Cap 3: La necesitaba

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Un par de horas después de que el disco rojo del sol se alzara por el horizonte para posteriormente tomar su lugar como rey del firmamento.

Las camas de las gémelas se hicieron muy grandes para ellas y sus espaldas les empezaron a reclamar, por lo tanto salieron por las rústicas puertas de madera de sus habitaciones para encontrarse nuevamente en la cocina. Su departamento no era muy grande o lujoso pero lo podían costear perfectamente con sus ahorros previstos para su viaje a la Provincia.

Lucila fué la segunda que soltó su almohada pero decidida sonrio a la mañana aunque la sombra de insomnio morara debajo de sus ojos. En la cocina ya la esperaba su hermana que apenas terminaba de preparar el desayuno.

-Buenos dias- le dijo relajada Angelina terminando de quitar el saco de té negro de su taza.

-Buenos dias- le devolvió la recien llegada tomando con sus manos la taza caliente de café negro y agradeciendole con un asentimiento de cabeza.

-No pude dormir bien- reconoció primero la menor, siendo seguida por su gemela.

-Yo tampoco- bebió despacio la infusión amarga aunque no pudo evitar sacar la lengua por entre sus labios al quemarse. Algo que le saco una sonrisa a la joven enfrentada a ella.

-Deberiamos hablarlo, tal vez...- Comenzó Angelina pero siendo interrumpida por Lucila.

-Los problemas después del café-

-y cuándo te hice caso yo?- se burló la menor Caravajal.

-Nunca... pero debía intentarlo- se sentó en una de la sillas de metal que ladeaba la mesa para comer, invitaldola a su hermana a seguirla.

-Qué hacemos?-

-Podriamos ignorar todo y seguir, como si nunca hubiera pasado- habló la de la melena rebelde.

-Podríamos? Tu crees?-

-No somos nadie ni para el caso, ni para los detectives, ni mucho menos para la familia de Alice Bristton-

-Por eso jamás se la verian venir- bebió su té Angelina. Al oir el sonoro respiro que profirio su gemela.

- Por qué deberiamos interferir?-

-Qué no es lo que te mueres por hacer? Vamos Lucy, sabes que no podemos quedarnos sin hacer nada- la tomo del hombro con suavidad.

-Seriamos inutiles- desvió la mirada con tristeza.

-Hablas tu o la culpa en ti?- Un oleaje de rabia azotó a la mayor que levanto su tenso cuerpo en un instante para tirar su taza media vacia por el fregadero y salir a paso pesado por el ambiente, siendo detenida por la voz de su hermana.

-Lucy!- Musitó Angelina- sabes que no lo puedo hacer sin ti-

El silencio broto por el lugar. No se interrumpió cuando Lucila entro a su habitación, no lo hizo cuando salio vestida y seria del departamento, ni mucho menos cuando una solitaria lágrima se escapó y descendió por la mejilla de la menor.

Pasaron los minutos, la media hora y ya después de cuatro horas, Angelina tambien salió de su departamento. Caminó por las veredas rotas, choco contra mas transeuntes, casi resbaló por un adoquin suelto y aunque sus pensamientos estuvieran algo turbados llego hasta la puerta de la biblioteca. Para su sorpresa estaba abierta.

Al entrar no había casi nadie, ya que parecia que los santos pintados detalladamente sobre el techo lloraban con angustia.

Un escalofrío surcó la columna de la muchacha pero ello no dejo que la detuviera hasta quedar frente a frente con la cinta blanca y amarilla de la policia, apenas vislumbrando un manchón de sangre seca en la desgastada alfombra gris.

Observando con cautela sus flancos y notando que estaba completamente sola en el piso, agacho su cabeza y paso por debajo de la debil barrera de plástico. Tuvo cuidado de no tocar nada, mucho menos que la zuela de sus zapatos siquiera rozara la escarlata evidencia.

Angelina con pasos silenciosos miro cada detalle desde el punto de vista de la víctima levantando su brazo a la altura de su pecho, para medir la trayectoria de la bala mentalmente siempre dando a el mismo punto, el pequeño y sobresaliente agujero en el cristal de la ventana. Lo que le atrajo como un imán, caminando despacio en un andar hipnótico hasta que las llemas de sus dedos acariciaron el filo de lo roto.

El bosque de sus ojos encojidos se entrometio por la cerradura de su presente misterio, para grabar la ventana de la que había salido el agudo disparo. Esta estaba cerrada pero los trozos de tela de la cortina sobresalian apretados por la perciana.

-Bastante rápido- susurró para si misma.

Tan ensimismada en sus pensamientos estaba que ni siquiera percibió cuando una silueta nublosa se poso detrás de ella acompañada de su propia sombra que lo seguia fielmente como una capa de misterio.

-Me parece que esta prohibido estar aquí- dijo la voz ronca y masculina. Angelina se sobresalto como un resorte comprimido y volteó para ver el origen del comentario.

Un muchacho yacia parado frente a ella con la mejor expresión de curiosidad que podia formar su rostro. Algo que contrastaba con sus ojos azules y el flequillo largo que se colaba con insistecia por su frente. La sonrisa socarrona que le regalo era bastante diferente a lo que estaba ella acostumbrada pero sus ropas simples y cabello marrón oscuro le daba un sentimiento familiar.

-Lo lamento, no sabía- se encojio de hombros la joven.

-Aja, qué te hizo pensar que estaba abierto? la cinta de seguridad o la mancha de sangre en el suelo- se burlaba de ella, pero no estaba dispuesta a abandonar su papel de "niña inocente"

-No vi nada, solo buscaba unos de los libros de poesia de la sección privada-

-Es una buena excusa-

-Disculpe pero lo conozco?- algo en su presencia se le hacia ligeramente familiar, aunque le hablara como una mentirosa, eso le enojaba.

-Muchos creen conocerme pero nadie lo hace realmente- le sonrió desviando la mirada celestial. Definitivamente algo no cuadraba en el, actualmente casi nadie responderia asi a un extraño.

-Bueno entonces yo... supongo que me voy...- planeó su escape la muchacha con agilidad.

-Yo a ti si te conozco chica misteriosa, te vi en you tube, creo- eso la frenó.

-Lo dudo-

-No asististe a la muerta?-

-No- le devolvió seca.

-si-

-Si estas tan seguro por qué preguntas?-

-Porque me gusta tener la razón- solto tranquilo.

-No era yo- le sonrió Angelina, desapareciendo entre los estantes con velocidad, y por la biblioteca aun más rápido. Sin voltear a ver la sonrisa torcida que dejo detrás de ella, justo en los labios de quien la habia sorprendido.

Su día se paso entre las calles de la ciudad, apenas comío una hamburguesa y solo se dedicó a caminar por los angostos pasillos entre los barrios y las plazas verdes con basura, ¿Cómo había escapado el asesino? No entendia, pero la idea se habia implantado en su cabeza con firmeza, lo descubriria, todos sabian que era muy terca.

A fin de cuentas, Alice Bristton necesitaba justicia, y aunque a ella no le correspondiera por orden de la sociedad humana, su propia moral le gritaba degarradoramente que lo hiciera. Angelina Caravajal era astuta y pensaba las cosas siempre de manera fria y calculadora, todo lo contrario a su hermana Lucila que podia meterse en la piel de cualquier persona y hablarle con el corazón como una conciencia paralela a la realidad subyacente de su propia identidad.

Por eso la necesitaba tanto, ambas eran escenciales la una para la otra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro