Capítulo 4

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Capítulo 4: Una habitación oscura y recuerdos de boda.

Carter.

El ambiente de las fiestas es algo que realmente disfruto. El bajo vibrando a través de mi cuerpo, la sensación de bailar con una chica atractiva una buena canción y todo el estrés acumulado que simplemente se libera para abrirle paso a la diversión.

Se podría decir que hasta disfrutaba de la resaca al día siguiente, cuando el entrenamiento se convertía en campo de minas y debía esforzarse al doble solo para lograr un buen lanzamiento.

Tampoco es que bebiera muy a menudo, la mayoría de las veces disfrutaba de una buena fiesta sin beber una gota de cerveza.

Y en el campus era conocido por dar las mejores fiestas.

Sin embargo, en lo único que podía pensar era en Laurel Hanson.

No me importaba que tan buena estuviera la fiesta está noche, lo único que me importaba es que ella viniera y realmente espero que lo haga.

Tenemos muchas jodidas cosas que aclarar.

—¿Alguien me puede explicar por qué demonios no han traído las malditas cervezas?—Keith entra a mi habitación y levantó la vista de la computadora para echarle un vistazo.

—De eso se encargan los de primer año— le dije encogiendome de hombros sin importancia.

Aún faltaba media hora para que la fiesta iniciará, los chicos de primer año podrían ser lentos en cumplir con lo que necesitábamos, pero siempre lo cumplían.

—No entiendo cómo puedes estar tan tranquilo, si el entrenador llega a enterarse que estamos haciendo esta fiesta por culpa de esos chicos de primer año va a ser un completo desastre.

Keith Johnson es mi compañero de casa y también mi compañero en el campo de fútbol, estoy acostumbrado a su actitud de querer tener todo controlado.

Demonios, el tipo estudia Derecho, juega fútbol y aún tiene tiempo para estar en las fiestas y no muere en el intento.

Sin embargo, está realmente interrumpiendo mi investigación.

—¿Podrías relajar tu trasero? Solo son cervezas y si llegan las personas y no hay aún, entonces tienen la opción de esperar o jodidamente irse al Blue Rolls—suelto con tranquilidad.—Además, es imposible que el entrenador se entere.

El rubio solo frunce el ceño y sale de la habitación, escuchó como baja las escaleras y empieza a fastidiar a James y Landon que están demasiados ocupados haciendo alguna mezcla extraña de vodka y frutas.

Niego con la cabeza, volviendo a concentrarme en mi investigación, solo tengo que encontrar la última pregunta para terminar el trabajo y poder unirme a ellos y terminar de ordenar la casa para la fiesta.

El entrenamiento de hoy fue tranquilo, el entrenador Phill nos felicitó a todos por seguir en condiciones luego de las vacaciones de primavera, y a pesar de que salimos temprano del entrenamiento lo único que he hecho desde que salí es sentarme y terminar el jodido trabajo que tengo que entregar mañana.

Finalmente terminó el trabajo y lo imprimo, dejando la copia en mi escritorio, junto a mi mochila y salgo de la habitación.

La música se escucha ligeramente en la planta baja y me dirijo hacia la cocina donde los desgraciados que llamo amigos están instalados.

—Odio con mi vida mi carrera— me quejó, tomando unas de las gelatinas de vodka de la encimera y llevándomelo a la boca.

—Acabamos de regresar de vacaciones—Señala Landon.

Solté un gruñido de frustración y me senté en el taburete. —De todos modos lo odio.

Los chicos niegan con la cabeza, en desacuerdo.

—Dentro de poco salimos, ya no tiene caso quejarnos—anima James.

—Cambiando el tema por completo —interrumpe Keith. —¿Cuándo vamos a conocer a tú esposa?

—Ella vendrá hoy—respondo, una sonrisa de forma en mis labios solo de imaginarla cruzando por la puerta.

Me gusta la manera en la que reacciona cuando estoy a su alrededor, finge que no le importo en lo absoluto pero su actitud refleja todo lo contrario.

—Te tiene completamente dominado—Suelta Landon burlón.

James negó con la cabeza. —Hermano, no creo que ella venga esta noche.

Estoy apunto de replicar cuando la puerta se abre con un estruendo y fuertes pasos se escuchan desde la sala de estar.

Me cruzo de brazos y levantó la mirada en el instante perfecto en que mi hermano mayor cruza la puerta de la cocina y me apunta con su dedo índice.

