thirty-one - stark & toomes

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chapter xxxi.
( homecoming )

oops, lo hice otra vez, olvidé la razón
por la que estaba perdiendo la cabeza
solo escribí esto para que pulsaras el
botón de rebobinar y enviaras un mensaje,
"era joven y una amenaza"
young & menace ─── fall out boy

al aire libre
4 de agosto, 2016
(punto de vista en tercera persona)

⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

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Peter se hunde más en el agua azul, sus pulmones comienzan a arder y su mente a sentirse borrosa. El paracaídas permanece envuelto alrededor de sus brazos y piernas, atrapándolo en su lugar y haciendo que el chico de quince años se dé cuenta de que se va a ahogar. Eso es hasta que dos manos con luces blancas lo sujetan de las axilas y lo sacan del agua.

Las piernas de Peter cuelgan debajo de él y, cuando su mente comienza a aclararse, escucha un extraño zumbido... casi como los repulsores de alguien. Sus ojos se abren debajo de su máscara y una sonrisa se retuerce en sus labios, volviéndose para mirar a Lisa mientras ella lo lleva hacia la tierra. Pero no es Lisa. No, sospecha que es un Stark completamente diferente quien lo está rescatando.

—¡Oh! —Peter mira torpemente el traje mejorado de Iron Man—. Oh... hola.

Está metido en problemas.

El traje lo coloca silenciosamente encima de uno de los columpios cercanos y el quinceañero comienza a escurrir su traje. Mientras trata de calentarse a sí mismo, Peter trata de describir la totalidad de lo que acaba de ocurrir al tratar de dejar de lado algunos detalles muy importantes, como cierta hermana muy parecida.

—Y entonces él se lanzó en picado como un monstruo, me cogió en el aire, me subió como unos trescientos metros y me soltó sin más —Iron Man solo lo mira y, temblando, Peter aplaude torpemente y encorva los hombros—. ¿Cómo me has encontrado? ¿Llevo un rastreador en el traje?

—Te he puesto de todo en el traje —Tony responde con indiferencia, moviendo una mano hacia adelante—. Incluido un calefactor.

—¡Whoa! —de repente, el calor irrumpe a través del material en la forma goteante de Peter, evaporando el agua y calentando su cuerpo tembloroso—. ¡Uf! Mucho mejor. Gracias.

Hay una breve pausa en la que el traje solo mira al chico con los ojos entrecerrados y Peter mira casualmente a su alrededor, haciendo varias cosas al intentar evitar la mirada dura de Stark mientras busca desesperadamente otra.

¿Tú qué te crees? —la voz de Tony de repente suena fuerte y seria; no enojado, solo preocupado.

Lanzando una mano, Peter se pone inmediatamente a la defensiva de las acciones que hizo con su hermana.

—¡El tío de las alas es el origen de las armas! ¡Tene... tengo que acabar con él!

—¿Acabar con él, huh? —Tony le devuelve la imitación, ignorando su desliz—. Tranqui, Rambo, hay gente que se encarga de esas cosas.

—¿Los Vengadores?

—¡No, no, no! —el traje extrañamente hace un gesto con la mano, señalando... algo que Peter no ve—. Eso está en una liga inferior.

—En fin —Peter lo saluda con desdén—. Señor Stark, que no tenía por qué venir hasta aquí, lo tenía controlado.

—Oh, no estoy... aquí.

La máscara de Iron Man se levanta para revelar que no hay nadie.

Tony Stark, con sus habituales gafas de sol, levanta la cabeza y se endereza desde la puerta de cemento en la que se ha apoyado. La música suena de fondo, el sol brilla y el aire es agradablemente cálido. Vestido con un traje blanco tradicional y una bufanda roja, Tony asiste a una especie de celebración al azar en la India. Decidió seguir el consejo de Lisa sobre encontrar algo que hacer y pedir ayuda, así que fue a una ciudad apartada de la India para tratar de recuperarse, refrescar y aclarar su mente, pero luego... Peter.

