SEIS

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Capítulo Seis

TYSON CUSIC.

¿Yo ilusionaba a Alondra? Claro que no, no tengo intenciones de ponerme a jugar a romper corazones. Alondra me estaba cayendo bien, pero no tenia en mente ese asunto. No me interesa en lo absoluto tener una relación menos en estos momentos en los que me encuentro, no tengo tiempo y ni quiero hacerlo.

Quiero comprobar algo.

—¿Y que si quiero tener algo con ella?—Demande de mala gana.

Apreté mi mandíbula mirando fijamente hacia el frente. Sentí la mirada de Derek fulminandome. Claro que no era cierto, no tenia pensado tener nada con nadie de hecho, lo que no entiendo es el comportamiento de Derek con el asunto.

¿Desde cuando le importa los sentimientos de mis enamoradas?

—Derek Connolly—Giré mi cabeza en su dirección para observar su perfil serio, mirando fijamente la carretera—, no entiendo ¿Desde cuándo te importan los sentimientos de mis chicas?—Admito, solo raro eso de mis chicas.

No recibí respuesta.

—No me digas.—rasque el puente de mi nariz— Alondra te gus...

—¡No!—Derek detuvo el auto de golpe. Sino hubiese sido por el cinturón probablemente me hubiera partido la vida.

—¿Qué te pasa idiota?—Grité, y en ese instante me di cuenta que esa era la confirmación.

—Lo siento.—Murmuró, apoyando su frente contra el volante, resopló y cerró sus párpados.

—Dime la verdad Derek—Coloqué mi mano en su espalda—, dímelo.

Derek levantó la cabeza, infló sus mejillas y en un suspiro lento soltó todo el aire acumulado.

—Yo estoy comenzando a...—Lo oí maldecir—Sentir cosas por ella.

—¿Y Lucia?—Fue lo único que me salió, fue el primer pensamiento que llegó a mi mente ante las palabras de Derek.

—Te mentí, le mentí y me mentí. Tú me preguntaste si me sentía seguro de mis sentimientos para iniciar una relación, te dije que si cuando no era así, no sentía nada solo lo hice porque creí que en algún momento yo llegaría a sentir algo por ella.—Hizo una pausa—Le hice creer a Lucia que estoy enamorado de ella hasta médula, y no es cierto, solo siento aprecio hacia ella.—Me miró—Me engañé creyendo que podría obligar a enamorarme diciéndome a mi mismo "Ella es grandiosa, ella es la chica que valorará tu corazón" No Tyson, estoy empezando a cansarme de esto. Lucia no se merece esto pero yo, yo no la quiero a ella yo realmente quiero a...

Mi teléfono vibró, era una llamada, justamente de Alondra. Derek observó mi teléfono luego miró mi rostro.

—Connolly amigo mío, yo te ayudaré.—Sonreí sanamente. Corte la llamada y me acerqué a Derek—Dame un abrazo, creo que necesitamos uno.

Derek se dio cuenta de que Lucia había olvidado sus lentes en la parte trasera del auto, así que decidimos pasar por la casa de ella para devolverlos. Derek estacionó el auto frente a la casa, al bajarnos del auto notamos algo raro, y realmente esto no me estaba dando buena espina. Eran casi las ocho y media de la noche, las luces de la casa estaban apagadas, no veía ni se oía ruido alguno.

Derek le habia escrito preguntadole si estaba en su casa y nos afirmó que lo estaba.

Derek y yo nos echamos miradas de duda y caminamos hacia la puerta, al llegar él se acercó a la puerta y en cuanto Derek iba a dar el primer toqué escuchamos una voz detrás de nuestras espaldas.

—No se molesten.

Derek y yo giramos la cabeza de manera brusca.

—¡Arg!—Solté con molestia.

—Hola, Antonio.—Saludó Derek acercándose a él con los brazos abiertos. No, no voy a permitir que Derek le dé un abrazo a mi enemigo.

—Eh.—Tomé a Derek de la suéter, rápidamente se giró hacia mí y bufó.

—¿Qué quieres?—Interrogue jalando a Derek hacia mi lado.

—Estoy aquí por una sola razón.—Se cruzó de brazos y caminó hasta quedar frente a Derek—Lucia no está en la casa.

—¿Ah?—Fue lo único que salió de la boca de Derek.

—Lucia te ha estado viendo la cara de idiota durante dos meses.—Miró a Derek de pies a cabeza luego posó su mirada en mi con desagrado—Solo quería que supieras que Lucia es una chica mala, y yo Derek, ya te lo había advertido y lo pasaste por alto.

Cuando dijo chica mala se refería a una cualquiera, su expresión lo decía todo. Y yo no tenia ni la más mínima idea sobre este asunto.

¿Ya se lo había advertido?

—¿Cómo que ya se lo habías advertido?—Pregunté de mala gana.

—Yo conozco muy bien a Lucia Hernández.—Metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón—Adverti a Derek sobre la verdadera Lucia—Sacó su mano derecha y con el dedo índice apuntó a Derek—, y tú amiguito, te pasaste la advertencia por el culo.

Es mi turno. Levanté mi mano y apunte a Antonio.

—¿Qué nos asegura que este no es uno de tus trucos para separarlos? Algo me dice que sigues ardido porque Lucia prefiero a Derek antes que a ti.

Creo conocer a Lucia lo suficiente para saber que ella no es ese tipo de chica.

—Tengo pruebas de lo que digo. No habló solo por hablar, y tú Tyson lo sabes muy bien.—Relamio sus labios y soltó una risa burlona—Yo fui quien te dijo que Jyle se acostaba...—Estampe mi puño en su mandíbula, perdió el equilibrio y cayó al suelo de rodillas.— Conmigo.—Terminó entre risas.

Derek me tomó de la camisa y me obligó a caminar hacia el auto. Miré sobre mi hombro a Antonio, se encontraba de pie, observándonos con una expresión de asco. Maldije abriendo la puerta del auto y entré.

—Ella me acaba de escribir, dice que estaba en casa de Alondra, pregúntale si está con ella.—Ordenó, mientras se colocaba el cinturón y encendía el auto.

—¿Qué?

—¡Ahora!

Tomé mi teléfono y busqué el número de Alondra, y después de dos llamadas Contestó.

Hola Tyson ¿Cómo estás?

Bien ¿Lucia está contigo?

Eeh, no nos hemos visto desde ayer ¿porqué?

Nada, gracias.

Corte la llamada, solté aire por la nariz, miré a Derek y negué con un movimiento leve de cabeza, él al ver mi rostro arrancó el auto de manera brusca. Nadie habló durante los doce minutos de viaje, miraba de reojo a Derek pero se veía pacifico, estoy seguro que podría estar gritando por dentro, cagandose en todo aquello que se le venga en mente.

Nos detuvimos dos casas antes de la casa de Geovanni. Derek se bajó del auto, le grité dos veces pero me ignoró, caminé detrás de él.

—Derek, yo creo que...

—Cállate Tyson.

Derek caminó hacia la puerta y apretó los puños, después de unos segundos tocó la puerta tres veces. Me acerqué hacia él, rápidamente escuchamos unos pasos acercarse y la puerta se abrió.

—Ey.—Saludó Stella, su mirada se enfocó en mi.—¿Qué los trae por aquí?

Nos quedamos en silencio.

—¡Basta! ¡Odio las cosquillas, Geovanni!

Ambos nos quedamos helados al escuchar esa voz, la voz de Lucia detrás de Stella.



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