Cap 6: Cofre.

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Al entrar al monoambiente del edificio que daba hacia la ventana de la biblioteca las hermanas enmudecieron, en sus manos temblaban unos cuchillitos de cocina y la linterna del celular con media bateria.

La luz bañó rapido muchos detalles de la habitación, como un escritorio pegado a la pared, cuadros de lineas rectas, un ropero de algarrobo chico, una cama tendida y una silla de metal tan helada que cualquier ser humano tiritaria de frio al sentarse. Con un suspiro de alivio también descubrieron que ningun asesino francotirador brillaba bajo el pequeño reflector.

-No hay moros en la costa- susurró Lucila mientras ambas guardaban sus inocentes cubiertos entre sus ropas.

-Tu revisa en el ropero, yo veré si hay algún papel importante en el escritorio- Ordenó Angelina, acercandose a los cuatro cajones y revisandolos uno por uno.

En el primero: Nada.

En el segundo: Nada.

En el tercero: Nada

Y en el cuarto... nada tampoco.

-Aqui esta mas vacio que tu cerebro Lucy- Su hermana le respondió mostrandole el dedo corazón.

Asi que esta vez le prestó más atención al contenido sobre el escritorio. Para su impresión todo estaba acomodado a la perfección, desde la planta seca hasta la lapicera derecha luego desde el block de notas alineado con un paquete de pañuelitos húmedos hasta una hoja blanca trasparente que seguramente en otro momento tuvo algún cuaderno encima.

Todo estaba muy limpio y la cama demaciado pulcra. Del lugar el unico calor que se emanaba era del cuerpo de las gemelas. Se enfrentó a las ventanas y miró impasible las cortinas oscuras. Las que revoloteaban con la lluvia y sus sueños.

-Esto es muy extraño, no hay...- Bajó la vista viendo un rayón en el suelo y un manchón semi negro cerca de la misma zona-...nada?- Alcanzo a sacar una foto.

-Angi mirá- la llamó su hermana mostrandole entre las camisas palidas y bien dobladas una caja de metal del tamaño de una mano abierta. Sobre la tapa estaban dos letras "H" y "R".

-Parece importante- Comentó Lucila intentando mirar a travéz de la rendija por la que se debia meter una llave pequeña para poder abrir el cofresito.

-No lo suficiente para dejarlo aqui-

-Pudo olvidarselo, a demás, ¿Qué significaran esas letras?-

-Puede ser un nombre o apellido, dudo que sean las iniciales del asesino-

-No logro ver nada- Tironeó la tapa- Y esta bien cerrada- Se acercó a la pared con la caja en mano- Lo arrojaré - Segundos antes de que se produciera el impacto Angelina la agarró rápido.

-Quieeta, esta es nuestra única pista por el momento, no podemos romperla-

-No la iba a romper, solo la abriria más deprisa, mujer de poca fe- Hizo puchero.

Angelina se volvio a acercar al escritorio, ignorando las bufonadas de su hermana y arrancó uno a uno los cajones de madera, volteandolos a sus ojos.

-¿Qué estas haciendo ahora?-

-Lo ví en una de tus películas...-

-Cuál?-

-Esa que insististe en ver mucho y a los cinco minutos te quedaste dormida- Lucila se encogió de hombros y silbó evitando el reclamo.

Cuando Angelina volteó el tercer cajón este tenía pegado una llavesita de metal justo en la esquina, si no la hubiera estado buscando, facilmente pasaba imperseptible.

-La tengo- Un crujido resonó en la habitación proveniente de la puerta de entrada, alguien estaba abriendo la cerradura para entrar. El papel más blanco no se comparaba con la palidez del rostro de ambas.

A las corridas colocaron todo en su lugar y como pudieron se achataron hasta deslizarse por de bajo de la cama. La puerta se abrio en un ensordecedor chirrido y las hermanas se taparon la boca para que aquella respiración acelerada que soplaba en sus oidos como un tornado no se notara en el cuarto.

Unas pesadas botas se incrustaron en los ceramicos del suelo blanco y hasta tragar se les dificultó. Caminó en circulos varias veces por el lugar, repitiendo los mismos sonidos una y otra vez, repitiendo las mismas acciones una y otra vez.

Las Caravajal juraban que se les paró el corazón cuando al portador de aquellas pesadas botas se le cayó una menta al suelo, un resoplido de hastio se escucho a advertencia, y, frente a ellas se materializaron unos dedos largos y masculinos.

El "tic" de la menta cayendo al tacho de basura que ladeaba el escritorio fue el último susto hasta que la puerta se volvió a cerrar detrás del portador de las botas misterioso.

-¡Tenemos que salir de aqui ya!- Susurro espantada Lucila, la menor la tomó del brazo aún escondida bajo la cama.

-Espera, aún puede seguir afuera- la mayor tembló considerablemente y asi esperaron una hora hasta salir del cuarto con la llavesita en el bolsillo, el cofre entre las camperas y una camisa pulcra con la etiqueta de la lavanderia intacta.

Apenas salieron del edificio con la sonrisa más parecida a una mueca de horror que a una expresión de perfecta alegria.

Abigail de la administración pensó que habian descubierto algo que tal vez no estaban preparadas para ver todavía.

Mientras tanto, el detective Lavour junto a su compañera Robledo, recibieron la identificación que arrojaría algo de luz sobre el caso. Nuñez les traía la ficha del último occiso de la corporación Plus.

"David Renzo Saldán"

-¿Por qué sonries asi?- Preguntó Robledo limpiando sus anteojos con su blusa arrugada azul.

-Saldán tiene una relación con la victima de la biblioteca, es el hermano de su madre-

-¿Dices que David Saldán es el tio de Alice Bristton?- Su acompañero asintio- Increible-

-Entonces, puede que haya una relacion entre la segunda victima con el asesino, tal vez es una...-

-Venganza- completo la mujer.

-Exacto-

-Pero que tan seguro puedes estar de eso?-

-Qué quieres decir?- La miro ceñudo.

-Todos a los que entrevistamos en su ambito concordaron con los rumores, Saldán era un pez gordo, amaba apostar y el dinero. Cualquier sensato podria decirte que contrajo una deuda pesada y quisieron que pague con sangre, de por si caería Bristton como amenaza-

-Tienes razón, tal vez nuestro "Francotirador" no es más que un mercenario a sueldo-

-No estas seguro, verdad?- Adivinó Robledo.

-Tengo mis dudas, no crees que seria demasiado facil?- Ella solo se encogio de hombros.

-Ya ni lo se, no veo un hilo de seguir, alguien a quien poner el cartel de sospechoso o una misera  huella en el suelo, no hay nada- Ambos suspiraron cansados.

-Ve a descansar...- Le dijo el detective a su compañera amablemente.

-No discutire, tu qué haras?- La expresión sombria de Lavour no le pinto nada bueno.

-Buscaré esa miserable huella en en suelo-

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Nota de Autora:

Nuevo capitulo! Si! Hace mucho que no actualizo esta historia y merecia un mimito la verdad. espero que les haya gustado como va por ahora, los quiero mucho y cuidense! Bye.


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