Capítulo 1.-

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El amor es tan doloroso. 

Las despedidas son aún más dolorosas.

Va tarde como el demonio, Taehyung lo sabe de inmediato.

Sabe que va tarde porque la luz entra en la habitación y casi le deja ciego cuando apenas abre los ojos, sumergido en ese pequeño intervalo de tiempo en el que se está todavía un tanto dormido a la vez que un poco despierto, lo sabe mientras trata de ordenar sus pensamientos para levantarse definitivamente a la vez que parpadea para adaptar sus ojos a la luz.

Probablemente la alarma no sonó a la hora que debía, a lo mejor no la había configurado adecuadamente la noche anterior, demasiado cansado de todo lo hecho en el día como para recordar hacerlo o algo así y había terminado por pasarse de su hora regular de levantarse, aunque... ¿por qué su novio no lo había despertado?

El menor siempre se está quejando que Taehyung no se toma en serio las responsabilidades y por eso debe perseguirlo para recordarle todo lo que tiene que hacer. Una lucha constante, dado que Taehyung se toma con bastante flexibilidad los horarios de la universidad y su trabajo de medio tiempo, solucionando todo con su encantadora sonrisa. A palabras de Yoongi, su amigo de más edad, no era más que un bastardo manipulador que se cree tierno.

Taehyung le da la razón porque sabe que con su sonrisa es capaz de conseguir lo que quiera.

Todo excepto ser perdonado por llegar tarde a una reunión con Choi Seungho.

Seguramente el profesor Choi lo mataría por llegar tarde a su oficina, pues se suponía que lo primero que debía de haber hecho al regresar a la ciudad tras sus mini vacaciones, era dirigirse a la oficina de su director de tesis para entregarle sus avances y que éste pudiese revisarlos antes de que ingresaran nuevamente a clases. Pero como siempre, Taehyung lo había postergado un poco más; tal y como había hecho con el ir a recoger a Tannie, su pequeño perro, de la protectora donde lo había dejado.

Debes dejar de ser un vago, Tae; reproduce la voz de su novio mientras se da la vuelta en la cama, sentía su cuerpo adolorido, ligeramente adormecido en un costado. Casi maldice en voz alta por lo que seguramente será una mañana con un dolor infernal de espalda a la vez que tendrá que soportar la mirada insufrible que su director de tesis, quien era a la vez el profesor más incordioso de toda la maldita facultad.

Bonita la hora en la que lo elegiste, Taehyung. Tú mismo te has condenado.

Se maldice mentalmente, todavía adormecido en exceso mientras piensa en el día que tendrá que enfrentar una vez se levante de la cama. Aquello era algo que hacía con regularidad, disfrutando de estar consigo mismo en silencio, iluminado por el sol que se colaba por la ventana y calentaba su piel, recordándole una vez más que estaba vivo y que, por lo mismo, debía levantarse para aprovechar cada segundo que tenía por delante.

Las mañanas eran para reflexionar, para recordarse lo importante que era no rendirse.

Tal vez era por eso que cuando Taehyung era niño, su parte favorita del día eran las mañanas.

Las mañanas en época de clases significaban levantarse en una especie de carrera para alistarse y poder llegar a la escuela antes de que ninguno de sus compañeros porque le gustaba sonreírles a todos a medida que entraban por la puerta del aula de clases. Significaban sentarse junto a su mejor amigo y pasarse notas secretas, eran pasar el receso jugueteando de un lado a otro con el resto de sus amigos, riendo demasiado alto, inventando planes estrafalarios y soñando muy, muy alto.

Las mañanas en época de vacaciones significaban que sus abuelos lo levantaban más temprano aún - incluso antes de que el sol saliese del todo para iluminar sus días - para que ayudase en las tareas de la granja: hacer el chocolate caliente junto a su abuela, limpiar el establo con su abuelo, cargar las cajas de heno y los pocos productos que cosechaban. Las mañanas eran el olor del pasto, de la tierra y también las manos callosas de sus abuelos.

Taehyung amaba la granja, tan sólo un poco menos de lo que amaba a sus abuelos.

Incluso años después, cuando sin duda ya no era un niño y su vida se veía encasillada en los enormes edificios de concreto y colores grises de la ciudad; Taehyung disfrutaba de las mañanas bajo el recuerdo vago de sus años de niñez, esos en los que no había que preocuparse por nada más que llegar temprano a la escuela o ayudar a su abuelo a arar bien la tierra.

