Capítulo 45, pío! 🐥

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Deteniéndose en su usual lugar en el estacionamiento del hospital, Yoongi apagó el motor de su auto y sacó su teléfono para revisar la hora, comprobando que aún faltaban unos veinte minutos para que su pollito saliera del trabajo, pero muy bien que podía ir y esperarle adentro, después de todo, nadie nunca le decía nada.

Bloqueando su celular, el alfa lo observó con el ceño fruncido cuando la pantalla se volvió a iluminar inmediatamente, anunciando una llamada de un número desconocido.

Confundido, colocó su dedo sobre la pantalla queriendo rechazar la llamada, pero entonces recordó a Mino y sus miles de números para ponerse en contacto con él cuando estaba en medio de un trabajo.

Aceptando la llamada, llevó el aparato contra su oído y de mantuvo en silencio, esperando.

—Min, están en peligro —anunció finalmente su contacto luego de unos segundos de permanecer así.

—Explica —ordenó frunciendo profundamente el ceño.

—Todo esto es una mierda total —gruñó—. Aquí hay una mierda oculta en la que estúpidamente metí mi nariz.

—¿Por aquí te refieres a todo el consejo de shifters? —preguntó solo para estar seguro.

—Esa es la mierda, no sé si son todos o solo algunos, la cosa es que ahora esa persona o grupo sabe que los investigue y estoy volando como la mierda —explicó—. Y tú deberías de hacer lo mismo con tu chico —pronunció con seriedad.

—¿Qué mierda fue lo que descubriste como para comenzar a correr? —cuestionó sintiéndose ansioso.

—El plan de rescate y ayuda para esos omegas con animales en extinción nunca existió —respondió—. Jamás intentaron ayudar a tu chico, él era el objetivo al igual que otros omegas y... ¡Mierda! —exclamó de pronto.

—¿Dónde jodidos estás? —cuestionó al escuchar disparos.

—Esta mierda es real, Yoongi —pronunció jadeante, como si hubiera estado corriendo—. Toma a tu pareja y corre, no te detengas hasta que tengas un buen escondite seguro o te lo quitarán —advirtió—. Yo intentaré ponerme en contacto con algún miembro del clan de los dragones, no sé cómo mierda lo haré, pero lo haré —contó.

—Pensé que ya no existían.

Ellos viven de forma aislada de todos, solo debo de encontrar alguna manera de ponerme en contacto con ellos. Leí que una vez ayudaron a una manada, estoy seguro de que se interesaran si les cuento la mierda que está ocurriendo —expresó—. Por último, no confíes en nadie del consejo. Me pondré en contacto contigo, no intentes llamarme ni buscarme, cuídate —se despidió cortando la llamada con un disparo final y una maldición de fondo.

—Jodida mierda —exclamó Min observando su teléfono con molestia inquieta.

Quitándose el cinturón de seguridad, el alfa jaguar inmediatamente se bajó de su auto y caminó obligadamente hacia el hospital con un paso relajado.

Después de todo, en caso de que los malos ya estuvieran ahí, no quería alertarlos de que ya sabía la verdad.

Cruzando las puertas, Min pasó de largo por la recepción y fue directamente por los pasillos en busca de su omega.

Mientras más pasos daba buscando a su alrededor, su jaguar más se agitaba al no encontrar a su pollito.

—¡Jungkook! —llamó cuando finalmente encontró un rostro conocido.

Acercándose al único par de alfas que conocía viviendo en la ciudad, Yoongi se detuvo frente a ellos, y algo en su expresión debió de alertarlos de que no estaba bien, porque sus posturas relajadas inmediatamente cambiaron a unas tensas.

—¿Qué es lo que ocurre? —cuestionó Jungkook.

—¿Dónde está Jimin? —preguntó en cambio.

—Estaba en la cafetería hablando con nuestras parejas —respondió Namjoon—. ¿Sucede algo con Minnie?

—La mierda finalmente explotó —anunció, pasando una mano por su cabello—. Cuando vine a la ciudad, fue porque el consejo me pidió que buscara a Jimin y lo llevara para un programa que planeaba ayudarlo a él y a su animal supuestamente en extinción, pero obviamente todo cambió cuando mi jaguar lo reconoció como nuestra pareja —contó—. La cosa es que me acabo de enterar de que dicho programa jamás existió y hay una mierda turbia de por medio que los del consejo planearon —reveló.

—Pero, ¿por qué buscan a Minnie específicamente? —cuestionó Jungkook con su mandíbula tensa.

—No creo que sea al único que buscan, había una lista de omegas parecidos a Jimin —respondió—. Y considerando que la venta, secuestros y adiestramiento de omegas es algo que se está practicando últimamente, no me sorprendería que esto se trate de algo así, por eso la insistencia en buscarlo —expresó.

