thirty-two - monumental breakdown

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chapter xxxii.
( homecoming )

ayy, haciéndonos mayor, ya empezaban
a dudar de nosotros; eso lo hace más extraordinario
¿qué hay de nuevo, peligro?
what's up danger  ─── blackway & black caviar

residencia parker, queens, nueva york
13 de agosto, 2016
( punto de vista de lisa )

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—¡Tío!

—¿Qué?

—¡Deja de flirtear con mi hermana!

—¿Flir...? ¿Qu... qué? Psh, 'flirtear', no estoy flirteando con tu... ¡no, no lo estoy!

Me siento en la litera de abajo en la habitación de Peter, con la mirada perdida en la pared y jugueteando con los pulgares mientras los dos adolescentes discuten por mí como si fuera una especie de juguete que no quieren compartir.

Y pensé que Tony y Pepper eran malos.

¡Sí lo haces! ¡Flirteo total! Es espeluznante, tío. Es espeluznante en altísimos niveles. Es como el señor Stark coqueteando con May...

Puedo oír que Peter y yo nos estremecemos al mismo tiempo.

Ned finalmente decide ignorar a mi hermano, soltando:

¡Oye, fuera del tema, lo siento! Pero solo quería decirte que eres realmente bonita. Y el rubio realmente te queda bien, resalta tus ojos, se ven como...

Enarco las cejas en la pausa dramática que sigue.

El mar después de una tormenta —Ned finalmente se conforma con una respuesta antes de decir algo lindo—. Y creo que combinarían con esta camisa que quiero usar para el baile.

—Ooh wow... ja, gracias, amigo —lanzo una risa incómoda pero divertida antes de inclinar mi cabeza confusamente hacia un lado—. Pero, eh, ¿me estás invitando ir al baile contigo, Ned?

S...

¡No! —grita mi hermano pequeño, y escucho un extraño sonido de golpe en el teléfono—. ¡Déjalo! ¡Esto es raro! ¡Es mi hermana! ¡No flirteas con la hermana de tu mejor amigo! Esa es la primera regla de la amistad! ¡Hay una línea de no! ¡Un límite que no se puede cruzar! —levanto una ceja al chico que todavía despotrica—. Además, ella es más viej...

—... ¡Mayor que tú! —sustituyo el resto de su oración antes de burlarme, sintiéndome un poco ofendida—. ¿En serio, Peter? ¿Vieja?

Tiene una hija, Ned.

Con un suspiro, asiento y continúo meciendo la cuna, que compró May amablemente para Maria, con el pie.

—Es un poco raro, Ned.

Y tiene novio.

—¡Y ahora es el momento de cambiar de tema! —anuncio rápida y con pánico, prácticamente siendo capaz de escuchar la risa en la voz de Peter—. ¡En fin! Cielo, ¿cómo va tu día? ¿Estás tomando buenas decisiones?

—Ja, ja, ja, eres muy graciosa —responde Peter en voz baja y sin tapujos, todavía camino al decatlón al que decidió volver a unirse.

—Me gusta pensar que sí —sonrío y me recuerdo en la cama, poniéndome seria en silencio—. Pero en serio, Pete, ¿cómo te va? ¿Estás seguro de que no quieren que vaya a D.C.? No me gusta la idea de que vayas tras estos tipos sin respaldo, específicamente si soy yo.

Desde que Peter me dijo que esos tipos de la camioneta, particularmente uno con un aparato ortopédico muy extraño, aparecieron en su instituto, he estado en alerta máxima. Es como si siempre sintiera que en cualquier momento Michael Allan, y sus matones psicópatas que venden tecnología alienígena, fueran a saltar de la nada y dejarnos fuera de combate. Necesito hacer algo para evitar que suceda; todavía no sé qué será. Ni siquiera sé si Michael Allan es su verdadero nombre o dónde encontrarlo.

No puedo evitar sentir que algo realmente malo va a suceder. Y no suelo equivocarme al respecto. Es un regalo o una maldición, todavía no puedo decirlo. Pero el punto es que la idea de que Peter de repente quiera ir al decatlón me asusta. Casi tanto cómo que Peter me esté mintiendo.

No soy estúpida.

Después de todo, ¿por qué demonios estos tipos aparecieron en su instituto? ¡No saben quién es! ¡Es imposible que lo supieran! Además, siento que nos estamos volviendo buenos para saber cuándo el otro está tomando el pelo. Pero aún así, Peter estaba dispuesto a mentirme para mantener algo oculto. Debe ser realmente malo.

Nah, nah, todo va bien, hermana —mi hermano pequeño me deja boquiabierta.

Puedo dar un gemido, cubriendo un brazo por encima de mi cara.