Aquellos recuerdos, entremezclados con los rostros de quienes habían crecido a su lado, habían sido los que guiaron su camino a través de los años. El volver con sus abuelos a la granja de su infancia fue la razón por la que Taehyung eligió una carrera como lo era Ingeniería Agrónoma; el regresar a la ciudad que le vio crecer y convertirse en adulto era la razón por la que Taehyung se esmeraba día a día en ser un hombre del que todos a quienes amaba pudiesen estar orgullosos.

Incluso frente a todo lo que había tenido que sobreponerse, Taehyung nunca había desistido en los sueños que había ideado durante su adolescencia.

Su abuela había muerto antes de que Taehyung pudiese regresar y aquello magulló un poco su corazón, pero le hizo trabajar más duro para no dejar solo a su abuelo. Sus mejores amigos lo habían seguido hasta Seúl, afanados ellos por alcanzar sus propios sueños; pero él seguía teniendo una razón por la cual regresar, algo que lo ataría para siempre a su pequeña ciudad, a sus calles, a la granja y a cada recuerdo.

Esa era la manera en cómo vivía su vida, en la manera en que sentía que debía hacerlo.

Un día más para seguir aquí, para seguir tratando...

Una sonrisa nostálgica escapa de sus labios con ese pensamiento, el mismo de cada mañana desde hace muchos años, pero el mismo que lo obligaba a levantarse sin falta, sin importarle lo difícil que pueda ser el día o lo que tenga que hacer porque al final, sabe que todo son oportunidades que no debe desaprovechar, que no debe tirar a la basura todas las lágrimas y todo el esfuerzo que ha invertido.

Entonces intenta girarse de nuevo, sintiendo ahora que lo que antes era un leve dolor muscular se convierte en algo más, algo mucho más desgarrador. El dolor se extiende con fuerza, como tentáculos que aprietan todos los músculos de sus piernas, mientras que la parte superior de su cuerpo permanece adormecida, sin poder sentirla apenas.

Aquello no le gusta.

Mueve los dedos de su mano con esfuerzo, buscando apoyarse en el colchón para ejercer fuerza hacia arriba y poner su cuerpo en movimiento, pero el dolor le atraviesa como un rayo y Taehyung ahoga un gemido en su garganta a la vez que vuelve a intentarlo. Pero de nuevo, lo único que obtiene es un latigazo de dolor atravesarlo y tirarlo hacia abajo, incapaz de sobreponerse a él.

¿Qué es lo que está pasando? No recuerda haber tomado la noche anterior como para ser víctima de una resaca, nunca había dormido tan mal como para sentirse así y duda que fuese alguna de las comidas del día anterior porque, ciertamente, no le duele en absoluto el estómago. Y, aun así, Taehyung no puede moverse.

¿Era acaso un episodio de parálisis del sueño?

Había dejado de tener aquellos horribles y desesperantes episodios hace más de dos años, cuando aún vivía con Jimin. Eran, aun así, una posibilidad que no podía ni quería descartar y mientras trata de calmar la desesperación que parecía a punto de ahogarlo, Taehyung quiere convencerse de que sólo era una parálisis, que todo era un juego de su cerebro.

Pero, al mismo tiempo, sabe que sólo está engañándose, que la sensación es diferente.

La conmoción y angustia son similares, así como lo era el adormecimiento, sin embargo, nunca antes había sentido dolor durante un episodio de parálisis. Aquel dolor no se comparaba a nada que hubiese sentido antes, no de manera física, por lo menos. La piel de sus piernas empieza a arder, tanto como el calor se extiende por todo su cuerpo.

Siente que se sofoca, su garganta cerrándose y privándolo del aire.

Se lleva la mano derecha - pues la izquierda es incapaz de sentirla siquiera - con esfuerzo hacia el cuello, la tos le resulta inevitable mientras se dobla sobre sí mismo en la cama, el dolor se hace cada vez más y más insoportable a la vez que el calor se convierte en la terrible sensación de que su piel está siendo abrasada, ardiendo bajo un fuego inexistente, pero que Taehyung es capaz de sentir en carne viva.

Puede incluso olerlo.

Huele el fuego casi como la carne quemada de su pierna izquierda; un olor nauseabundo que le provoca arcadas, su garganta forzándose aún más debido a la tos seca que todavía lo aqueja y a la falta de aire que provoca que su pecho se infle, sus pulmones sobre exigiéndose para logar que un poco de oxígeno circule aún en su sangre.

Siente que su piel se desgarra en largas tiras chamuscadas, pero es incapaz de gritar.

