Capítulo 6.-

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Hay ocasiones en las que la sombra del dolor nubla todo a su alrededor.

Tantos años e historias conocidas después, Jungkook sigue recostándose contra la pared, abrazándose a sí mismo en un intento vano de protegerse, de calmar siquiera en algo las lágrimas que resbalan por sus mejillas y que es incapaz de sentir. Las voces, las imágenes y la tristeza que lo abruman se vuelven infinitas, pozos negros sin fondo que amenazan con tragarlo de un bocado ante el más mínimo paso que se atreva a dar fuera de su habitación.

Jungkook hiperventila, incluso cuando sus pulmones no necesitan aire. Su cuerpo se sacude por los sollozos y las llagas cubiertas en sangre negruzca y seca se extienden por su piel mientras el tiempo se prolonga en sus sollozos, atrapándolo para siempre en las cadenas de las que nunca podrá escapar. Siente su ropa pesar por el agua helada de aquella última noche, los pinchazos de dolor adormeciéndolo y el llanto haciéndose cada vez más sofocante.

De golpe, sin notarlo producto del llanto, vuelve a ser ese Jungkook consumido por el odio, atormentado por el agua que inunda sus pulmones.

.- ¡¿Dónde está, Jungkook?! Se supone que debe guiarme, ¿no?

La voz proviene de afuera, al otro lado de la puerta de la habitación que ha ocupado desde el primer momento en que llegó. Jungkook la reconoce incluso aunque suena un poco más grave que en sus recuerdos difusos, es una voz que le provoca temblores, miedo. ¿Alguna vez pensó que Kim Taehyung causaría eso en él? Cuando sus sonrisas, sus abrazos... cuando habría dado el universo entero por cada una de sus miradas.

.- Escucha, Taehyung, no es un buen momento...

La voz de Hoseok suena conciliadora, con ese tono paternal que a Jungkook le provoca escozor en la piel porque sólo despierta malas memorias que prefiere mantener ocultas. Se lo imagina sonriendo para Taehyung, tratando de alejarlo de la puerta, de él.

Otra vez... otra vez lo alejan de mí.

.- ¿Nunca podré...?

.- Lo siento, Jungkook – la voz de Hoseok llega hasta el como un murmullo, su rostro aún escondido entre sus piernas para no dejar ver las lágrimas que se le escapan – No hay más para ti que esto...

El brillo de la pulsera resalta desde su muñeca, el dije que lo ata para siempre: .- Sí él llega... sí algún día cumplimos la promesa, ¿aun así...?

.- El tiempo cambia incluso el corazón más férreo de todos, Jungkook – la mano del ángel de la muerte acaricia sus cabellos con cariño – La promesa murió contigo.

Lo sabe, lo ha sabido desde que el dije volvió a colgar de su muñeca para que los recuerdos volviesen a él. Eso, sin embargo, no hace que el dolor desaparezca, que se haga un poco más soportable. En cambio, sólo le recuerda todo lo que perdió.

.- No... Tae... Tae... - su voz se quiebra en un sollozo más agudo, haciendo el esfuerzo de gatear hasta la puerta, queriendo llegar a él como no pudo años atrás.

Como nunca más podría.

Es el agua resbalando por su piel enfermiza la que se lo recuerda de golpe, sus oídos inundándose en maldiciones que una vez lo atormentaron, súplicas que nadie escuchó nunca y voces que le decían, que le ordenaban...

Yo me hice esto, yo... lo alejé de mí.

Solloza mientras se detiene, la puerta tan cerca y demasiado lejos a la vez de él. Jungkook lo recuerda todo, las voces lo traen de regreso. Se lleva entonces las manos hacia las orejas, tratando de dejar fuera de su cabeza las voces que hablan de esa noche, de él frente al barandal del puente, de sus manos apoyándose contra el frío metal antes de la caída. Quiere callarlas, quiere callarlos a todos de una vez por todas y para siempre.

.- No m-más...

.- ¡Jungkook, sal de ahí! – la voz de Taehyung arremete de nuevo, sus ojos captando en medio de la oscuridad el brillo de la pulsera que cuelga de su muñeca, el recordatorio permanente de todo lo que se acabó para él – ¡Tengo mi primera tarea!

Quiere que se calle, quiere que él y las voces desaparezcan.

Jungkook maldice, grita y desgarra su garganta: .- ¡LÁRGUENSE! ¡DÉJENME EN PAZ!

Arranca la pulsera de su muñeca ya grisácea, la piel se desgarra sin que brote sangre de ella mientras el metal choca con sus dedos. La enciende en llamas en la palma de su mano, sus ojos negros consumidos de dolor la ven arder ya secos de lágrimas. Segundos después, las cenizas vuelven a conformar la pulsera y atarla a su muñeca, una condena de la que nunca podría escapar.

Es entonces que su alma se fragmenta un poco más, evaporándose en la oscuridad.