—Peter, tengo una muy mala sensación sobre...

Un pequeño zumbido extraño me detiene en seco y Peter dice casi emocionado:

¡Ah! ¡Espera, espera, tengo otra llamada! Te pondré en la línea, un momento.

—Que conveniente —murmuro con una mirada no impresionada hacia Maria, que aún dormita, sus pequeños labios rosados están apretados y sus cejas marrones fruncidas, como si estuviera enojada.

Menuda niña.

¿Diga?

Tengo un destello —la voz repentina de Happy me hace sellar mis labios con fuerza—, ¿has salido de Nueva York?

Uh, sí, no, solo es un viaje con el insti. No es nada. Oye, Happy, rastrearme sin mi permiso es una violación de mi privacidad —pongo los ojos en blanco antes de que Peter susurre bruscamente—: Eso es distinto.

¿Qué es distinto? —pregunta Happy justo cuando susurro literalmente lo mismo.

Nada. Oye, solo es el decatlón académico. No es para tanto.

¡Eh, eh! —Happy responde—. Yo decidiré si es para tanto o no.

Levanto una mano y hago una mueca.

Y sigue una pausa incómoda antes de que Happy conceda:

No es para tanto, pero recuerda, te estoy vigilando.

Tan pronto como Happy cuelga, doy un suspiro de regaño.

—Eso también funciona para mí, Peter —entrecierro juguetonamente los ojos hacia la cama—. Te estoy vigilando.

Sigue un largo silencio antes de que Peter se burle.

Eres muy espeluznante, Bizcocho.

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Estoy sentada en el escritorio de Peter, buscando en Google todos los trabajos potenciales de Michael Allan y trabajos que de alguna manera involucrarían tecnología alienígena potencial cuando, de repente, una voz ligera y feliz suena literalmente desde mis propulsores.

—Buenas noches, Lisa.

Salto hacia atrás, a punto de caerme de la silla giratoria y sentir que casi voy a dejar caer a Maria, mirando mis manos con los ojos muy abiertos. O sea, saldría por piernas, pero no puedo correr. El sonido sale literalmente de mis propias manos.

¡¿Qué demonios?! —exhalo, enloqueciendo un poco.

—Lamento asustarte, Lisa —la voz continúa saliendo de los discos metálicos incrustados en mis palmas—. Debería presentarme. Soy la Inteligencia Artificial que va con el traje de tu hermano. ¡El señor Stark me ha creado! Creo que conoces otros sistemas como JARVIS o FRIDAY.

Mis ojos se cierran con fuerza, tratandoo de averiguar qué está pasando, y lo dejo muy claro al preguntar:

—¿Qué diablos está pasando?

—Al diseñar el traje de Spider-Man, el señor Stark conectó automáticamente el sistema arraigado en tus repulsores a la interfaz de la máscara de Peter; de esa manera, los hermanos podrían permanecer conectados —me informa con orgullo—. Él lo llamó 'EL PROTOCOLO NIÑERA.'

—Espera, retrocede —mis labios se fruncen y me enderezo—. ¿Cómo lo llamó?

—EL PROTOCOLO NIÑERA —la mujer responde con sencillez y dulzura.

—Típico —me burlo y niego con la cabeza—. Espera, espera...

Y luego, de repente, mis propulsores proyectan dos vídeos diferentes frente a mi cara, y mis ojos se abren cuando veo el rostro de mi hermano en una mano y la parte superior de lo que parece un tejado en la otra. Y todo esto me deja más confusa. ¿Qué recórcholis...?

—Uh, ¿Peter?

¡Lisa! ¿Y Maria? —Peter retrocede, mirando a su alrededor para encontrar la fuente de mi voz—. ¿Qué está pasando?

—¡Eso mismo te iba a preguntar!

—¿A dónde te gustaría llevarme esta noche, Peter? —la Mujer del Traje nos interrumpe a los dos.

Le he puesto un rastreador a un tío —Peter tartamudea, poniendo sus manos en sus caderas y asintiendo incómodamente confiado—. Es de los malos.

—Espera, ¿lo hiciste? ¿Qué tío malo?

¡Sí! ¡El que vino al insti! Te he hablado de él.

—Localizado —nos anuncia la Mujer del Traje, y aparece un mapa de una de mis manos—. Trazando rumbo para interceptar al objetivo.

—¿Objetivo? —repito con cara divertida.

Los ojos de Peter encuentran los míos a través de la conexión.

Estás conmigo, ¿verdad Lisa?

—Bueno, claro, pero...

—Vale, siempre que vuelva a tiempo para el decatlón, ¡está bien! —Peter se encoge de hombros casualmente antes de verlo saltar desde la azotea en la que está parado, hacia un camión en movimiento.

