acurrucarnos en el sofá

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Es domingo por la tarde y Lisa se encuentra sola en casa, sus padres están teniendo una cita romántica y sus hermanos salieron a casa de unos amigos, no le molesta estar sola en casa. Ama tener un tiempo a solas para ella de vez en cuando y ama estar calientita en su nido. Suspira y se hunde más en las mantas del sofá. Las mantas, almohadas y prendas se expanden hasta el suelo y sonríe por eso. Ama tanto estar en su nido.

Hay un programa de remodelación de casas reproduciéndose en el canal de H&H con el volumen bajo, ni demasiado alto para fastidiar a Lisa, ni demasiado bajo para hacerle agudizar el oído. Hay palomitas en el brazo del sofá y un gran vaso con gaseosa justo al lado de las palomitas, pero el vaso está apoyado en la mesa que está junto al sofá. La casa está en completo silencio y el barrio también, solo se escucha la voz de uno de los gemelos de Hermanos A La Obra por toda la casa. Lisa enserio ama los domingos como estos.

Pero toda su paz se ve interrumpida cuando el timbre de la casa suena por toda la casa e interrumpe el sonido de la voz de Jonathan explicando la remodelación; por supuesto, también interrumpe su comodidad y todo eso combinado la hace fruncir el ceño y resoplar. No esperaba una jodida visita.

Se queda en su lugar, esperando y deseando que la persona se vaya y deje de interrumpir su comodidad.

Como siempre, demostrado en diversas ocasiones, la Diosa Luna parece nunca estar de su lado y el timbre vuelve a sonar junto con un golpeteo en la madera de la puerta principal. Se hunde más en las mantas y cierra sus ojos fuertemente, deseando que ahora sí se rinda esa molesta persona. Su teléfono suena en algún lugar de su nido y se queja mientras tira con odio las mantas fuera de su cuerpo.

―Voy a asesinar a quien sea que me esté fastidiando —se queja e intenta no mover mucho las cosas en su nido para que su omega no se queje.

Toma el teléfono entre sus manos y en el momento que lo hace la llamada se corta y no llega a leer quien es, gruñe molesta. Desbloquea el aparato y baja la barra de notificaciones para encontrarse con una llamada perdida de Jennie, chilla y corre hacia la puerta. Ni siquiera se fija en su apariencia, solo en lo feliz que están ella y su omega por la visita. Abre la puerta con un puchero y una brisa de pomelo y sandía la golpea dulcemente en la cara. Ama tanto el aroma de Jennie.

―¡Interrumpiste mi momento de paz! ―se queja y tira de la alfa hacia adentro, ni siquiera la mira correctamente―. ¡No hagas eso, es molesto que tenga que mover mi culo para abrirte la puerta!

Se cruza de brazos y cierra la puerta, Jennie está estática en su lugar con una sonrisa preciosa y con una mirada boba que recorre todo su cuerpo. Mira hacia abajo y enrojece. Lisa no espera estar tan malditamente desarreglada. Tiene unos shorts de pijama, unas medias de patito que fueron tejidas por su abuela y un polo que está manchado con acrílico y la Luna sabrá cuantos otros artículos de limpieza o arte.

―¿Cómo es posible que siempre te veas tan adorable y preciosa con todo lo que llevas? ―Jennie parece salir de su trance y se acerca a la omega para acorralarla contra la puerta―. Un día de estos te voy a regalar una de mis remeras, apuesto a que se verían increíbles en tu hermoso cuerpo —gruñe y le deja un casto beso sobre sus labios.

Lisa le regala una sonrisa e intenta abalanzarse sobre la alfa, pero Jennie se aleja, Lisa está a punto de protestar, pero una tarta de cerezas es presentada frente a sus ojos. Siente a su omega ronronear y la siente jadear cuando Jennie saca de detrás de su espalda su otra mano oculta para presentarle un bonito ramo de rosas blancas. Su vista se pone borrosa y sonríe.

―Oww, alfa, son tan lindas ―toma el ramo entre sus manos y acaricia los pétalos con sus dedos―. ¿Estás intentando comprar mi perdón o estás intentando hacer un buen cortejo? ―Lisa levanta su mirada y Jennie ríe entre dientes.

—Tal vez ambas ―se acerca y envuelve su brazo libre en su cintura―. También vengo a invitarte a una cena, podemos pedir lo que sea en el restaurante del padre de Rosé.

―Es lo menos que podía hacer ―ambas ríen y Jennie deja besos por toda su mandíbula―. Pero no quiero ir a cenar.

Jennie se separa suavemente y recorre su rostro con su mirada, Lisa se siente enrojecer, le encanta que Jennie sea tan cuidadosa y protectora con ella, la hace sentir en casa. Aún hay un poco de inseguridad en su corazón con respecto a todo lo que es la alfa, pero con detalles tan lindos como estos y con cada beso que le roba en los pasillos de la escuela hace que su corazón se caliente lentamente y rebose de amor.

―¿No quieres? ―pregunta con preocupación mientras se muerde sus carnosos y rosados labios―. ¿Hay algo mal? ¿Esto fue demasiado? Lo siento, si... ―Lisa niega con una sonrisa y atrae a la mayor desde su camisa de botones sueltos para robarle un beso.