El dolor le nubla la mente al igual que el olor; su pierna izquierda le envía latigazo tras latigazo de dolor por toda la espina dorsal, como si cada nervio en ese lado de su cuerpo se destrozara de golpe. Es incluso capaz de sentir un líquido caliente resbalando por la piel, su mente gritando que es sangre.

Su sangre.

Su mente es una mezcla de gritos, de fuego y dolor.

Su mente le dice que está muriendo, pero Taehyung se grita que todo es su imaginación.

Todo estará bien, Tae... Es una pesadilla, es una pesadilla...

Su cerebro no piensa lo mismo y le toma 25 segundos de tortura tomar la decisión de que no puede soportarlo más; ni el olor a quemado, ni la sensación de que su carne se deshace en el fuego, ni el dolor que recta por su espalda y se instala en su abdomen, como un gran agujero negro en donde el dolor comienza a adormecerse.

Su cerebro decide cuando él ya está casi en la inconciencia.

¿Esto es morir? ¿Esto es el fin?

Su mente dice que sí y todo se vuelve negro, empujándolo al vacío.

Vacío.

Todo es vacío y oscuro por un largo momento.

.- Abre los ojos, cariño, abre los ojos – la voz resuena desde muy lejos, como un eco en la distancia – Ya está todo bien, abre los ojos...

A medida que las palabras le llegan, se siente cada vez más cerca de la voz que sigue pidiéndole que abra los ojos, su tono es paciente y lleno de afecto. No es una voz que reconozca, pero le infunde calma luego de que lo único que hubiese en su cabeza fuese el pánico mezclado con la terrible verdad de que estaba muriendo.

Pero ahora la voz está ahí, llevándolo de regreso y eso quiere decir que está vivo.

.- Eso, Taehyung... abre los ojos.

Es cuando su nombre es mencionado que Taehyung es capaz de sentir su cuerpo de nuevo, la sensación de la tela acariciando su piel y del frío crispando sus nervios, siente una mano delgada y cálida envolver la suya a la vez que sus cabellos son acariciados. La luz envuelve todo cuando al fin abre los ojos, buscando desesperadamente la voz que le ha traído desde aquel abismo vacío y oscuro en el que se había sumergido.

La ve entonces.

Es una mujer mayor, tal vez no tanto como para ser considerada su abuela, pero Taehyung puede apostar que tiene más edad que su madre. Lleva el cabello oscuro salpicado en canas y peinado en lo que parece una cola alta. Un vestido amarillo con rosas rojas es lo que viste, entallando su figura menuda y pequeña que se encorva sobre él.

La piel de sus ojos está arrugada, pero no hace menos bello su rostro. Su piel es de un blanco impoluto, como si nunca se hubiese expuesto al sol y sus labios eran de un pálido rosado que la hacía lucir levemente enferma. Sus ojos, por el contrario, lucían despiertos y atentos a él, lo oscuro de su mirada vagando por todo su rostro, atenta a sus gestos.

Taehyung sabe que nunca la ha visto y, aun así, quiere soltarse a llorar al verla.

.- Muy bien, cariño – la mano que acaricia sus cabello baja entonces a su mejilla, donde le da una palmada delicada mientras la mujer le sonríe – Lo has hecho muy bien, Taehyung.

.- ¿C-cómo es q-que...?

La garganta le duele, cada palabra se arrastra fuera de sí como si fuesen lijas que arrancasen trozos de su interior. Se lleva la mano que la mujer no sostiene al cuello, notando que, a pesar del dolor al hablar, no hay nada más. Tampoco hay dolor en sus piernas ni siente el olor a carne quemada que le había mareado y provocado arcadas.

No hay resquicio alguno de la horrible experiencia que ha vivido.

Pero está seguro, sin saber cómo o por qué, de que eso fue real.

.- Ya todo está bien, ¿vale? – ella le ayuda a sentarse, sintiendo su cuerpo adormecido ligeramente y sus músculos tronar cuando apoya su espalda contra la blanca pared tras él, sus piernas cubiertas por sábanas del mismo tono – Eso, mantén la calma.

La voz de la mujer no pierde su tono paciente y afectuoso, sus manos siguen sosteniéndolo incluso cuando Taehyung sabe que ya puede sostenerse por sí mismo. No intenta volver a hablar, ahora más ocupado en descubrir en dónde está y cómo ha llegado a ese lugar, junto a la mujer de vestido de flores que no deja de sonreírle para infundirle calma.