Dejo escapar un gemido cansado y preocupado mientras deslizo a Maria hacia mi hombro; supongo que nos unimos para el viaje. Pronto, Peter está en medio de la nada, lejos de la ciudad con lo que parece una gasolinera a la sombra. Torpemente, trato de arrastrar mis dedos, haciendo zoom en la imagen de la estación de servicio para encontrar una camioneta estacionada frente a ella, lo que confirma la observación de la Mujer del Traje de que hay tres personas acampando cerca.

¡¿Por qué está su guarida secreta en una gasolinera?! —nos surra Peter con decepción—. ¡Qué cutrada!

—Estoy de acuerdo —suspiro consternada cuando Peter salta de su lugar en la hierba, al costado del letrero de la estación, posándose en la parte superior.

Peter inclina la cabeza hacia un lado, mirando la camioneta.

Hey, Chica del Traje, ¿qué hacen?

—¿Quieres oír lo que dicen? —ofrece la IA.

¿Puedo oír lo que dicen? —pregunta Peter con emocionada incredulidad antes de que simultáneamente digamos—: ¡Uh, sí!

—ACTIVANDO MODO SUPERIOR DE RECONOCIMIENTO.

—Maldita sea, papá... —murmuro en voz baja antes de ver que estos tipos frente a nosotros, hablando sobre todas las cosas que han robado a lo largo de los años desde Nueva York.

Y aún así, la voz de Michael Allan no está entre ellos.

—Se acerca el objetivo —uno de los hombres dice de repente.

¡Whoa! Están a punto de dar un golpe. ¡Podría pillarlos in fraganti, Lisa! —susurra Peter, cada vez más emocionado—. ¡Es alucinante! Vale, voy a acercarme un poco más para poder ver qué está pasando.

—¿Quieres que conecte el MODO DE COMBATE SUPERIOR?

¿Modo de combate superior? —y tal como lo haría cualquier hermano mío, él está de acuerdo vertiginosamente—. Sí.

Observo como Peter se pone lentamente en posición, levantando una mano hacia atrás y permaneciendo agachado en el letrero.

—¡ACTIVANDO MATANZA INSTANTÁNEA!

Y los ojos de Peter se ponen rojos, entrecerrados y malvados.

¡No, no, no, no! —Peter rápidamente se retira, sus ojos rojos entrecerrados se abren de nuevo a su tamaño normal.

—¡Mierda! ¡Desactivar, desactivar! —le digo a la persona del traje.

¡No quiero matar a nadie! —mi hermano está de acuerdo con entusiasmo; no está totalmente preparado para eso.

—DESACTIVANDO MATANZA INSTANTÁNEA.

—Dios, papá, ¿qué has hecho? —me dejo caer en la silla con una respiración profunda, Peter salta del letrero y aterriza directamente de bruces.

Peter gime, lentamente arrastrando y levantando sus extremidades del suelo.

¿Qué narices ha pasado? ¿Qué ha sido eso?

—Que has saltado y has aterrizado con la cara —la IA responde con tanta naturalidad que me río.

Cuando de repente comienza a disparar pequeñas telarañas con forma de bala, Peter sisea y corre para ponerse a salvo.

Lisa, ¿qué les pasa a mis lanza-telarañas?

—Uh —estrecho los ojos y torpemente trato de deslizarme a través de la información que se proyecta desde mis manos, torciendo mi muñeca de una manera u otra—. Parece que la ráfaga es la opción predeterminada para tu modo de combate superior.

¡¿Y para qué quiero las ráfagas?!

—Te sorprendería... —murmuro, estudiando la lista.

—¿Desearías ver más opciones? Tiene 576 posibles combinaciones del lanza-telarañas.

El señor Stark se ha pasado —susurra Peter—. ¿Suele hacerlo mucho, Lees?

—Sí, tiende a hacerlo. Es lo suyo —doy una sonrisa vacilante y cariñosa, palmeando la espalda de Maria cuando comienza a gorjear.

Ese —Peter elige al azar una del surtido.

—¡Buena elección! —dice la Mujer del Traje/Chica del traje, lo que sea—. ¿Deseas que lo fije como nueva opción por defecto?

Mi hermano lanza una telaraña hacia adelante y la electricidad sale de ella, provocando chispas en el techo de la estación y haciendo que Peter susurre ferozmente:

¡¿Qué ha sido eso?!

—Redes Táser.

¡¿Redes Táser?! —repite Peter mientras sube al techo—. ¡Yo no quiero Redes Táser!

