Primera memoria.-

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Un columpio, un infinito y septiembre muriendo.

.- Tae, por favor, hijo. No puedes seguir de esta forma, mi amor. No es sano y no conseguirás nada más que seguir sintiendo dolor – ese es el discurso que su madre le ha dicho por las últimas semanas, sus manos frías tomando las suyas mientras los ojos preocupados de ella buscan su mirada, pero Taehyung no quiere verla.

Ni a ella ni a nadie.

Porque si fuese por él, Taehyung tan sólo se quedaría sentado junto a la ventana, con los ojos fijos en el exterior, ahí donde un columpio de rojo oxidado adornada el paisaje. Se quedaría para siempre viendo ese olvidado columpio que durante su infancia le dio tantas risas como duros golpes. ¿Cuándo se había vuelto tan mayor como para dejar de columpiarse?

¿Cuándo la vida se había vuelto tan rutinaria como para olvidar algo tan sencillo como eso?

.- Hijo, por favor... - repite ella, con voz llena de preocupación y sus manos apretando las suyas con fuerza.

.- Mamá, déjame solo... ¿no puedes entender que quiero estar solo, que no quiero salir?

Ni siquiera reconoce su voz. No es más que un tono ronco y roto, debido a que es la primera vez que habla en más de dos semanas. Su madre cambia su expresión a una sorprendida, pero no disminuye en nada la fuerza con la que apresa sus manos, como si de esa forma se asegurase que Taehyung no se le escapase más de lo que ya lo ha hecho.

Taehyung sabe que se ha perdido, que nadie ni nada puede encontrarlo.

¿Nadie puede entender eso? ¿Por qué su dolor no es respetado como el de Jimin o el de Yoongi? Porque ellos no fueron internados en el hospital, porque ellos no dejaron de hablar ni de salir; es lo que se responde a sí mismo mientras observa las manos de su madre sostener las suyas, ambos sentados en el borde de la cama de su habitación de toda la vida.

.- Por favor, mamá – habla de nuevo, con la voz rasposa y rota por la falta de uso, su garganta ardiéndole.

Ella no dice nada durante un largo rato, pero puede asegurar que sigue con sus ojos brillantes en tristeza y preocupación fijos en él, esperando y anhelando algo que Taehyung no puede darle en ese momento, que no sabe sí podrá darle alguna vez. Ella espera que se sacuda el dolor y levante la cabeza, que mire el calendario y no se olvide que la fecha de su ingreso a la universidad se acerca, que tome aire con fuerza y siga viviendo.

Pero Taehyung no quiere vivir más.

No quiere levantarse y mirar el calendario, no quiere darse cuenta que dentro de poco debe irse lejos de casa debido a la universidad, que su cumpleaños número 19 está a la vuelta de la esquina y que la vida sigue, que los días pasan y él ha sido el único que no ha conseguido aceptarlo. Taehyung sólo quiere quedarse sentado junto a la ventana, observando el columpio en el que él y Jungkook jugaron toda su infancia.

Porque Jungkook ya no está, no estará nunca más.

Y ese columpio, de rojo oxidado y rodeado de las hojas amarillentas que caen de los árboles por el final del otoño, es el recordatorio de la última vez que lo vio, de la última vez que escuchó su risa y fue testigo de su sonrisa. Taehyung quiere aferrarse a ello, ¿nadie puede entenderlo? Ellos quieren que él viva cuando ha perdido a alguien que era tan importante que terminó perdiéndose a sí mismo.

Ellos quieren que él viva, ninguno entiende que él está aprendiendo a vivir de nuevo.

Quiere poder aceptarlo, asumirlo y seguir adelante... pero sabe que nunca va a entenderlo.

.- Sólo... d-déjame solo, mamá.

No la ve, pero sabe que lo ha aceptado – por lo menos por ese momento – cuando sus manos sueltan las suyas con lentitud. Las yemas de sus dedos acarician el dorso de su mano antes de darle la vuelta, la mano delgada de su madre descansando algo en la palma de su mano. Taehyung sabe que es tan sólo sentirlo.

.- Me lo entregaron en el hospital, junto al resto de tus cosas – es lo que ella dice, alejándose al fin – No quiero un hijo que sonría como si la vida no le hubiese cambiado, quiero un hijo que es capaz de seguir viviendo incluso sí le han arrancado una parte de sí. Él va a estar siempre, Taehyung... llévalo contigo.

El dije brilla bajo la tenue luz de la tarde que cae y entra por la ventana. La mitad de un infinito que hasta hace sólo tres semanas, había estado completo. ¿Cómo todo puede cambiar en un segundo? Hace tres semanas estaba a mitad del otoño y finales del mes de septiembre, él alistaba todo para irse a la universidad a seguir sus sueños, con Jimin siguiendo sus pasos y Yoongi esperándolos en la capital. Jungkook iba a alcanzarlos sólo un año después.

Tres semanas... ¿por qué pasa tan rápido el tiempo?

No tenía respuesta. Tan sólo sabía que odiaría el mes septiembre por el resto de su vida.

Y que su infinito nunca más estaría completo.

Hola... 

¿Hay alguien por ahí? Espero que sí. 

He regresado con esta historia; había decidido tomarme un tiempo para no apresurarme con ella y creo que ya he tomado la distancia prudencial como para continuarla. Espero haya alguien interesado en ella, y sí es así, por favor díganme lo que opinan

Sólo a través de sus comentarios puedo saber sí les gusta o no. 

Por cierto, de paso les aclaro que: la historia está compuesta entre la línea de tiempo canónica y algunas memorias que son importantes para ir entendiendo las cosas. Lo que pasó con Taehyung y el por qué tiene asuntos pendientes. Éste recuerdo en particular, tiene que ver con el final del capítulo pasado... ¿qué opinan? 

En todo caso, muchas gracias. 

Nos leemos pronto.

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