Capítulo 6

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Carter.

El entrenamiento se ha vuelto una mierda difícil los últimos días. Con el inicio de la pretemporada el entrenador se ha vuelto más estricto con nosotros, tomando en cuenta que la temporada pasada perdimos en el penúltimo juego de los playoffs entendía su comportamiento.

Todos estábamos dejando lo mejor de nosotros en el campo,nuestro primer partido es en unos días y tener que hacer malabares con las clases, el entrenamiento, las tareas y la tienda de tatuajes en la que trabajaba de vez en cuando.

La última semana había sido completamente caótica, sin embargo, no podía quejarme era la vida que había elegido y tenía que aguantarla si quería salir adelante.

Porque ser adulto es una completa  y jodida mierda.

Salgo de las duchas mientras los chicos están terminando de alistarse y busco en el casillero mi ropa. Ellos están distraídos seguramente hablando sobre chicas o deportes por lo que me mantengo en silencio mientras me coloco el bóxer y luego me deslizo en los pantalones.

—Los chicos me contaron que tendrás una cita hoy con tu esposa— dice Drew rompiendo la línea de mis pensamientos y me giro sobre mis hombros para observarlo.

Drew Taylor fue el último en entrar al equipo de nosotros cuando fue trasladado de la universidad de Seattle y tuvo que reemplazar a mi hermano luego de su salida, por lo general él es quien más se reserva las cosas y menos se integra a las conversaciones del equipo, de hecho, cuando no estamos en casa o en el entrenamiento sabemos muy poco sobre dónde está o qué hace.

—No es una cita, haremos un trabajo juntos —respondo mientras me coloco la camiseta y un poco de perfume.

—Hombre, has estado rechazando chicas sin cesar los últimos días y ahora vas directo hacia donde ella luego del entrenamiento— se entromete Landon a la conversación. — Eso es mucho más serio que una cita con la chica con la que te casaste por error.

—Sigue hablando y dejarás de ser mi capitan favorito— amenazó y él jadea de inmediato.

—No te atrevas— dijo con indignación.

—Oh, sí que me atrevo.

—Por suerte yo soy su rubio favorito para siempre —Keith le lanzó un zapato a Landon y esté lo atrapó antes que golpeara su rostro.

—¿Por qué siempre que les amenazas con que dejen de ser tus favoritos en algo se ponen así de sensibles? — interroga James y todos ríen.

—Es porque soy el mejor y eso significa tinta gratis para mis favoritos— respondo y los tres chicos asienten en acuerdo. —Deberías pasar por la tienda un día y tatuarte el nombre de Jessie.

—Yo quisiera ver eso— Drew le lanza una mirada divertida a James.

—Si eso ocurre es porque le hicieron un tremendo amarre —asegura Keith agarrando su bolso deportivo.

—¿Qué demonios es un amarre?— preguntó.

—Es como brujería, tengo una compañera latina que me estaba contando que una vez su ex-novia la quiso dejar y entonces fue donde una mujer para hacerle un amarre y terminaron juntas de nuevo, hasta me dijo que hizo un agua de calzón —explica el rubio.

Lo observó atónito sin entender por qué carajos nos está contando eso. ¿Agua de calzón? Qué clase de problema mental es ese.

—Estás loco—susurró James negando con la cabeza.

—No es mi culpa saber sobre cultura—se defendió el rubio.

—¿Podrían tener una maldita conversación normal por primera vez en sus vidas?—pregunté, aunque la respuesta era clara.

No existían las conversaciones normales entre nosotros.

—Como sea, ya es tarde y tengo un millón de cosas que hacer, ¿por qué seguimos en estos bastidores que huelen a calcetines y humedad? —Se queja Drew y todos concuerdan y empiezan a salir.

—¿Vienes? —pregunta Landon y niego con la cabeza.

—Tengo que hablar algo con el entrenador Phill, pueden irse—dije encogiendome de hombros. —Me dijo que tenía que hablar conmigo, no sé qué tanto va a tardar.

