twenty - the end of us

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Antes de empezar a leer, quiero dedicar un minuto de silencio a Chadwick Boseman, quién lamentablemente nos dejó el día 28 de agosto a causa de un cáncer de colon por el que estuvo luchando durante muchos años. Ahora es una estrella más que brilla desde el firmamento.

Descansa en paz, rey.

Siempre serás recordado ❤️

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

chapter xx.
( civil war )

que lástima que nos hayamos convertido
en cosas tan frágiles y rotas
queda un recuerdo, solo una chispa
le doy tomo mi oxígeno, para dejar que empiecen las llamas
let the flames begin ─── paramore

aeropuerto de flughafen leipzig-halle, alemania
10 de junio, 2016
( crossover )

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

♛♕♛

Steve Rogers sale de debajo de un voladizo, vestido con su uniforme completo y su escudo rojo, blanco y azul en la mano. El supersoldado mira a su alrededor antes de salir corriendo hacia el helicóptero que espera. Un pequeño misil vuela por el aire y apuñala el costado del vehículo. Steve se detiene y observa cómo una carga eléctrica atraviesa la máquina y la deja sin vida. Tony, vestido con su armadura de Iron Man, flota a unos cuarenta pies de distancia, aterrizando después con fuerza. Máquina de Guerra cae a su lado, sus botas de metal suenan al golpear el cemento. Steve los mira con una expresión cuidadosa.

—Hay que ver lo curioso que es encontrarte con la gente en el aeropuerto —bromea Tony, su casco retrocede y mira a Rhodey.

—Curiosísimo —su mejor amigo sigue la corriente y Stark responde con un gesto pensativo.

—Escúchame, Tony —Steve corta el humor, hablando en un tono mesurado—. Ese médico, el psiquiatra, está detrás de todo esto.

Un hombre con un traje negro de vibranium salta sobre un camión cercano, aterrizando con gracia en el suelo al tiempo que su ex-novia vuela y cae a su lado. Es un movimiento simultáneo cuando la pareja se endereza lentamente para mirar al supersoldado.

—Capitán —T'Challa habla en voz baja.

—Alteza —Steve inclina la cabeza ligeramente antes de mirar a la morena a su lado—. Lisa.

—Steve —Lisa asiente con la mano, pero sus movimientos son rígidos y poco naturales.

—En fin —Tony se acerca al lado de Rhodey—. Ross me ha dado treinta y seis horas para deteneros. Ya han pasado veinticuatro. ¿Te importaría ayudarme?

—Os equivocais de personas.

—¿Hasta qué punto estás cegado? —el tono de Tony y sus ojos se vuelven duros—. Tu compañero de guerra ayer mató a inocentes.

—Hay otros cinco supersoldados iguales a él —Steve interrumpe, hablando más fuerte—. No puedo dejaré que el doctor los encuentre antes. No le dejaré.

—Steve... —una voz baja voltea al hombre, viendo a la mujer pelirroja; Natasha baja la barbilla y sus ojos suplican—. Sabes bien lo que está a punto de pasar —Dios, ella mejor que nadie sabe lo que va a pasar; ha visto este tipo de guerra civil antes—. ¿Quieres resolver esto a base de puñetazos?

A pesar de que el hombre está completamente rodeado, Steve se vuelve hacia Tony con una expresión intransigente.

—De acuerdo, se acabó la paciencia —Tony se lleva las manos a la boca, gritando en voz alta—. ¡Yogurín!

Una figura salta repentinamente desde arriba, arrancando el escudo del agarre de Steve y, a su vez, atando con fuerza sus manos en un grupo de redes. La figura continúa volteando antes de aterrizar con gracia encima de un coche, con la espalda arqueada y el escudo a su lado, levantando lentamente la cabeza. Un niño vestido con un traje rojo de alta tecnología les devuelve la mirada.

Mientras Spider-Man permanece agachado frente a ella, Lisa sonríe con orgullo y Tony felicita.

—Buen trabajo.

—¡Gracias! —Peter Parker se alza con energía antes de mirar hacia abajo—. Podría haber clavado el aterrizaje, es que... el traje es nuevo —rápidamente mira a Tony y extiende su mano—. No es nada, señor Stark. Es perfecto. ¡Gracias!

—No hace falta que empecemos una conversación —Tony mueve la mano hacia él.

—Vale —susurra Peter antes de saludar torpemente a Steve, quien todavía tiene las manos enredadas—. Cap. Capitán. Soy fan suyo. Spider-Man —hace un gesto hacia su pecho.

La cara de Lisa se encoge un poco ante su hermano.

—Ya, luego hablaremos. Es... —Tony trata de hacer que se calle amablemente.

Soltando un suspiro nervioso, Peter mira a su alrededor y da un saludo semicircular.

—Hola a todos.

Lisa suspira un poco y la máscara de T'Challa se vuelve hacia ella en breve confusión.

—Buen trabajo —Tony asiente con firmeza al chico de quince años.

—Has estado ocupado —le dice Steve al hombre con una pequeña sonrisa.

—¡Y tú has estado siendo un idiota! —contesta Tony—. Involucrar a Clint, 'rescatar' a Wanda de un lugar seguro del que ni ella misma quería salir. Intento evitar... —se detiene y gruñe con frustración—. Lo que intento evitar es que te cargues a los Vengadores.

Steve solo suspira y dice en tono convictivo:

—Ya lo has hecho tú al firmar.

Tony mira hacia atrás con calma y horrorizada incredulidad, incapaz de creer lo que escucha.

—Se acabó. Vais a entregarnos a los Barnes y a venir con nosotros, ¡elige! —dice él, Natasha se para con preocupación entre los dos, Steve se da vuelta para mirar hacia otro lado—. O venís con nosotros o vendrán unos tíos de operaciones especiales que no son nada educados —su voz se vuelve silenciosa—. Vamos.

La voz de Sam aparece en el enlace de comunicación de Steve.

