjoon en su defensa—, quizás así se te quite lo infantil.

—Eres un pedazo de... —Jungkook no pudo continuar, ya que York lo interrumpió.

—¿QUÉ DEMONIOS QUIEREN? —aquel grito dejo que la conversación que ambos mantenían se fuera por el caño.

Tanto Jungkook como Namjoon miraron hacia York, quien les apuntaba con el arma, York dirigía su mirada a cada uno de ellos, y a puntaba con aquella arma a uno y a otro de vez en cuando, se notaba su nerviosismo, parecía inclusive un perro asustado escondiendo su cola entre las patas y fingiendo gruñidos amenazadores contra las amenazas.

Una nuave risa escapo de los labios de Jungkook, estruendosa y llena de burla.

—Pero mira nada más —dijo entre risas—. ¡Te tiemblan las manos, maricón! —volvió a reírse con fuerza—. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo? —Jungkook dejo de reírse—. Es bueno que lo tengas...

—Maldito hijo de... —York le apunto con el arma, pero el sonido de un seguro siendo quitado se escucho, llamando por completo la atención de York.

—Anda, dispárale —animo Namjoon mientras apuntaba con su arma hacia York—, en cuanto lo hagas, no dudaré en dispararte a la maldita cabeza, bastardo.

Una nueva risa de parte de Jungkook se escucho, y York regreso su mirada hacia aquel hombre, quien seguía burlándose de él, Jungkook le saco la lengua con burla.

—¡Vamos, dispara! —Jungkook sonrió ladino, le gustaba jugar con tipos como ese—. Apuesto a que quieres dispararme después de lo que dije, ¿o no, marica?

York soltó un gruñido por lo bajo y volvió a apuntar su arma hacia el otro sujeto.

—Vienen por ordenes de Jimin ¿no es así? —Jungkook sonrió con sorna mientras que Namjoon daba un asentimiento ante la pregunta—. ¿Por qué no mejor dejamos esto por la paz y se divierten en el casino? Puedo darles lo que quieran, un par de escorts, alcohol, dinero... lo que quieran.

—¿Lo que queramos? —Jungkook se atrevió a preguntar—. Mmmm, no me vendrían mal un par de botellas de tequila y unos buenos pechos —se encogió de hombros—, ¿qué dices, Nam?

El mencionado lo miro de mala gana.

—¿Qué?

—No sé como Jimin no te despide —Jungkook rodo los ojos—, ¿cómo puedes aceptar un trato tan estúpido como ese?

—Oye no me culpes —señalo a York con un movimiento de cabeza—, ese sujeto lo ofreció, yo no tengo la culpa.

—Como sea —Namjoon regreso su mirada hacia York—, no estamos dispuestos a traicionar a Jimin de esa manera, además esas cosas puedes encontrarlas en cualquier lugar de mala muerte como esté.

Negociar con aquellos hombres no era una opción y York lo sabía, así que no le quedaba de otra sonrió ladino, sintiéndose superior, tenía un plan, esos hombres no podrían dispararle no si actuaba rápido, primero mataría al que seguía apuntándole con el arma, así se libraría de él, y antes de que el otro sujeto decidiera buscar su arma, le dispararía en la cabeza, así se libraría de ambos y podía estar tranquilo, pues por lo visto Park Jimin no estaba con ellos, y York le tenía mucho más miedo a él que a ese par frente suyo.

—Es una lastima no tener negocios con ustedes, caballeros —mantenía el cañón del revolver apuntando hacia Jungkook—, en está oficina solo se habla de negocios, y al ver que esto no funcionará, me temo que deberé pedirles que se retiren —sonrió con sorna—, pero a mi manera —en un movimiento rápido dejo de apuntar a Jungkook y paso a apuntar a Namjoon.

El sonido de un disparo se escucho en la oficina, York creyó que había sido él quien había logrado accionar su arma, pero ni siquiera sus dedos habían logrado ejercer la suficiente fuerza para accionar el gatillo del arma, y lo comprobó cuando sintió como algo escurría de su frente, era cálido, espeso y pronto toco sus labios, el sabor metálico, su pulso tembló, haciendo que soltase el arma y llevase su mano libre a su frente, pronto toco el liquido y la bajo, el rojo carmesí lo hizo temblar. Y elevo la mirada, Namjoon seguía apuntándole, pero alguien más también, y era la persona que mantenía el gatillo apretado, el aroma de la pólvora quemada se podía percibir.

—P-pero qué... —y antes de que York pudiera decir algo más Jungkook volvió a disparar, esta vez en el pecho, justo al corazón, York se trago sus propias palabras al sentir el nuevo disparo su camisa no tardo en comenzar a empaparse de su liquido vital, antes de que perdiera el conocimiento miro de nuevo al hombre que le disparo, quien le sonreía ladino—, m-m-maldito...

La cabeza de York cayó encima del escritorio en un golpe sordo y logrando que los objetos sobre el mismo se movieran ligeramente por el repentino movimiento.

—Esta muerto —dijo Jungkook mientras dejaba de apuntar—, ¿llamarás a Jimin?

—Primero se lo haré saber a Kim Taehyung —menciono Namjoon—, él nos ayudará a limpiar esté desastre —sonrió hacia su compañero—, además, no creo que Jimin quiera ser molestado ahora mismo.






+++






Permanecía sentado frente a la mesa mientras admiraba la copa vacía, perdiendo su mirada entre aquel cristal sucio y el aroma del calor invadiéndolo alrededor, Jimin había salido del club para contestar una llamada, al parecer se trataba de algo urgente, pero agradecía que se haya ido por unos momentos, así podía tener unos momentos a solas para pensar en lo que había pasado, cuando regreso hacia Jimin lo encontró con dos nuevas bebidas sobre la mesa invitándolo a probar un mojito tradicional y una botana consistente en cacahuates saldos y papas fritas bañados en salsa y con algo de sal encima, no se quejaba había sido una buena idea, después haber bailado un buen rato.