La habitación es completamente blanca y sólo tiene espacio para un sencillo asiento de madera clara que descansa en una esquina, el lugar donde él permanece sentado y una puerta cerrada que, de no ser por las bisagras plateadas o el pomo del mismo tono plata, no habría notado. Baja los ojos entonces a sus piernas dobladas bajo las sábanas.

Está sentado en una camilla.

No luce como una camilla normal, pero Taehyung no duda de que es una. La sensación entera del lugar es similar a la de un hospital; tan lúgubre, silencioso y ausente como lo recuerda. Aquello aumenta la sensación de querer soltarse a llorar, pero le resulta demasiado incomprensible como para ceder a ello. ¿Por qué está ahí?

¿Había enfermado o se había herido de alguna forma?

Eso era imposible, no tenía ninguna herida a la vista y aunque vestía un camisón blanco, no llevaba conectado ninguna intravenosa y ni había rastro alguno de algún procedimiento médico sobre su cuerpo. Parecía como si se hubiese ido a dormir de esa forma y ahora, simplemente, se levantase.

.- ¿D-dónde estoy? – pronuncia con dificultad, el dolor es menor ahora, pero aun así debe tragar saliva - ¿Q-qué es este lugar? ¿C-cómo... llegué aquí?

La sonrisa de la mujer decae levemente, a la vez que retrocede, soltándole al fin: .- ¿Por qué no te vistes primero? Entonces te llevaré para que te expliquen todo.

Taehyung arquea las cejas, aún más confundido cuando ella toma del borde inferior de la cama, una pila de ropa finamente doblada. No la había notado antes, incluso cuando era obvio que desentonaba entre todo el blanco del lugar. Sabía, además, que aquel conjunto le pertenecía, podía reconocer las prendas sin mucho esfuerzo.

Era parte de su ropa favorita, prendas que en algún momento había atesorado muchísimo y que guardaban tanto valor sentimental que pocas veces se atrevía a usarlas para no dañarlas.

Un abrigo corto de color negro que llevaba en el lado derecho una rosa tejida en color blanco y rodeada por un círculo rojo, que había sido el último regalo de su abuela. También estaba ahí un suéter de cuello alto con líneas rojas y negras; que había sido la primera prenda que compró con su propio dinero. Los jeans negros con tirantes los conservaba desde su adolescencia y las Vans negras habían sido un regalo de Jimin en su anterior cumpleaños. Incluso sus bóxer de la suerte.

Todas prendas que apreciaba, sin embargo, su mano se estira es para tomar los cuatro accesorios que descansan sobre la pila de ropa: su primer par de aretes de color plata que conservaba de la adolescencia, un anillo que fue regalo de su padre, un brazalete dorado y adornado por una pequeña piedra azul que había comprado como un regalo para alguien más y que nunca entregó y...

No había visto esa cadena desde hace casi tres años, cuando decidió dejar de usarla definitivamente. Brillaba igual que en ese entonces y un poco menos que nueve años atrás, cuando se la puso por primera vez: plata forjada en un infinito incompleto.

.- Para siempre incompleto... - susurra para sí mismo.

La mujer se inclina hacia él: .- ¿Has dicho algo, cariño?

Niega sin decir nada, sabe que ella no va a explicarle lo que desea saber, así que se limita a recibir el resto de ropa y verla salir de la habitación, dándole privacidad para que se vista. Algo que hace sólo hasta varios minutos después, cuando toma fuerza suficiente para ponerse de pie y descubrir su piel de tono canela sin ningún tipo de marca en ella.

No hay nada anormal con su cuerpo y eso sólo lo confunde más.

.- ¿Estás listo, Taehyung? – la pregunta al otro lado de la puerta le sobresalta y sabe que la mujer está a punto de abrir la puerta para entrar.

.- ¡Dame cinco minutos!

Ella no responde y él se apresura a terminar de vestirse con rapidez, notando la cálida sensación de las telas cubriendo su cuerpo y alejando el frío del lugar. Cada prenda se ajusta a su cuerpo a la perfección, incluso aquellos viejos jeans que no usaba hace muchos años. Al final, cuando lo único que queda es colgarse la cadena; le resulta inevitable sentirse extraño.

Está vistiendo una mezcla extraña de sus recuerdos, momentos distintos de su vida representados en cada prenda y accesorio. Algunos felices y otros tristes; todos rastros de recuerdos que forjaron quien es y la manera en cómo vive. Su madre seguramente estaría encantada con ello, aunque no tanto con que su cabello fuese de color gris.