—Localizado —Bucky y Svetlana permanecen agachados al lado del hombre, observando la escena que se desarrolla—. Su quinjet está en el hangar cinco, pista norte.

Steve levanta la barbilla desafiante y levanta las manos atadas, esperando que su equipo haga su trabajo. Una flecha elegante atraviesa el aire y corta las redes, permitiendo que el supersoldado se libere. Los ojos de Natasha se abren con horror y todos se giran de inmediato, tratando de encontrar la fuente de la flecha, sabiendo que solo puede tratarse de una persona.

Clint Barton.

Con un rápido respiro, Steve pone los hombros rígidos y asiente.

—De acuerdo, Lang.

Peter mira confusamente el escudo en sus manos.

—Eh, chicos. Algo se...

El niño es cortado por una figura que se estremece, pateando a Peter en la cara y robando el escudo. Peter cae de espaldas y sus piernas vuelan sobre su cabeza, haciendo que su hermana jadee y haga una mueca.

—¡Santo cielo! —Lisa salta, incluso T'Challa retrocede levemente cuando la figura cae frente a ellos.

—¡Whoa! —los ojos de Rhodey se mueven de un lado a otro—. ¿Qué diablos ha sido eso?

Scott Lang, con su traje Ant-Man rojo y negro, se para al lado de Steve y le entrega con confianza el escudo.

—Creo que esto es suyo, Capitán América.

—Estupendo —la máscara dorada de Tony cae—. Vale, hay dos en el aparcamiento. Una es Maximoff, voy a por ella —Tony se levanta rápidamente, pero hace una pausa para preguntar—: Rhodey, ¿te ocupas del Capitán?

Rhodey se levanta ante la sugerencia de su mejor amigo.

—Tengo tres en la terminal.

Lisa entrecierra los ojos ante la interfaz que aparece en sus contactos, distinguiendo las formas de calor al igual que su tío.

—Son Sam y los Barnes.

—¡Barnes es mío! —determina ferozmente el wakandiano, corriendo.

—¡T'Challa! —grita Lisa, girando y corriendo detrás de él.

Steve no tarda en lanzar su escudo contra el pecho de Rhodey, haciéndole retroceder.

—Eh, señor Stark, ¿qué hago yo? —Peter observa a su hermana salir corriendo, hablando para querer ser útil.

—¡Lo que hablamos! —Tony responde incrédulo—. Guarda las distancias, atrápalos.

—¡Vale! —Peter envía dos redes sobre su cabeza—. Recibido.

Steve persigue a T'Challa y Lisa y lanza bruscamente el escudo a la pareja que corre hacia la terminal. Lisa se agacha y rueda y éste resuena cuando golpea el traje de Black Panther. Steve salta hacia adelante, envuelve su brazo alrededor del cuello de T'Challa y lanza una pierna hacia un lado, pateando a Lisa al suelo al tiempo que lanza al otro sobre su cabeza.

Ambos se posicionan y T'Challa amenaza:

—Apártese, Capitán. No se lo pediré dos veces.

Steve solo se queda parado antes de que los dos se lancen al supersoldado.

♕♕♕

Fuera de la terminal, Tony se desliza con su traje de hierro y envía pequeños misiles desde su hombro. Los dos se sumergen tras Clint y Wanda. Ellos se agachan y se cubren, tratando de protegerse mutuamente mientras el fuego y el cemento estallan a su alrededor.

Con Lisa despegando para unirse a su padre, T'Challa y Steve se quedan para luchar solos por el momento. El wakandiano arrastra sus largas garras a lo largo del escudo de Steve, creando un fuerte chirrido.

Ambos se apartan y el supersoldado esquiva cada ataque que realiza el príncipe. Flotando a cierta distancia, Rhodey observa cómo T'Challa patea al capitán; el teniente coronel respira hondo y saca un bastón eléctrico de su espalda.

Máquina de Guerra murmura:

—Lo siento, Cap, esto no le matará, pero tampoco le hará cosquillas.

Vuela hacia adelante y lanza con fuerza el bastón blanco que chispea contra el escudo, haciendo que los dos hombres reboten de la fuerza.

Tony se detiene sobre el suelo, flotando a pocos metros de donde Clint y Wanda se ponen a la ofensiva entre los restos ardientes.

—Wanda, has herido los sentimientos de Visión —Tony bromea y levanta su propulsor blanco hacia ellos, ladeando la cabeza.

Lisa cae desde lo alto para unirse a su costado, los ojos de Wanda están agudos, mirando rápidamente a su mejor amiga en busca de una explicación que Lisa no puede dar. Aún así, la chica revoloteando no levanta su arma como su padre quiere, sino que simplemente mira a los amigos que se volvieron cercano desde Sokovia.

Los ojos de Wanda se estrechan y se acerca amenazadoramente, siseando:

—Tú me encerraste en mi habitación.

Lisa mira fijamente a su padre e, ignorando su mirada, Tony se burla.

—Primero, eso es una exageración. Segundo, lo hice para protegerte.

Wanda no parece estar de acuerdo, sus ojos se entrecierran e inclina su cabeza.

—Hola, Clint.

Clint reajusta sus hombros un poco mientras sostiene su arco en sus manos.

—Hola, chicos.

Lisa mira hacia otro lado, incapaz de soportar la casualidad.

—Veo que lo tuyo no es la jubilación —Tony, por otro lado, se deleita, no queriendo tomarlo en serio—. ¿El golf ya te aburre?

—Jugaba 18 hoyos en 18 golpes —Clint se encoge ligeramente de hombros—. No había forma de fallar —el hombre suelta una flecha y pequeños misiles estallan alrededor de Tony y Lisa, haciendo que el padre y la hija disparen rápidamente a los explosivos.

Tony mira a Clint con una sonrisa.

—Siempre hay una primera vez.

Clint se la devuelve.

—Os hice mirar.