—Pareces muy poco familiarizado con la configuración del lanzatelarañas. ¿Te gustaría dar un cursillo de repaso?

No. Uh... —Peter se tropieza—. Elige tú, Lisa.

—¡¿Yo?!

¡Sí!

—Uh, uh —busco a tientas un poco, estresada en este momento, tratando de ver las opciones que se proyectan a través de mis propios propulsores. Mientras trato de sostenerla contra mi pecho, la mano de Maria se agita y, de repente, elige algo de la colección—. ¡Oh, mierda! —siseo y me encojo ante Maria para decir en voz baja—: Vaya, Maria acaba de elegir una.

Mis ojos se entrecierran ante la proyección cuando veo un grupo de camiones que vienen por la carretera cercana, llenos de lo que solo puedo imaginar que son armas y tecnología Chitauri, y el próximo objetivo de esta tripulación. La máscara de Peter se levanta, formando un contorno rojo alrededor de una figura alada que se abalanza sobre el cielo. Y ahora que puedo verlo mejor, sin ser pateada en la cara, puedo ver que casi parece... ¿un buitre? Sin mencionar el hecho de que sigue robando toda la tecnología de esta manera.

Oh —dice Peter—. Lisa, es él.

—Mmhmm —le susurro en respuesta, mis ojos muy abiertos y pensativos, notando una extraña conexión entre la tecnología del tipo buitre y la de Michael.

Cuando la figura aterriza en la parte superior de la camioneta trasera y desaparece en el techo, Peter lo sigue lentamente, empujando una extraña caja rosa que parece hacer que el techo casi desaparezca.

Mola. Es como un cambiador de fase de la materia.

Peter retrocede con cuidado y, nada más reaparece la figura de las alas, sostiene una gran bolsa negra de lo que debe ser la tecnología robada. Erguido, Peter empuja hacia adelante una red y saca la bolsa del agarre del ser que parece un buitre.

¡Eh, caponata! ¡Eso no te pertenece!

El Buitre se voltea, sus ojos verdes y brillantes miran a mi hermanito.

—Peter —le susurro preocupada—, ¿recuerdas esa extraña sensación de la que te hablaba?

¡Ajá! —grita por encima del viento que ruge.

—¡Esta es la razón!

Oh, Dios —murmura Peter.

El hombre vuelve a ponerse su traje y, completamente armado con sus alas, vuela directamente hacia mi hermano. Peter se desliza, esquivándolo por poco con un giro y luego disparándole, solo para que dos pequeñas telarañas pasen completamente a su lado, como una cuerda tonta.

¡Bizcocho! —Peter exclama—. ¡¿Qué eligió Mar?!

—¡No lo sé!

¡Vuelve a ponerlo todo en normal! —chilla Peter, teniendo un tira y afloja con el Buitre antes de que la bolsa negra se acerque repentinamente, haciéndolo girar hasta que se derrumba en el agujero del camión.

Golpea la parte inferior y, previo a que grite una advertencia, salta hacia atrás para escapar y se golpea la cabeza, derrumbándose en la inconsciencia.

Después de lo que se siente como una eternidad, el pie de Peter eventualmente se contrae, aún tendido en el suelo del contenedor con un suave zumbido en la distancia.

—¡Peter! ¿Peter? Eh, eh, ¿puedes oírme?

Ay, mi cabeza —es toda la respuesta que recibo por el momento, pero es suficiente para hacerme soltar un suspiro de alivio.

—Parece que tienes una contusión leve —nos informa en voz baja la persona del traje.

Dejo escapar un suspiro tembloroso, sintiendo un poco de pánico por el chico que me prometí que cuidaría.

—¿Te encuentras bien?

Sí, me duele un poco la cabeza. Pero, eh, ¿dónde estoy ahora?

Me inclino con cuidado desde donde me acosté con Maria encima de mí, tratando de buscar entre los archivos que se ciernen sobre mis manos.

—Uf, aún no, tontín, lo siento, seguiré buscando. ¿Lo sabes tú, amiga del traje?

—No estoy segura... Las paredes del contenedor obstaculizan mis sensores.

Un momento.

—¿Qué? —sostengo mi mano contra la suave espalda de Maria, preocupada—. ¡¿Qué ocurre?!

—Quizá han secuestrado el camión y me han llevado a su guarida del mal —Peter jadea cuando me doy cuenta lentamente de dónde está realmente.

Hago una mueca en el holograma.

—Uh, Peter...

Me ignora.

Recuerda que os quiero, Lisa. Y tienes que nombrar a tu próximo hijo como yo. Y decirle a Ned que puede quedarse con mi póster del Cuervo Rojo.

—Peter... —intento de nuevo, levantando una ceja.