—Gracias a Dios que este sitio tiene Wi-Fi o ahora mismo estarías fiambre —un camarero se acerca para traerle la bebida que ordenó—. Y gracias a Ganesh, ya puestos —murmura en voz baja—. Salud.

Ganesh se aleja y Tony toma un sorbo de su bebida amarilla sin alcohol, de nuevo siguiendo el consejo de Lisa de mantenerse alejado del alcohol. La gente se arremolina alrededor, riendo y hablando mientras Stark se mueve a través de ellos.

Adoptando un tono duro y paternal, Tony intenta convencer al chico de quince años por la otra línea.

—Olvídate del tipo buitre volador, por favor.

—¡¿Por qué?! —Peter se queja, sin entender por qué Tony lo está reteniendo así.

¡¿Por qué?! —espeta Tony de vuelta, hinchando el pecho mientras otro adolescente lo desafía—. ¡Pues porque lo digo yo!

Tony mira hacia el espacio, al chico a quien puede ver a través de la cámara con sus lentes oscuros. Una mujer local rompe su ceño y le pone un collar de flores alrededor del cuello, haciéndolo suspirar y hacer un gesto de disculpa.

—Perdón, estoy hablando con un adolescente —él se disculpa y toma lo que se supone que debe ser un aliento profundo y relajante—. Dios, estos niños me van a matar...

Sacude la cabeza para volver a concentrarse en el chico que se prometió a sí mismo que mantendría a salvo. Por él y por ella ...

¡Mantén los pies en el suelo! Desarrolla tu destreza ayudando al pueblo, como esa señora que te compró el churro...

Peter aprieta los labios ante el traje de Iron Man vacío antes de fruncir más allá del agua.

Tony deja escapar otro suspiro, sintiendo mucho más estrés del que puede manejar en este momento. Hace una mueca de dolor por su brazo izquierdo, descansando su brazo y su bebida en una columna cercana.

—¿No puedes ser solo el amigo y vecino Spider-Man?

—¡Pero estoy preparado para mucho más! —la voz de Peter se vuelve alta al responder.

La máscara de Iron Man vuelve a bajar cuando Tony dice con severidad:

—No, no lo estás.

—¡No pensaba así cuando me enfrenté al Capitán América!

—Créeme, hijo. El Capi no quiso dejarte K.O. —Tony continúa cuidando al niño—. Escúchame. Si te topas con estas armas otra vez, llama a Happy.

De repente, un motor ruge y Peter hace una mueca de irritación.

—¿Está conduciendo?

—Y oye, nunca es tarde para pensar en la universidad. Tengo enchufe en el MIT. Ahí asistió ella —Tony se encoge de hombros con satisfacción antes de acelerar su auto y alejarse—. Cambio y corto.

—No, no necesito ir a... ¡Señor Stark!

FRIDAY interrumpe descuidadamente al niño.

—El señor Stark está desconectado.

El traje de Iron Man se voltea y navega hacia el cielo, dejando al chico sentado solo en el parque oscuro.

—Alucinante —murmura Peter sarcásticamente, hinchando las mejillas y saltando al suelo.

Con una pizca de pánico, comienza a correr por el parque para encontrar a Lisa, que con suerte está en algún lugar cercano y con vida. Se coloca la máscara sobre la cara rápidamente y gira en un par de círculos, recorriendo los árboles y los arbustos.

¡¿Lisa?! —medio susurra—. ¡Lisa!

No puede creerlo. Literalmente no puede creerlo. Tuvo una hermana durante dos meses. ¡Dos meses! ¡Apenas tuvo tiempo para conocerla, y luego sigue con lo suyo y la mata! Querido Dios, ¿y si nunca la encuentra? ¿Qué pasa si está en algún lugar, sangrando y llamándolo? ¿Qué le va a decir a May? ¿Qué le va a decir a Maria cuando crezca sin madre? Oh Dios, ¡¿qué le va a decir al señor Stark o incluso a su no-es-mi-novio, el señor Black Panther?! ¡Es literalmente el peor hermano del mundo! ¡El peor de la historia!

