Capitulo 4

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Rose consideraba que el plan de Jane era realmente bueno, pero había un insignificante detalle que atrasaba cada vez más el que Rose cumpliera su parte, y ese detalle era que, aunque había salido muchas veces con Regulus Black y este se mostrara bastante atento, caballeroso y coqueto con ella, parecía que no era la única a la que dedicaba sus atenciones.

Si había algo que irritaba a Rose Potter, eran los hombres como Regulus Black. Aquellos hombres que creían que por guapos y adinerados podían disponer de la mujer que fuera cuando quisieran y estas deberían estar siempre disponibles para ellos.

—Según lo que me comentó Severus a Regulus le encantas, literalmente le fascinas, pero considera que eres demasiado joven y eso hace que prefiera salir con chicas de su edad.—dijo Jane

—Eso no me consuela.—dijo Rose con fastidio.— Un día esta cenando conmigo, riéndose a carcajadas y besándome cada dos minutos y al otro se encuentra saliendo con cualquier otra chica. Se que no somos nada pero maldición que respete que salimos muchas veces.—se quejó cruzándose de brazos.

—Bah, al menos tu la tienes más fácil. Yo debo luchar con el constante fantasma de Lily Evans.—masculló Jane con irritación.— Snape nunca va a olvidar a esa tonta, siempre seré la segunda opción, pero no me importa mientras consiga mis planes.

Ciertamente Jane la estaba pasando peor que Rose. Ambas chicas se dejaron caer en el sofá con cansancio y en ese momento llegaron corriendo Crookshanks y Tico. El gato saltó sobre el regazo de su dueña con una carta en el hocico, mientras que Tico colocó su cabeza en las piernas de Jane para que esta lo acariciara.

—¿De quien es la carta que trajo Crookshanks?—pregunto Jane acariciando a Tico.

—Aidan Pucey.—respondió Rose leyendo la carta.— Acaba de volver de un congreso en Nueva York y me esta invitando a cenar esta noche en St Claire.

—Oh, pobre Aidan. Siempre estuvo muy enamorado de ti.—bromeó Jane.

—Tu bien sabes que solo me quiere tener en su cama.—replicó Rose.

—Sí, pero eso no quita que es muy galante contigo.—Jane le guiño un ojo.

Y en ese momento, Rose tuvo una idea.

Se levantó del sofá al mismo tiempo que Crookshanks la miraba moviendo la cola con diversión. Jane la miro confundida.

—Creo que hoy pasaras la noche con Severus.—dijo Rose.

—No es necesario, le dije que quizá me quedaría contigo.—dijo Jane confundida.

—Sí, pero yo no estaré esta noche.

—¿De que hablas?—frunció el ceño y Rose la miro con una sonrisa arrogante.

—Hablo de que esta noche saldré con Aidan Pucey.

—¡¿Qué?!

(...)

Era difícil conseguir una reservación en St Claire, especialmente de noche que es cuando había música para bailar, pero para suerte de Rose, aquella noche iba con Aidan Pucey, quien aunque no pertenecía a la Elite mágica, si que era muy adinerado y con muchas influencias.

Aidan y Rose conocían de Hogwarts, donde Aidan pertenecía al mismo grado que Jane, o sea, un año más grande que Rose. Desde que ella estuvo en cuarto y él en quinto, Aidan comenzó a intentar coquetearle y llevarle a la cama más de una vez sin éxito alguno. En realidad, esta noche tampoco tendría éxito, pero Rose pretendía aprovechar muy bien aquella salida.

Rose tenía un corazón dulce y amable, pero no dejaba de ser una Slytherin. Ella era astuta, ambiciosa, vengativa y muy manipuladora y esa noche iba a hacer gala de todas sus habilidades.

Esa noche había dos grandes posibilidades de su cita con Aidan, la primera era que alguien conocido de Severus o de Regulus la viera y les contara que estuvo ahí con Aida. La segunda posibilidad es que el mismo Regulus, el cual solía ir cada fin de semana con su conquista semanal, la viera con Aidan y ardiera en celos.

En cuanto Aidan y Rose pasaron por la pista, ella vio a lo lejos a Regulus con una chica rubia. De inmediato giro el rostro y fingió no haberlo visto, era mejor que no pensara que le importaba. Sabía que estaba jugando con fuego, pero Rose no temía quemarse.

En cuanto se sentaron en su mesa, Aidan le sonrió con coquetería y un mesero les tomo la orden. Rose repaso visualmente el lugar y tuvo que hacer un gran esfuerzo por reprimir una sonrisa cuando notó que Regulus se acercaba a su mesa acompañado de la chica rubia. Aunque tuvo que ocultar su sonrisa, eso no evito que cruzara las piernas y levantara un poco más la falda de su vestido blanco.

—Te ves hermosa, Rose. —alagó Aidan.

—Y tú estas tan guapo como recordaba.—sonrió Rose.

—Ejem.—un carraspeó los interrumpió. Frente a ellos estaban Regulus Black con una sonrisa tensa y una emocionada rubia.—Buenas noches, siento interrumpir.

—Señor Black, es un placer volver a verlo.—saludó Aidan levantándose y extendiendo su mano.—Ella es Rose Potter, mi acompañante.