Sus ojos van entonces a la cadena, apretándola levemente en la palma de su mano antes de animarse a pasarla alrededor de su cuello, dejando que el dije golpee su pecho. Sabe que sí pudiese verse en un espejo, lloraría ante la imagen.

.- ¿Listo, cariño? – la mujer no le da opción al asomar su cabeza por la puerta, la misma que abre con un sonrisa para que salga definitivamente – Te están esperando, vamos.

Quiere preguntarle quién lo está esperando, pero sabe – de nuevo – que ella no va contestarle eso. Así que se limita a salir de la blanca habitación a un pasillo igual de blanco, pero mucho más cálido. Hay voces que van de un lado a otro, risas que se propagan por todo el lugar y que lo llenan de vida.

Hay puertas cerradas a ambos lados del pasillo por el que comienzan a caminar, él siguiendo de cerca a la mujer de la que ni siquiera sabe el nombre. Ella no dice nada mientras avanzan, dejando que él gire su cabeza de un lado al otro, ve mujeres y hombres de muchas edades diferentes que pasan por su lado, hablando o en silencio como ellos.

Todos lucían tranquilos y ninguno llevaba el uniforme de un hospital o una bata de médico, sino que vestían ropas comunes, de colores distintos y texturas variadas, así que Taehyung sigue sin saber dónde está y más importante aún, por qué está ahí.

Unos minutos y varios pasillos más tarde, llegan a una pequeña sala adornada con plantas de colores vivos y varios sillones de color vino tinto. Luce acogedora aun cuando las paredes son del mismo blanco cegador y no hay ninguna ventana o decoración en ellas, como si lo único vivo ahí fuesen las flores.

.- Mantén la calma – le indica ella mientras lo dirige a una puerta lateral, mucho más grande y esta vez, de color caoba por completo – Aquí van a decirte todo lo que necesitas saber, así que cualquier pregunta hazla sin miedo, nuestro coordinador es muy amable, sobre todo con los recién llegados.

¿Recién llegado? ¿Acaso esperan que se quede mucho tiempo ahí? Taehyung necesita regresar a casa, tiene una reunión con su director de tesis - la misma que debe entregar muy pronto -, una mascota que recoger, un novio al cual mimar y muchas cosas más que ha dejado pendientes por estar ahí, un lugar que desconoce por completo.

Diablos, nunca había valorado tanto su aburrida y rutinaria vida.

.- ¿Puedes decirme por lo menos qué es este lugar? – ya no hay dolor al hablar y le resulta inevitable llevarse una mano al cuello, masajeando su garganta con agradecimiento.

Ella niega soltando una risa, luce mucho más jovial que la mayoría de mujeres mayores que Taehyung ha conocido en su vida: .- Ya te dije, él va a decírtelo todo.

Y con eso, ella se limita a abrir la puerta, empujándolo dentro antes de cerrar la puerta.

Es una habitación amplia, llena de color y luz.

Las paredes no son blancas sino de un color crema muy sutil y bonito, hay flores en los rincones y observa con asombro que hay revistas en el suelo, libros acumulados y también algunos discos de los que no reconoce bien la cubierta. En el centro hay un escritorio de color caoba como la puerta, un desorden igual al de la habitación sobre él y sentado al otro lado, un hombre con una sonrisa de cien millones de wons.

¿Acaso todos tenían la obligación de sonreír en ese lugar?

.- Bienvenido, Kim Taehyung.

El joven, quien luce sólo un poco más grande que él, se levanta y rodea el escritorio, mirándolo con ojos soñadores, unos curiosos hoyuelos saludando en sus pronunciadas mejillas. Viste igual o más colorido que la habitación; pantalones anchos de color negro, una amplia camiseta amarilla quemada y encima un saco gris con líneas verdes y rojas.

Luce realmente agradable, pero en lo único que piensa es en saber al fin, qué está pasando.

.- D-disculpa, no entiendo qué pasa aquí...

El de hoyuelos suspira, apagando su sonrisa: .- Mi nombre es Hoseok, Taehyung. Y soy un Jeoseung Saga.

Ah, claro.

Un Jeoseung Saga, cómo no lo pensó antes... es sólo un ángel de la muerte.

.- ¡¿Qué?!

Le resulta instintivo el retroceder cuando el joven que se ha presentado como Hoseok se endereza frente a él, es sólo un poco más alto y sigue luciendo igual de amigable que segundos atrás. Pero Taehyung puede ver la sombra oscura que se cierne sobre él de pronto, una especie de manto oscuro que le rodea.