—¿Cuándo demonios pensabas contarme que te habías casado?—cuestionó.

—Ahora ya lo sabes—replicó con tranquilidad.

Su mirada poco a poco se suavizó, una enorme sonrisa apareció en sus labios y golpeó mi cabeza con su mano antes de abrazarme.

—Mi pequeño hermano es un hombre amarrado—grita y le doy golpecitos en la espalda y sonrió ante su palpable emoción.

—Diablos, ya pareces una pequeña perra.

—Retráctate, soy tu jodido hermano mayor.

—Solo en tu retorcida cabeza lograrás hacer que me retracte.

—Jodete.

La puerta vuelve a abrirse y un grupo de chicos de primer año entran en fila dentro de la casa, cada uno con un six pack en manos.

Sacó la billetera de mi pantalón y le entregó tres billetes de veinte al primero en la fila. —Todo eso déjenlo en la cocina, nosotros nos encargamos.

—Son como unos mini esclavos —Suelta Jason cuando los chicos entran a la cocina.

Mi hermano puede ser un completo idiota a veces.

—De todos modos, ¿Qué haces aquí?—inquiero cuando estamos completamente solos en la sala.

—Solo quise pasar a ver cómo estaba mi hermano pequeño ahora que está casado— responde y luego frunce el ceño. —¿Hay algún problema con que venga?

—No, solo no esperaba que vinieras luego de lo ocupado que has estado en tus asuntos últimamente —aclaró cruzandome de brazos. — Hay rumores en el campus últimamente.

—No tienes que preocuparte por eso—dictaminó Jason. —No hablemos de esa mierda.

—Chicos, necesitamos su ayuda acá —grita mi otro compañero Landon y le hago señas para avisarle que ya vamos.

—No creas que voy a olvidar lo que está ocurriendo—advertí.

—Preocúpate de tus asuntos, Carter— dice, evadiéndome y caminando hacía la cocina.

Ruedo mis ojos e intento poner mi mejor cara cuando regresó a la cocina, tengo que poner todo el esfuerzo en mí para no sacar de la habitación a mi hermano e interrogarlo hasta el cansancio sobre la mierda en la que se está metiendo.

Jason West parece ser el hermano menor cuando de meterse en problemas se trata.

──────•❥❥❥•──────

Poco a poco la casa empezó a llenarse, la música sonaba con fuerza desde los altavoces y las personas fluían en la sala de estar, cocina y patio trasero.

Veo un grupo de chicas que realmente le están sacando provecho a la pista de baile improvisada, pero mi atención no se queda el tiempo suficiente en ellas.

Luego de terminar de poner todo en orden para la fiesta, volví a mi habitación para encender mi celular el cual había estado muerto básicamente todo el día y el mensaje que leí solo hizo que todo mi buen humor desapareciera.

Laurel no iba a venir.

Tomó un largo trago a la cerveza fría que sostengo en mi mano y observó cómo otra multitud entra a la casa.

—¿Estás esperando a alguien guapo?

Alejo la vista de la puerta y observó a la chica que está de pie a mi lado.

No recuerdo haberla visto antes, es alta y tiene un vestido corto que se envuelve en los puntos adecuados y lindos ojos azules, pero no estoy interesado.

—De hecho, si lo estoy—respondí, sin tratar de sonar borde.

Ella se acerca más a mi y desliza un dedo por mi brazo. —¿No podrías irte unos minutos a un lugar más tranquilo conmigo y hacer buen uso de tu tiempo?

Levantó una ceja, ante su audacia. No me malinterpreten, siempre he pensando que una chica directa es algo bastante atractivo.

De hecho, si fueran otras circunstancias seguramente ya la habría agarrado por la cintura y llevado a mi habitación.

Sin embargo, nada de eso va a pasar.

Mi mente ahora mismo está enfocado en una sola chica y es Laurel Hanson.

—Lo siento, pero no va a pasar— le digo a la pelinegra a mi lado.

Ella bufa y se aleja un poco cabreada por recibir una negativa de mi parte.

—Es mi imaginación o acabo de ver al gran Carter West rechazar un buen trasero— exclamó Keith haciéndose escuchar sobre la música.

—No fue tu imaginación.

—Realmente estás jodido—se burla.

—No seas ridículo, necesito estar alerta y solo si es que quiero aclarar las cosas con Laurel— me defendí. —No creo que sea una buena manera empezar una conversación seria con mi esposa teniendo a otra chica colgada de mi brazo.