—Pucey.—saludó estrechando su mano quizá con demasiada fuerza.—Rose, que sorpresa.—dijo mirándola profundamente.

—Hola, Reggie.—saludó con una sonrisa.— ¿No nos presentas a tu acompañante?

—Sí, preséntame, Reggie.—repitió la rubia abrazándose a su brazo.

—Solo ella puede llamarme Reggie.—dijo con frialdad a la chica y miro a la pareja. Aidan estaba serio y Rose bebía de su copa, tratando de ocultar la sonrisa— Ella es Sonya Greengrass.

—Un placer, Sonya.—saludó Rose amablemente y Sonya le sonrió.— Ignora el mal caracter de Reggie, a veces se le sale lo Black.

En ese momento apareció el mesero y les sirvió los alimentos.

—Nos vemos despues, provecho.—dijo Regulus secamente y se fue de ahí con Sonya.

—¿De donde conoces a Regulus Black?—pregunto Aidan con el ceño fruncido.

—Jane ahora sale con Severus Snape, y ya sabes que esos dos siempre andan juntos.—respondió vagamente.

—¿Snape y Jane? Vaya, hasta que se le cumplió a Jane.—rio Aidan.

La cena transcurrió de manera tan agradable que durante un tiempo, Rose prácticamente había olvidado el porque estaba ahí esa noche. Despues de cenar, Aidan y Rose bailaron un poco en la pista, hasta que en un punto Aidan se excuso con ir al baño. En la barra, Rose bebió de su copa y alguien se colocó a su lado.

—¿Te diviertes, Rosie?—cuestionó Regulus con una falsa sonrisa.

—Bastante, gracias.—respondió Rose con tranquilidad.

—Bien. Eso es bueno. Yo también me estoy divirtiendo.

—Que bien.—dijo Rose bebiendo.

—Sí, que bien...No sabía que conocías a Aidan.

—Era compañero de Jane en Hogwarts.—explicó Rose.

—Ah, cierto. Debe haberte impresionado bastante.—sonrió con desdén.

—Me invito a salir, es todo.—se encogió de hombros.

—Luces estupenda.—la miro de arriba abajo.—pareces una dulce ángel con ese corto y bonito vestido blanco.

—Grac...—Regulus la tomó de la cintura y la jalo hacia el, intentando besarla pero ella giro el rostro.—Detente, Regulus.

—Esto no me gusta.—dijo Regulus molesto, mirándola a los ojos.

—¿Qué cosa?—pregunto con fingida inocencia.

—Viniste aquí con Aidan Pucey.—atacó.

—Y tú con Sonya Greengrass.—contraatacó.

—¡Lo sé!

—¿Y cuál se supone que es el problema?—se cruzo de brazos.

—El problema es que viniste con un hombre que no soy yo.—confesó— Vámonos de aquí.

—No voy a irme.—negó con tranquilidad.

—¿Prefieres pasar la noche con Aidan Pucey que conmigo?—cuestionó indignado.

—Vine con él, Regulus. —replicó con el ceño fruncido.—Incluso si Aidan y yo no somos novios, yo siempre le doy fidelidad a mis parejas, incluso si solo son citas. Yo siempre respeto a mi acompañante.

»Y ahora quiero dejarte algo en claro, tú y yo no somos nada, tu así lo decidiste así que no vengas a reclamarme nada ahora. Yo no soy una parada en el camino. Soy un destino. Más aparte, mi vida es tan generosa que no necesito un novio para sentirme plena.

»Ahora vuelve con Sonya y diviértete, que yo haré lo mismo con Aidan.

Dicho esto, se dio media vuelta dejando atrás a Regulus, quien la veía con seriedad. La noche paso asombrosa para Rose, le había dado un gran trago de su propia medicina a Regulus y a parte se había divertido con Aidan.

A la mañana siguiente, Rose soltó un jadeo de sorpresa al ver como en su comedor había miles de peonías rosadas. Crookshanks y Tico estaban acostados sobre unas, jugando. Asombrada, Rose tomó una nota que estaba sobre la mesa y leyo:

"Me dijeron que eran tus favoritas. Lamento lo que ha pasado, prometo ser menos imbécil y no volver a negar lo que siento. Cuando veas esto, por favor baja."

Rose se colocó la bata blanca de su pijama encima de su delgado camisón para dormir y con sus pantuflas salió de su apartamento. Era muy temprano, eran las seis y media de la mañana y el amanecer estaba en su mayor punto cuando Rose bajo hasta el primer piso, encontrándose en la acera con un despeinado Regulus, quien usaba el mismo traje de anoche y cargaba una caja blanca entre sus manos.

—Te traje macarons...¿te gustaron las flores?—pregunto Regulus y ella sonrió.

—Me encantaron.—asintió y se acercó a él, tomando la caja entre sus manos y frunció el ceño.— Ladurée...esa tienda esta en París.—lo miró asombrada. Regulus se encogió de hombros.

—¿Quieres ser mi novia, Rosie Potter?—pregunto con suavidad y ella sonrió.

—Me encantaría, Reggie.

Los labios de Regulus atraparon los de Rose con suavidad, iniciando así un dulce besó que culminó en un cariñoso abrazo.

Rose sonrió, la fase uno: ser sus novias, estaba completa.

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