Tony y Lisa giran rápidamente y ven los zarcillos rojos de Wanda tirando de los vehículos del estacionamiento de atrás, dejándolos caer a su alrededor. Lisa deja escapar un jadeo rápido y sus ojos se abren ante la vista, moviéndose para protegerse la cabeza con sus brazos blindados de metal. Tony empuja a Lisa hacia adelante, sacándola del camino justo antes de que los autos se estrellen fuertemente sobre su espalda y su brazo izquierdo.

Lisa lo llama y cae al suelo, haciendo una mueca ante su dolorosa posición.

—Contusiones múltiples detectadas —FRIDAY repica al hombre que yace debajo de la pila de vehículos destrozados.

Tony gime de nuevo a la IA.

—Yo también lo he detectado.

♛♕♛

La lucha continúa por todo el aeropuerto.

—¡Capitán, atención! —Scott corre a través, mostrando un pequeño disco de metal en la mano y arrojando un camión miniaturizado hacia Steve—. Lánzalo contra esto —los dos arrojan sus respectivos dispositivos cuando Scott grita—. ¡Ya!

Los ojos de Natasha se abren al ver que un enorme camión se materializa ante ellos, provocando que se aleje ansiosamente.

Rhodey se encuentra justo delante de su camino, mirando el camión volador.

¡Oh, por favor!

T'Challa salta de su camino cuando el camión se estrella y explota. Todos caen lejos de la explosión, rodando bruscamente por el suelo; Steve y Scott se cubren la cara en estado de shock.

—Oh, vaya, creía que el camión llevaba agua —Scott gime con incredulidad, haciendo una mueca al capitán—. Uh, lo siento.

Steve le frunce y ambos se voltean, corriendo una vez más. Tony y Lisa aterrizan con fuerza cerca de su equipo; las botas de metal de Tony resonando con fuerza. Nada más Tony avanza hacia Natasha, Lisa corre hacia su tío e, insegura, ayuda al hombre vestido con el traje de Máquina de Guerra a ponerse de pie.

—¿Estás bien? —pregunta Lisa cansadamente, alzando sus cejas hacia él.

Sin responderle exactamente, Rhodey mira a los hombres que desaparecen de su vista, gritando a través del comunicador.

—¡Ahora me he cabreado de verdad!

Natasha gime desde donde la arrojaron, el sonido de la explosión aún zumba en sus oídos. La pelirroja rueda sobre su espalda y sus bastones hacen clic contra el concreto antes de que Tony la ayude a pararse. Su cabello rojo rebota contra sus hombros, viendo enojada el fuego que arde a su alrededor.

—¿Esto es parte del plan? —ella respira pesadamente, haciendo una mueca por el dolor en sus costillas.

—Mi plan era ir suave con ellos —bromea Tony, los dos amigos miran irritados sobre sus hombros—. ¿Cambiamos de táctica?

Wanda y Clint corren hacia adelante, este último apunta al quinjet que se encuentra al otro lado de la pista de aterrizaje.

—¡Ahí está nuestro escape!

Mientras los dos continúan, Steve y Scott pasan un montón de cajas y corren delante de ellos antes de que Sam, Bucky y Svet puedan acercarse también.

—¡Vamos! —Steve los agita antes de que todos se pongan en marcha, corriendo en grupo hacia su único medio de escape.

Pasan los aviones que bordean el aeropuerto con Steve conduciendo Svetlana y Bucky a su izquierda y Clint, Wanda, Sam y Scott a su derecha. Sin embargo, se detienen rápidamente cuando un largo rayo amarillo forma una línea profunda en la tierra. Svetlana jadea ligeramente y sus pies se tropiezan un poco, sus ojos se abren ante el humo y luego se arrastran hacia arriba para encontrar la fuente. Bucky pone su brazo frente a su hija, protegiéndola del extraño ser rojo que se cierne sobre ellos.

—¡Capitán Rogers! —Visión llama desde muy arriba—. Ya sé que cree que lo que está haciendo está bien.

Los otros miembros de los Vengadores aparecen al otro lado de la línea, formando una distancia entre las dos mitades.

—Pero por el bien colectivo... debe rendirse inmediatamente.

Tony aterriza a Natasha a su lado, Lisa deja caer a T'Challa al suelo antes de dejarse caer ella misma. La joven se acerca para quedarse entre el príncipe y su padre, observando a los demás con expresiones sombrías. Rhodey se agacha en el extremo izquierdo y Peter se balancea, perfectamente volteándose y aterrizando en una posición agachada. Visión se desliza lentamente detrás de Natasha y Peter, permaneciendo ligeramente suspendido.

Los lados han sido elegidos.

Los equipos han sido establecidos.

Amigos contra amigos.

Familia contra familia.

Sam mira fijamente al otro lado, preguntando con plena fe en su amigo:

—¿Qué hacemos, Capitán?

La mandíbula de Steve se contrae y sus ojos se estrechan.

—Pelear.

Y cruzan la línea.

El equipo del Capitán comienza a marchar, preparando sus armas a medida que sus caras se endurecen. El equipo de Iron Man empuja sus hombros hacia atrás y es Tony quien comienza la marcha.

Natasha deja escapar un suspiro y menea la cabeza, gruñendo.

—Esto va a acabar bien.

Las nubes se acumulan en la distancia, una tormenta se está gestando a medida que los ritmos crecen y las expresiones se oscurecen. Un lado comienza a correr hacia el otro, terminando en un sprint completo para encontrarse cara a cara.

—¡No se detienen! —Peter se preocupa, mirando a Tony y luego a Lisa.

—Ni nosotros —la voz de Tony es dura y sus manos se encienden con fuego blanco.

Lisa mira a su padre con los ojos muy abiertos antes de apretar los dientes y levantarse del suelo.

Svetlana se obliga a apartar la mirada de su madre, respirando hondo y corriendo junto con el resto del equipo del Capitán.