—Es un punto considerable, pero no entiendo como una persona que es miembro del consejo podría hacer algo como ello —expresó Namjoon cruzando sus brazos—. A menos que no se trate de alguien, sino que de quienes —pronunció, observando a los demás.

—Mi contacto, que era mi enlace con los del consejo, me dijo que metió la nariz donde no debía y ahora estaba corriendo por su vida, me aconsejó que me escondiera con mi pareja y no confiara en nadie del consejo —reveló Min.

—Entonces no se trata solo de una persona, debe de haber un grupo sucio ahí y no sabe en quién se puede o no confiar —expresó Namjoon.

—¿Tienes un lugar donde ir? —preguntó Jungkook.

—Tengo mis escondites por ahí, no era un miembro directo del consejo por lo que nunca tuve que dar explicaciones de nada, solo era un enlace externo al que recurrían cuando no tenían hombres suficientes para realizar un trabajo —explicó y observó con alivio a su pareja volver con sus amigos sano y a salvo—. Nos iremos ahora, no intenten ponerse en contacto, nosotros los llamaremos una vez estemos seguros —anunció.

—¿Yoonie? —pronunció su dulce pollito, acercándose con expresión preocupada—. ¿Sucede algo? Te siento inquieto —reveló inmediatamente rodeándole con sus brazos.

—Tenemos que irnos, bebé —anunció.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué sucede? —cuestionó SeokJin.

—Tu pareja te mantendrá al día —anunció Yoongi y observó a Jungkook—. Te encargo el trabajo de Minnie —pidió y el otro alfa asintió, rodeando los hombros de su propia pareja que observaba confundido a todos.

—¿Qué? ¿Pío, por qué? ¿Qué sucede, Yoonie? —exclamó el dulce omega con tono confundido, siguiendo por inercia a su alfa cuando este comenzó a tirar de él.

—Te explicaré todo una vez estemos en el auto, ¿de acuerdo, bonito? —prometió caminando apresurado.

—Pero... Yoonie, mis cosas —expresó, tirando de su mano.

Chasqueando su lengua, su alfa cambió de dirección y fue directamente a los cambiadores.

—Está bien, bonito, puedes entrar —expresó Yoongi luego de revisar el interior.

—Gatito, me estoy asustando, pío —pronunció observándole con grandes ojos grises llenos de miedo.

—Todo estará, bien, cariño —prometió su pareja, atrayéndolo a sus brazos—. Tu alfa te mantendrá a salvo, ¿bien? Solo confía en mí —pidió tomando su rostro para besarle castamente.

—Confío en ti —asintió, colocando sus manos más pequeñas sobre las de su alfa.

—Ve por tus cosas —le pidió besando su frente.

Alejándose, el adorable pollito rápidamente fue a su casillero y sacó sus cosas antes de volver con su pareja, sin perder como este se había quedado cerca de la puerta entreabierta, vigilando como si alguien le estuviera siguiendo.

Y eso...

—¿Nos están siguiendo? —preguntó, colocándose su mochila en su espalda.

—Podría ser, no estoy seguro, pero prefiero prevenir que lamentar —expresó tomando su mano nuevamente—. De momento no he visto nada sospechoso, por lo que saldremos fingiendo que todo está bien hasta llegar al auto, ¿de acuerdo? —planeó.

Asintiendo vigorosamente, Jimin siguió a su alfa fuera de la habitación y se mantuvo pegado a su costado mientras caminaban por los pasillos.

Su mirada inevitablemente viajaba desde cada persona que veía pasar cerca de ellos, hacia su pareja, su costado, y finalmente, a la puerta frente a ellos.

El dulce omega podía sentir su corazón latiendo rápidamente en su pecho, prácticamente escuchándolo en su oído y sus manos sudaban descontroladamente.

Su pollito, que había estado extrañamente tranquilo y brillante de felicidad, en ese momento estaba igual de ansioso y preocupado que él.

Tan pronto como cruzaron las puertas del hospital, Yoongi tiró de su pequeño cuerpo más cerca, soltando su mano para rodear sus hombros con un brazo y así apagarlo a su costado.

—Todo estará bien, bonito —prometió en tono bajo.

Y tan pronto como su pareja comenzó a liberar levemente su aroma, Jimin lo agradeció, moviendo sutilmente su cabeza más cerca para obtener más de ello.

Cuando finalmente llegaron al estacionamiento, ambos fueron directamente al auto.

Viendo a su pareja abrir la puerta, Jimin le observó antes de subirse silenciosamente.

Quitándose la mochila de su espalda, el pequeño pollito la dejó descansando en el suelo entre sus pies y observó a su pareja cuando este finalmente se sentó a su lado.

—El cinturón, bebé —expresó Yoongi, inclinándose frente a él para colocárselo él mismo, tomando la oportunidad para robarle un casto beso.

—¿Es ese hombre malo otra vez? —preguntó bajito.

—Me temo que sí, mi lindo pollito, y lamentablemente, no creo que esta vez venga solo —expresó tomando asiento nuevamente.

