🌙: Luna menguante.

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Yoongi se encontraba en el jardín trasero que pertenecía a la cabaña de su familia, toda la mañana la pasó ocupado con los centinelas creando nuevas barreras que marcaran el territorio de su manada, el invierno estaba comenzando y con tanta nieve presente las cercas solían perderse, es por ello que debían prepararse con antelación.

Logró tener un respiro pocos minutos antes que el sol anunciara el atardecer, desde ese momento decidió pasar un momento a solas en el jardín y así poner sus ideas en orden. Muchas cosas estaban cambiando, su padre se encargó de dejárselo claro al darle más responsabilidades; por supuesto que Yoongi no se quejaba, él siempre tuvo la disposición de ayudar a su gente, pero eso no quitaba que el cambio se le haya hecho un poco difícil de digerir.

Sus ojos miraron más allá en las profundidades del bosque, un suspiro escapó de sus labios cuando su mente evocó recuerdos de aquella noche donde había sucedido el cambio de fases, reviviendo ese sentimiento extraño que le hizo emocionar y al mismo tiempo sentir miedo.

Intentó hablar con su padre, pero no hubo mucho que el mayor pudiera hacer por él. Las preocupaciones del líder eran más asunto de la manada y no pensamientos extraños que llegaban a solidificarse hasta transformarse en sueños brumosos que llegaban hasta donde Yoongi estuviese durmiendo.

Estaba muy confundido, y muy a su pesar sabía que sería difícil encontrar a alguien que le explicara lo que estaba sucediendo, que le ayudara a comprender la complejidad de sus sentimientos.

Sin embargo, siempre había una opción y esa era visitar a la bruja del bosque, sólo ella podría darle algunas respuestas, pero el camino era largo y riesgoso, motivo suficiente para que Yoongi no lo intentara a sabiendas de que sería descubierto por cualquier miembro de la manada.

Los segundos formaron los minutos que compusieron las horas en las que estuvo sumergido en su mente y oculto en el jardín. Casi en el ocaso pudo escuchar gritos y sonidos agitados de algunos lobos, despertando la curiosidad en el próximo líder.

Las puertas de madera fueron abiertas de un golpe llegando a asustarle, Yoongi miró en dirección de la entrada y soltó un pequeño suspiro al descubrir a su padre en ella.

—Vamos —fue todo lo que el mayor dijo.

Yoongi frunció el ceño en una mueca de confusión, pero obedeció la orden y en silencio siguió al mayor a través de la gran cabaña.

—¿Qué está pasando? —preguntó, había mucho movimiento en el interior de la casa.

—Encontramos a un forastero —informó el líder a su hijo, quien soltó un sonido de sorpresa—. No parece que sea de una manada cercana, es... diferente.

Los pasos de Yoongi adquirieron rapidez. —¿En qué sentido es diferente?

—Será mejor que lo veas —respondió su padre, dándole una mirada de reojo—. He decidido que serás tú el encargado de cuidarlo mientras se recupera para que pueda explicarnos que hace en nuestros terrenos.

El menor asintió en silencio a la orden de su padre, ambos caminaron por algunos pasillos más y finalmente subieron al último piso donde estaba una habitación aislada de las demás, pero perfectamente condicionada.

Ingresaron al lugar y lo primero que captó la atención del sucesor era al joven que yacía tendido en la cama. De cabellos negros y piel delicada, tenía los ojos firmemente cerrados y lucía un sonrojo que a juzgar por el paño en su frente dedujo que era debido a fiebre, miró con curiosidad sus ropajes, telas blancas que parecían ser finas y con diseños extraños en ellas, siendo un completo misterio a sus ojos.

Ahora comprendía a su padre cuando le dijo que era una persona extraña.

—¿La manada sabe de su presencia? —preguntó en voz baja, como si no quisiera importunar al joven dormido.

—No —respondió el líder con un suspiro—. Sólo el médico, tú y yo.

Yoongi asintió y caminó unos pasos más hasta que estuvo al lado de la cama, desde esa distancia pudo apreciar con mayor claridad las facciones del joven, despertando aún más su curiosidad al ver algo refulgir bajo el paño que cubría la frente del forastero.

—¿Qué es? —preguntó al médico, quien lucía bastante nervioso.

El beta que había estado luchando con la fiebre que estremecía el cuerpo del desconocido retiró la tela que le había puesto en la frente y que ahora estaba completamente seca por las altas temperaturas del contrario.

La respiración de Yoongi se detuvo por un tiempo prolongado, retomándola de a poco cuando sus pulmones dolieron.

Aquel joven era sin duda precioso, haciéndole parecer fuera de ese mundo, y aún más cuando pudo apreciar aquella media luna brillar en un fuerte plateado con destellos azules en la frente del chico.

—Es... es... —simplemente se había quedado sin palabras.

El médico de la manada suspiró, volvió a humedecer el paño y con manos temblorosas lo colocó en la frente del hombre dormido. Se levantó torpemente e hizo una pequeña mueca que no pasó desapercibida por padre e hijo.