—Sin embargo, ella no vendrá y no están realmente casados —puntualiza él y estoy empezando a considerar conseguir amigos nuevos.

—Oh, ella si vendrá —me cruzó de brazos y la puerta se abre, pero nuevamente entran personas que no son ella. — Y nuestro matrimonio si es real.

—No creo que un par de papeles lo hagan real—analizó.

Jodido bastardo.

—Me importa una mierda lo que crees.

Él se ríe y detengo mi instinto de darle un golpe.

La puerta se vuelve a abrir y esta vez no hay desilusión.

Laurel Hanson, entra a la casa junto con Jessie y James. Pero mi vista solo se enfoca en ella y en lo bien que se ve en esos pantalones rotos, tiene un top blanco que deja expuesta un poco de la piel de su abdómen y decir que estoy literalmente babeando sería poco.

Bendita sea Las Vegas y Elvis Presley por conseguir que tenga una esposa así.

—Hombre, podrías al menos cerrar la boca—de burla Keith.

—Cállate.

La veo observar todo el lugar, sin atisbo de conocer a alguien. La veo acercarse a la novia de James para susurrarle algo en el oído y no aparto mi vista de ellas en cuanto siguen a James a la cocina, supongo que por algo de beber.

Desde la posición en donde estoy es imposible que pueda verme, hay demasiadas personas alrededor bailando o mejor dicho, fornicando con ropa sin pudor alguno.

—Entonces, ¿piensas quedarte en esta esquina viéndola durante lo que resta de la noche o vas a hablarle?—preguntó el rubio.

—Tengo que esperar que pasen unos minutos, no quiero lucir desesperado —terminó la cerveza y dejó la lata en el suelo. — Se supone que no vendría.

—Pero si estás desesperado y por alguna razón supiste que vendría a pesar de que dijo que no lo haría.

—Llámalo instinto —bromeé.

—En lo que te convierte el matrimonio —suspira, golpea mi hombro y señala las escaleras. — Ahora que sé que no vas a desmoronarte porque ya ella apareció, me iré a disfrutar de esta fiesta en la sala de juegos.

Lo veo mezclarse entre la gente y tomó esa la señal para acercarme a Laurel de una vez por todas.

Camino entre las personas, dando una que otra palmada de manos a los chicos del equipo que me saludan y también a chicos que no conozco.

—¡Carter!— un grupo de chicas me saluda y les guiño un ojo en respuesta sin detenerme.

Cuando entro a la cocina ella está de espalda, prestando atención a lo que sea que le esté diciendo Landon y James.

Me acercó por detrás en silencio.

—Creo, que esta noche no deberías beber si quieres recordar todo lo que hablaremos —susurró en su oído y puedo sentir cómo su cuerpo se tensa de inmediato.

—¿Puedes dejar de hacer eso?—de queja, girándose para encararme.

Levantó ambas manos con inocencia y sonrió al ver su ceño fruncido. —¿Tú puedes dejar de ser tan hermosa?

Ella arruga la nariz. —No soy...

—Entonces yo tampoco puedo dejar de acercarme así —interrumpo antes que diga que no es hermosa.

Porque demonios, sí que lo es.

Ella rueda los ojos y se cruza de brazos.—No me coquetees.

—No lo hago— sonrió.

—Bien, tengo que salir ya de esta incertidumbre. ¿Hablamos sobre Las Vegas?

Un chico entra en la cocina dejando caer un montón de ponche de vodka en el suelo y está salpica en mi zapatillas.

Al parecer también en Jessie porque escucho a la rubia maldecir entre dientes.

—Iré al baño a limpiarme, ustedes dos hablen —dice señalándolos y luego agarra a James de la mano y se lo lleva fuera.

—¿Te parece bien si hablamos en un lugar más tranquilo?—le preguntó a Laurel.

—Está bien.

La guió fuera de la cocina, directo a las escaleras. La dejó subir primero, siguiéndola de cerca hasta que llegamos al piso de arriba.

Todos saben que jamás deben subir al primer piso al menos que sean invitados por Keith, James, Landon o mi persona. Por lo que está completamente vacío el pasillo.

—Está es mi habitación —aviso, abriendo la puerta y dejándola entrar primero y luego cierro la puerta detrás de nosotros.

Ella toma asiento en la silla de mi escritorio y me quedó de pie cerca de la cama, dándole su espacio.

—Así que tenemos que hablar...