Las dos mitades se esfuerzan más, uniéndose en conjunto, golpeando sus puños contra los cuerpos de los demás y arrojándose. Un puño de metal se estrella contra un escudo. Los asesinos luchan contra los asesinos al tiempo que los que pueden atacan por el aire, esquivando los zarcillos rojos de Wanda y las flechas explosivas de Clint. T'Challa y Bucky luchan sin reservas, apuntando a las gargantas del otro. Lisa se enfrenta a Svet, ambas chicas saben muy bien las consecuencias de esta pelea cuando se trata de una conclusión.

—¿Me has ayudado y ahora me atacas? —le grita la chica de quince años a Lisa, pateando a las piernas de las de la otra.

Lisa lanza un puñetazo al cuerpo de la chica.

—Todos tenemos nuestras razones, ¡no esperaba que lo entendieras! —dispara ligeramente al pie de Svet antes de girar y esquivar una patada propia a la otra chica.

Svetlana saca dos pequeños discos que Clint le dio de su bolsillo y los arroja a Lisa. Un ligero voltaje desestabilizador se dispara por la columna vertebral de la joven, que se sacude y cae al suelo.

—Eso es bueno —Svet respira hondo y se para sobre Lisa con un pequeño movimiento de cabeza—, porque tienes razón.

Todavía dolorida, Lisa resopla y mira a la niña salir corriendo.

—Estúpida.

—Tonta —murmura Svetlana, corriendo para encontrar a su padre o tío en medio de la pelea.

♕♕♕

Cuando de repente uno de los repulsores de Tony se da por vencido mientras lucha contra Clint, hace una mueca e irritadamente sacude su mano de metal.

—¿FRIDAY?

La voz femenina responde:

—Hay sistemas de armas desconectados.

—¿Cómo?

—Ah, tendrás... tendrás que llevar esto al taller —mini Ant-Man tira de un cable de su posición, respondiendo al hombre.

—¿Quién está hablando?

—Soy... —como todavía desmantela el interior del traje, Scott lucha con una respuesta—, tu conciencia. Últimamente, no hablamos mucho.

—¿FRIDAY? —Tony llama a su IA.

—Conectando sistema de extinción de incendios.

—Uh oh —Scott se voltea lentamente para ver un gas blanco y frío corriendo hacia él; el mini hombre rápidamente corre, alejándose—. ¡Ah, oh, tío! ¡Whoa!

♛♕♛

Steve, Bucky y Svetlana golpean sus cuerpos contra la parte trasera de los portaequipajes, refugiándose brevemente en la lucha que se desata.

—¿Estás bien? —Bucky toca el lado de la cara de Svetlana y la revisa rápidamente.

—Da —asiente con la cabeza, mordiéndose el labio—. Es probable que ese doctor ya esté cerca de las instalaciones de Siberia, papa.

—Ella tiene razón —Bucky presiona su espalda contra el carrito—. Steve, hay que irse.

Svet hace una mueca de cansancio por el dolor en sus pulmones, mirando desde el lateral.

—Hay que sacar a los que vuelan —asiente rápidamente—. Me ocuparé de Visión, vosotros dos subid al jet.

—¡No, los tres subid al jet! —Sam interrumpe, volando por encima—. Los demás nos quedamos aquí.

—Aunque me cueste admitirlo —Clint está de acuerdo con el hombre, sabiendo que la única manera de que su sobrina salga es si lo hace—, si queremos ganar esto, algunos vamos a tener que perder.

—Esta no es la verdadera lucha, Steve.

Steve suspira para sí mismo en una oscura concesión.

—De acuerdo, Sam. ¿Cuál es el plan?

—Hay que distraerlos. Con algo gordo.

—Yo tengo algo bastante gordo. Pero no podré aguantar mucho rato —Scott llama a los demás, corriendo a lo largo de un panel—. A mi señal, salid por piernas. Si acabo partido en dos... no volváis a por mí.

—¿Qué? —Bucky exhala impaciente, sacudiendo la cabeza y entrecerrando los ojos—. ¿Se va a partir en dos?

—¡¿Qué?! —Svetlana mira entre los dos hombres con los ojos muy abiertos—. ¡¿Quién?!

—¿Estás seguro, Scott?

—Lo hago a menudo —responde Scott, después se vuelve un poco más honesto—. Bueno, una vez. En un laboratorio. Luego me desmayé. Y mi hija mayor se rió de mí.

Steve mira hacia el espacio con incredulidad.

—Yo controlo, yo controlo, yo controlo —con un último grito, el hombre salta por el aire—. ¡Yo controlo!

Cayendo sobre el hombro de Lisa, cierra los ojos con fuerza y aprieta pulgares sobre los botones de sus guantes. Entonces, el cuerpo de Scott se estremece de un lado a otro hasta que es un descomunal... hombre gigante.

Scott extiende su monstruosa mano hacia adelante y sujeta sus enormes dedos alrededor de la pierna de Lisa, sosteniendo su forma voladora firmemente en su lugar.

Peter retrocede, exclamando:

—¡Joder!

—Wowza —Lisa respira sorprendida, retrocediendo un poco.

Giant-Man se ríe como un loco, sus ojos grandes de alegría.

Rhodey abre los ojos y dice:

—El chiquitín ya no es pequeño. Ya no es pequeño.

Mientras los tres salen de detrás de los portaequipajes, Steve respira en sorpresa.

—Creo que es la señal.

—¿Por qué no puedes hacer algo así? —Svet mira en broma a Bucky.

Todavía navegando por el aire, Sam se ríe y sonríe.

—¡Bien hecho, Tic-Tac!

Tony frunce el ceño por la forma en que Giant-Man agarra a Lisa en su mano.

Devuélveme a mi Lisa.

—¡Esto está muy mal! ¡Suéltame! —la joven de veinte años lucha contra la monstruosa mano que la sujeta antes de que de repente el hombre retire el brazo—. ¡Oh, espera, espera, no lo dije en serio! —abre los ojos con preocupación y él la arroja por el aire.

Peter grita apresuradamente:

—¡La tengo!

El hermano dispara una red alrededor de sus piernas y la detiene de chocar contra un avión cercano. Giant-Man hace que la lucha sea aún más complicada para el equipo de Iron Man, obligándolos a esquivar autobuses pateados y grandes puños y piernas oscilantes.

