1O : cena ¿romántica?

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Mientras está recostada en su sofá comiendo las sobras del pastel que hizo su padre, su teléfono suena sobre su estómago, Rosé traga lo que está comiendo mientras mueve perezosamente su mano para tomar el aparato.

Es un mensaje de Lisa. Ellas han estado mensajeando casi todo el día, enviándose cosas tontas o hablando de a donde irán hoy en la noche. Cuando Lisa le dijo que se la estaba pasando bien acurrucada con sus amigos, su alfa gruñó molesta y Rosé tuvo que toser dramáticamente para borrar la mirada curiosa de su padre.

Rosie:

¿Qué debería ponerme para esta noche?

Lili:

Lo que tú quieras

Algo que te haga sentir cómoda.

Rosie:

Pero no debe ser elegante, ¿No?

Lili

Nop :)

Rosie:

Ok ;)

Entonces, nos vemos luego. Xx.

Rosé suspira y tira su cabeza hacia atrás, su padre está sentado en la isla del comedor y la está mirando con curiosidad. Odia tanto la forma en la que su padre siempre es tan intuitivo. De alguna forma siempre logra adivinar todo.

—¿Saldrás hoy? —él pregunta y Rosé comienza a sentir una punzada en sus ojos por dejar la sangre correr.

—Sí, pero es una salida de amigas. —se apresura a responder.

—No es como si te estuviera acusando de algo, cariño —ríe suavemente y frunce su ceño—. ¿O hay algo que quieras decirme?

—¡No, pa! —Rosé se queja y se sienta correctamente cuando su cabeza y cuello empiezan a doler—. Solo somos amigas.

—¿Saldrás con la omega? —él tiene esa sonrisa de padre divertido, como si estuviera diciendo, lo sabía.

—¿Tendrás una cita con una omega, hija? —su madre entra desde la puerta que da al jardín, está algo agitada, como si se hubiera apresurado a venir.

—¡No! —niega con su cabeza y se para del sofá—. Solo es una salida entre amigas, los alfas y omega pueden ser amigos.

—No después de lo que me contó tu padre. —ella tiene esta misma sonrisa pícara que su padre.

—¡Papá! —hace puchero y pisotea—. ¡No tenías que contarle a mamá! —su madre la molestará por el resto de su vida.

—Pero estoy muy seguro que esa omega es tu destinada hija, y yo nunca me-... —no lo deja terminar porque corre a las escaleras mientras grita y tapa sus oídos.

—Dale un poco de tiempo, cariño. —la alfa mayor dice y deja un beso sobre la frente del omega.

—Espero que no sea tarde cuando se dé cuenta. —JiYong suspira y le sonríe a su alfa. Su hija a veces suele ser muy inmadura.

***

Cuando la puerta se abre, Rosé cree que su alfa murió o volvió a dormirse dentro suyo porque aún no a hecho ningún tipo de reacción a la omega, pero unos segundos más tarde está gruñendo y repitiendo una y otra vez que se lance encima de la Tailandesa y la marque como suya. Se mueve algo inquieta en su lugar por las ideas estúpidas e inapropiadas de su alfa. Lisa lleva puesto una pequeña falda negra junto a un top que tiene brillos y resalta su piel dorada.

—Hola... —su voz sale algo áspera y ronca, se aclara la garganta porque la omega frente suyo ahora está muy sonrojada—. Te ves... Te ves bien.

Oh, gracias —Lisa hace una pequeña mueca y se da la vuelta, metiéndose en la casa otra vez—. Lo siento, dame un segundo, olvidé mi abrigo.

—Sí, no hay problema. —sonríe a medias y por más que intente no mirar hacia las escaleras y ver como la falda corta que lleva la omega se levanta levemente, no puede.

—¿Estás intentando llegar a segunda base con mi hija? —Khun aparece frente suyo, cruzado de brazos. Rosé salta en su lugar por el susto y lleva una mano a su pecho.

—Señor... —el alfa levanta una ceja y la mira cuidadosamente, Rosé traga—. Solo es una salida de amigas.

—En realidad, se ve como si quisieras cortejar a mi hija. No sé si aún no te das cuenta de lo que tu alfa intenta hacer o si realmente tienes otras intenciones. —Khun la recorre con su mirada y Rosé traga.