El grito retumba en el pasillo, un rugido gutural que poco tiene de la voz de Kook y provoca que Taehyung desista por un momento de su intento de entrar en la habitación, sus brazos cayendo sin fuerza a su lado mientras sus ojos se entrecierran con confusión y algo parecido al miedo. Hoseok lo comprende, aún sin poder acostumbrarse al desgarro de dolor que hay en aquellos gritos después de tanto escucharlos.

.- Jungkook está indispuesto hoy – es lo que dice, esperando que esta vez Taehyung desista.

Hay silencio por un momento, Taehyung retrocediendo mientras infla su pecho en un intento frugal de tomar aire que no necesita. Sus pulmones se inflan, recordándole que ya no respira, que está muerto y con esa verdad, viene la convicción de lo que sea que suceda tras esa puerta, es algo que él puede soportar.

Indispuesto... en vida Jungkook jamás enfermó.

.- ¿Indispuesto? Jodida mentira, ustedes mismos dicen que eso no existe aquí – exclama cruzándose de brazos, es un intento de mantener la seguridad que no siente porque sabe que algo anda mal, que hay algo que se escapa a su comprensión – Debo cumplir mi primera tarea y él debe acompañarme.

Quiere creer que es suficiente, que utilizar la tarea de justificación convencerá al hombre de sonrisa tirante que le impide entrar. Piensa en Jungkook, su Jungkook, aquel que es escondía en su pecho cuando el mundo era demasiado y se calmaba tan sólo con unos cuantos mimos. Aquel Jungkook que llenó sus tardes de sonrisas risueñas y de planes que nunca consiguieron cumplir juntos. Taehyung no quiere ni permitirá que lo alejen una vez más.

Hoseok niega de nuevo, casi mirándolo con algo parecido a la lástima: .- Escucha Taehyung, almas como Jungkook no funcionan como las otras – trata de explicarle, sabiendo que no es fácil de entender para un alma nuevo algo que ni siquiera él comprende bien - Hay momentos... días, digámoslo así, en los que Jungkook no es más... Jungkook.

Hay algo en sus palabras, en la forma en cómo lo dice que provoca una sensación de vacío en la boca de su estómago. Y es extraño, es extraño sentir cosas que ya no debe sentir porque en realidad sólo son vagos recuerdos de que un día estuvo vivo. Sus recuerdos lo llevan de regreso a la noche en que Jungkook murió: Taehyung se había sentido así mientras se detenía en el porche de su casa, observando a Jungkook caminar por la calle, sus manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta y sus ojos brillando aún más producto de la luna.

Había querido detenerlo, sintiendo que algo andaba mal, en cambio, dejó que se marchara y lo perdió para siempre.

Hasta ahora... ahora lo ha recuperado, de alguna extraña y retorcida forma Jungkook y él se han reencontrado, aun cuando trató por años de olvidarlo, de enterrarlo en el rincón más apartado de sus memorias y seguir con una vida sin él. Aún con todo eso, Taehyung sabe que nunca podría darle la espalda, que nunca podría borrar el dolor de no haber hecho nada, la culpa de no salvarlo aquella noche.

Es por eso que empuja a Hoseok lejos de su camino, no necesita aplicar mucha fuerza porque lo toma por sorpresa y es tan rápido que el hombre ni tiene tiempo suficiente de detenerlo antes de que Taehyung abra la puerta de golpe, incapaz de pensar en algo más que no sea Jungkook necesitándolo. Su pequeño Kookie sufriendo. Lo que ve, por el contrario, es la imagen que nunca quiso ver: el agua que escurre hasta el suelo, las ropas rotas, las heridas, la sangre, la muerte.

Namjoon lo encuentra horas, minutos, quién sabe cuánto tiempo más tarde sentado en una de las tantas salas de estar del lugar, con la mirada perdida en las puntas de sus zapatos mientras su mente sigue reproduciendo la imagen de Jungkook en su mente. Por años batalló con aquellos recuerdos, con no haber visto su cuerpo y haber faltado a su funeral, demasiado inestable como para saber qué día u hora era.

La muerte de Jungkook había derrumbado todo lo que conocía, lo que sentía y revivir ese momento a través de su imagen, la forma en cómo su cuerpo había quedado tras su muerte, es simplemente abrumante y desconoce el cómo se siente, cómo debería de sentirse ante algo tan espeluznante. Tal vez es por eso que no nota que Namjoon se sienta a su lado y le tiende una malteada de chocolate, mirándolo con algo de empatía.

.- Es uno de esos días de Jungkook, ¿verdad?

Las palabras le sobresalta, girándose levemente para ver al hombre de gafas que le sonríe intentando darle fuerzas para algo que no sabe que necesita: .- ¿Son... normales?

.- En almas como él... no lo sé – es honesto, sabiendo que no tener las respuesta es complicado, pero no malo - Nunca antes había visto un alma que no se terminase por consumir cuando hay tanto odio en ella.

Odio, Taehyung se toma un momento para saborear la palabra en su boca. Jungkook nunca había sido alguien malo, siempre sonriendo para todos incluso desde la más absoluta timidez. Había dispuesto su mano siempre para ayudar a quién lo necesitase o se lo pidiese. Era sólo un niño convirtiéndose en adulto, cómo podía tener tanto odio.