—¿Alguien de nuestro bando, quizás, esconde unos extraordinarios poderes y está dispuesto a darlos a conocer? —Tony responde irritado, esquivando un ala de avión—. Se admiten sugerencias.

Mientras el príncipe corre tras el trío que escapa, Clint envía dos flechas que las manos cubiertas de garras de T'Challa atrapan hábilmente. Las sostiene a ambos lados de su rostro cubierto, las puntas estallan en pequeñas explosiones que no le afectan, solo le hacen girar la cabeza hacia un lado.

El futuro rey deja caer descuidadamente las flechas al suelo y se vuelve oscuramente hacia el arquero que lo mira con ojos cautelosos.

—No nos han presentado —el maestro arquero se endereza y baja su arco negro a su lado—. Soy Clint.

T'Challa sisea sin ningún interés en absoluto.

—Me da igual.

Con Steve, Bucky y Svet aún corriendo hacia el hangar, el que queda se esfuerza por detener al otro equipo que rápidamente retoma su plan. Lisa y Tony esquivan las flechas de Clint y los drones de Sam que aparentemente los atacan por todos lados. Wanda y Giant-Man luchan continuamente de un lado a otro con Máquina de Guerra y Spider-Man.

—¡Quita! —espeta Scott, golpeando el cuerpo de Peter como el pequeño insecto que lleva su nombre.

Al instante que Peter se arrastra por toda la cabeza, Visión se acurruca en una bola y lo empuja hacia atrás, haciendo que la altura masiva de Scott lo supere. Al ver al trío acercarse al hangar, Visión cierra los ojos y pasa por el cuerpo de Scott.

Los del hombre se abren y grita en pánico:

—¡Me ha entrado algo!

Lisa sigue su línea y se preocupada por el capitán y la torre que podrían derrumbarse sobre él.

—¡Vis, no! ¡No lo hagas!

Tony mueve la cabeza para mirarla sombríamente.

Visión no le hace caso, ya que entrecierra los ojos ante las personas que todavía corren, y la determinación de no dejarlas escapar vuelve con toda su fuerza. Con una expresión dura, envía un largo rayo amarillo que corta la torre de control, haciendo que se desmorone y se derrumbe. Svet se detiene tambaleándose entre los soldados.

—No vamos a lograrlo... —susurra justo antes de que el cemento se detenga a unos pies del suelo, siendo levantado por la niebla roja de Wanda.

Steve, Bucky y Svet no pierden el tiempo, tratando de pasar por debajo de los escombros antes de que sea demasiado tarde. Con el ceño fruncido, Rhodey lanza su propulsor, rayos brillantes se extienden por el aire y superan todos los sentidos de Wanda. Las manos de la chica vuelan hacia su cráneo mientras grita por el dolor, perdiendo el control de la torre en ruinas. Los tres fugitivos desaparecen de la vista de todos los demás cuando el cemento se derrumba y el polvo se eleva.

♕♕♕

—Eh, chicos —llama Peter mientras se desliza a mi lado—, ¿habéis visto esa peli antigua, El Imperio Contraataca?

—Oh Dios, niño... —murmuro y niego con la cabeza.

—¡Oye, Tony! —Rhodey grita por el comunicador—. ¿Qué edad tiene ese tío?

Veo que papá pone los ojos en blanco antes de responderle.

—¡No sé, no le he datado con carbono catorce!

—¿Os acordáis de cuando están en el planeta helado —Peter continúa balanceándose alrededor de las gruesas piernas del tipo gigante— con esas cosas que caminan?

—¡Santo cielo! —exclamo cuando me doy cuenta de qué demonios está hablando, una sonrisa aparece en mi rostro—. ¡Sí! ¡Chico, te amo! ¡Eres un genio!

Papá responde rápidamente.

—¡Puede que sea buena idea!

—¡Arriba, chicos, ahora!

Papá, Rhodey y yo saltamos por el aire, curvándonos a lo largo del cuerpo del enorme hombre, golpeando nuestros puños en la parte inferior de su barbilla. El hombre imponente cae hacia atrás, agita los brazos y dobla la espalda.

—¡Sí! —Peter se ríe y levanta un pulgar hacia arriba—. ¡Que alucinante!

Giant-Man lucha por mantener el equilibrio y lanza los brazos para tratar de agarrarse, solo para golpear a mi hermano y su sonriente cara. Mis ojos se abren y me quedo sin aliento cuando Peter suelta un gruñido y sale disparado. Grito al ver a mi hermano chocar contra una colección de cajas de madera y yacer inmóvil contra el suelo.

Oh Dios. Lo hemos matado. ¡Era solo un niño y lo hemos matado! Giant-Man se derrumba en cámara casi lenta y cae sobre el cemento. Su forma se reduce hasta su tamaño normal. El hombre gime y hace una mueca cuando libera la máscara alrededor de su rostro.

Entrecierra los ojos y parpadea un par de veces, gritando:

—¿Alguien tiene un terroncito de azúcar?

—Oh, Dios —susurro con horror mientras papá y yo aterrizamos temblorosamente a unos metros de Peter—. Por favor, no. Él no puede estar... papá, por favor, no me digas que ahora la culpa cae sobre nosotros.

Papá me envía otra mirada terriblemente dura antes de que sus ojos brillen de culpa e ira. Pero no me preocupo por él en este momento. No puedo sentir mis manos. No puedo sentir nada más que la agonizante sensación en mi abdomen. La cara de papá está llena de preocupación mientras cae de rodillas y alcanza al niño.

—Chico, ¿estás bien? —Peter deja escapar un grito de pánico y extiende unas manos en defensa que papá tiene que atrapar—. ¡Whoa! Somos del mismo bando. ¿Quién soy? Hola. Somos nosotros.

Relajándose en el suelo, Peter deja escapar un gran suspiro de alivio.

—Hola, tíos.