Con todo este pánico distrayéndolo, los pies de Peter se tropiezan y sus cejas marrones se doblan cuando mira hacia abajo y descubre que ha tropezado con el arma que los hombres dejaron caer la parte trasera de la camioneta; está rota y deformada con una extraña cosa púrpura brillante en su interior. Peter tararea para sí mismo, inclinándose y girando el arma con una expresión interesada.

Su distracción luego se detiene cuando un canto se reanuda y finalmente responde una llamada de Ned.

—Eh, tío, ¿qué pasa? Voy para allá.

—Te llamo para decirte que mejor no vengas —interrumpe Ned con una mueca—. Escucha —una colección de cánticos ásperos regresa por el altavoz, haciendo que la cara de Peter se caiga y Ned suspire—. Lo siento, Peter. Seguimos siendo unos pringados. Nos vemos mañana.

—Hasta mañana en el insti —responde Peter en voz baja, tratando de encogerse de hombros y volver a concentrarse en la cosa brillante.

—¡Peter! —una voz grita en la distancia, haciendo que el chico se enderece. Sus ojos se iluminan.

El alivio inunda su expresión y no tiene ningún problema en admitir que está feliz de que la hermana que conoce desde hace dos meses, no esté convertida en un panqueque humano.

—¡Lisa! —Peter mete la cosa brillante en su traje y salta ansiosamente, solo para mirar alrededor y fruncir—. Espera, ¿dónde estás?

—No te preocupes, estoy... ¡ouch! —grita la chica de veinte años en la distancia y Peter hace una mueca cuando oye que la rama de un árbol se rompe con fuerza—. Uf, ya... ya voy, espera.

Peter se queda de pie junto a un triciclo desechado antes de que Lisa salga del follaje con hojas pegadas en el pelo y suciedad en la cara. Tropieza con los arbustos que bordean el borde del bosque y se adentra en el claro, gimiendo y soltando un suspiro de cansancio.

—¡Lees! ¡Dios, sí! ¡Estás viva! —Peter vitorea con entusiasmo y corre hacia ella.

Justo cuando ella se endereza, Peter choca contra Lisa y la sorprende, envolviéndola con fuerza en un abrazo. La veinteañera se ríe un poco mientras los dos tropiezan y se balancean, el chico más joven, que es más alto, la mece un poco.

Lisa se aparta para mirarlo con los ojos muy abiertos, sacudiendo las ramitas rotas de su cabello.

—¿Estás bien?

Peter le da una mirada de incredulidad.

—¿Que si estoy bien? ¿Cómo estás tú? ¡Te patearon en la cara y caíste desde el cielo!

—Yo estoy bien —ella se frota la tierra de la mejilla, manchándose un poco de sangre—. Me desperté a unos seis metros del suelo. Mis propulsores me atraparon, pero no tuve un aterrizaje muy suave.

—¿Pero no estás gravemente mutilada o herida?

Lisa suelta una risa. A continuación, se estremece ante un dolor en sus costillas.

—No es serio, por suerte. ¡Pero tú estás empapado! ¿Qué te ha pasado?

Peter frunce los labios, odiando la sensación asquerosa en su pecho mientras le oculta la cosa brillante. Quiere contárselo a Lisa. En serio. Solo sabe que ella no reaccionará de la manera que él quiere.

Así que, no se lo dice.

♕♕♕

—Idiotas. Idiotas. ¡Idiotas! —grita Adrian Toomes enojado, parándose dentro de su almacén.

—¿Jefe? —Mason habla desde su mesa de trabajo, señalando el teléfono de Toomes—. Tu mujer no deja de mandarte mensajes. ¿Algo sobre de una luz de freno...?