En realidad, el padre de Lisa tiene un buen punto, tal vez su alfa todo este tiempo dio pequeños indicios de que quiere cortejar a la omega y tal vez ella estuvo muy concentrada en ganar la apuesta que no lo notó. O solo sea el gran problema de la tarta de cerezas y que estos alfas son demasiado protectores y rencorosos.

—Prometo cuidar de su hija y no dañarla. —Rosé dice con firmeza, no sabe de dónde saca tanta confianza.

—No me prometas cosas a mí, niña, solo no quiero tener una omega con un lazo roto, jamás soportaría ver a mi cachorra triste. —Rosé asiente, el alfa tiene el ceño fruncido y cuando los pasos de la omega se escuchan en las escaleras, Khun sonríe apenas.

—¡Pa! —Lisa se queja con un puchero y se abraza al alfa—. Prometiste no asustar a Rosé, volveré antes de las diez.

—Eso espero, sino tendremos algunos problemas con cierta alfa. —Lisa ríe suavemente en el pecho de su padre, ajena a la mirada que le está dando el alfa a Rosé, hace que su piel se ponga de gallina.

—Prometo traerla antes de las diez. —Rosé infla su pecho, su alfa haciendo presencia, demostrando que protegerá a la omega.

—Te amo, papá, nos vemos luego. —Lisa sonríe hacia el alfa y hace puntitas para darle un beso en la mejilla.

Ellas caminan en un extraño silencio hacia su auto y antes de que Rosé tenga tiempo de recordar sus modales y abrirle la puerta a la omega, esta toma la delantera y se desliza por el asiento del acompañante rápidamente. Rosé da la vuelta y se sienta junto a la omega, el auto se pone en marcha.

Está será, sin dudas, tal vez la peor cita de su vida. Rosé suspira en su miseria.

***

—No puedo creer que no te guste el sabor de menta con chocolate, Rosé, eres una maldita asquerosa. —Lisa se queja a su lado y la empuja juguetonamente, la alfa sonríe con hoyuelos.

—A ti no te gustan los aguacates, son la mejor cosa que hay. Se pueden comer con todo. —Lisa achica su cara del asco y Rosé ríe con una fuerte carcajada, tapa su boca por inercia.

Deag, solo lo dices porque eres una maldita adicto al ejercicio. En mi vida haría tanto esfuerzo por mantenerme asquerosamente sano con esas mierdas de jugos verdes.

—Son deliciosos, que no sepas apreciar lo bueno, no es mi culpa. —Rosé se encoge de hombros y se sienta en un banco que hay allí. Su tono sarcástico hace rodar los ojos de la omega.

Durante el viaje a la parte céntrica de su ciudad, Lisa decidió que sería una buena opción recorrer la avenida principal y tomar un helado, se conocieron un poco más y para no caminar como unas idiotas, la alfa propuso que podrían ir a sentarse en medio de la plaza que estaba allí. Hay luces de colores en algunos árboles, el otoño está llegando y las luces que alumbraron las cálidas noches de verano, ahora se sienten melancólicas.

—Creo que la única que no sabe apreciar lo bueno, eres tu. —Lisa la mira de reojo, no hay sarcasmo en su voz, solo un poco de ironía. Cuando Rosé frunce su ceño hacia la omega en busca de una respuesta, sus ojos viajan a los labios rojizos por el frío del helado.

—No todo en la vida es bueno, Lisa —Rosé pestañea, admirando el momento exacto en el que la omega pasa su lengua sobre la bola de helado. No debería calentarse con algo tan común, pero su alfa no piensa lo mismo.

—Exacto, los aguacates son un ejemplo. —Rosé ríe y se manda una cucharadita de su helado de vainilla con cerezas.

Sí, Rosé intentó ser discreta, pero su alfa ganó en la batalla y la obligó a pedir algún sabor que contenga cerezas. Las mejillas de Lisa se habían puesto de un bonito rosa al escuchar su sabor, Rosé solo intentó convencerse de que era por el frío de la heladería y no por otra cosa.

—Me gusta como estás vestida hoy, ¿Por qué no vistes así normalmente? —pregunta, su helado está a punto de terminarse.

Oh... Uhm... —Lisa se remueve en su lugar y rasca su nuca distraídamente—. No me gusta que los alfas de la escuela piensen que soy un trofeo o que solo cambien su actitud de un día a otro porque me vieron en falda.

—Bueno, tiene sentido. Aunque creo que te queda muy bien esta ropa, sin importar lo que los demás digan o piensen. —envía una sonrisa cálida a la omega, que tiene sus mejillas fuertemente sonrojadas, esta vez se permite disfrutar de la hermosa vista.