—Nos vemos en casa— se despide Drew y seguido de eso Landon, Keith y James se despiden sacudiendo su mano y desaparecen por la puerta.

Aún hay un par de chicos del equipo aquí, la duchas están encendidas y varios se están vistiendo por lo que agarro mi mochila y me dirijo a la oficina del entrenador.

El pasillo está extrañamente vacío, el sonido de las voces que vienen desde los bastidores son casi imperceptibles de este lado y cuando me detengo frente a la puerta caoba tengo que tocar dos veces antes de que la voz estruendosa del entrenador suene desde el otro lado.

—Puedes pasar.

Me adentro a la oficina inmaculada, huele a limpiador de pisos, madera y café. Phill Williams puede ser considerado un viejo cascarrabias y duro, pero en realidad si no lo jodias y hacías lo que debías el viejo podía llegar a ser agradable, pero jamás se podría decir que era demasiado viejo para entrenar porque él podría patearnos el culo en el campo a cada uno de nosotros si quisiera. Era intimidante y a pesar de mi metro ochenta y mi buena compostura le tenía respeto por más que se empeñara a jodernos las fiestas.

—¿Quería hablar conmigo?

Él levanta una ceja, sus ojos azules y fríos me observan desde su posición detrás del escritorio y señala la silla delante de él.

—Toma asiento, chico.

Arrastró la silla hacia atrás y tomó asiento frente a él, la silla es demasiado pequeña para mi cuerpo, pero me las arreglo lo suficiente para no terminar atrapado.

Demonios, deberían hacer asientos más grandes para esta oficina. Habían chicos el doble de mi tamaño. ¿Cómo diablos hacían cuando venían acá?

Carraspeó.—¿Hice algo malo en el entrenamiento?, sé que los últimos días no he estado al cien por ciento en el campo, pero prometo que no es nada que unas ocho horas de sueño largo y profundo no puedan arreglar.

—Chico, no te preocupes. No te llamé aquí para hablar sobre tu capacidad en el entrenamiento.

Fruncí el ceño y me crucé de brazos. Si no estaba aquí para hablar sobre mi desempeño, entonces qué en el jodido infierno hacía en esta oficina cuando podría estar en camino a casa de Laurel.

—Si no quiere hablar sobre mi, ¿entonces qué es?

—Es sobre tu hermano, Jason—anuncia con tranquilidad y saca una pequeña carpeta de un cajón y la coloca sobre el escritorio. — He estado recibiendo algunas quejas sobre su comportamiento desde que dejó el equipo y se salió de la universidad.

Hago una mueca de disgusto. Jason tuvo una fuerte lesión el año pasado que lo llevó a tener que realizarse una cirugía en la rodilla y aquello ovacionó que su futuro en el fútbol se viera afectado, desde entonces él se ha convertido en un maldito bastardo, dejó de llegar a clases, luego se salió de la carrera a pesar de que sólo le faltaba un semestre para acabar y desde entonces ha estado involucrado en más cosas turbias de las que solo me entero cuando los rumores llegan a mis oídos.

He intentando que entre en razón, que regrese a vivir conmigo y los chicos y también a la universidad, sin embargo, así mismo como el tema aparece él lo hace desaparecer alegando que sabe lo que está haciendo y que el hermano mayor es él.

—Le prometo que hablaré con él, señor—digo, pensando en qué demonios hacer para que Jason me haga caso. —Gracias por hablar conmigo sobre la situación, me encargaré de que no dé más problemas.

—Eso espero chico, Jason es un buen jugador y lamento lo de su lesión, pero el decano a estado encima de mi con el tema y pone en peligro la reputación del equipo.

Muevo la cabeza y me levanto de la silla al mismo tiempo que lo hace el entrenador y estrechamos nuestras manos dándole fin a la conversación.

Me despido y salgo de la oficina lo más rápido posible.

La conversación fue más rápida de lo que esperaba, pero tampoco me esperaba que el tema de la conversación fuese mi hermano. Tenía sentido que acudieran a mi, siendo su única conexión con él, pero no tenía sentido que si ya no pertenecía a la universidad siguieran pendientes a lo que hacía o no en los alrededores.