Toomes le dirige una expresión de irritación.

—¿Qué te dije de mirar mi teléfono?

—Lo siento. Te lo dejaste fuera. Sabes que soy curioso por naturaleza —Mason dice esto como si fuera obvio, antes de que se vuelva un poco incómodo—. Ya he diseñado el sellador al vacío para grandes alturas... Por si quisieras ir a por el gordo.

—¿Aún sigues con eso? —Toomes lo mira con esa misma vieja y persistente incredulidad irritada, agitando su mano—. Ya os he dicho a ti y a Michael que no. La respuesta es no. Olvídalo.

Una camioneta averiada y golpeada interrumpe repentinamente su conversación, gritando en el almacén que la compañía Toomes ha convertido en su centro ilegal. Brice salta de la parte trasera ahora sin puerta, mareado y sonriendo como un idiota. Schultz y Michael lo siguen lentamente, con los ojos entrecerrados y las manos frías temblando de ira.

Michael necesita mantener la calma y la sensatez. No es inteligente cuando no es sensato. Lo repite en su cabeza como un mantra: 'estoy calmado, estoy calmado, estoy calmado, estoy calmado.' Pero no puede negar que siente un nudo en el estómago y un vuelco en la cabeza. Verla desencadenó todo. No estaba preparado para eso; no esperaba que ella apareciera de la nada con ese disfraz.

Casi lo arruina todo, justo cuando él casi termina de arruinarla.

Aún queda el plan. Tiene que ceñirse al plan. Pero sus manos están temblando, su pierna se retuerce, el aparato ortopédico en su espalda sigue zarandeando y, oh Dios, no quiere que ella lo haga sentir así.

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Brice no parece darse cuenta de que todos los demás lo miran mal cuando dice sin cuidado:

—Tíos, ha sido brutal.

—¿Cuántas veces te he dicho que no dispares en público? —Toomes cruza rápidamente el almacén, poniendo las manos en los costados.

—Tú dijiste 'moved la mercancía.'

—Sin que os detecten. ¡Sin que os detecten! —enuncia Toomes en voz alta—. ¡Así es como sobrevivimos! Si traéis aquí a Control de Daños o a los Vengadores, estamos acabados. Y tú vas por ahí con la chorrada esa incendiando coches ¡y haciéndote llamar el Conmocionador! —imita su ridículo título en voz baja—. Soy el Conmocionador del mundo. ¿Es que me conmocionas?

—Lo que tú digas, viejo —Brice se burla y trata de moverse, solo para encontrarse cara a cara con Michael.

El hombre de piel más oscura se para en su listón, el temblor furioso en sus manos se hace más fuerte.

Brice mira al hombre con los ojos entrecerrados, inclinando la cabeza hacia atrás en tono de burla.

—Si tienes un problema, guapito, será mejor que hagas algo al respecto o te largues.

Oh, las cosas que Michael podría hacerle...

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Estoy calmado.

Aún así, la esquina del labio de Michael se contrae y asiente un poco, retrocediendo y dándole su espacio.

El otro hombre se burla arrogantemente mientras Toomes todavía trata de manejar la situación.

—Oye, ya sé que a ti todo te importa un carajo. Pero a mí no. Construí todo esto porque tengo gente de la que ocuparme.

Michael puede sentir un dolor estallar a través de la abrazadera espinal eléctrica conectada a su carne, disparándose por su pierna mala, y luego su labio una vez sonriente se tuerce en una mueca apenas visible.

—Ya, ya, ya —Brice se burla en respuesta, moviendo descuidadamente la cabeza hacia adelante.

Toomes lo mira fijamente durante un rato, con la boca abierta. Estrecha los ojos.

—¿Sabes qué? No puedo permitirme bobadas —asiente hacia la puerta—. Lárgate.

—¿Qué?

—Quedas fuera del equipo —escupe Toomes sin perdón.