Soltó un largo suspiro, no podía dejar de recordar lo que había experimentado en ese preciso momento con Jimin... ese hombre le estaba causando estragos en tan poco tiempo, se sentía como aquellas princesas de esas películas infantiles que en cuanto vean a su príncipe azul y les da un beso no dudan en querer pasar el resto de su vida con ellos, casándose y viviendo una vida plena en un castillo, pero él no es ninguna princesa, y Jimin no es el príncipe azul que podía considerarse perfecto, sino que se trataba más de un villano que había logrado jugar bien sus cartas para raptarlo a él y aprovechar cada segundo, soltó una pequeña risa al pensar en eso, en realidad, no sabía que pensar exactamente de Park Jimin, aquel hombre lo había logrado sacar de su zona de conforte en un solo chasquido de dedos, se había atrevido a amenazarlo de muerte, se aprovecho completamente de sus deseos carnales, y ahora... ahora estaba logrando robarle el corazón, ¿qué seguía?

No estaba dispuesto a averiguarlo, dejo de mirar la copa y miro al frente, la música seguía siendo estruendosa y las parejas en la pista de baile habían aumentado conforme pasaba el tiempo, el calor en el lugar se estaba volviendo sofocante y a Yoongi le desalentaba el hecho de que varias de aquellas parejas se estuvieran mirando con ternura y amistad, con confidencialidad y amor, ni siquiera podría obtener algo como eso con Park Jimin, ese hombre lo único que desea es tenerlo como su escort, exclusivo para él, sin que nadie más coloque un dedo sobre su anatomía, y detesta esa idea, pero ya no sabía si era por el hecho de no querer terminar como su madre o por estar enamorado de ese hombre, porque sí, lo había aceptado, estaba enamorándose y la idea de estar enamorado de alguien como él, no le parecía nada bueno.

Se hubiera quedado perdido en sus pensamientos, pero la llegada de Park Jimin a su mesa lo hizo volver a sentarse derecho y mirarlo. Jimin venía animado, con una radiante sonrisa en sus labios que dejaban a la vista la perfecta hilera de blancas perlas de su boca.

—Minino —hablo Jimin mientras tomaba la silla para acercarla más hacia el doncel, tomo asiento antes de continuar hablando—, esta hecho, por fin esta hecho.

—¿Qué? —Yoongi sacudió la cabeza levemente—. No lo entiendo, ¿qué está hecho, Jimin?

—York —Jimin volvió a sonreírle—, York esta muerto.

Aquello hizo que Yoongi entreabriera sus labios levemente, así que eso era, York esta muerto.

—El trabajo está hecho —menciono Jimin y no tardo en sonreír, se sentía totalmente satisfecho, su padre estaría orgulloso de él por haber hecho un buen trabajo, miro al doncel que le sonreía levemente—, ¿no es genial, minino? Por fin tu jefe esta muerto, inclusive puedes irte del lugar, y descuida, mi padre pondrá a alguien a cargo del casino, tus compañeros no perderán sus empleos —el pelirrubio llevo sus manos hacia las de Yoongi tomándolas y abrazándolas mientras las acariciaba con sus pulgares—, ¿no estás feliz?

El doncel quería estarlo, pues la emoción en el rostro y la voz de Jimin eran animadas, pero él no podía sentirse del todo bien, pues eso significaba que... posiblemente jamás volvería a ver al pelirrubio.

—¿Minino? —la voz de Jimin lo saco de sus pensamientos—. ¿Por qué esa cara, pequeño? —Jimin alejo una de sus manos para acunar el rostro del doncel—. Sonríe junto conmigo, eres libre... puedes irte a donde te plazca, inclusive te daré dinero para que puedas irte, es lo que quieres, ¿no es así?

Sí, él quiere irse.

—Inclusive puedes acompañarme —animo de nuevo Jimin—, podemos estar juntos, no sufrirás de nada mientras estés conmigo, seré generoso y te daré todo lo que me pidas, minino —Jimin apretó ligeramente sus labios—, ¿qué dices? ¿Aceptarás?

El doncel dejo de mirarlo a los ojos, ¿aceptar? ¿Quiere que acepte estar con él para complacerlo en sus deseos sexuales? Yoongi no podía aceptar algo como eso, terminaría por romper su corazón, y se quería demasiado como para irse con aquel hombre, no puede aceptar algo así.

—No —dijo Yoongi de inmediato—, lo lamento, Jimin, pero no quiero ir contigo —el pelirrubio le regalo una tenue sonrisa, ya esperaba esa respuesta, pero no importaba al menos lo habían disfrutado.

—Por un momento pensé que lograría convencerte, minino —soltó una suave risa—, pero veo que eres más difícil de persuadir... —acaricio la mejilla del doncel—, pronto tendré que irme, mi doncel y —soltó un resoplido antes de continuar—, desearía que me dejes tenerte de nuevo antes de irme.

Al escuchar esas palabras, Yoongi no pudo evitar juntas sus piernas y removerse levemente en su sitio, sabe que Jimin no tiene sentimientos hacia él, sabe que seguramente no podría volver a coincidir con él, si esta era la única manera entonces... lo haría, tienen un trato después de todo, y esté estaba a punto de dar a su fin, sería su despedida.

—Bien —acepto el doncel—, haga lo que quiera conmigo, señor Park.

Jimin se sintió satisfecho con esa respuesta.

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