—Gracias, Park —Lisa sonríe suavemente y tira el cucurucho de su helado—. Lo siento, sino me llenaré antes de la cena.

La omega está temblando suavemente y aunque tiene una chaqueta puesta, su falda hace que el frío se cuele fácilmente por su delicado y lindo cuerpecito omega. Rosé se acerca cuidadosamente y Lisa la mira bajo sus bonitas pestañas.

—¿Está bien si te doy calor? —pregunta casi en un susurro, ni siquiera sabe por qué lo está haciendo, pero la omega logra oírla y asiente suavemente.

—Solo, no me marques con tu aroma o mis padres te matarán. —ambas ríen.

Uno de sus brazos pasa por encima del respaldo de la banca, pasando por la suave nuca de la omega y anclando su mano alfa en el delicado hombro de la omega. Acerca cuidadosamente a la omega hacia su costado y las cerezas con chocolate danzan en sus fosas nasales. Nunca antes creyó amar tanto la cálida cercanía de una omega. Lisa se acurruca tiernamente a su costado.

Rosé tiene este impulso de querer agarrar a la omega de sus bonitos muslos de ensueño y ponerla sobre su regazo, pero además de que sería inapropiado, sería extrañamente incómodo. Esto ni siquiera es una cita, se intenta convencer de ello y de aclararle las cosas a su alfa.

***

Esta vez, Rosé es más rápida y toma la chaqueta de Lisa entre sus manos, intenta no distraerse con las bonitas clavículas y cuello expuesto, corre la silla para la omega y ella murmura un suave ‹‹gracias››. Su alfa se pavonea orgullosamente dentro de su pecho y Rosé sonríe con hoyuelos y todo.

Ellas hablan un poco y piden su orden, Lisa pide un pollo envuelto en jamón con un poco de puré de papas, Rosé pide exactamente lo mismo, es su plato favorito en el restaurante del papá de Jennie. Cuando su orden llega y Lisa ya terminó de contarle aquella vez que sus hermanos alfas la defendieron de un pobre beta en la tienda de ropa que solo intentaba venderle ropa interior, es cuando a Rosé le entra la curiosidad.

—¿Y... irás al baile? —pregunta mientras corta su porción de pollo y mira de reojo a la omega.

—En realidad, no quiero ir —se encoge de hombros y mastica un poco de pollo—. Es la próxima semana y cae un viernes, prefiero quedarme en casa y acurrucarme con mis hermanos mientras miramos algo en la tele—. Lisa tiene esta cosa de la convivencia con alfas y habla con la boca llena, pero a Rosé no le molesta en lo absoluto.

—¿No es porque nadie te haya invitado o...? —Lisa frunce su ceño fuertemente y la mira durante unos segundos, por un instante Rosé cree que la omega podría levantarse y mandar todo a la mierda.

—¿Lo dices porque soy la maldita omega avispona? —pregunta con enojo y corta furiosamente la pobre carne de pollo. Rosé traga y tensa sus hombros, su alfa la regaña.

—Lo siento —Lisa frunce más su ceño. Rosé toma el vaso que tiene jugo con su mano derecha y tiembla levemente—. Quiero decir, realmente lo siento y mucho.

—No tienes que hacerlo, esto es ridículo, ChaeYoung —Lisa dice y suelta los cubiertos en el plato, hacen un ruido molesto, llamando la atención de algunos a su alrededor—. ¿Estás haciendo algo de esto por lástima?

Rosé traga, si Lisa tan solo supiera que es parte de una apuesta tal vez este momento sería mucho peor, completamente peor, piensa. Hay algo en su pecho que se encoje y se enfría, siente una molestia enorme y tiene tantas ganas de calmar a Lisa, quiere hundirse en su cuello y marcarla con su aroma, su alfa lloriquea por eso.

—No, no —niega rápidamente y Lisa la mira con recelo—. Lo hago porque quiero que veas que no soy una mala alfa y que fui demasiado inmadura durante todo este tiempo y quiero disculparme de verdad por ser una idiota.

—Bueno, siempre vas a ser una idiota te disculpes o no —Lisa sonríe a medias y vuelve a sostener los cubiertos para cortar el pollo, Rosé solo se permite suspirar aliviada—. Y sí, me invitaron.