―No hace falta que me lleves a lugares lujosos para el cortejo alfa, con ver algo en la tele y acurrucarnos en el sofá soy más que feliz —se encoge de hombros y la tensión en los hombros de la alfa se va.

―Oh... yo... ―Jennie se pone inmediatamente incómoda y vergonzosa y Lisa quiere reír por eso―. No quiero importunar, si es que tus padres o tus hermanos están en casa. No me parece correcto —niega con un poco de pánico y preocupación.

Lisa quiere reírse y decirle que es una idiota, pero entiende la incomodidad de quedarse en un lugar donde no se siente del todo bienvenida, pero Lisa está intentando cambiar eso tanto como puede. Aunque sea sus hermanos dejaron de gruñirle a la pelinaranja durante estos días y su pa Jiun ya no se pone tan dramático cuando dice que saldrá con Jennie, sobre todo porque sabe que su papi Ben le tirará de las orejas si dice algo.

―No, Nini, puedes quedarte. Solo estamos nosotras ―le regala una suave sonrisa a su alfa para que se quede más tranquila y con una mueca y una pizca de preocupación en el aroma de Jennie, ella asiente―. Bien, entonces ven a la sala. Espérame aquí.

Tira de la manga de la camisa de Jennie y la deja en la entrada a la sala mientras toma entre sus manos la tarta y corre a la cocina para dejarla en la isla y poner sus bonitas rosas en agua. Cuando vuelve a la sala Jennie está estática con su mirada clavada en el sofá, en ese revoltijo de prendas, almohadas y mantas que Lisa orgullosamente llama nido.

―¿Ese es tu nido? ―Jen pregunta en un susurro mientras traga audiblemente, su mirada brilla y está largando feromonas dulces que huelen a sandía.

―Sí, lo es ―sonríe y camina hacia el sofá para meterse entre las mantas. Mira de reojo a la alfa que está parada detrás del sofá y le regala una sonrisa pícara―. ¿No vienes? ―Jennie se atraganta cómicamente con su saliva y la ve tambalearse en su lugar.

―¿A tu nido? ―ella vuelve a preguntar con cuidado mientras rodea el sofá sigilosamente, dudando de sus movimientos. Su omega ronronea en su pecho.

―Sí, alfa. Siempre eres bienvenida a mi nido —sonríe y estira sus manos para incentivarla.

Jennie se quita lentamente sus botas y se mete cuidadosamente a su nido. Su corazón se hincha con cada movimiento cuidadoso de la alfa y sonríe largando involuntariamente feromonas más dulces para hacerle saber a su alfa que es bienvenida y que está tan feliz de que esté en su nido. Donde pertenece, en su hogar.

―Huele muy rico, tu nido es precioso, omega ―halaga y su chica se regocija por eso―. También es muy suave y acogedor, no entraba a un nido desde que tenía doce ―Jennie sonríe y se pega a su costado para abrazarla―. Mi padre solía hacer nidos para mi mamá y yo, pero definitivamente esto no se compara a nada con eso. Se siente distinto el tuyo, como si siempre perteneciéramos aquí.

Besa suavemente su coronilla y la marca sigilosamente con su aroma, Lisa sonríe por eso. Alfa tonta, siempre piensa que no nota eso, pero de todas formas no se queja porque a ella y a su omega les encanta tanto. Jennie hace que su nido se sienta mucho más cálido y hace que su cuerpo se sienta pesado y adormecido. Tira a la coreana a lo largo del sofá y se recuesta sobre ella, el pecho de la alfa se sacude entre un gruñido y un gemido, deja un beso allí y se acurruca.

―¿Podemos tomar una siesta? ―pide y hace un puchero. Se siente tan cómoda.

―Claro que podemos, tú mandas en tu bonito nido ―Jennie sonríe con encías y le deja un beso en su frente antes de acurrucarlas para que estén más cómodas. La marca con su aroma y reparte besos por su cabeza―. Te quiero mucho, omega. Sé que es pronto para sentirlo, pero mi alfa y yo te amamos tanto que es inevitable no dejar salir un poco de ello.

Rueda sus ojos con cariño, Jennie es insoportable con sus cursilerías románticas, el otro día le escribió un verso y tocó la guitarra para ella bajo la luz de la luna, Lisa quiso burlarse de eso, pero el brillo en los preciosos ojos de la alfa se lo impidió. De todas formas, su tonto corazón y su caprichosa omega nunca le permitirían enamorarse de otro alfa y Lisa está muy de acuerdo con eso.

―Yo también te quiero mucho, alfa —deja un beso sobre el pecho de la mayor y con un suspiro cierra sus ojos para poder dormir.

***

―¿Llevarás puesta su remera de equipo? ―Seulgi pregunta mientras sostiene el volante del auto y tiene su mirada fija en el camino.

―Sí, ella dice que quiere que todos sepan que soy suya ―sonríe con orgullo y con sus mejillas calientes. Seulgi ríe exageradamente y Lisa le patea el muslo―. ¡No te rías, idiota! ¡Solo estás celosa porque ya no habrá carteles para ti!