—¿Hay algo mal? —inquirió el líder.

La respuesta que el beta dio fue algo que nunca esperaron ni imaginaron escuchar.

—No quiero asustarlos líderes, pero estoy casi seguro que se trata de un guardián lunar.

La noche que llegó fue inmediatamente iluminada por la sagrada luna que resplandecía en lo alto del cielo. Esa luz cálida y poderosa embriagaba a cada uno de los miembros de la manada, quienes con una sonrisa en sus rostros vivían un momento en familia, antes de finalmente irse a dormir.

Bajo el silencio de la noche estaba Yoongi, sentando en la única ventana de aquella alta habitación y mirando a la nada. Su padre le había dicho que se fuese a descansar a su alcoba, pero el pelinegro se negaba rotundamente a dejar a aquel joven solo.

Quizá despertaría y se asustaría al verse en un lugar desconocido y sin nadie a su alrededor, ese mero pensamiento inquietó al lobo de Yoongi, obligándole a permanecer en aquel lugar para velar sus sueños.

Hizo cálculos en su mente y se puso de pie para cambiar los paños que hace veinte minutos había puesto en el chico, tocó la piel contraria con cuidado e hizo una mueca al descubrir que seguía igual de caliente que el principio.

—Vas a estar bien —dijo con calma, queriendo transmitir apoyo aunque no estaba seguro que funcionara—. Sehun dijo que podrías ser un guardián lunar, pero no estoy seguro de ello —se removió en su asiento, mirando con preocupación la media luna que poco a poco iba perdiendo su brillo—, me preocupa ver que se está apagando, ¿hay algo mal?, ¿estoy haciendo algo incorrecto?

Se regañó mentalmente por hacer preguntas que en esos momentos no podían responderse. Obligándose a mantener su calma y concentración, Yoongi empapó la tela y nuevamente la colocó en la frente del contrario.

La habitación en la que estaban solamente contaba con la iluminación de una antorcha que estaba en la pared derecha, pero era lo suficiente para que el alfa pudiera ver los pequeños gestos que empezaban a aparecer en el rostro contrario.

Le miró arrugar la nariz y fruncir ambas cejas muy delicadamente, los labios gruesos temblaron levemente mas no se abrieron, permanecieron sellados sin emitir sonidos.

El pelinegro suspiró porque creía que por fin estaba despertando, pero sólo tuvieron que pasar algunos segundos para que el cuerpo tendido en la cama se quedase completamente quieto.

"¿Dónde estoy?"

Yoongi ahogó un grito cuando una voz masculina y delicada retumbó en lo profundo de su mente, por inercia miró hacia la cama y con asombro descubrió que la media luna que estaba dibujada en la frente del chico comenzaba a brillar con más fuerza, la suficiente como para poder ser vista a través de la tela del paño.

"¿Dónde estoy?"

Nuevamente ahí estaba, el alfa no comprendía lo que estaba ocurriendo, y mucho menos tenía una idea de lo que podría hacer en ese caso.

<<Estoy volviéndome loco>> pensó con una mueca.

Sin embargo, algo extraordinario ocurrió.

"¿Hola?, ¿hay alguien ahí?"

Yoongi jadeó en completa sorpresa, ¿esa voz había escuchado sus pensamientos? Apretó sus manos en un acto nervioso, y para aclarar un poco sus dudas decidió poner su teoría a prueba.

Cerró los ojos y tomó respiraciones pausadas y profundas, trató de relajar su mente lo más que podía, mientras trataba de mantener la calma.

<<Hola>> frunció los labios, ese no era un buen inicio.

Sin embargo, obtuvo una respuesta inmediata.

"¿Quién eres?, ¿Sabes donde estoy? Me siento perdido".

El alfa se obligó a mantener los ojos cerrados, sus pensamientos siguiendo el sonido de aquella voz.

<<Primero debo saber quién eres>>

Un corto silencio, y luego la voz resonó alto y claro en su mente.

"Soy Park Jimin el guardián de la luna nueva visible".

Yoongi abrió los ojos de golpe, nuevamente miró hacia la cama y descubrió que el cuerpo tendido luchaba por abrir los ojos. Nuevamente se concentró y trató de ayudar.

<<Soy Min Yoongi, el próximo líder de la manada de lobos>>

El silencio que siguió fue tan prolongado que el alfa tuvo que abrir sus ojos, y cuando lo hizo quedó completamente congelado.

El joven que yacía en la cama tenía los ojos abiertos y le miraba con atención, brillantes orbes de un color grisáceo lo envolvían en una profundidad estremecedora que le causó escalofríos.

Yoongi miró aquellos labios regordetes separarse lo suficiente como para soltar dos únicas palabras, usando la misma voz que había llegado hasta su mente.

—Te conozco.




















Muchas gracias por leer esta pequeña historia.

Tita.🌙

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