—¿Vienen por mí, pío? —preguntó con temor.

—Sí —respondió honestamente, echando a andar el auto—. Algo oscuro y turbio está sucediendo en nuestro mundo, justo sobre el grupo de personas que deberían de ver solo por nuestro bien, por lo que no hay nadie en quien confiar en este momento —explicó.

—Pero... ¿Jungkook y Namjoon? Si podemos confiar en ellos, ¿cierto? —preguntó, observándolo.

—Sí, pero la persona que están buscando en este momento es a ti —anunció—. Si nos quedamos con ellos o nos mantenemos en contacto, podríamos exponerlo en peligro —explicó.

—Pero... No entiendo —se quejó, removiendo nerviosamente sus manos en su regazo—. ¿Por qué me buscan a mí? ¿Por qué me quieren, pío? —expresó preocupado.

—Eres una dulce cosita bonita, cariño, cualquiera te querría —le sonrió, intentando calmarle.

Pero obviamente, su intento de calmarle no ayudó para nada.

—En nuestro mundo, como en el de los humanos, también existen personas malas y que hacen cosas horribles —anunció—. Y una de ellas, es la trata de omegas.

—¿Trata de omegas? —jadeó.

—Capturan, compran y secuestran a jóvenes omegas como si no fueran más que un simple objeto, y tú, bebé, eres un omega hermoso en una ciudad llena de humanos con un animal indefenso y dulce como puede ser un pollito, en teoría, el objetivo perfecto —explicó con un amargo sabor de boca.

—¿Quieren venderme? —jadeó.

—No lo harán porque yo no se los permitiré —prometió su alfa, dándole una corta mirada que no mostraba nada más que seguridad—. Tengo un lugar secreto, te hablé de él, es mi casa. Está a las afueras de un pequeño pueblo lleno de cambiaformas y nadie sabe de él, es mi escondite —expresó.

—¿Estaremos bien ahí? No quiero que nada te pase por mi culpa, pío —pronunció lleno de preocupación.

—Todo estará bien, bebé, como te dije, es un lugar del que nadie sabe su existencia —calmó colocando su mano en su rodilla.

—¿Por cuánto tiempo tenemos que irnos? ¿Podemos ir por algunas cosas al departamento? ¿Qué le diré a mi hermano? ¿Y mi trabajo? —preguntó colocando su mano sobre la de su alfa.

—No sé cuánto tiempo estaremos afuera. Ahora iremos al departamento a recoger algunas cosas. Estoy seguro de que Namjoon podrá explicarle la situación a tu hermano, le comenté a ellos y Jungkook se encargará de tu trabajo —respondió ordenadamente.

Pasando el resto del viaje en silencio, Yoongi pudo sentir la preocupación y tensión, prácticamente vibrando fuera del pequeño cuerpo de su pareja sin la necesidad de observarle para ello.

Disminuyendo la velocidad cuando estuvo cerca, Yoongi se detuvo una cuadra antes de llegar a su departamento.

—¿Sucede algo? —preguntó Jimin inmediatamente, observándolo.

—Creo que no podremos ir a recoger algunas cosas, bebé —respondió el alfa, observando con atención el grupo de cuatro hombres que entraban al antiguo departamento de su pareja.

Un grupo, donde uno de ellos era el lobo que había invadido el departamento de su omega, mientras que otro, era el cual Yoongi le había atrapado hablando en aquel callejón.

—¿Los malos ya están ahí? —preguntó con horror, observando lo mismo que su alfa.

—Sí —respondió, colocando en marcha nuevamente el auto y dándole media vuelta—. Lo siento, cariño, pero no me arriesgaré a entrar en mi departamento y que esos idiotas nos vean —expresó—. Mi casa está equipada completamente, no te preocupes por eso, o podríamos pasar a comprar cosas en el camino.

—Pero mientras menos paradas hagamos, mejor, ¿no? —le observó.

—Sí —aceptó—. Pero si hay algo que quieras o necesites, te lo conseguiré —prometió.

—No, pío —pronunció agitando suavemente su cabeza—. Mientras tú estés conmigo, todo está bien —expresó, colocando su mano sobre la de su pareja.

—Gracias, bebé —pronunció Min, regalándole una pequeña sonrisa ladina.

Correspondiéndole, Jimin observó a través de la ventana y sus gruesos labios instintivamente se fruncieron al escuchar su teléfono sonar.

—Será mejor si apagaras tu teléfono, cariño —indicó—. No quiero arriesgarme de ninguna forma —expresó, entregándole su celular también de paso.

Apagando el teléfono de su pareja, el dulce pollito revisó el suyo y una pequeña mueca formó sus labios al encontrar la llamada de su madre.

Nop, definitivamente no estaba en su mejor momento para lidiar con ella, por lo que fácilmente apagó también su celular.

Suficiente preocupación tenía en ese momento como para además sumarle todo el drama de su madre.

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