Sí, el cortejo está a punto de terminar y ellas han avanzado lo suficiente en su relación de omega-alfa. Lisa se siente feliz de haber perdonado a Jennie, ella se ha estado comportando como la mejor alfa en todo el jodido mundo y sus padre ya la invitan a cenar así que eso es un gran avance para Lisa. Hoy tendrán un partido importante para entrar a las nacionales juveniles y Lisa quiere estar ahí para Jennie y decirle lo mucho que la quiere antes de que entre a la cancha.

Así que cuando el auto se estaciona y Seulgi toma su bolso, Lisa le sigue el paso hasta los vestidores para desearle suerte a ella y a su bonita y mimada alfa. Cuando entra Jennie solo tiene sus bóxers y una blusa corta cubriendo su lindo y marcado cuerpo, ambas se ven afectadas al conectar miradas con la otra. Lisa ama tanto el cuerpo de su alfa y aunque aún no hayan avanzado a más de besos muy calientes y alguna que otra mano traviesa a la omega, realmente le gustaría tener su nudo.

Se sonroja por ese pensamiento caliente y más lo hace cuando Jennie le regala una sonrisa arrogante y dulce a la vez, siente su tonto olor a whisky con pequeñas pizcas del que en realidad es su aroma. Evita rodear su ojos antes eso, sabe que Jennie ahora mismo está teniendo un momento alfa y por eso se deja agarrar por la cintura y ser estampada contra los casilleros del vestidor mientras la pelinaranja se hunde en su cuello con un gruñido.

―Voy a ponerme dura aquí mismo porque te ves tan linda, omega —gruñe y chupa su punto de unión, donde si la Diosa Luna lo desea tendrá una marca de su alfa, Lisa solo se limita a cerrar sus ojos y morder sus labios para reprimir un gemido.

―Eres tan romántica, alfa —se burla y la abraza por el cuello―. Te extrañé hoy en la tarde —hace un puchero, Jennie no pudo acurrucarse en su nido con ella porque tuvo que entrenar.

―Oh, por la Luna, vayan con sus cursilerias a otra parte ―Jisoo se queja desde la entrada mientras entra al lugar―. No es como si no se hubieran visto hoy en la mañana.

―Solo estás celosa, idiota —Lisa se burla y le saca la lengua mientras ve a Rosé salir de las duchas, va secando su cabello con una toalla.

―Jennie, dile a tu omega que no le hable así a mi alfa —Rosé se queja y se acerca a Jisoo para darle un rápido beso en los labios. La alfa mayor enrojece lentamente y Lisa se burla con una risa mientras Jennie sigue olfateando su cuello.

Ambas alfas hablaron de sus mierdas y acomodaron sus inseguridades. Rosé le prometió a Jisoo comenzar a ser más públicas en cuanto a su relación y el fin de semana luego del baile, el lunes, Rosé había entrado con una sonrisa brillante y casi hace que Jisoo tenga un ataque de euforia cuando la estampó contra los casilleros en medio del pasillo y la besó frente a todos.

Fue algo difícil la primer semana, algunos del equipo de fútbol decidieron hacer comentarios estúpidos al respecto y Jennie se había visto obligada a golpearlos un poco y a hacerlos entrenar de más. Fue algo difícil para Jisoo también, Lisa estuvo para ella con muchos abrazos cálidos y largas y profundas conversaciones al respecto. Pero ahora, después de casi dos meses, todo se sentía normal y los comentarios ignorantes dejaron de hacerse.

―Jennie está demasiado concentrada intentando aparearse con el cuello de Lisa, ni siquiera lo intentes, amor —Jisoo ríe y abraza a Rosé mientras se esconde en su cuello. Lisa sonríe ante la vista, le hace feliz ver siendo quien es a su amiga.

―Alfa, ¿podrías dejarme ir? ―Lisa susurra y aleja cuidadosamente con sus manos el rostro de la alfa de su cuello, Jennie solo se limita a gruñir un poco.

―Pero te ves tan linda con mi remera de equipo que no quiero que nadie más te vea. Es ilegal —la abraza por la cintura y la pega a su pecho mientras la intenta ocultar de todos y la marca con su aroma.

―Pero ese es el punto, tonta. ¿O no quieres que todos sepan que soy solo tuya? ―intenta no reír ante el gruñido de la alfa.

Finalmente Jennie la deja ir, no sin antes una sesión de besos y con quejas de parte de los compañeros de equipo con respecto a que se consigan una habitación. Lisa se sienta casi al final de las bancas para tener una mejor vista y para que su cartel se vea mejor. Tiene letras brillantes y grandes que completan la frase de "¡Mi alfa es la mejor jugadora de todos! ¡Vamos, Jennie!". Puede verla desde donde está sentada a la arrogante y reluciente sonrisa de su alfa.

Tal vez, después de todo, no fue tan malo ser parte de una tonta apuesta, porque eso le dio paso a esa boba y bonita alfa para que se dé cuenta de que eran destinadas. Lisa sonríe y rueda sus ojos con cariño ante los besos que le tira su chica.

Fin

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