Vale, Chica del Traje, habrá que salir de esta peleando. ¡Tres, dos, uno! —contando rápidamente hacia atrás, Peter irrumpe a través de la puerta del contenedor y oigo un fuerte golpe. De repente, lo veo rodando por el suelo, saltando con los puños en alto.

Apoyo la mejilla en mi puño, parpadeando lentamente al tiempo que mi hermano gira confusamente en un pequeño círculo dentro de un almacén lleno de contenedores grises.

¡¿Qué sitio es este?! Chica del Traje, Lisa, ¿dónde estoy?

—Estás en las instalaciones más seguras de la costa este —la persona del traje finalmente puede darle a Peter la respuesta que descubrí hace un minuto—. La Bóveda de Almacenamiento de Control de Daños.

¡No! —Peter gime, golpeándose la cabeza con las manos—. ¡¿En serio?!

—Bueno... ¡al menos estás a salvo! —ofrezco débilmente.

Peter gime e intenta salir de la bóveda, fallando un montón. Resulta que los sistemas de seguridad de papá son realmente difíciles de evadir, ¿eh? Eventualmente, mi hermano se aburre de fallar y termina holgazaneando casualmente alrededor de la bóveda de almacenamiento, caminando cansado, estirándose en una hamaca de redes y, repentinamente, esa visión de un chico moreno saltando con una telaraña usando un la chaqueta amarilla tiene mucho sentido.

Hey, Chica del Traje —Peter se balancea hacia adelante y hacia atrás en su hamaca—, me da no-sé-qué llamarte... 'Chica del Traje', incluyendo a Lisa llamándote 'Amiga del Traje', ¿sabes? Seguramente debería ponerte un nombre... Como la chica pelirroja del aeropuerto, pero no sé como se llama, lo cual es un problema —Peter frunce los labios y mis ojos se abren con sorpresa y, antes de que pueda cuestionarlo, de repente viene con otra opción—. ¡O Liz!

—¿Liz? —hago una expresión confusa.

¡No, no, no! Quita, eso es muy raro —espeta Peter rápidamente, dando de lado a quienquiera que sea esta 'Liz', ahora dando vueltas alrededor de la bóveda—. ¿Qué tal Karen?

—Puedes llamarme Karen, si quieres —informa la IA a mi hermano.

Mientras el reloj sigue su curso, Peter decide hacer un repaso con Karen sobre todas las cosas que su traje puede hacer. Pronto, está dando un cursillo de diferentes lanzatelarañas para pasar el tiempo mientras yo me obligo a no quedarme dormida, tratando de mantenerme despierta para él. No voy a dejarlo solo en un lugar aterrador, incluso si tiene a Karen.

Finalmente, la voz de Peter irrumpe casualmente en mis pensamientos.

Eh, ¿chicas?

—¿Hmm? —respondo con cansancio desde la litera de abajo, todavía acostada de espaldas con los brazos cruzados detrás de la cabeza.

Peter yace de espaldas con sus propios brazos cruzados detrás de la cabeza, mirando al techo.

¿Debería decirle a Liz que soy Spider-Man?

—¿Quién es Liz? —pregunta Karen con curiosidad.

—Uh, estaba a punto de preguntar lo mismo, Karen —con cuidado, acomodo a Maria de mi pecho a la almohada y ruedo sobre mi estómago—. ¿Quién es Liz, Petey?

¿Quién es Liz? —repite Peter dulcemente, incrédulo—. Es... es la mejor. Es alucinante. Es una chica que va a mi instituto. Y... sí, tengo muchas ganas de decírselo, pero es un poco heavy, ¿entiendes, Lees? 'Eh, soy Spider-Man.'

—Bueno, si lo dices así de random, sí, sería un poco raro —suelto una risa tranquila, tratando de no despertar a Maria—. Pero si te sientes bien y lo dices adecuadamente, ¿por qué sería heavy?

¿Y si ella se espera a alguien como tu padre, Lees? ¿Y si espera a Tony Stark? ¡Imagínate su decepción al verme!

Sonrío levemente, inclinando un lado de mi cabeza sobre una sudadera envuelta.

—Peter, viniendo de la chica que te conoció por primera vez hace dos o tres meses, no me decepcionó que fueras tú.

—Y si yo fuera ella —añade nuestra compañera—, no me sentiría decepcionada en absoluto.

Con una sonrisa soñolienta, paso mis manos por mi cabello rubio.

—Me caes bien, Karen.

—Tú también a mí, señorita Stark.

Gracias, chicas. Es estupendo tener gente con quien hablar —suspirando, Peter deja caer su mano sobre su estómago antes de preguntar con curiosidad—: Por cierto, ¿cuánto tiempo llevamos aquí?