—Sobre nuestro matrimonio —completo por ella.
—¿No recuerdas absolutamente nada de esa noche?

Ella niega con la cabeza, parece que está apunto de llorar sus ojos se cristalizan y puedo ver cierto temblor en sus labios lo que me pone alerta de inmediato y trato de calmarla.

—Oye, cariño. Tranquila, todos hemos olvidado algo luego de una borrachera alguna vez.

—¡Pero ellos no se casan y lo olvidan!

—No sabes eso.

—¡Estoy segura!

—Está bien, está bien. Tienes razón.

—No quiero ser la chica que se emborracha y se casa en Las Vegas con un chico.

—Oye, al menos no te casaste con un tipo feo.

—Dios, que egocéntrico eres.

—Eso me han dicho. —sonrió y ella niega con la cabeza.

—Todo sobre esto está mal, muy mal.

Lleva las manos a su cabello y coloca un mechón detrás de su oreja antes de dejar caer las palmas en su pantalón como si no supiera dónde dejarlas.

—Depende de qué perspectiva lo veas, para mi no está tan mal.

Laurel me observa como si no creyera una sola palabra de lo que estoy diciendo. — ¿Podemos llegar al punto y hablar sobre la importante para salir de esto?

—Que rápido quieres deshacerte de mi.

—¿Puedes centrarte?

—Bien, voy a contarte todo— aparto la mirada de su rostro angustiado y la enfoco en un punto lejano y oscuro en la esquina de la habitación. —Esa noche todos se habían puesto de acuerdo con encontrarnos en el casino del hotel y luego partir a recorrer Las Vegas, yo no quería ir porque tenía otras cosas en mente sobre disfrutar de la ciudad sin estar con todos ustedes en un aburrido paseo, pero me convencieron y fui.

—Tú estabas con Jessie, parecías bastante tranquila y luego durante el paseo te acercaste a mi y empezamos hablar, me dijiste que te parecía atractivo y luego sugeriste que deberíamos casarnos porque en tus palabras "era el hombre perfecto para ti"

—No creo haber dicho eso— dice con sorpresa.

—Oh cariño, créeme que lo hiciste— me burlo y continuó contando lo que ocurrió.— Luego de cuatro horas de seguir insistiendo acepté, ¿por qué demonios me negaría a casarme con una chica ardiente?, había bebido y no era muy consciente de la decisión que estaba tomando, pero tú parecías sobria y durante todo el paseo no bebiste ni una sola vez, así que pensé que si nos casábamos al menos uno de los dos era consciente. Luego encontramos una capilla y lo hicimos.

—Suena sencillo cuando lo pones así.

—Fui estúpido en creer que una chica como tú por decisión propia y sin impulso del alcohol se querría casar conmigo.

Volteo a verla, y ella me mira con preocupación, siempre parece tener esa expresión en su rostro, preocupada por todo y en cada momento, desde que llegó a la universidad fue así, siempre tímida y enfocada y no entiendo cómo fui tan idiota como para no notar que esa noche no estaba siendo la misma de siempre.

La había visto pos suficiente tiempo en los pasillos del campus durante los últimos tres años como para saber que ella jamás haría un acto impulsivo como ese.

—No fuiste estúpido, tú también estabas ebrio—dice.

Si tan solo eso fuese cierto. Sí había bebido, pero sabía exactamente lo que estaba haciendo y en lo que me estaba metiendo.

—Como sea, cuando llegamos al hotel fuimos directo a la habitación y entonces ahí me rogaste que me quitara la ropa.

—Ay Dios mío, ¿lo hicimos?—pregunta, tapándose los ojos con las manos como si eso pudiera evitar la verdad.

—No, caíste rendida antes de que pudiéramos siquiera consumar el matrimonio.

Laurel suelta un suspiro de alivio. La puerta de mi habitación se abre y Jessie entra a la habitación seguida de James.

—Espero que ya hayan terminado de hablar porque tenemos que irnos— le dice a Laurel.

—Si, hemos terminado— ella se levanta de la silla y camina hasta la puerta.—Nos vemos, Carter.

Y antes de que pueda despedirme ya han desaparecido por el pasillo.

***

Me divertí mucho escribiendo este capítulo, aquí pueden ver un poco más de lo qué pasa dentro de la cabeza de Carter.

¿Les gustaría que Carter narrara más seguido?

Al fin sabemos qué fue lo qué pasó en Las Vegas y cómo estos dos terminaron casados.

¡Espero les haya gustado!

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