Introducción

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El pequeño Taehyun comenzaba a ser un problema.

No podía mantenerse quieto en un mismo lugar durante mucho tiempo, chillaba demasiado, sólo se detenía si Beomgyu estaba ahí, y para colmo, los peluches de Hueningkai ya habían sufrido demasiado.

Quizás él debió pensarlo mejor antes de verter la poción mágica que Soobin había preparado para Yeonjun en su té, pero en su defensa, él no creyó que aquella inocente e inofensiva broma fuese a convertir al malhumorado Taehyun en un tierno y pequeño niño de cuatro años con ojitos brillantes y mejillas regordetas.

En realidad, Hueningkai ni siquiera esperaba que aquello fuese a resultar, pues sus expectativas en cuanto a las habilidades mágicas de Soobin eran bastante bajas –por no decir nulas– por lo que al ver a un pequeño Taejyun aparecer en la sala principal luego de beber su té, se llevó una gran sorpresa, más aún cuando le escuchó llamarlo hyung.

Ese definitivamente no era el Taehyun que ellos conocían, y ahora alguien debía hacerse cargo.

El problema era que nadie quería hacerlo, pues el miedo de que llegase a recordar algo de lo sucedido antes del incidente e intentase buscar un culpable fue más grande, y ninguno quería ser odiado por Taehyun; mucho menos por uno tan pequeñito como lo era el actual, que con una mirada podía lograr que Beomgyu los echara a dormir al patio por su irresponsabilidad.

Pero eso no era todo. Ese Taehyun quería (mas bien ordenaba) que todos obedeciesen a cada cosa que él pedía, ya fuese un helado o un paseo por el parque al llegar la tarde, y Beomgyu no se hacía problema en cumplir cada uno de sus caprichos al pequeño niño. Él solía decir: "Huening, préstame tus peluches!" "¡Hagamos una fiesta del té!" "¡Una pijamada con Yeonjun hyung!" "¿Podemos cenar helado?" Y por supuesto, todos debían obedecer, de otro modo él haría una rabieta, y nadie a excepción de Beomgyu era capaz de calmarlo.

Ese mocoso estaba robando toda su atención, y él sólo quería recuperarla.

Estaba cansado. Realmente lo estaba.

—¡Hueningkai hyung!

Y allí estaba otra vez, siempre chillando con su tierna vocecita, resaltando el rosa en sus mejillas que tanto le hacía querer llenar toda su carita de besos por más que le molestase lo irritante que podía llegar a ser algunas veces.

—¿Puedo tomar prestados tus plumones? ¡Haré un dibujo para Beomgyu hyung! —Él continuó viendo la televisión, tratando de ignorarlo— ¿Por favorcito?

Bien, tal vez ignorarlo no era tan fácil como creyó.

Hueningkai simplemente asintió despreocupado, después de todo, no era su responsabilidad (que por supuesto que sí lo era), sin embargo; alguien más se haría cargo del pequeño Taehyun y él podría continuar con su vida tal como había estado haciendo hasta ahora.

Sólo debían encontrar algo que fuese capaz de traerlo de vuelta a la normalidad.

Pequeño Taehyun está de vuelta con una dedicatoria especial a soobmantic 💗

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