—Treinta y siete minutos...

¡¿Qué?! —mi hermano pequeño se levanta de un salto, su voz es tan fuerte que despierta a Maria y la hace llorar otra vez.

—¡Agh Peter! ¡Que se había quedado dormida!

—Lo siento, ¡¿pero treinta y siete minutos?! Que pasote. ¡Ya no lo aguanto más! Tengo... tengo que salir de aquí.

Peter se voltea sin problemas por el costado del contenedor en el que ha estado acostado, siendo el lindo y pequeño fanfarrón de siempre. Quiero decir, lo felicitaría por eso, pero estoy un poco molesta para decirlo en este momento. Doy un gemido, levantando lentamente el cuerpo en miniatura de Maria para hacerla rebotar y calmarla, o al menos eso es lo que Pepper solía hacer conmigo. No lo sé. La mayor parte de lo que estoy haciendo con Maria es de Google y conjeturas, pero al menos está funcionando. Y hey, eso es lo que hizo mi padre y salí bien...

Pero de vuelta en la bóveda, Peter regresa al contenedor original, se quita la chaqueta y comienza a hurgar en uno de los paquetes.

Tiene que haber algo aquí que pueda usar. Vale, a ver... Nope.

Miro hacia el holograma en mi mano libre y salto cuando veo una cara robótica tarareando escalofriante en la mano de Peter.

—¡Ah! ¡Caramba! ¡Es una cabeza de Ultrón!

Alucinante —comenta Peter antes de buscar una vez más y sacar una fuente de energía Chitauri—. ¡Oh! Se parece a la luciérnaga.

Mis ojos se abren lentamente, dejando con cuidado a Maria en mi regazo.

—¿Qué luciérnaga?

Uh... —Peter empuja torpemente su muslo—. Sí, sobre eso...

Dejo escapar un jadeo agudo.

—¡¿Es la razón por la que has estado mintiéndome, Peter Benjamin Parker?!

¡Eh, Lisa May Stark, no uses mi nombre completo!

—¡Lo usaré si quiero! —Maria comienza a llorar de nuevo y yo, irritada, caigo contra la pared detrás de mí—. Diablos, Peter, ¿qué luciérnaga?

Vale, no te enfades —suena un poco condescendiente mientras habla—. Se parece a esta piedra púrpura alienígena. La encontré cuando la soltaron los tíos de la camioneta.

Mis ojos de repente casi salen de mi cabeza.

—¡Oh Dios, Peter! ¡Esa luciérnaga es de 2012! ¡Es un núcleo de energía Chitauri!

—Y es explosivo —agrega Karen muy amablemente.

—¡Oh! ¡Y es explosivo! —me golpeo la frente con la palma de la mano.

¡¿Quieres decir que hemos estado cargando con una bomba?!

—Haría falta radiación para que pasara a un estado explosivo —responde Karen con indiferencia.

No, no, no —Peter entra en pánico—. ¡Eh! ¡Por favor! ¡Que alguien me ayude a salir! ¡Eh! Karen, Lees, ayudadme a anular ese temporizador. Vale, Karen, baja el voltaje y pruébalo.

Mientras las pruebas siguen fallando, sigo confundida acerca de por qué Peter está tan nervioso.

—Pete, ¿por qué has entrado en pánico? ¿Dónde está la luciérnaga?

¡Con Ned! —grita desesperado—. ¡La tiene él! ¡Y se va al decatlón! ¡Si se activa, los matará a todos!

—¡Oh Dios! —arrastro mis manos por mi cabello y salgo fuera de la cama, hacia su escritorio, realmente deseando estar en D.C. ahora mismo—. Vale, vale, tú trabajas en tu lado y yo trabajaré en el mío.

Para cuando llegamos a la Prueba 247, las enormes puertas de la bóveda de hormigón se despegan lentamente, y finalmente, aparece una línea brillante del amanecer que se astilla a través de la ventana del dormitorio. Me giro en la silla y levanto las manos para ver a Peter arrastrarse por las puertas abiertas; Karen lo guía a toda velocidad por la ciudad de D.C., ambos tratando de llamar a Ned y oyendo nada más que el silencio, hasta que el tono de llamada de canto a la tirolesa llena nuestros oídos.

Finalmente en la ciudad, Peter se sube a un autobús y saca su teléfono.

¡Oh, Ned, estás vivo!

—¡Ned! —digo a través de la máscara de Peter—. ¡Gracias a Dios! ¡¿Dónde está el núcleo?!

—¿Lisa? —Ned suena confundido antes de continuar, preocupado—. Peter, ¿estás bien?

