Hoy volví a renacer del pequeño sueño en el que formábamos parte,
y puedo asegurar que fue tan real
así como mi corazón roto está.
Como si nunca más se pudiese sanar.
Como si nunca yo de ti,
me pudiese volver a enamorar.
Porque un diluvio hace un mes cayó
y no entiende de sentimientos ni de razón.

Sucumbimos en el deseo de vernos prohibidamente en una calle particular,
sin querer corriendo desenfrenadamente
caímos en desesperación
y yo en la ducha oí el teléfono sonar,
eras tú,
que me volvías a llamar.

El pasado tornaba oscuro y tentador
y lo abrazaste como si te aferrases a tu vida
o a la bonita cordura en la que la última vez solo pude ver tu reflejo
solo pude ver tu sombra
y ahí es cuando supe que estabas muerto.

Supe que me había enamorado de un fantasma y no me había dado cuenta,
de lo único que sentías
era puro remordimiento,
que gracias a él te pudiste salvar
y a mi me dejaste sin poder respirar
porque decidiste usar el salvavidas para salvar tu propia vida,
sin pensar en los demás
ahí fue cuando te fuiste y yo te di igual.