Sus ojos viajan por todo el espacio, buscando algo con lo que protegerse. Lo que sea.

Pero sólo encuentra las revistas, libros y discos que ya ha visto; lo que provoca en él una ola de angustia que parece adormecerlo. Se siente de nuevo como en aquella pesadilla de minutos atrás, atrapado y sin poder hacer nada mientras su mente comienza a caer en el vacío.

Aquello tiene que ser una broma.

Alguna idea estúpida de Jimin o Yoongi, alguna travesura de sus compañeros de carrera o algo similar. Porque no puede ser en absoluto cierto que Taehyung esté hablando con un ángel de la muerte, con un mensajero encargado de llevarse las almas a quién sabe dónde. 

Y mucho menos puede ser cierto que Taehyung sea esa alma que pretende llevarse.

.- Necesito que te calmes – sacude la cabeza el otro – Te diría que respires, pero no sé si ya lo notaste, pero tus pulmones no funcionan. Ya no puedes respirar.

Hoseok le ve llevarse la mano al pecho sin decir ninguna palabra más, lo deja comprobar que su corazón no late y que sus pulmones no inflan su pecho al respirar. Taehyung se siente mareado, ¿cómo es posible que sienta que se asfixia sí al parecer ya no respira? Todo le da vueltas mientras retrocede un paso más, incapaz de siquiera gritar y quiere tanto poder gritar.

No hay latidos, no respiraciones. Es como si estuviese...

No, no, no... no puede ser.

.- Es difícil de entender, lo sé, Tae... ¿Te molesta si te llamo Tae? Me gusta más y no suena tan serio como si te llamara por todo tu nombre – Hoseok se recuesta en su escritorio, le mira con compasión como si aquella escena le fuese normal y es que, tal vez sí lo era – Voy a explicarte todo lo que debes saber, también te he asignado un guía espiritual para todo esto, será quien te acompañe y resuelva todas tus dudas para que puedas dar el paso.

Las lágrimas se acumulan en sus ojos, todo es demasiado complicado y Taehyung sigue sin creerlo, se niega a hacerlo.

.- ¿E-el paso?

.- El dejar atrás la vida – Hoseok se cruza de brazos, ahora sin mirarle – Nunca es fácil, pero es necesario. Estoy, estamos aquí para que sea un poco más sencillo, a quien te he asignado es uno de mis mejores guías y sabrá manejar tu dolor, él debe estar por... - se interrumpe cuando dos toques suenan tras la puerta - Oh, ha llegado, tan puntual como siempre.

La puerta rechina cuando se abre, la manera arrastrándose por el suelo. Hoseok vuelve a enderezarse al mismo tiempo que Taehyung, todavía inundado en lágrimas y dolor, se gira para encarar a quien sea que venga a burlarse de él ahora - espera, ilusamente, que sea Jimin gritando que todo es mentira -.

Voy a matar a Jimin por esto, voy a matarlo por tan estúpida idea.

Porque la broma ha llegado ya demasiado lejos.

Y acaba de ponerse peor.

Sus pulmones ya no respiran y su corazón ya no late, pero Taehyung jura que acaban de pararse en ese instante.  

.- Tae, él es...

.- J-Jeon Jungkook.

Porque ahí está la parte faltante de su infinito.  

Holi, holi...

¿Cómo están mis amores? ¿Todo bien?

Estoy tan encantada con esta historia y que conste que amo todas mis obras, pero en serio... me pican los dedos con esta. Así que no quería esperar más para traerles este capítulo, sobretodo porque es el introductorio a todo lo qué pasará. 

¿Ya se hacen una idea de qué va?

Creo que es bastante claro (por algo decía en el "Antes de leer" que era sobrenatural), además que... ¿se imaginaron que Jungkook iba a aparecer así

Muero por conocer sus opiniones, así que por favor... ¡Comentennnnn! Les prometo que si lo hacen, traeré el segundo capítulo para antes del próximo viernes... ¿Sí? ¿Quieren? ¿No? :'(

Aunque sí me gustaría que me cuenten sí sienten que fue muy pesado, largo o no entendieron algo. Me costó mucho escribirlo porque quería que fuese perfecto y aunque estoy contenta con el resultado, quisiera saber sí debo mejorarle algo. 

En todo caso, gracias por leer y apoyarme en estas cosas locas que emprendo. 

Les doy mucho amor. 

Bye...

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