¡¿Dónde está la luciérnaga?!

—Tranquilo, está a salvo, en mi mochila.

—No, Ned, escucha: la luciérnaga es peligrosa.

—¡Es muy peligrosa, Ned! —añado, pero la conversación entre nosotros continúa, y Ned realmente no está escuchando.

—Peter, ¿eres tú? —me trago mis palabras cuando la voz de una chica me interrumpe, aparentemente habiéndole quitado el teléfono a Ned.

—¡Oh! ¡Hola, Liz! —la voz de Peter se vuelve significativamente menos aterrorizada y más... uh, ¿coqueta?

—¿Esa es Liz? —susurro sobre la línea, algo desconcertada y un poco curiosa al escuchar la voz de la chica de la que mi hermano está enamorado.

—¿Quién es esa? —la chica, o Liz, supongo, pregunta confundida.

¡Uh, nadie!

—Hey... —murmuro, ofendida.

¡Lo siento! —me dice Peter—. Por favor, Liz, pásame con Ned.

—Deberías decirle lo que sientes —contribuye Karen a la conversación.

—¡Karen! —susurro a mis propulsores, sacudiendo la cabeza ante el mal consejo romántico de la IA—. No es el momento.

—¡Rajado! —Liz regaña a mi hermano—. Suerte que hemos ganado. Oye, quisiera estar cabreada, pero estoy preocupada. ¿Qué te pasa?

Liz, pásame con Ned. ¡Es muy importante! Hay algo en la mochila de Ned. Es muy peligroso. Que no pase por rayos X —el teléfono de repente recorta y la voz de Peter se tensa—. ¿Liz? ¡Liz! ¡No!

—Peter, estás casi en el monumento, ¡pero no vas a tener mucho tiempo porque el núcleo ha sido expuesto! —y casi tan pronto como digo eso, la parte superior del monumento blanco se agrieta y el polvo y la roca caen desde arriba por lo que puedo ver a través de las imágenes de Peter.

¡No, no, no! —Peter salta a la base del monumento—. Karen, ¡¿qué está pasando ahí arriba?!

—El núcleo Chitauri ha detonado y ha causado graves daños estructurales al ascensor.

De repente, mi señal se corta y apenas puedo escuchar lo que Peter y Karen están diciendo, algo sobre 'llamando por completo', 'peligro mortal inminente' y 'fallo catastrófico'. Y no importa cuántas veces lo llame por su nombre, mi hermano no responde y yo me paro en pánico, estrecho mis manos y recorro las opciones para tratar de averiguar qué está pasando.

—Señorita Stark —la voz de Karen finalmente habla, sonando clara a pesar de la estática que hay detrás.

—¡Oh, gracias a Dios, Karen! —dejo escapar un suspiro de alivio—. ¿Dónde está Peter? ¿Qué está pasando?

—Sugiero poner las noticias. Canal 12.

Me giro en la silla de Peter y me apresuro a coger su nuevo portátil, lo dejo sobre el colchón y pongo el canal de noticias que Karen me dijo. Y luego, ante mis propios ojos, Peter Benjamin Parker está parado cerca del borde de la ventana más alta en la parte superior del monumento. Dejando escapar un pequeño chillido, mis rodillas se debilitan un poco y me hundo en el suelo, viéndolo ahuyentar unas pocas palomas.

—Karen.

—¿Sí, señorita Stark?

—¿Puedes anular cualquier bloqueo que Peter haya puesto en este extremo de la comunicación para evitar escuchar lo que está pasando?

—¡Pensé que nunca lo preguntarías!

Unos parpadeos más tarde, el holograma sale de mis propulsores una vez más y puedo escuchar la respiración agitada de Peter, así que hablo:

—¡Peter! ¿Estás bien? —mis cejas se fruncen y mi voz se vuelve acusadora—. ¡Me has bloqueado!

¡No tenía elección! —se defiende antes de que yo tenga la oportunidad de continuar.

Me tiemblan las manos y un pozo de pavor llena mi estómago, porque sé que él tiene razón.

—Lo sé. Te apoyo.

Gracias, hermana —Peter deja escapar un profundo suspiro, mirando todo el camino que hay hasta abajo.

—¿Qué ocurre? —dice Karen—. Ya has llegado a la ventana suroeste. ¿Por qué dudas?

Nada. Es que... nunca había estado a tanto altura.

—Pues tampoco has reinstalado el paracaídas... así que una caída desde esta altura muy probablemente sería letal.

Ah, perfecto —susurramos Peter y yo al unísono.

—Puedes hacerlo, Peter.