Saqué el teléfono de mi bolsillo y le envié un mensaje a mi hermano preguntándole dónde estaba. No tuve que esperar demasiado para que la respuesta llegará.

Jason: Estoy en el apartamento de Mike pasando el rato.

Le respondo avisándole que tenemos que hablar y qué pasaré por ahí luego de dos horas y no recibo respuesta de su parte.

Observé el reloj del celular y veo que faltaban aún veinte minutos para tener que ir a casa de Laurel y así poder iniciar con nuestro proyecto de diseño arquitectónico y de inmediato recuerdo el pequeño e impulsivo beso que le di ayer.

Y es que estaba ahí de pie, observándome con esos ojos que aparecen hasta en mis sueños y mordiéndose sus pequeños y apetecibles labios que simplemente no me pude resistir.

Desde el inicio le he dejado claro que que siento una fuerte atracción por ella y a pesar de que estamos casados he intentando mantener mi distancia, porque sé que es algo fuerte y delicado para ella, sin embargo, ayer simplemente no pude aguantar más de aquella tortura y la besé.

Malditamente la segunda mejor decisión que he tomado en mi vida luego de casarme en Las Vegas.

Para el momento en el que salgo del campus ya está oscureciendo y el lugar está casi vacío a excepción de pocos grupos de personas que parecen estar saliendo de la biblioteca.

Revisó por última vez el mensaje que me había enviado Laurel con su dirección y me encamino hacia su edificio.

Está mañana me había enviado la dirección y la hora en la que estaría desocupada para que pudiéramos trabajar con tranquilidad, así que caminó hasta su edificio con tranquilidad puesto que aún estoy llegando con tiempo de sobra y subo las escaleras hasta el primer piso.

En cuánto legó a este y localizó su puerta al final del pasillo llamó a la puerta.

La puerta se abre, lo primero que captó son pantuflas de conejos, luego el pantalón de chándal, una camiseta blanca y de último veo en su rostro libre de maquillaje y lentes descansando en el puente de su nariz.

—Luces hermosa—rompo el silencio.

Diablos, ¿quién pensaría que alguien si pudiera ver ardiente con unas pantuflas de conejo?, Definitivamente Laurel Hanson era la excepción, porque ella podría ponerse una bolsa de basura y lucir sexy ante mis ojos.

Ella rueda los ojos ante mis palabras y se pone a un lado para que pueda pasar.  El lugar está mucho más limpio que mi casa, y casi no me fijo en los muebles porque mi mirada cae nuevamente en Laurel mientras ella cierra la puerta detrás de ella y juro que no puedo apartar los ojos.

—¿Quieres algo de tomar?—pregunta dirigiéndose a la nevera.

—No, estoy bien.

Ella se encoge de hombros y toma una botella de agua para ella y le da un trago.

Puede o no que esté envidiando aquella botella en este momento.

—Llegaste temprano —dice mirando el reloj de la cocina.

—Estaba ansioso por verte—respondí acortando la distancia que nos separaba. —Cada maldito segundo que pasaba lejos de ti me torturaba más.

Ella no dijo nada, puso una cara que me hizo querer besarla hasta que mis labios se entumecieran. Me estiré y acomode un mechón suelto de su cabello y lo puse detrás de su oreja y en respuesta a mi toque ella soltó un fuerte suspiro. No alejé mi mano, si no que la deslice hacia su mejilla y acaricié con mi pulgar aquella zona sin alejar mis ojos de los suyos.

Laurel es tan pequeña que tengo que mirar hacia abajo para tener un buen vistazo de sus ojos avellana.

—Es una patada gigante a mi ego tener que poner de excusa un proyecto de la universidad para poder pasar tiempo con mi esposa.

—Sabes que nuestra situación es complicada...

—Laurel, ¿has visto mi cera para depilar? —la voz de una chica nos interrumpe.