Rosé sabe que sí, unos días atrás recuerda haber escuchado una conversación con respecto al tema, algo de que JiMin invitó a la omega al baile. Su pecho vibra en un gruñido por el pensamiento y toma un poco de jugo para evitar que se note.

—¿Sí? —pregunta indiferente, como si no supiera la maldita respuesta—. ¿Y quién fue el alfa que se atrevió a pararse frente a la omega más testaruda y ruda de la escuela? —la dulce risita de la omega le hace saber que el ambiente volvió a estar como antes, tranquilo y cálido.

—Uno de tus jugadores, JiMin —Lisa lleva un poco de puré a sus labios y un poco se queda en su costado—. Pero... No acepté la propuesta.

—¿Y por qué no? —Rosé clava su mirada en el costado de los pomposos labios.

Su dedo viaja rápidamente hacia el lugar donde hay un poco de puré y lo quita, Lisa la sigue con la mirada y la escucha tragar en el momento exacto en el que chupa su dedo, una pequeña pizca de cerezas se introduce en su sistema. Se acomoda en su silla para evitar lanzarse encima de la omega y tomar más, quiere sentir más de aquel sabor a cerezas y chocolate.

—Porque... —Lisa rompe su mirada, sus ojos ya no chocan con los suyos. Quiere gruñir por eso, le gusta la atención de la omega—. Pensé que otro alfa me invitaría, pero dudo mucho que pase, así que... —Lisa se encoge de hombros.

Rosé frunce su ceño, pensando quién podría ser aquel alfa, su pecho arde y su lengua se llena de un sabor amargo. No le gusta este sentimiento tan repentino, su alfa nunca se había puesto tan celosa por un omega. 

Mía, su alfa le repite y Rosé niega.

***

La cena termina con Lisa corriendo a su auto y Rosé persiguiéndola, como si fueran dos lobas jugando. Nunca antes se había sentido tan libre y cálida a la vez, sonríe por eso, se acostumbró tanto a la cercanía de Lisa. Ahora están fuera de la casa de la omega y gracias a la luna, no pasan más de las diez. Su alfa no quiere dejar ir a la omega.

—Gracias por todo, Rosie —Lisa sonríe y esas bonitas arruguitas hacen presencia—. La pasé muy bien.

Y antes de que Rosé sea consciente de algo, los delicados brazos de la omega la están envolviendo en el abrazo más cálido y delicioso de su vida. El aroma a cerezas y chocolate se filtra por su nariz y Rosé suspira contra la nuca de la omega. Cuando se separan lo hacen lentamente, como si sus lobas nunca quisieran separarse.

—Hueles muy rico. —el sonrojo de la omega hace que algo se encienda en la cabeza de la alfa y se instale allí. Una idea brillante, según su alfa.

—Bueno, tú tampoco hueles nada mal. —Lisa se acerca a la puerta, le regala una sonrisa y mete la llave en la cerradura.

Pero antes de que si quiera la llave gire o la omega pueda procesar algo, Rosé la está acorralando contra la pared y con decisión y mucho cuidado besa el bonito cuello de la omega, Lisa se relaja instantáneamente y Rosé gruñe por eso. Solo para dejar un recordatorio y para aliviar a su maldito alfa, pasa su lengua por toda la piel expuesta.

Lisa jadea en su oreja y en respuesta va dejando castos besos desde la garganta, el mentón y hasta la cálida y jodidamente suave mejilla de la omega. Su nariz choca contra suave piel y al abrir sus ojos, tiene la vista más hermosa, se aleja un poco para contemplar a la omega más hermosa que jamás haya visto. Sus ojitos están ocultos y tiene las mejillas pintadas del color más rojo, cálido y suave que nunca jamás vio. Y finalmente, sus labios se unen.

Lisa lleva sus manos detrás de su nuca y las pequeñas manos de Rosé se anclan en la delicada cintura que está descubierta, tan suave, tan linda, tan cálida, tan perfecta. Tan perfecta su omega. Sus labios son una entrada al paraíso y a la maldita lujuria a la vez, tan dulces, tan suaves...

Con un suspiro tembloroso se separan y Rosé se despide con un casto beso sobre la cabeza de la omega.

Mierda, Rosé se repite una y otra vez cuando está acostada en su cama. En vez de enamorar a la omega, fue ella quien cayó jodidamente enamorada de esa omega, ¿Pero cómo no hacerlo?

¡Gracias por leer!

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