Peter sigue tratando de romper la ventana a prueba de balas que conduce al monumento cuando, de repente, con una fuerte ráfaga de viento, un helicóptero de la policía vuela a su alrededor con armas apuntadas hacia su espalda.

—Le habla la Policía Metropolitana de D.C. ¡Identifíquese!

—Oh, Dios... —susurro, poniendo las manos en mi boca.

¡Mis amigos están ahí dentro! —grita Peter—. ¡Esperen!

Mientras la policía continúa gritando, suelto ideas con velocidad:

—Peter, si llegas a lo alto del monumento, puede que, si lo haces bien, podrías lanzarte...

Peter termina junto a mí:

¡Desde debajo del helicóptero, y así la fuerza atravesará el cristal!

—Tiene sentido, ¿verdad?

¡En teoría! —Peter se apresura a escalar hacia la punta del monumento y, justo antes de que salte, me muerdo el labio y Peter susurra con dificultad—. Ay, voy a morir.

—¡Por favor, no te mueras! —me entra el pánico.

Y con un gruñido, Peter salta desde la punta del monumento, gira alrededor del helicóptero y vuela con las piernas al frente a través de la ventana. Y pronto, después de algunas experiencias más cercanas a la muerte y de quien supongo que es Liz casi desplomándose, Peter se las arregla para llevarlos a todos a un terreno sólido. Y aunque estoy relativamente segura de que he perdido como diez años de vida por el estrés, todos los presentes lo miran como deberían, con los ojos muy abiertos y asombrados.

Y Spider-Man se cuelga boca abajo de la parte superior del hueco del ascensor, poniendo un acento rarito de Queens para preguntar:

Bueno, ¿estáis todos bien?

Liz se para frente a él, jadeando profundamente y mirándolo con ojos agradecidos.

—Es tu oportunidad, Peter —susurra Karen—. Bésala.

Saliendo de cualquier momento que le estaba permitiendo a mi hermano, le hago una mueca a la IA.

—¿Qué? ¡Ew, Karen! ¡No! ¡Peter, por favor, no me hagas ser testigo!

Pero mi hermano no responde, solo continúa mirando a Liz con ojos aturdidos antes de que la telaraña que lo sujeta se rompa y, con un gruñido de sorpresa, caiga de nuevo al polvo.

Dejo escapar un fuerte gemido y caigo de nuevo en la cama, mirando los ojos azules de Maria mientras se acuesta frente a mí.

—El retiro me va a matar, Noodle.

♕♕♕

Y así, cuando llega la noche y el autobús escolar amarillo de Midtown llega con ella, prácticamente tengo que contenerme físicamente para no correr con May hacia Peter, quien baja lentamente del vehículo.

—¿Peter? —llama nuestra tía, preocupada, apresurándose hacia él y tirando de él rápidamente en un fuerte abrazo—. Ven aquí.

Me detengo junto al auto de mi tía, sosteniendo a Maria cerca de mi pecho, meciéndola suavemente mientras trato de alejarme de los grandes grupos de familias que esperan a sus hijos o hermanos. Mi cabello rubio cae sobre mis hombros y una gorra se queda plantada en mi cabeza, pero incluso con mi disfraz, no puedo engañarme lo suficiente como para pensar que no hay lágrimas en mis ojos al pensar en cómo pude haberlo perdido. Prometí protegerlo, y luego tuve que mirar desde el margen mientras se ponía en peligro. Y no estoy segura de poder arriesgarme de nuevo.

No creo poder arriesgarme a quedarme al margen de la pelea de esta manera.

Cuando Peter se aleja de May, sus ojos marrones se mueven hacia su auto y le doy un pequeño y rápido saludo una vez que nuestras miradas se encuentran. Él da una pequeña y vacilante sonrisa, avanzando con May en nuestra dirección. Con una respiración profunda, Peter aprieta sus manos en su mochila y trota por el estacionamiento hacia mí. Con un dolor que estalla en la parte de atrás de mi cabeza, me deslizo por la parte delantera del coche y me acerco para encontrarme con él. Apenas doy cinco pasos antes de que Peter envuelva sus brazos alrededor de mí y Maria, a la par yo envuelvo un brazo alrededor de su espalda.

—Me has asustado muchísimo, Peter —suelto un suspiro de alivio, apretando mis ojos y descansando mi frente en su hombro.

—Lo siento, Lees —Peter da uno silencioso, apretándome con fuerza—. Lo siento mucho.

Me aparto después de unos momentos y Peter le da un beso en la frente a Maria, revolviendo sus rizos.

May se acerca a nosotros, apoyando sus manos en nuestros hombros.

—¿Listos para irnos a casa?

Peter y yo nos reímos lenta y cansinamente.

—Sí... estamos listos.

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