Michael puede sentir que sus dientes comienzan a mostrarse lentamente, rompiendo sus labios en algo que tal vez pueda considerarse alegría.

—Estupendo. Muy bien —Brice traga saliva y asiente con la cabeza—. Me largo, pero a ver que puedes permitirte con todo lo que sé.

Los ojos de Michael se entrecierran e inclina la cabeza hacia el hombre.

—¿Quieres repetirlo, Brice?

—Solo digo —el idiota se gira para señalarlo— que a lo mejor a tu mujercita le gustaría saber quién eres realmente... ¿eh?

Se siente como si todo el aire hubiera sido aspirado del cuarto oscuro.

Michael puede sentir que el temblor sube desde sus manos hasta su pecho. Oh sí, el temblor se apodera de él, pero no es por miedo. No, no, es de rabia. Su eterna rabia que lo consume todo.

Lisa Stark no es su esposa. Realmente no. No seriamente. Eso no cuenta de ninguna manera. Era solo parte del juego. Ya no estará atado a nadie, menos a ella.

—¿Sabes que?

—¿Qué? —Brice mira a Toomes con los ojos entrecerrados—. Vas a intervenir, porque tu hijito no puede cuidar de sí mismo. Ni de nadie más —Brice asiente con la cabeza hacia la pierna de Michael que solo mejora gracias a la máquina conectada a su columna—. Claramente.

Y Michael simplemente se rompe.

Muestra sus dientes blancos como perlas y da un paso hacia él, con las manos aún temblando de ira. Solo se detiene cuando su padre levanta una mano, manteniéndolo en su lugar antes de que Toomes apriete los labios y asiente a Brice.

—Tienes razón —señala un arma grande en la mesa de Mason—. ¿Esto anda?

—No lo sé.

—No podemos permitirnos eso —Toomes toma el arma y la dirige hacia el hombre.

Pero antes de que pueda disparar, Michael, sabiendo muy bien lo que hace esta arma en particular, la arrebata de las manos de Toomes. Luego se gira y, con una expresión fría y en blanco, apunta y dispara directamente a Brice. El hombre deja escapar un grito de terror antes de que su cuerpo se convierta por completo en hollín ennegrecido y se desmorone hasta la nada en el suelo, todavía ligeramente crujiente contra el cemento.

Es...

Es la satisfacción que siente Michael.

Deja que el arma se balancee hacia su costado, sintiendo que el dolor en su pierna mala retrocede y que el entumecimiento dentro de él regresa. Ah, sí, todo ha vuelto a la normalidad, a la forma en que debería ser.

Schultz rápidamente da un paso atrás, mirando el hollín.

—Joder.

—Mike... —Toomes mira a su hijo con ojos preocupados y entrecerrados, no le gusta la expresión dura como la piedra en su rostro.

Michael corta su mirada hacia su padre y sucede algo extraño. Esa frialdad y entumecimiento furioso dentro de él se retuerce y luego es algo diferente.

La expresión de Michael se desmorona débilmente, su voz se vuelve temerosa.

—¡No sabía lo que hacía! Creía que esta era la pistola antigravedad.

—¿Qué? —Mason hace una mueca y apunta a otra arma—. No, es aquella.

Michael no dice nada más.

Toomes observa a su hijo con atención antes de que sus ojos se desvíen hacia el montón de hollín.

Frunce los labios y se acerca a Schultz, le entrega el guantelete modificado y dice:

—Ten. Tú eres el Conmocionador —asiente con la barbilla por encima del hombro—. Sal con Mike y encuentra el arma que él perdió.

Michael arroja la pistola grande sobre la mesa de trabajo de Mason, creando un fuerte golpe y haciendo que el manitas salte de sorpresa. Le da a su padre su mejor sonrisa antes de que toda la emoción desaparezca visiblemente de su rostro, empezando a caminar hacia la salida; el metal y los cables de su columna zumban con cada paso.

—Será un placer.

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