Suelto mi propio suspiro de alivio, pasándome una mano por la cara.

—Dios, Peter, me has matado del susto.

—Que miedo he pasado —nos informa mi hermanito.

—Sí —papá responde con voz tranquila y cariñosa—. Se ha acabado, ¿vale?

—Definitivamente —asiento y me aferro a mi estómago revuelto, todavía no supero esa sensación.

—¿Qué? Estoy perfectamente.

—Has hecho un gran trabajo —papá rápidamente ordena—. No te levantes.

—Tengo que hacerle volver —mi hermano se intenta levantar y yo empujo su hombro hacia abajo mientras me mira con los ojos muy abiertos.

Papá señala a Peter.

—¡Ve a casa o llamo a tía May!

—¡No! —Peter se queja.

—¡Se acabó! —espeta papá, levantándose.

—Espere, señor Stark, espere. No he acabado. No he...

Mi hermano tiembla bajo mi débil agarre mientras miro a mi padre con el estómago enfermo. El quinjet con Steve y los Barnes sale del hangar y veo cómo navega sobre mi cabeza, y yo sé que participé en eso. Dios, todos tuvimos algo que ver.

Él se pone de rodillas antes de hacer una mueca y caer de nuevo al suelo.

—Vale, he acabado. He acabado.

—Peter —digo su nombre con precaución, como si realmente no mereciera decirlo—, es hora de que te vayas a tu hogar.

Él asiente con cansancio, estirándose sobre su espalda.

—Suena bien.

—Sí —las lágrimas apuñalan mis ojos mientras lentamente giro en un círculo para mirar lo que han caído y los que todavía están luchando—. El hogar suena bien, ¿no?

Pero ya no existe.

Mis labios tiemblan y mi brazo se envuelve alrededor de mi abdomen, mirando el desastre de escombros y fuego. Oh Dios, ¿qué hemos hecho? No podemos marcharnos a casa después de esto. Lo hemos destruido. Hemos destruido todo lo que hemos hecho y me enferma. Este era más mi hogar que otro lugar. Esto le dio a mi padre más propósito del que puedo recordar haber sentido. Y ahora no podemos volver nunca más. Las palabras de tía Peggy me encuentran ahora mientras me paro en los restos de lo que hemos hecho.

Comprométete donde puedas.

—¡Lisa, vamos! —el traje rojo y dorado de papá aparece a la vista cuando se cierne sobre mí—. ¡Te necesito!

Te necesito.

Te necesito.

Te necesito.

Y si no puedes, no.

—No puedo —sacudo la cabeza, enviándole una mirada dura que sé que nunca olvidará.

Los ojos de papá se abren y su mandíbula se aprieta ante mis palabras, como si acabara de aceptar algo. Su rostro se transforma en un resplandor antes de darse la vuelta y estallar con Rhodey a su lado.

Visión acuna cuidadosamente a mi mejor amiga herido, susurrando:

—Lo siento.

—Yo también —dice Wanda en el mismo tono con una respiración profunda que sale de sus labios vacilantes.

—Es como dije: la catástrofe.

Los miro mientras se observan a los ojos por lo que podría ser la última vez. No puedo soportarlo más, así que aprieto los míos, sabiendo que su relación se ha roto y que nunca será lo mismo. No, nada volverá a ser lo mismo.

—Visión, tengo a un enemigo a mis seis —Rhodey grita en nuestra comunicación—. ¡Visión! ¿Me recibes?

Levanto la vista rápidamente hacia el cielo y veo que Sam planea tras Rhodey. Una sensación de malestar se asienta en la boca de mi estómago y camino unos pasos más cerca de la escena, mirando con los ojos entrecerrados. Un escalofrío extraño me recorre la nuca y el vello de mis brazos se eriza.

—Apunta a su propulsor —continúa Rhodey enviando órdenes a Vis—, conviértalo en planeador.

Miro bruscamente sobre mi hombro y veo que Visión se voltea, entrecerrando los ojos y preparándose para disparar con la gema a Sam. Mi mente parpadea. Una visión. Ha pasado mucho desde que no tengo una.

Un hombre en el cielo cae en picado. Aterriza, su cuerpo está roto y la sangre gotea de su nariz. Sus ojos no se abren. ¡Dios, sus ojos no se abren!

Mis ojos se abren y retrocedo con horror. ¡Sam! ¡Él no! No puedo permitir que esto suceda, ¡no dejaré que suceda!

—¡Vis! —giro completamente y corro hacia él—. ¡No, no lo hagas!

Golpeo mi cuerpo con el de Visión y el de Wanda, pero no llego a tiempo. No lo suficiente como para detenerlo. No lo suficientemente cerca. Nunca es así. El largo rayo amarillo de energía sale de la frente de Vis y, cuando aterrizo y me giro bruscamente sobre el cemento, me aparto el cabello de la cara para ver cómo esquiva a Sam.

Y se estrella directamente contra Rhodey.

Toda mi sangre se precipita a mi cabeza y grito algo que no puedo descifrar cuando veo el rayo atravesar el frente de su traje. Y luego lo veo ceder. Su cuerpo se derrumba a medida que comienza a desplomarse desde arriba.

—¡Rhodey! —papá llama por el comunicador y se voltea para mirar a su mejor amigo caer del cielo.

No se detiene. ¡Su cuerpo no se detiene!

—¡No! —grito, tambaleándome hasta mis pies.

¡Rhodes! —la voz de mi padre es agónica y gutural.

Y luego su cuerpo se estrella contra la tierra. Casi puedo escucharlo. La ruptura en sus huesos. La ruptura en su columna vertebral. El último grito de dolor que sale de sus labios. Papá cae frente a él, corriendo por la hierba para poder alcanzarlo. Él no se mueve. Está roto. Está sangrando. Me tiemblan las manos cuando las presiono contra mi estómago nauseabundo. No puedo respirar, mi cabeza gira y las lágrimas inundan mis ojos.

Oh Dios. Oh Dios.

