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—No sé lo que hayas hecho, pero continúa así —dijo la profesora de literatura al entregarle el informe a Yoongi, mirándolo por encima de su hombro, no tenía el mismo porcentaje de un examen, pero le ayudaba a mantener su actual y pésimo promedio.

Yoongi tomó el informe en sus manos y giró el rostro hacia Jimin.

—Buen trabajo Jiminie. —La mujer le sonrió al pequeño y Yoongi alzó las cejas, haciendo lo posible por no reír ante el drástico cambio.

No le molestaba.

Jimin se había ganado el aprecio y cariño de los docentes gracias a su excelente desempeño y comportamiento dentro del salón de clases, no le sorprendía que fuese así.

Era el estudiante ideal.

Todo lo contrario a él.

—Felicidades —dijo Jimin, guardando sus pertenencias en la mochila al terminar la última clase del día, Yoongi lo miró por algunos segundos, pero no le dijo nada.

Al salir del salón, vio a Soonyoung con su grupo de amigos, los ignoró y caminó por el pasillo mientras se colocaba los audífonos.

De pronto se detuvo y miró hacia atrás.

Jimin caminaba lentamente, incómodo, acercándose cada vez más a la pared, bajando la cabeza con miedo de que Soonyoung lo molestase.

—¡Hey, chico rosa! —lo llamó Yoongi, el rostro de Jimin se iluminó con una brillante sonrisa y corrió hacia el pelinegro.

—¿Es tan difícil recordar mi nombre? —preguntó, apresurando el paso para ir junto a Yoongi, sus manos rodearon los tirantes de su mochila y estuvo a punto de tropezar al bajar los escalones de la entrada del instituto por estar mirando al mayor.

—Sí —respondió Yoongi, buscando su bicicleta.

Otra bicicleta de color rosa y blanco estaba a un lado de la suya, tenía una canastilla adelante donde Jimin llevaba la mochila y una campanilla que no utilizaba.

—Podrías decirme Minie, mis amigos de primaria me decían así, mis padres también lo hacen, pero cuando me regañan me dicen Park Jimin —habló el pequeño y Yoongi sacó la cadena de la bicicleta para tomar su manubrio y subirse en ella—. O Jiminie, como me dicen los profesores, es un apodo nuevo, pero me estoy acostumbrando a él, se me hace lind-

—¿Siempre eres tan hablador? —interrumpió el mayor.

—Es primera vez que me lo dicen —respondió el menor, dejando la mochila en la canasta, Yoongi miró su bicicleta y se inclinó hacia adelante para tocar la campanilla, pero no sonó—. Debo cambiarla.

Se quedaron en silencio y Yoongi lo miró a los ojos, intimidando a Jimin, se dio cuenta porque agrandó sus ojos y separó ligeramente sus delgados y rosados labios.

—En vacaciones me caí y dejó de funcionar —confesó el menor y Yoongi apretó sus labios para no sonreír ampliamente al imaginar la escena.

—Gracias por ayudarme con el informe —Dijo el mayor antes de comenzar a pedalear, alejándose de Jimin.

—De nada —musitó el menor.

Al llegar a casa, Yoongi fue hasta la cocina y por la ventana vio a su padre con Ailee en el patio trasero, ella estaba enseñándole con emoción la nueva flor en una de las macetas, le gustaba la jardinería y se esforzaba en cuidar el jardín y el patio trasero, su papá la miraba y escuchaba con atención sin importar que no entendiese nada, al final dejó un beso en la mejilla de ella y Ailee lo abrazó.

Se veían felices.

Yoongi dejó el informe con la calificación en la mesa y se fue a su habitación.

Nota:

Pregunta del capítulo: El favoritismo de los profesores me molesta mucho. ¿Es necesario tenerlo? Comprendo en parte, pero a veces llega a un gran extremos. Tampoco me gusta si yo soy la "favorita", aunque soy la favorita más en lo relacionado con números con letras, me va re mal esto último, jajajja.

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