Ella se aleja de mi agarre y me giro sobre mis talones para ver quién es la chica que está arruinando mi oportunidad de tener un momento con Laurel y entonces ocurre lo que menos me esperaba.

—¡Oh, por Dios! —chilla llevándose las manos a la boca y luego salta un poco en nuestra dirección. —¡Carter West está en nuestro apartamento!

Miró a Laurel tratando de encontrar respuesta sobre qué demonios estaba ocurriendo pero ella se encontraba igual de desconcertada que yo observando a quien supongo es su compañera de cuarto.

—Soy gran fan del equipo de fútbol americano de la universidad —dice la chica y luego se abalanza sobre mi dándome un abrazo.

Se lo devuelvo incrédulo y suelto una risa por su hiperactividad.

—Soy Cassie, por cierto — agregó rompiendo el abrazo.

—Soy Carter, aunque eso ya lo sabes —bromeó.

—Sí, sí, sí, como sea —interrumpe Laurel, mira a su compañera y luego a mi. —Nosotros tenemos cosas que hacer.

Seguido a eso agarra mi muñeca y me lleva a través del pasillo mientras con voz cantarina Cassie se despide diciendo que se alegra por haberme conocido y no tengo tiempo de contestar porque nos adentramos dentro de la habitación de Laurel.

Ella cierra la puerta detrás de nosotros y se sienta en su escritorio, la pantalla de su laptop ya estaba encendida y al parecer estaba viendo un episodio de Friends,  antes que yo llegara.

—Tenemos que iniciar con el proyecto si queremos tenerlo listo a tiempo — anuncia cerrando la pestaña de Netflix y abriendo AutoCad*.

Decido ignorar la manera abrupta en la que nos alejamos de su compañera y me enfoco en la razón por la que estamos aquí: el proyecto.

—Tenía pensado que podíamos hacer los planos de un centro comercial —sugerí.

—Eso es bueno, podemos iniciar con lo básico y poco a poco le añadimos los detalles —indicó acomodando sus lentes. —Puedes sentarte.

Dejó mi mochila en el suelo y tomó asiento en su cama perfectamente arreglada.

Una hora después ya habíamos decidido cuántas hectáreas ocuparía el centro comercial, la cantidad de pisos y lo básico que se necesitaba para empezar.

Laurel le bostezo a la pantalla de la computadora y seguido a eso hice lo mismo. Estaba agotado por el entrenamiento y las pocas horas de sueño que había tenido los últimos días y ni hablar de que mañana temprano tenía que terminar con la última sección de un tío que se estaba tatuando el rostro de su chica, aunque solo faltaba el sombreado.

—Creo que debo irme— dije, levantándome de la cama y Laurel hizo lo mismo. —Fue lindo pasar el rato contigo, aunque solo fue por la clase.

—Eres buen compañero de trabajo—dice restregándose los ojos ocasionando que sus lentes queden en una posición extrañamente adorable.

—También soy bien esposo falso—bromeó.

Ella ríe ligeramente y si pudiera tatuarme un sonido en definitiva sería su aterciopelada risa. Creo que es realmente la primera vez que la escucho reír y no puedo evitar decir lo que sale de mis labios.

—Quiero que vayas al partido del viernes como mi pareja.

Ella parece atónita con mi propuesta, sus labios se abren, se vuelven a cerrar como si no supiera qué decir y luego asiento con una pequeña sonrisa alzándose en su labio.

—Ahí estaré.

Le doy un beso en la frente antes de retirarme y salir por la puerta de su habitación y dirigirme a la salida.

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AutoCad*: AutoCAD es un software de diseño asistido por computadora utilizado para dibujo 2D y modelado 3D. Actualmente es desarrollado y comercializado por la empresa Autodesk.
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¡Hola bombones!
Aquí finalmente está el capítulo seis luego de unos días ocupados y difíciles finalmente puedo traerles la dosis diaria de #Laurter.

Espero les haya gustado el capítulo ❤️

¡Un beso y un abrazo!

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