¿Qué acabo de hacer?

Oh Dios mío.

¡¿Qué he hecho?!

El tiempo que pasa es agonizantemente lento. Camiones se detienen a nuestro alrededor. Un helicóptero aterriza. Las sirenas de ambulancia suenan. O tal vez son sirenas de policía. A lo mejos los inquietantes aullidos son de las dos. No puedo descifrarlo. Los minutos pasan con un latido lento y apenas palpitante, el mundo se mueve en cámara lenta a mi alrededor.

Mis ojos renuentes miran a los de mi padre mientras respiro y sacudo un poco la cabeza. No me mirará. Aún no. Es como si no pudiera ya que sus cejas están fruncidas, su cara retorcida y su mandíbula tan apretada que parece que sus huesos y dientes podrían romperse. Sus manos siguen retorciéndose en puños y tiemblan.

Me paro en medio de lo que debe ser un campo de batalla, sintiéndome entumecida por la pérdida, el dolor y la sangre que gotea por mi hombro. Hombres con uniformes tácticos están llegando a la pista de aterrizaje desde todas las direcciones, levantando sus armas a cualquiera que vean como una amenaza. Lo que debería incluirnos a todos ahora. Somos amenazas. Especialmente entre nosotros.

El zumbido agudo de las ambulancias todavía nos rodea, el fuego se desata en el fondo, símbolos de la destrucción causada por mí y por aquellos que pensé que eran mi familia. Los escombros desordenan el cemento, igual que algo de sangre. Mis amigos están siendo golpeados contra el suelo y tratados con dureza mientras son esposados. Incapaz de mirarlos, observo aturdida cómo el cuerpo ensangrentado de Rhodey sale del traje. Los médicos hacen todo lo posible para no dañar más a mi tío, pero no estoy segura de que sea posible. Se ve muy pálido. Su cuerpo se ve desfigurado. La sangre ha manchado su rostro.

—Tú, pequeña traidora —las palabras se escupen con disgusto.

Mis ojos vuelven a mirar a papá mientras él se para frente a mí ahora, respirando pesadamente y apretando los puños con tanta fuerza que tiemblan. Me da la espalda, pero está muy claro con quién está hablando. Todavía no puede mirarme, enviando fuertes respiraciones mientras su cabeza se sacude de un lado a otro.

—¿Tanto te importan tus nuevos mejores amigos que matarías a los míos?

Mi pecho se contrae, lucho por parpadear un poco y mi voz suena áspera cuando pregunto:

—¿Qué?

Él se burla con una risa de incredulidad enfurecida, asintiendo y susurrando para sí mismo:

—¿Qué? ¡¿Qué?!

Respiro hondo, apretando los dientes.

—Puedes preguntar... Tú solo... —se burla una vez más y hay una pausa lenta y miserable mientras vemos el cuerpo de Rhodey ser levantado en una camilla, papá se dé vuelta y la ira se graba en su rostro—. No lo entiendes, ¿verdad? No puedes meterlo en tu estúpida cabecita.

Abro la boca, pero no sale nada; hay demasiada conmoción dentro de mí.

Se ríe en un tono que nunca antes había escuchado.

—Pues yo te lo diré, pequeña traidora repugnante.

Siento que mi cara se desvanece de color.

De pie a un lado en una postura defensiva, T'Challa nos mira con los ojos muy abiertos y cautelosos. Sé que se quedó para estar allí para mí después de que Rhodey cayera, pero ni siquiera puedo mirarlo ahora. No puedo mirar a nadie más.

La voz de mi padre se hace más fuerte cuando grita:

—¡Me quedé con tu patético yo!

Mis ojos se abren.

—No se hicieron preguntas. Vi lo que Janice te hizo y me compadecí. Pero, Dios, desearía no haberlo hecho —su voz se eleva cuando grita con ira ciega, extendiendo su mano y repitiendo los mismos pensamientos que mi madre tenía. ¡No eres nada!

Sin valor.

Inútil.

Hay un hombre que lo tiene todo y nada.

—¡No soy nada! —grito de repente, igualando su ira—. ¡Nunca lo he sido!

—Tony, ¡no lo hagas! —Natasha habla apresuradamente por mí, con el ceño y sus rasgos fruncidos mientras sale del hangar—. ¡Ya has llegado muy lejos!

—¡No! ¡Tú no eres nadie aquí para hablar! —él le grita, señalando con el dedo en su dirección antes de volverse hacia mí—. Arruinaste todo para mí: mi vida, mi carrera, mi libertad, y esto, arruinaste esto; ¡pero nunca me quejé de lo que tenía pasar por ti!

—¡¿Lo que tuviste que pasar por ?! —repito con furia.

—Todas tus lamentables lágrimas y pequeños ataques de ansiedad y patéticas sensibilidades. ¡Lo soporté todo! Mira lo que has hecho; me da vergüenza llamarte mi hija. ¡Lo juro por Dios, me estoy hartando de ti!

Le doy una carcajada sardónica.

—¡Ni de cerca lo harta que yo estoy de ti! —mis pies se acercan aún más—. ¿Qué pasa con todo lo que tuve yo que soportar por ti? ¿No crees que aguanto? Tus errores y tus miedos y tus ¡abandono constante! Te aguanto, ¡¿y te atreves a decirme quién lo hace?!

—¡Te protegí cuando nadie más se molestó por ti! —sus palabras cortan profundamente y, Dios mío, lo sabe antes de que su voz se convierta en un grito—. ¡A nadie le importaba si vivías o morías! ¡A mí sí! —su barbilla sobresale mientras sus ojos se entrecierran con furia—. ¡¿Y qué me has hecho ahora, Lisa?!

Mi brazo se balancea a mi lado.

—¡Hice lo que tenía que hacer! ¡Tenía mis razones! Y nada de eso estaba en tu contra.