Cómo Taehyung podría no haberlo visto nunca.

Bueno... nunca viste venir su suicidio, se lastima a sí mismo con el pensamiento.

.- Jungkook... ¿es un alma mala?

Namjoon niega, aun sosteniendo en alto la malteada y aumentando su sonrisa: .- Jungkook es la persona más buena que conozco. Es un guía extraordinario y desde que pudo, venía a sentarse junto a mí tan sólo para asegurarse de que las personas que quería estuviesen bien. Los veía caminar, comer helado... supongo que es lo que sucede cuando esperamos.

Siente un calor recorrer su cuerpo ante ello, pensando en la posibilidad de ser una de esas personas. ¿Jungkook lo veía? ¿Lo había visto a lo largo de esos años? Eso quería decir que sabía lo que había, cada una de esas cosas que hizo queriendo convencerse a sí mismo que no eran por el menor, pero que en el fondo no había otra razón.

.- ¿Esperar? – se atreve a preguntar entonces, esperando que Namjoon le diga algo más sobre a quiénes veía Kook, esperando que hable de él.

.- Quienes decidimos no transitar... – empieza a explicar, bajando al fin el vaso para mirarlo con seriedad - No lo hacemos porque esperamos a alguien, tal vez nunca llegue o, tal vez, como le paso a Kook, llegue demasiado tarde.

Taehyung resopla porque eso parece una acusación y un acertijo a la vez, lo que odia tanto como odia la imagen que ha visto, el grito que ha escuchado y la sensación de que lo ha vuelto a perder: .- ¿A qué mierda te refieres?

.- No creo que poder responderte eso – Namjoon tuerce el gesto, arrugando su nariz y provocando que sus gafas resbalen un poco - Puedo decirte que yo estoy esperando, no sé si algún día dejaré de hacerlo, así que entiendo lo qué es eso. Como sea, me encargaré de ser tu guía hoy.

No hay tono de pregunta en sus palabras y sabe que no vale la pena rebatir con eso, pero Taehyung no quiere rendirse con encontrar la verdad, mucho menos cuando esa verdad tiene que ver con Jungkook. Piensa en cada promesa, cada momento que vivieron juntos y en cómo habían construido tantos planes que ni siquiera podía enumerarlos sin olvidarse de alguno. Jungkook lo había sido todo, absolutamente todo para él.

.- No, no, dímelo – se cruza de brazos, más que molesto - Es obvio que hablas de mí, que Jungkook me esperaba a mí. ¡He tardado seis años! – lo suelta con rabia, la misma que piensa cada vez que piensa en esos seis años de silencio, de ausencia - Esa fue la cantidad de tiempo que viví sin él, ¿no es mejor a haberlo hecho hasta morir de anciano como esperaba?

.- Taehyung...

No va a ceder, no sí con eso puede aminorar la culpa que le carcome en el fondo y lo que sea que Jungkook cargue sobre sus hombres: .- Dímelo.

.- No sé cómo funciona – Namjoon se remueve incómodo en al asiento, indeciso de a dónde dirigir su mirada - Jungkook nunca... nunca ha querido explicarme, pero sé que, durante esos días, cuando se deja consumir es de forma literal.... Su alma desaparece un poco, Hoseok teme que algún día simplemente termine por convertirse en una sombra hasta desaparecer. Él... él se pierde un poco a sí mismo.

Ante esas palabras y esa realidad, toda su convicción se evapora, desinflándolo en su lugar y Taehyung comprende al fin cómo se siente.

Siente miedo, un miedo paralizante de enfrentarse al mismo momento de hace seis años, cuando su madre tocó la puerta de su habitación con lágrimas en los ojos y le contó lo que había sucedido. Siente miedo de volver a hundirse en la miseria del dolor, incapaz de disfrutar de un día soleado, incapaz de ignorar las lágrimas de otra persona por miedo a que le suceda la mismo. Había pasado seis años de su vida pagando una pena por no salvarlo.

Ahora tampoco podría hacerlo.

.- Pero... Kook no...

.- Jungkook no está bien ahora – Namjoon baja la mirada, como si fuese capaz de sentir lo mismo que él, la misma tristeza - No sé cuándo volverá a estarlo, en realidad. Pero tus tareas no deben esperar, yo te llevaré a ver a tu abuelo.

Hola, 

Ya quería volver con esta historia, sobre todo porque se vienen las tareas y con ellas iremos viendo retazos del pasado y pistas para resolver lo que realmente sucedió. Sin embargo, este capítulo es importante porque nos permite ver lo qué sucede con el alma de Jungkook y la condena que pesa sobre él. 

¿Creen que se puede romper o qué creen que pasará? Además, ¿qué creen que irá sucediendo a medida que las tareas vayan pasando?

En fin, agradezco me dejen sus opiniones, amo leerlos y amo profundamente esta historia. Ya la tengo toda pensada y bueno, quiero estar más prontito por aquí. 

Gracias por todo. 

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