—¡No, no, tú eres la razón por la que tres fugitivos han huído! ¿Crees que Ross no descubriría lo que hiciste en la sede? ¿Crees que no me diría que nos traicionaste, que me mentiste? ¡Tú tienes la culpa! ¡Es toda tuya! —mis pestañas parpadean cuando sus palabras se vuelven más pesadas—. ¡Tú eres la razón por la que mi mejor amigo se está muriendo! —me apunta con el dedo, acercándose mientras sus ojos brillan de rabia.

Todo dentro de mí grita que se retire, que huya, que escape antes de que pueda hacer algo. Y casi me quedo sin aliento ante mis propios pensamientos. Pero una rabia horrible se acumula en mi pecho y amenaza con alcanzarme. Con consumirme por completo y, esta vez... esta vez podría dejarla.

Él tiembla de ira, moviendo la mano y acercándose.

—Ayudaste a los asesinos, ¡¿no puedes meter eso en tu estúpida cabecita?!

—Te estuve ayudando, ¡¿no dice eso algo?!

—¡¿Qué más podrías haber querido de mí?! ¡¿Qué más?!

—¡A ti, Tony! —le grito de vuelta; mi pecho tiembla de furia—. ¡Tú eras el que quería un legado y yo solo quería un padre!

Sus ojos se entrecierran y su cabeza se sacude.

—Eres decepcionante, ilegítima y pequeña...

—¡Y tú eres un hombre arrogante, despreciable y no amado! ¡Solo mira! ¡Mira a Howard! ¡A Pepper! ¡A Steve, Clint, Wanda y todos! ¡¿Dónde están ahora?! Se han ido. ¡Como todos en tu vida!

Sus ojos se ensanchan antes de volver a la furia.

—¿Sabes qué? ¡Lo retiro! No te quiero. ¡Te odio, patética mocosa!

Me alejo de él y mis labios se separan en estado de shock.

Él cruza el espacio que acabo de hacer, levantando la barbilla.

Te odio.

Mi respiración se vuelve más superficial y mis manos tiemblan en puños.

No puedo decir si lo dice en serio. Tal vez sí. Tal vez no. No puedo decir nada ahora. Todos estamos muy ciegos. Atrapados en nuestras propias necesidades. Dios, mira lo que hemos hecho. No lo entiendo. ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿En qué nos hemos convertido?

—¿Cómo se sintió eso? —él inclina su cabeza hacia mí—. ¿Hm?

Mis ojos se entrecierran, pero no respondo cuando las lágrimas arden y el calor inunda mi cara y mi pecho se agita de ira.

—¿Cómo se siente? ¿Que la única persona que juraste que estaría de tu lado te apuñalarte directamente por la espalda?

Muestro mis dientes y escupo humildemente:

Veinte años, cobarde. Veinte años para que admitas lo único que es verdad sobre ti: no tienes corazón.

—¡¿Quieres la verdad?! ¡Te diré verdad! ¡La única razón por la que te acogí fue porque alguien te pegó! ¡La única razón por la que te mantuve todo este tiempo fue para calmar mi conciencia culpable!

Respiro hondo, asintiendo rápidamente, mi rostro deslumbrante se ruboriza.

—Pero, ya sabes, ¡desearía que ese hombre te hubiera dejado en el fondo de ese contenedor de basura! ¡Desearía nunca haberte acogido! ¡Desearía nunca haber tratado de preocuparte por ti!

—¡Y desearía que el agujero de gusano te hubiera matado! —me pongo directamente frente a su cara, siseando con los dientes apretados—. Eres igual que ella, eres exactamente igual que mi madre y tu padre. ¡Eres frío, calculador y débil!

Sus ojos parpadean con todas las otras veces que alguien le ha dicho esas palabras, pero no me detengo. Una parte de mí desea que nos detengamos, que podamos retroceder en el tiempo y corregir estos errores. Pero cerré esa parte, exprimí la vida hasta que ya no queda nada de eso. Hasta que solo queda este momento y esta rabia.

—¡Estaba tratando de protegernos! ¡Intentaba evitar esto! —lanzo mis manos a nuestros amigos, que están siendo arrojados a la parte trasera de los vehículos negros.

Me mira profundamente a los ojos, nuestros rostros están a unos centímetros mientras él susurra.

—¿A qué precio, eh? ¡¿Al mío? ¿Al de tu propio padre?

—¡Tú no eres mi padre! —nos miramos con una mirada tan oscura y mordaz que, si fuera en cualquier otro momento, podría estremecerme—. Eres el idiota al azar que se tiró a mi madre esa noche.

Ninguno dice nada. Solo buscamos con disgusto en la cara del otro algo de lo que solía ser esa persona. Algo bueno. Algo puro. Un padre. Una hija. Ni siquiera sé lo que somos ahora. Lo rompí. Él me rompió. Yo tengo razón y él también. Yo estoy equivocada y él también.

Y lo odio por eso.

De repente, unas manos se aferran a mis brazos e intentan apartarme de la cara oscura de Tony Stark. Arranco mi brazo con fuerza del agarre, pero se vuelven más fuertes y pronto me acuesto boca abajo. Tony retrocede unos pasos, parpadeando rápidamente mientras mira a cualquier parte menos a mí. Es como si realmente no pudiera creer que esto está sucediendo, que todo lo que acabamos de decirnos no fue real.

Pero lo fue.

Y no hay que recuperar nada ahora.

Incluso si queremos.

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

  ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀

¿Una disculpa es suficiente?

Um, sobre este final... Poneos en situación. Imaginad que sois Tony o Lisa y que habéis pasado por un montón de cosas como ellos. Imaginad que vuestro mejor amigo se está muriendo, ¿cuál es vuestra reacción? Atacar al primero que se te cruza y conoces, atacarlo con todo lo que salga de tu cabeza, ¿no es así? Eso es exactamente lo que hicieron ellos. ¿Qué creéis que pasará después? No sabéis lo que lloro con esta saga... Dios.

Os dejo aquí abajo un maravilloso dibujo hecho por TABVillagomez, ¡es Lees en su forma de Cuervo Rojo!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro